"Mi referencia principal no es el J-pop, también me gustan mucho el K-pop, el math-rock, el tontipop"
EntrevistasMarta Movidas

"Mi referencia principal no es el J-pop, también me gustan mucho el K-pop, el math-rock, el tontipop"

Michel Murillo — 04-11-2021
Fotografía — Archivo

Bajista de La Claridad, Marta España, también conocida como Marta Movidas, ha publicado este año su álbum de debut en solitario “Os castigare” (Autoeditado/Snap! Clap! Club, 21). En él nos cuenta ocho historias de amor y despecho combinándolas con sonidos pop, rock, j-pop y hasta folk pop de los sesenta.

Ahora presenta el disco en concierto en Madrid (5 noviembre, Brillante!, Moby Dick; con Cora Yako y Rococó) y Barcelona (6 noviembre, X Aniversario de La Fonoteca, Espai Zowie).

Tanto la mayoría de tus portadas como los sonidos de muchas de tus canciones se basan en el “J-pop”. ¿A qué se debe esto?
No sé, creo que Japón hace unas movidas que se te va la olla. Me da la sensación de que son capaces de aglutinar todos los elementos más importantes de otra serie de sonoridades en una sola canción y de una forma muy virtuosa. O quizás es un sonido tan lejano que a mí se me hace nuevo, me produce muchos más estímulos que el “I – vi – IV – V” (la progresión armónica típica de las canciones occidentales, que también es muy funcional, ojo), y quiero investigarlo más. Siempre he sido una persona bastante interesada en la armonía, y ver que hay un país con cantidad de armonías desconocidas para mí hace que quiera investigar todo eso. No hay forma más divertida de investigar algo que haciendo trabajo de campo y llevándolo a la práctica.

Tus canciones nos pueden llegar a recordar a las de otros artistas como Guille Milkyway, debido al uso de teclados y sintetizadores; pero tu utilizas otro tipo de sonidos. ¿Cómo describes que es tu música?
Hace poco estuve bastante inmersa en el Shibuya-kei: grupos como Flipper’s Guitar o Pizzicato Five, y el paralelismo que tenían con La Casa Azul. Al final es normal que mi música se parezca a la de Guille, puesto que sigo siendo una persona de origen español tomando referencias niponas, pero veinte años después y, pese a todo lo que ha podido cambiar la escena en ambos países, creo que hay una base que siempre está ahí. De todos modos, mi referencia principal no es el J-pop, también me gustan mucho el K-pop, el math-rock, el tontipop y, sobre todo, la música de tradición académica. Shostakovich, Rachmaninoff, Messiaen, todo ese rollo del siglo XX y por supuesto Bach.

"Mi referencia principal no es el J-pop, también me gustan mucho el K-pop, el math-rock, el tontipop y, sobre todo, la música de tradición académica. Shostakovich, Rachmaninoff, Messiaen, todo ese rollo del siglo XX y por supuesto Bach"

En “Por favor, no difundas las fotos intimas que te mando solo a ti”, mezclas el concepto del “sexting” con algunos versos de la canción infantil “El patio de mi casa”...
Creo que siempre se genera cierto tipo de condescendencia unidireccional en los vínculos sexo-afectivos que tengo y, no sé, no creo que lo mío sea una excepción. También creo que, muchas veces, las figuras masculinas siempre se superponen de una forma un poco jerárquica a nivel emocional, no sé cómo decirlo. Como si de algún modo su hieratismo afectivo les hiciera colocarse a sí mismos en una posición de superioridad porque se han montado la película de que tú sientes más, ¿sabes? Y, a ver, a lo mejor tú te piensas que yo no me entero de la misa la media, pero que “si tú no me quieres otro niño me querrá”. Nadie se ha muerto por amor.

Dentro de “El alquimista de acero (fraternidad)”, cantas “por mucho que yo te quiera, quiero dejar de quererte”. Todos sabemos que esto es complicado pero que, muchas veces, es lo mejor. ¿Qué consejo le darías a alguien que está pasando por esto?
Creo que el concepto de “amar” (no necesariamente en vínculos sexuales), es divertido y placentero siempre y cuando sea recíproco. En la medida en la que se pueda, claro, porque luego cada persona dentro de su individualidad tiene un contexto determinado y puede tirar más o menos del carro en diversas situaciones, pero mientras que esté nivelado todo guay. Cuando eso no pasa, creo que no puedes esperar eternamente a que suceda. Independientemente del tiempo que tengas que pasar en soledad para superarlo (una variable x), lo vas a tener que pasar tarde o temprano, así que es mejor no sumarle a esa variable x el número determinado de días/semanas/meses en las que te vas a sentir increíblemente insegurx porque esa persona no te da feedback o, desde luego, el feedback que tu quieres. Independientemente de eso, creo que el sinvergüenza es el que sigue en esa relación por inercia sabiendo que siente menos que la otra persona, porque es el que se encuentra en la “situación de poder” y, por tanto, sientas más o menos dentro de la relación, tienes la responsabilidad afectiva de hacer sufrir a la otra persona lo menos posible.

Con “No entiendo los vínculos sexo-afectivos de la postmodernidad”, defines que siempre hay alguien dentro de un grupo de amigos que es considerado esa persona rara o maja que nunca liga, y que a veces podemos llegar a sentirnos mal por esta razón. ¿Qué les dirías a todas aquellas personas que se sientan identificadas con esta canción?
Pues que no se rallen ni un pelo. Mira, yo en el insti siempre me sentí super fuera de contexto. No es que me hicieran bullying ni nada de eso, pero muy integrada tampoco estaba. Simplemente no encajaba, ni por su parte ni por la mía. Tenía mi grupito de amigas pero yo tenía otros intereses, que no eran ni mejores ni peores, sino distintos. Luego conocí a una chica que me dijo (estableciendo un paralelismo entre las relaciones sociales y el juego de cartas llamado culo) que la gente que en el insti era presi, ahora es culo, y viceversa. Creo que es una exageración y una bromilla más que otra cosa, pero al final, yo ahora comparto un círculo de amigos que me entienden, me respetan y hablamos de cosas que nos interesan a todos, convivo con una persona maravillosa en un pisito en el que estoy super a gusto y, en definitiva, he encontrado el hueco. Siempre hay un sitio pa’ ti. Otra cosa es que tampoco quieras encontrarlo porque te encuentres más a gusto en tu soledad, ¡y también es totalmente lícito!

Has podido colaborar con el artista Manuel Leunam. ¿Cómo te has sentido trabajando juntos?
Manu es una persona que siempre he admirado mucho desde el momento en el que le conocí. Es que, a ver, toca la batería en La Claridad (además de co-producir el disco), la guitarra con Navxja de vez en cuando, toca el bajo en los directos de Marta Movidas, luego tiene su proyecto en solitario donde canta, compone, hace todos los arreglos… ¡Es que lo hace todo! Y todo bien. Además, Manu es una persona que tiene una sensibilidad muy especial hacia el mundo que le rodea y creí que podría estar guay hacer algo juntos. También me gusta el rollito de que las dos personas que no cantan de La Claridad tuviese una canción juntos, como si fuésemos “la cara oscura de la claridad” o algo así.

"Me gusta mucho experimentar (soy una persona muy Sagitario) pero, independientemente de eso, la cabra tira al monte"

“Las fotos de tus amigas están en mi congelador” habla de un amor que se ha ido y con el quieres irte. La palabra “amor” tiene un sentido muy amplio. ¿Hay algún amor, ya sea familiar, de amistad o en pareja, al que echas de menos y al que haría brujería para poder estar con esa persona?
Quien calla otorga.

Tu tema “Nani mo iranai” significa en japonés “no necesito nada”. ¿Cuál es el momento del día en el que dices “no necesito nada, ahora lo tengo todo”?
Supongo que depende del día. Hoy ha venido Javi a comer a casa, ha dicho cuatro tonterías, nos hemos reído un rato. Suaves momentos como ese.

“Mira lo que me has hecho hacer (a cualquier santo le rezo)” es un tema diferente dentro de tu álbum, tiene su toque rockero pero sin perder en ningún momento tu esencia. ¿Te gustaría probar otros tipos de estilos o crees que ya tienes el tuyo y te gustaría seguir allí?
Me gusta mucho experimentar (soy una persona muy Sagitario) pero, independientemente de eso, la cabra tira al monte. Creo que, por muy diferente que intente ser, no puedo renegar de mí misma. La base de una canción es una melodía sobre una base armónica, y luego ya vienen los arreglos. Puedo elegir ponerle a la misma canción un banjo, unos 808, unos sintetizadores a lo city-pop o algo más lo-fi, pero la melodía al final la estoy haciendo yo, y creo que el modo de componer de cada uno sí que es muy diferenciable.

“Siboney” es una canción original del interprete cubano Ernesto Lecuona. ¿Por qué decides interpretar esta canción?
Siempre me ha gustado mucho la canción española. Bueno, aunque Ernesto Lecuona nació en Cuba, la forma de componer canción aquí se introdujo en la isla de una forma bastante imperialista así que, aunque había matices, las canciones (las que formaban parte de la escena teatral) producidas en Cuba y en España tampoco se diferenciaban mucho entre sí mismas. Quería versionar una canción del rollo: me gusta mucho “Carceleras” (de la zarzuela “Las Hijas del Zebedeo”, de Chapí), “Peno por un hombre, madre” (de “Doña Francisquita”), etcétera. Pero al final me decidí por Siboney porque esa canción para mí, independientemente de lo que admire su composición formal, también tiene un significado especial. Soy bastante fan de las varietés y la zarzuela, y creo que los personajes que aparecen ahí representan una feminidad interesante, digna de ser analizada y con muchos matices de los que apropiarse o resignificar.

Con “Los + lindos del cementerio (no te mueras nunca)” defines a ese amor con el que, aunque pase lo peor del mundo, quieres seguir con él. ¿Qué es lo más random que has hecho por amor?
Creo que he hecho cosas más random por desamor. Por amor, si me dejaran, haría maravillas, pero muchas veces no me dejan. Para toda la necesidad que tienen los hombres de ser cuidados, tienen mucha reticencia a ser queridos.

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