“Prefiero comer pasta cada día y tocar con Marialluïsa”
EntrevistasMarialluïsa

“Prefiero comer pasta cada día y tocar con Marialluïsa”

Clàudia Pérez Garriga — 02-12-2021
Fotografía — Eulàlia Prat

Marialluïsa es el nombre que recibe en catalán el cedrón, una planta que, infusionada, sirve como digestivo y tranquilizante. Una función parecida tiene la música de la banda igualadina homónima, tal y como Pau Codina y Pol Mitjans, dos de sus miembros, nos cuentan.

Charlamos con la voz y el batería de Marialluïsa sobre su último disco, La vida es curta però ampla (Bankrobber, 2021), y lo que esperan que este estreno les traiga en el futuro.

Ferran Palau y El Petit de Cal Eril son referentes evidentes para vosotros. ¿Qué os parece que se os englobe en su mismo estilo de pop metafísico?
(Pol) Al principio, una de las influencias más grandes del primer EP era la música que hacían Ferran o El Petit de Cal Eril y, entonces, que de repente nos acogieran dentro de su etiqueta fue un regalo. Poder actuar en el Festival Metafísic y eso nos dio energía. Después acabamos grabando el primer disco con Jordi Matas como productor y también todo cogió esta etiqueta, pero sí que con el tiempo fuimos viendo que quizás no nos sentíamos tan identificados con la etiqueta metafísica y eso nos acabó llevando al momento de componer y pensar las canciones de este segundo disco en que quizás queríamos encontrar más nuestra estela, nuestro sonido. Ahora, con el resultado de este nuevo disco, nos sentimos muy cómodos, quizás porque hemos encontrado un poco más el sonido que nos representa en el momento actual del grupo. Y también estamos contentos de desmarcarnos un poco, o al menos esa es la sensación que tenemos. Pero al final esto de las etiquetas… nosotros lo que queremos hacer es música. Sabemos que hacemos pop, ahora, qué tipo de pop ya cada uno que le ponga el nombre que quiera.

"Con todo lo que va saliendo y lo que estamos viviendo, ya estamos contentos"

En “Què farem demà?” decís: “diuen que m’estic fent gran, que no puc perdre el temps cantant” (dicen que me estoy haciendo mayor, que no puedo perder el tiempo cantando). ¿Es algo que os han repetido mucho?
(Pau) Es un poco la presión de hacerte mayor. Es muy complicada esta vida, aunque tengamos un grupo y nos lo pasemos súper bien, siendo realistas no es nuestro trabajo. Es nuestra prioridad por encima de todo, pero no es nuestro trabajo a nivel práctico, porque le dedicamos todo el tiempo que podemos, pero tenemos que vivir de algo. Los cuatro trabajamos y tenemos que encontrar agujeros para hacer entrevistas, como estamos haciendo ahora, o pedir fiesta una tarde entre semana para ir a un bolo. Es esta dualidad: queremos hacer música, lo queremos dar todo, pero no podemos. Y nos estamos haciendo mayores y quizás un día tengamos que renunciar a hacer música porque no podemos o ser pobres y continuar haciendo conciertos. ¿Cuál es el estilo de vida que queremos llevar? Esa es la pregunta y la presión que te pone la sociedad, que dice “está muy bien que hagas música” pero a sus ojos estás jugando a algo porque realmente tienes que ir a trabajar. No sé cómo decirlo, pero esa presión existe.
(Pol) Siempre es el punto este de que si haces música, es tu hobby. Esta letra gira alrededor de esa reflexión, de que al final nosotros lo que queremos hacer es esto, de la manera que sea, pero que, haciendo poco, con todo lo que va saliendo y lo que estamos viviendo, ya estamos contentos. Entonces, si un día, además, pueden acabar saliendo más cosas, pues todavía mejor, pero con esto estamos satisfechos.
(Pau) Yo prefiero comer pasta cada día y tocar con Marialluïsa [ríen].

¿Por qué “Oh my love (ho tens tot per fer)” tiene un sonido orgánico, tan diferente a las demás?
(Pau) Creo que es el tema más sincero y desnudo a nivel narrativo, es como una confesión a alguien, de decir “todos lloramos, todos sufrimos, pero lo tenemos todo por hacer, regalémonos amor”. También era para darle importancia a la letra y que, con una guitarra, una batería y un bajo, ya era suficiente para explicar todo esto, y no meter estrellitas y mil capas, sino ir a la raíz y al esqueleto de lo que se quiere hablar con esta canción.

Habláis del sexo sin tapujos en “Tot és dolç quan fem el que tu saps”. ¿Había una intención de romper el tabú?
(Pau) De hecho, queríamos ir más allá y probamos en la grabación de meter unos orgasmos grabados, pero al final dijimos “no nos pasemos” y lo dejamos así.
(Pol) La letra ya era suficientemente explícita como para tener que evidenciarlo más. Primero había la melodía, pero no había la letra aún cerrada, y la música nos llevó a pensar que era un tema bastante erótico, no sé si por la sonoridad o por la manera de tocarlo, así que la letra automáticamente se nos inspiró hacia ahí y acabó saliendo así.

El último año y pico ha sido muy complicado para todo el mundo pero vuestro proyecto ha crecido mucho. ¿Lo habéis vivido como una contradicción?
(Pau) Sí. El primer concierto del anterior disco era en el Apolo y justo ese día nos confinaron, y lo que dice Joan Pons, que no sabemos cómo podría haber terminado la historia. Quizás haciendo el bolo en Apolo hubiera ido súper bien y hubiéramos despegado todavía más, o quizás estaríamos igual. Pero tampoco lo pensamos mucho. Estamos bien, seguimos y vamos haciendo canciones.

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