“El hilo conductor del disco es la ironía de todo”
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“El hilo conductor del disco es la ironía de todo”

Mara Gómez — 11-01-2025
Fotografía — Maren Arriguri

Pocos discos han vivido más tropiezos que Qué lástima (Altafonte, 24). Y pocos demuestran mejor eso de que lo bueno se hace esperar. El segundo álbum de Maren recoge lo más frenético, íntimo y creativo de la bilbaína. Hablamos con ella de este viaje de pop con tintes rockeros, psicodélicos y electrónicos.

Allá por los inicios de este mismo año, Maren estaba ya preparada para el nuevo disco: lanzamiento, promo, gira… Todo listo. Pero se dio cuenta de que no todo iba sobre ruedas. “Había muchas piezas que estaban fallando, pedí explicaciones y entonces… Se cayó todo”. El estreno se canceló, abandonó su oficina de management y, lo dice sin rodeos, “perdí la gira porque me arruiné”. Meses después, con la fecha ya cerrada para principios de noviembre, la DANA en Valencia le hizo posponer la publicación de nuevo. “Creo que el foco debe seguir siendo Valencia”, explicaba por Instagram. Pero si alguien piensa que esto frenaría a Maren es que no la conoce en absoluto. “Me agarré a lo que tenía, a lo que me quedaba, y con esas ganas hemos remontado”. Lo dice con una sonrisa y con la emoción de quien tiene entre manos un trabajo redondo.

Porque “Qué lástima” no va de pena. Qué va. La única pena sería que no hubiera salido. “Es un disco muy optimista, en general. El hilo conductor, aparte de esa positividad y de mi voz, es la ironía de todo”, señala. Algo que plasmará en los conciertos que (ahora sí que sí) comenzarán en diciembre. “Pensaba en canciones con las que luego me lo pudiese pasar muy bien tocando. Está muy enfocado al directo”. Bilbao, Málaga, Granada, San Sebastián, Barcelona… Allí desembarcará ese avión de la portada, que, por supuesto, no está elegida al azar. “Cuando ya estábamos ahí plantados haciendo la foto, me dijeron ‘¿A dónde quieres correr? ¿Hacia la avioneta o hacia el lado contrario?”. Eligió la primera opción. “Dejo todo lo que ha sido este año, todo lo que no me interesa ¡y me voy!”. ¿Y quién conduce el aparato? La propia Maren, claro está. “Describe muy bien proyecto. Como ‘Ay, mira qué guay todo, pero vamos a pegarnos por ello’”. Y es que lo de quedarse con los brazos cruzados no va con ella. “Si algo no me gusta, me gusta quejarme”, anota. De eso trata uno de los sencillos del álbum, “Acostumbrarme” [con Anne Lukin]: de romper el silencio. En este caso, frente a la desigualdad en la industria musical. “Si pudiese cambiar algo, sería a la gente que está sentada en los sitios más importantes. Pienso que sigue siendo una industria muy anticuada, y eso engloba muchas cosas: la desigualdad, la forma de hacer las cosas, el trato a los artistas… Creo en el respeto a la gente y hay formas y formas: eso es lo que hay que cambiar”. Estamos de acuerdo. Y un mensaje para quien la escuche: “Que la gente se atreva más a decir lo que no le gusta, porque normalmente tienen la razón”.

Maren lleva haciendo música desde niña (con participación en La Voz Kids incluida) y sacándola oficialmente desde los catorce. “Dedicarme a esto me ha enseñado a quitarme la vergüenza, en el mejor de los sentidos”, destaca. Le pregunto por la mayor enseñanza que se lleva de todo a sus veintidós años. “Tener paciencia, soñar cada vez más alto y pensar que no hay techo”, afirma convencida. Podría sonar a cuento de hadas, pero entonces tendrían que dedicar un capítulo entero a su anécdota con Miles Kane, uno de sus artistas favoritos. “Me quedé sin entradas para su concierto y probé a escribirle por Instagram…”. Una cosa llevó a otra y terminó comiendo gominolas con él en su camerino. “Yo pensaba en la Maren de trece años, que escuchaba The Last Shadow Puppets, y en que había cumplido su sueño”. Va a ser verdad que el techo no existe para esta chica.

El grupo de Kane, Alex Turner, James Ford y Zach Dawes entra en su repertorio de referentes, pero la verdadera inspiración no la encuentra subida en los escenarios. “Es la gente que tengo al lado, las cosas que me cuentan y la forma en la que ven la vida lo que más me inspira”, expresa. Vivir con admiración hacia cada persona que tiene a su lado y coger lo mejor de cada uno: ahí está su método para cocinar la creatividad al punto. Y no es una receta que solo use en la música, porque Maren también dirige videoclips, hace sesiones de fotos a grupos, sube unos vlogs a YouTube para chuparse los dedos y, por si fuera poco, también anda estudiando la carrera de Magisterio. “No me gusta aburrirme, aunque tengo que aprender a hacerlo”, comenta entre risas. Al menos, si algún día se vuelve del todo loca, cuenta sonriente, tiene un refugio pensado. Una pista: la encontraremos en el último tema del disco. “Ressort” es una canción algo misteriosa que representa a la Maren más inquieta. “Yo siempre que me pongo nerviosa digo que tengo claustrofobia en mi propio ser”, indica. Cuando está ansiosa por un concierto al día siguiente, llega a dormir en el balcón o incluso en el jardín, y “Ressort” representa precisamente ese escape idílico. Allí no hay nervios, solo “helados para cenar y vistas al mar en albornoz. Como Kevin en el hotel de ‘Solo en Casa 2’, ese es el espíritu de la canción”. Nos vemos pues en el Hotel Plaza de Nueva York. Para encontrar la habitación solo hará falta seguir la mágica voz de Maren.

 

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