Marcelo Criminal está de promo en las nuevas oficinas del sello en Madrid. Tan entusiasmado como con los pies muy en la tierra, sorprende oír a un chaval de veintitrés años hablando como si tal cosa de Galaxie 500, Beat Happening y Television Personalities. Por no hablar del obvio y tristemente fallecido Daniel Johnston, a quien se le asoció desde un principio por el enfoque humildemente casero de sus grabaciones. Su trayectoria prueba por enésima vez que el underground más subterráneo a veces emerge y tiene su oportunidad. Incluso en la era de las redes sociales y la sobreabundancia.
Me gustaría que, para empezar, me hicieras un resumen de cómo ha sido el camino hasta llegar a este disco.
Empecé a hacer canciones de una forma más o menos sistemática con dieciocho años. Llevaba un tiempo aprendiendo a tocar la guitarra y a hacer música por mi cuenta, y me puse en serio en 2015. A mediados de 2016, empiezo a subir algunas cosillas grabadas de forma muy rudimentaria a mi Bandcamp. Ni por pistas ni nada, con una grabadora probablemente peor que ésta, con el móvil, tocando la guitarra y ya está. Tiempo después, esta música llegó a un músico murciano que se llama Álex López, me invitó a su estudio doméstico a grabar cosas, y empezamos a colaborar de una forma amistosa. Le gustaba mi música y le daba como pena que no hubiera más producción. Sacamos una canción que se llamaba “Solán de Cabras” que, sin ser ni mucho menos un hit, subió mucho mi visibilidad. Mientras tanto, seguía componiendo canciones y las íbamos grabando. Esa canción llegó a Fikasound, que me propusieron sacar un CD, que se llamó “Acepta su cruz”. El plan de Álex y mío era hacer un disco juntos e intentar moverlo luego por los sellos, pero antes de que pasase nos lo sacó Fikasound.
¿Cuál es el papel de Álex en el proyecto?
Él es el productor, los instrumentos los toco yo. Él aporta ideas, es un trabajo muy simbiótico, en el estudio estamos siempre juntos. Después de lo de Fikasound, saqué una canción que Carolina Durante versionó con Amaia, tuvo bastante éxito. La canción no había entrado en el disco que sacó Fikasound, la subí a Youtube y ya está. Poco después, me contactó Sonido Muchacho, proponiendo sacar lo que fuera. Yo les dije que estaba haciendo un EP (“Repentino brote de añoranza y amor”), y me dijeron que si me apetecía sacarlo, lo sacábamos. Lo editamos, no sé qué éxito tuvo o dejó de tener (risas), pero en principio aquí seguimos. Hago canciones, las grabo, y hay un momento en que decimos: “Vale, el disco va a ser esto”. No es muy glamouroso ni misterioso.
“Una de las cosas que me interesan es romper barreras entre artista y público”.
¿Qué evolución ves entre el EP y el disco?
La evolución existe. Quería cambiar un poco el rollo, vas aprendiendo sobre la marcha para llegar a puntos distintos. En general, creo que suena mucho más orgánico, mucho más auténtico. Las voces tienen mucha mayor presencia, creo que es más luminoso y mucho más introspectivo y quizá por eso, también más divertido. Pienso que es mejor, sinceramente (risas).
La mayor parte de las canciones son muy cortas: un minuto y medio o así. Se pueden definir como viñetas costumbristas con un humor muy curioso. Yo recuerdo aquel disco de Nosoträsh, “Popemas”, que eran también canciones reducidas a la mínima expresión. También encuentro ecos de La Estrella de David. ¿Conocías a estos artistas? ¿Cuáles han sido tus referencias?
“Popemas” es un disco que me gusta mucho. Creo que lo conocí cuando ya llevaba un tiempo haciendo música. La Estrella de David tampoco fue una gran referencia al principio. Pero Primogénito López (en el disco hago una versión) fueron fundamentales, como otros grupos de cierto underground catalán, como Tirana o Gúdar. Me inspiraron mucho. La tradición del lo-fi americano, de Daniel Johnston, Beat Happening, Teen Suicide, Elvis Depressedly, todo eso. Y nada, supongo que mi propia forma de hacer las cosas. Ninguno de esos artistas son particularmente graciosos ni hacen canciones especialmente cortas, en general. Pero en mi caso, hay mucho sentido del pudor o vergüenza: no me gusta repetirme. Bueno, por ejemplo Los Lagos de Hinault son un grupo que me marcó mucho y ellos sí que hacen canciones muy cortas sin excesiva repetición.
Veo que estás muy metido en el pop underground. ¿De dónde te viene ese interés?
No sabría decirte cómo empecé a meterme en ese mundo, la verdad. O sí, ahora que lo pienso, es que no pienso mucho en estas cosas tan cronológicas: en el Tumblr, la red social, yo descubrí a muchos grupos de lo-fi.
Es interesante, porque muchas veces se pone el énfasis en el lado negativo de las redes sociales, y fíjate.
Claro, el resto de redes sociales eran sitios para ver cosas de mis amigos, pero el Tumblr era un sitio para ver el mundo e Internet. Recuerdo el blog en el que descubrí una canción de Teen Suicide que me volvió loco, y a partir de ahí empecé a profundizar en el género, por así decir. Por otras vías llegué a Daniel Johnston y ya un poquito más tarde, a Beat Happening y Television Personalities. Un poco más mayor, a Galaxie 500. A las cosas españolas llegué un poquito más tarde, y sigo descubriendo cosas underground a las que no llegué hace diez años. Sigo explorando.
Muchos de estos artistas lo que tienen en común es que anteponen cierta espontaneidad e inmediatez a la perfección técnica, o a tocar muy bien. Para ti, claramente es algo fundamental, como se ve en el disco.
Sí, sí, totalmente. No creo en la idea de la perfección técnica, creo casi en todo lo contrario (risas). En general, aunque cada vez menos, siempre me he sentido bastante repelido por el virtuosismo. No es una cosa que me interese nada: me interesan las canciones, no la chulería (risas). Valoro mucho la humildad de un músico para no pasarse. Creo que es muy complicado muchas veces. Para mí no, porque no soy un gran músico, pero para muchos lo es, y yo lo respeto mucho.
Entonces, ¿cómo enfocasteis la grabación de este disco en particular?
Como siempre, no ha habido una gran diferencia. Compongo una canción en mi casa, casi siempre hago una grabación en el móvil más o menos sencilla, a veces hago una maqueta más hecha con el ordenador, voy a casa de mi amigo Álex, nos sentamos, pensamos qué tipo de instrumentación y sonidos le van bien, y la grabamos, dedicándole el tiempo que haga falta: a veces, mucho, y otras veces, poco. Creo que la primera que grabamos es “Brain Training”, que a lo mejor tiene ya un año.
Y es de las más elaboradas en cuanto a instrumentación.
Sí. Es un proceso largo porque él trabaja entre semana, y yo tengo otras cosas que hacer. Ahora no, pero antes muchos fines de semana iba a dar conciertos. Además, le damos muchas vueltas a las canciones. Volvemos a las terminadas para darle coherencia al disco. Como es un proceso largo, también vamos aprendiendo cosas y lo vamos sofisticando. Volvemos para corregir cosas que en un momento dado no vimos. Es muy orgánico.
“Gran parte de mi historia ha sido estar en mi cuarto”
Y tú te ocupas de todos los instrumentos.
Yo toco todo lo que no es puramente ordenador. Las baterías son sintéticas. Programas informáticos y eso, en general, lo hace Álex. Estamos trabajando en una habitación.
Precisamente te iba a preguntar por “Brain Training”. Si mal no recuerdo, era un videojuego de Nintendo. Es una de las canciones más sofisticadas musicalmente.
Sí, jugaba con él de pequeño, de los primeros que sacaron para Nintendo DS. Lo he estado pensando hoy, que a lo mejor debería haber sido el single. A mí también me gusta mucho.
Luego está “La balada de Marty McFly”, que hace referencia obviamente a “Regreso al futuro”. ¿Eres cinéfilo?
“Regreso al futuro” es una película muy famosa, no hace falta serlo mucho, pero bueno, yo durante gran parte de mi vida he estado bastante encerrado, y veía muchas películas. Gran parte de mi historia ha sido estar en mi cuarto (risas).
¿Cómo enfocas las letras, o cuál es el trabajo que hay detrás de ellas, como parte esencial de tus canciones? Tienen un punto romántico con un fondo a veces amargo que puede conectar con cierta tradición del indie que viene de muy lejos. ¿Te ves parte de esa tradición?
A veces sí que tomo como punto de partida alguna cosa que he visto. Por ejemplo, “Brain Training” parte muy directamente de una canción de Jonston que se llama “Buenos recuerdos”, pero es una especie de giro. Él dice “no me voy a apuntar a un taller de memoria”. Le pedí permiso para “plagiarla” (risas), aunque en realidad no se parece en nada. Me dije: “Ya que tengo el contacto…”. Pero en general no escribo las canciones pensando en la tradición en que me inscribo. Intento esencialmente no decir muchas tonterías ni decir cosas que se han dicho demasiadas veces. O, si se han dicho muchas veces, intentar darle algún giro. Intento casi siempre no ser especialmente hermético, ser más o menos claro de cosas que puedan interesar al público.
¿Tu idea entonces es llegar al público más amplio que puedas?
Esto es complicado para mí, pero no pretendo hacer canciones que sean bromas internas para trescientas o cuatrocientas personas que pillen los códigos. A veces caigo en eso, puede ser divertido también, me lo paso bien con letras herméticas, analizando.
Hay una frase que me ha gustado especialmente: “Te prometo que tu barrio será como Roma en el futuro”.
Pues para mi gusto es probablemente la frase más bonita que he escrito nunca, la verdad. Cuando la escribí pensé: “Madre mía, la gente se va a morir con esto” (risas).
“No creo que exista una escena murciana”.
En cuanto a tu estilo de cantar, es evidente que buscas también lo espontáneo y natural. Y que también entroncas con cierta tradición. ¿Es algo deliberado o te sale así?
Es que canto como canto, no sabría decirte nada más. Intento hacerlo lo mejor posible. No hay fingimiento. Es lo que es, y ya está. Tengo mi voz, habrá gente a la que le guste más y gente a la que le guste menos.
Pero es cierto que cantar en castellano a veces cuesta porque nuestras referencias son muchas veces anglosajonas. ¿Buscaste algún modelo?
No es un proceso tan científico ni nada por el estilo. Sí que es verdad que al principio copiaba un poco la forma de cantar de Primogénito López y también un poco la de Calvin Johnson, como una forma de fraseo muy monocorde o lineal. Sin ningún aspaviento. Pero muchas veces he pensado en apuntarme a alguna clase de canto, no es tampoco una parte que considere totalmente cerrada. Es, simplemente, como canto. Igual que las guitarras que suenan no son muchas veces especialmente finas, porque toco como toco. Y no creo que tenga que estar necesariamente mal.
Me gustaría que me hablaras también de la canción que da título al disco. Es una canción optimista, aunque con un giro. Podría decirse lo mismo de todo el disco, ¿no?
Sí, el concepto de “Momento de auténtica realidad” se lo inventa Álex medio de broma para referirse a un día que tuvo en su oficina en el que, en lugar de agobiarse por los problemas que se le planteaban, tuvo un momento zen de decir: “Esto tiene solución, tengo mucho tiempo, puedo hacerlo todo”. Yo lo quise aplicar de alguna manera a la política. La canción es optimista porque creo que hay que serlo, y pensar que las cosas pueden cambiar. Es muy fácil caer en muchos fantasmas y fantasías, sobre todo en este estadio post-post- moderno. Hay muchas capas de mediación entre nosotros y la realidad, pero creo que podemos llegar a ver las cosas como son, y una vez que lo hagamos, podremos acceder a la forma en que cambiarlas. Y yo creo que es un disco optimista. Siempre había hecho cosas como muy tristes, pero he pretendido hacer un disco, con sus cosas, pero en general un poco luminoso.
De Murcia han salido y salen muchos artistas y grupos. ¿Te sientes parte de una especie de escena, o no existe tal cosa?
No me gusta mucho la idea de escena, por lo menos aplicada a Murcia, porque no veo un sonido similar. Creo que más que un núcleo, hay muchas redes de camaradería o amistad. Más allá de eso, no sé qué pasa. En Murcia vive mucha gente, es una ciudad bastante poblada, y creo que es normal. Supongo que de alguna manera hay gente que se va motivando, motivan a otros y eso puede hacer algo. Pero vamos, yo soy amigo de músicos murcianos, pero no me considero parte de una escena, no creo que exista.
¿Crees que la gente joven está volviendo más al pop más artesanal después de la avalancha del hip-hop, trap y todos sus derivados en estos últimos años?
Bueno, no creo que sean antagónicos. El trap es esencialmente música pop. No encuentro una separación tan clara. Yo mismo escucho de todo, y a la vista está el éxito de grupos como Carolina Durante, Cariño o Confeti de odio. Son gente que claramente ha conectado. Yo viví muy intensamente el trap en su momento cúspide hace unos años, y ahora no estoy tan pendiente porque quizá me quemé un poco. Pero muchos grupos han conectado con la gente joven. No creo que una cosa vaya en contra de otra.
¿Cómo llevas el tema de la pandemia y cómo te planteas presentar el disco, si es que tienes planes al respecto?
Como soy yo solo, no tengo que organizar mucho. Si me llaman de algún sitio a cantar, iré.
¿En qué formato?
Toco la guitarra y utilizo pistas pregrabadas. Es lo que he hecho siempre, y en principio pretendo seguir así. Me he planteado cambiar, pero creo que no tiene mucho sentido con el proyecto de Marcelo Criminal, que es una cosa muy intimista. Sirve para romper ciertas barreras entre artista y público, que es una de las cosas que me interesan. Igual gustaría más con banda, pero tampoco creo que deje de funcionar tal y como lo hago. De momento es mi plan, pero el mundo da muchas vueltas.
La última: ¿Qué expectativas tienes con este disco y estando en un sello emergente como Sonido Muchacho?
Estar en un sello como Sonido Muchacho significa que puedo llegar a más gente, a personas que quizá no me habrían descubierto de otra manera, y también tener discos en edición física, que es algo agradable pero que quizá no tenga excesivo sentido en este momento –aunque yo participo del fetichismo. Y supone poder colaborar con otras personas que puedan hacer portadas, vídeos, dignificando un poco su trabajo. Respecto a las expectativas, intento huir de la idea del crecimiento perpetuo. Me gustaría esencialmente poder sacar otro disco. Volver a estar aquí el año que viene con otro disco. No pretendo llenar el WiZink Center, aunque estaría bien. De momento estoy bien.
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