"Me voy a librar del mundo de lo que yo llamo festivales de churrería"
EntrevistasMaika Makovski

"Me voy a librar del mundo de lo que yo llamo festivales de churrería"

Toni Castarnado — 13-07-2016
Fotografía — Archivo

Maika Makovski lleva años destilando su talento en mesuradas dosis. Ahora, cuatro años después de su anterior disco, vuelve con “Chinook Wind” (Warner, 16), un disco en el que dota de nuevos aires a su música.

Da la sensación de que Maika Makovski es una artista omnipresente. Aunque hayan pasado cuatro años desde la publicación de “Thank You For The Boots”, no da la sensación de que haya pasado tanto tiempo hasta “Chinook Wind”, su nuevo trabajo. Ha tocado mucho en directo, publicó el directo “Live, Apolo!” y ha seguido con esa otra obsesión que la mantiene siempre despierta, el teatro. “Mi mente siempre está buscando escapes. Lo normal es que las cosas se pongan difíciles en un momento u otro, entonces estos escapes que puedo hacer son como un alivio mental y emocional. Cuando estuve haciendo la última obra con Calixto Beitio, en la que era directora musical, disfruté tanto de la experiencia de estar detrás que me llegué a plantear dedicarme solamente a eso. Pero, al final, como lo único que me ha importado siempre son las canciones, es inevitable que acabe grabando”. Makovski publicó casi seguidos el casi oculto “Desaparecer” (el álbum de la obra teatral que protagonizó con Juan Echanove) y “Thank You For The Boots”, un disco con un punto de precipitación. “Es verdad que ‘Desaparecer’ no era un disco fácil, no había singles, y en cambio era muy homogéneo. El siguiente era más ligero, había más canciones al uso y respondía a una necesidad de contrapeso. Se presentó como un disco más luminoso de lo que es. También creo que no ayudaba el orden de las canciones, así que recomiendo escucharlo en modo aleatorio. La experiencia mejora, queda más equilibrado”.

"Me motiva no tocar el disco tal y como está grabado, tener contacto con sonoridades con las que no había convivido antes y que son un misterio para mí".

Para grabar “Chinook Wind” cogió sus canciones, hizo las maletas y se fue sola a Bristol a darle forma al disco junto a John Parish. “Ha sido un proceso largo y complicado. Había mil cosas que se estaban tambaleando, cayeron muchos pilares y yo creo que esa es la razón por la que no continué con el ritmo que llevaba. No dejaban de ocurrirme cosas. A cada paso que daba que encontraba con un tronco en el camino. Este disco me ha servido para vaciar, porque yo seguía escribiendo y acumulando temas en distintas épocas y situaciones. Un mes antes de entrar en el estudio le envié treinta canciones a John Parish y le dije que decidiera él qué disco iba a ser porque yo ya no tenía la capacidad para saber cómo tenía que ser. Finalmente, la selección la decidimos entre los dos, contrastamos mi lista de favoritas con la suya”. La verdad es que “Chinook Wind” no supone una ruptura en su trayectoria, sino que es el resultado de un proceso de evolución. Sus estructuras son sencillas, pero al mismo tiempo hay mucha riqueza en la instrumentación. “He cogido carrerilla y me he impulsado de nuevo. Necesitaba desprenderme de cosas y verlo todo desde la base. En el momento en el que esto deja de ser un juego, se muere un poco. Las sonoridades se iban repitiendo con el tiempo, faltaba excitación. Ahora quería simplificar y volver a la esencia con lo que este disco lo grabamos John y yo mano a mano. Los músicos que colaboran eran externos. No quería desvirtuar el sentido de las canciones, no quería máscaras”.

Para darle forma al disco, Maika Makovski ha cambiado de banda. Ahora la arropa un batería, una trompa y un cuarteto de cuerda, el Quartet Brossa, quienes han trabajado previamente con gente como Astrud, Silvia Pérez Cruz o Standstill. Se trata de otro modelo musical abierto a moverse en otros terrenos a los que nos tenía acostumbrados hasta el momento. “Para mí el oxígeno es que estas canciones ya estén fuera, es algo muy liberador. Estar trabajando con el Quartet Brossa, tener un formato diferente para el directo que el de disco es algo ilusionante. Me motiva no tocar el disco tal y como está grabado, tener contacto con sonoridades con las que no había convivido antes y que son un misterio para mí, que me sorprenden. Además así me voy a librar del mundo de lo que yo llamo festivales de churrería. Me refiero a esos festivales en los que van pasando grupos y en el fondo da igual quienes toquen”. En todo caso, Maika Makovski se muestra más madura y segura de si misma que nunca, dejando claras sus ambiciones. “Tengo algo muy bonito que compartir y creo que no hay una razón para no hacerlo. Es una cuestión de comodidad interna. La música que hago es un reflejo de quien soy, no tienes más que ir cumpliendo años y dejarte cambiar. Desde los trece años me escribo una carta a mi misma para abrirla cuando han pasado diez. Hago una al año, me pregunto cosas y me doy consejos. Los que me daba de adolescente son estupendos (risas). En perspectiva, lo veo como un viaje brutal, me gusta lo que voy viendo”.

Y para terminar, hablemos del vídeo de “Not In Love”, primer single del disco. Lo ha dirigido David Trueba y en él vemos a Maika en un primer plano explicando las verdades del desamor. “Por su mensaje, esta canción ha calado en la gente, mucho más que otras. Lo grabamos en únicamente tres tomas, y una la repetimos porque hubo un problema técnico. Fue fantástico”.

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