El disco empieza con “Domingo”, con ese “Poco tardo en darse cuenta de que a su alrededor no había nada que estorbara su sombra, pronto sintió envidia y celo de esa puesta de Sol, no había nadie como él…” ¿Cómo te diste cuenta de eso y escapaste de ese “domingo que era un día más, una mota en el polvo”? ¿Cómo ha sido ese gran salto? ¿Cómo recuperó Maga la memoria de sus pasos y se atrevió a nacer de nuevo?
Pues mira, en la pregunta lo has descrito perfectamente. “Domingo” se puede considerar como una declaración de intenciones sobre la vuelta de Maga. Está implícita esa intención de quitarte el polvo del traje, de la chaqueta, y coger la mochila y avanzar aunque sea hacia un destino ignoto, pero atractivo… Es un poco esa sensación de movimiento, de cambio, de quitarte los tics, perder un poco el miedo a reinventarte… Creo que todo eso se puede interpretar en esa letra, es la canción que de una manera más clara habla de eso, de la vuelta, pero de la vuelta con un sentido, justificada por las ganas de llegar un paso más allá de donde habíamos llegado antes. Sin perder la esencia y la identidad del grupo, abrirnos a cosas que no nos hubiéramos atrevido a hacer hace años.
“La casa en el número 3”, dice: “A distancia la soledad me hablará, susurrando los versos de algún poema… En la casa donde ya no hay nadie, oigo el eco de las teclas de aquel piano…”. ¿Qué recuerdas del día que la distancia te susurro una de las nuevas canciones? Creo que fue “Cuando nadie me escriba” la primera…
Esa fue la primera canción que comenzamos a trabajar, a trabajar formalmente entre todos los miembros del grupo, pero los bocetos para el nuevo disco, empezaron a aparecer antes. Y sí, recuerdo perfectamente el primer día… Si hace un año que empezamos a trabajar sobre las canciones nuevas, un poco antes de ese periodo, quizás a principios de 2016, surgieron algunas ideas nuevas y recuerdo la sensación de reencontrarme con el espíritu de Maga… De repente, en un bocetillo, tú estás en casa, te pones a tocar la guitarra y te surge una idea y no le prestas mucha atención, dices, “ah, mira, tiene un soniquete...” y ya está. Yo muchas veces me grabo en el móvil, en plan cutre con la guitarra y tal, y después a los dos o tres días te sale otro bocetillo, otra idea… Pero cuando tengo tres y voy reconociendo el soniquete de Maga, voy reconociendo que hay ahí un eco del pasado, “las teclas de aquel piano”, de repente dices, ¡ostras! esto significa algo… De repente, después de estar un tiempo parados, aparecen canciones que me suenan a Maga, que suenan frescas, que suenan a los Maga que hacíamos las cosas con motivación e ilusionados. Sí, de repente sentí como una excitación de anticipación ¿Y si esto significa que podemos tener un disco nuevo y de puta madre en un futuro próximo? Bueno, esa excitación me llevo a comentárselo a mis compañeros, y al principio había cierto escepticismo, porque no sabíamos si eso iba a cuajar o se iba a quedar en un conato de vuelta, pero bueno, las canciones comenzaron a hablar por sí solas. Salieron más bocetos, letras y nos dimos cuenta que teníamos algo interesante entre manos, que sólo había que aplicarle tiempo, cariño y trabajo para que eso se convirtiera en lo que se ha convertido ahora, un disco que es el disco que teníamos que sacar. Teníamos que sacar un álbum del que nos sintiéramos orgullosos, del que estuviéramos cien por cien satisfechos y dijera cosas nuevas de Maga a todos los niveles, actualizara el sonido del grupo y nos volviera a hacer recuperar la ilusión por llevarlo al directo, y así ha sido. La verdad es que, bueno, tampoco hay que ser falsamente modestos, si realmente sentimos que este disco es un pedazo de disco y estamos super contentos con el, lo digo. Otras veces no lo he dicho porque igual no lo sentía de esta manera, pero ahora sí lo puedo decir con la boca llena, porque lo pienso y lo siento.
Esa primera canción que trabajasteis, “Cuando nadie me escriba”, tiene una frase en el estribillo que dice “Y si alguien me escribe sin que yo lo esperara, vendrán noches en blanco, tinta para regarlas…”. ¿La inspiración, esa ilusión por crear, volvió entonces tras “una cura de sueño y distancia” o hubo algún acontecimiento o persona que activara de nuevo esas “noches en blanco y esa tinta para regarlas”?
El principal incentivo para volver, para empezar a plantearnos la vuelta, fue el hecho de que empezaran a aparecer canciones y nos diéramos cuenta que, de repente, había cosas de nuevo que contar al mundo. Pero sí es cierto que hay dos figuras fundamentales en la vuelta de Maga y en el desarrollo de todo lo necesario para que se haya llevado acabo este disco, que son: Ángel Luján, como productor del disco, que ha trabajado con gente como Xoel López o Vetusta Morla, y Antonio Romero, nuestro manager. Estas dos personas ayudaron a crear un entorno de confort y de apoyo, digamos que nos brindaron las herramientas necesarias para poder dedicarnos solamente a componer y a tener una proyección de futuro, de trabajo. Porque tienes nuevas canciones, pero ¿ahora que haces? Hay que mandársela a gente a ver si les interesa, etc, etc. Toda esa parte tediosa nos la ahorramos, nos dedicamos junto a Ángel a preparar el material del disco de una manera super concienzuda y disciplinada. Hay que reconocerle el mérito a Antonio y Ángel, porque sin ellos esto no hubiera sido posible.
¿Cómo ves la escena indie hoy en día?
Ha cambiado la cosa desde que nosotros empezamos hasta hoy en día. Los grupos que han surgido en la era de las redes sociales, son mucho más profesionales de lo que nosotros lo éramos en el año 2000, entonces todo tenía un punto amater y precario. Todo, los grupos, las salas, las agencias de managers, los sellos… Ahora están las cosas super profesionalizadas, un grupo de chavales que acaba de montar una banda, hoy tocan mucho mejor y lo tienen muy claro, tienen una infraestructura y unos organigramas internos que parecen multinacionales o empresas potentísimas. Evidentemente hay cosas en común, como la ilusión y también el arrojo que te da el ser novato, pero si que tienen un planteamiento mucho más pro del que teníamos nosotros en ese momento, eso me parece algo admirable. Nosotros lo hemos ido adquiriendo con los años y sin embargo, hoy en día, hay mucha gente que tiene esa aptitud desde el principio.
¿Qué nuevos grupos te han sorprendido últimamente?
La verdad es que no creas que escucho mucha música nacional, digamos “indie”, pero si es cierto que hay cosas que me están sorprendiendo gratamente, hace poco descubrí a Elphomega. Yo nunca he escuchado hip hop, pero me lo recomendaron y me encantó. Es malagueño. Ahora descubro cosas muy interesantes en géneros que antes no me atraían, y cuando a mi me salta esa alarma es que mi cerebro está absorbiendo… También me sorprendió Camila Moreno, una artista chilena que descubrí hace un año o así, me encanta.
¿Nos puedes contar algo más sobre el proceso compositivo de “Salto Horizontal”? ¿Alguna canción que te costara más dar a luz que el resto y por qué?
En el proceso de composición ha habido dos etapas, una primera en la que había bocetos, teníamos dieciocho bocetos, así que no está nada mal, se ve que teníamos muchas ganas. Entonces empezamos a trabajar con Ángel Luján, y la verdad que ha sido una pieza fundamental, porque al acuerdo que llegamos con Ángel fue que nos tenía que exprimir. Yo le dije, “tío, se exigente porque este tiene que ser el disco con mayúsculas de la vuelta de Maga”, independientemente de los aniversarios y demás, ahora pasamos página de eso y ahora Maga está con cosas nuevas que contar, con un disco nuevo, con sonido nuevo y digamos que su reto, su misión, era conseguir, sin perder la esencia del grupo, actualizar el envoltorio , llevarlo a un sonido más contemporáneo. Entonces las composiciones fueron filtradas mucho y trabajadas codo con codo con Ángel, y gracias a su trabajo hay muchos recursos de bases electrónicas, sintes, ritmos bailongos… Tiene un punto juguetón y muy luminoso, vitalista, que claramente a mi me recuerda, no a nivel formal, si no de aptitud, al que teníamos nosotros al principio, es como recuperar la ilusión y la motivación, y encima tener a alguien que te ayude a encontrar el lenguaje para trasladarlo en un disco que, alguien joven, que cuando Maga empezó tenía ocho años, pueda entenderlo, decodificarlo, que le llegue de una manera más fácil. Ya te digo, yo estoy cien por cien satisfecho y super orgulloso del trabajo, y Ángel tiene una parte de responsabilidad muy importante.
Y sí que hubo canciones que se enquistaron. De hecho, es curioso, la última canción que terminamos de componer, que al final ha sido uno de los adelantos que hemos utilizado, fue “Báltico”. Es una canción que tenía una forma en la maqueta mucho más intimista, acústica, nostálgica… Existía la esencia armónica y la letra, pero no tenía ni mucho menos el rollo que adquirió en el estudio. Teníamos muy claro que queríamos conseguir algo que tuviera un punto épico como puede tener “Diecinueve”, pero con un sonido más novedoso y un mensaje más allá, actualizado. Bueno, hicimos varias intentonas, y al final un día, una noche que nos quedamos más tarde de la cuenta en el estudio, apareció un ritmo de batería que nos hizo saltar las alarmas, y dijimos, coño, por aquí apunta maneras la cosa. Y en cuestión de media hora teníamos el esqueleto de lo que sería la versión definitiva, y la verdad que con gran gozo. Es una de mis canciones favoritas del disco.
¿Qué discos y libros has tenido de cabecera durante el proceso creativo del álbum?
Andaba con “Cómo funciona la música” de David Byrne, un libro muy interesante, y “Cosas que los nietos deberían saber” de Oliver Everett. También recuerdo que una amiga me recomendó a un poeta de Zaragoza, Jesús Jiménez, su libro “Frecuencias” me acompañó durante esa época… Y Jorge Boccanera, también poeta... Música, de todo un poco, desde José González, a Metronomy o The Shins… El “Why are you OK” de Band of horses lo escuché mogollón. Y nacionales... El “Casa” de Iván Ferreiro, me encantó. Vamos, ya sabes que tenemos amistad y todo el rollo, pero me parece un discazo, se mueve en terrenos no habituales, fuera de la zona de confort y mola mucho.
En fin, hay infinidad de grupos que han estado revoloteando durante los meses de composición y grabación.
Os vi en Sevilla el mes pasado, en el último concierto de la gira 15 aniversario. Fue una pasada, se os ve con más ganas que nunca. Tenéis ya más de una docena de fechas anunciadas para presentar el nuevo material, empezáis este mes de Marzo por el sur, el 17 Córdoba y el 18 Granada, para luego volver a Madrid ¿Cómo vivís la preparación, los ensayos previos y el directo 15 años después?
Pues sobre todo con mucha ilusión. Ten en cuenta que cuando nosotros anunciamos la vuelta y a los meses los conciertos de Joy Eslava (el 1 de Marzo se cumple un año), hacía como dos años que no tocábamos juntos. Ahí había un gran acojone, porque el grupo no estaba en forma. Yo me bajé a Sevilla y estuvimos un mes con ensayos intensivos, y al final conseguimos estar otra vez a punto. Además no sabíamos como iba a reaccionar el público después de tanto tiempo, no sabíamos que iba a pasar. Y bueno, la primera noticia de que se vendieran las entradas en pocas horas, de pronto fue como un subidón brutal. Después el arropo que sentimos por nuestros compañeros de profesión y amigos, toda la gente que colaboró, artistas de primera línea y gente con la que tenemos una amistad de años… Zahara, Iván Ferreiro, Xoel, Ramón… En fin, todo eso, digamos que nos dejó con la sensación de que la gente no se había olvidado del grupo y de que el grupo realmente tenía arropo para poder continuar y contar cosas nuevas. Después de esas dos noches en Joy, no hemos dejado de pisar escenarios, aunque no mucho, porque decidimos no tocar tanto para dedicarnos a la grabación del disco, pero es cierto que nos ha permitido volver a tener una forma de directo buena. Entonces, ahora que estamos afrontando las canciones nuevas, la forma ya la tenemos, estamos en el proceso de adaptar las canciones, el material nuevo al directo, que sabes que siempre hay que hacer pequeños arreglos, y bueno, sobre todo este disco que tiene tanta riqueza de producción, arreglos, muchísimos teclados, capas de percusión electrónica, etc. Hay que currárselo mucho, y de hecho llevamos un mes ensayando de continuo. Para el primer bolo que tenemos el 17 de Marzo en Córdoba, estaremos ya de sobra preparados. Sobre todo lo estamos viviendo con mucha anticipación y mucha ilusión, la verdad es que tenemos bastantes expectativas en esta gira y en como va a recibir el público el disco… Muchas ganas de que la gente escuche ya las nuevas canciones y compartir el directo con el público.
Y siendo un disco tan luminoso y rebosante de matices, en esa adaptación de los temas al directo, ¿Cómo se están portando las canciones?
Hay canciones que empiezan a sonar muy pronto bien y hay otras que cuestan más trabajo, por la complejidad, el tono, en fin, factores que no te planteas en el estudio, y que está bien que no te lo plantees, pero cuando las tienes que meter dentro de un repertorio, hay que currar algunas cosas más que otras. Algunos temas han sonado inmediatamente bien. Por ejemplo, “Cuando nadie me escriba”, una canción que yo creo que es de las más rockeras por así decirlo, o la más guitarrera del disco, esa sonó a la primera, está ahí la banda muy presente. Otra como “Por las tardes en el frío de las tiendas”, que tiene muchísimos tecladitos y muchos arreglos, ha costado más trabajo, pero ahora suena ya con un empaque que al principio no tenía. En fin, hay canciones que tienen más dificultad que otras, pero todas se afrontan con el mismo cariño. Tendrán pequeñas variaciones seguro con respecto al disco, porque es necesario e incluso divertido, pero no hay ninguna canción que a priori vayamos a descartar, al final todas sonaran bien.
Yo soy de Cádiz, así que estoy obligado a preguntarte por ese sol y ese mar tan presentes hoy y siempre en el imaginario de Maga… Háblame de “De plata”
Claro, has dado con la tecla. Sí, es verdad que el mar siempre ha estado muy presente en las letras de Maga… Realmente creo que es la primera canción en la que de una manera honesta, hablo de ese mar, el mar que me ha inspirado tantos mares en las canciones de Maga, que es el mar de Cádiz. Yo soy de Sevilla, pero desde pequeño he ido mucho a Cádiz y le tengo un amor especial a esa ciudad, a sus costas y particularmente a Cádiz capital. Es una ciudad que me ha dado muchas cosas, yo creo que uno llega allí y se siente inmediatamente en casa. Su cielo azul, el amarillo de la piedra ostionera, su mar y su arena… No sé, son cosas embriagadoras. Entonces, bueno, era como ese mar al que siempre he apelado en otras canciones, porque la presencia del mar ha sido muy importante para mí desde pequeño, pues ahora lo he convertido en una dedicatoria, ¿Por qué no? Es algo que tampoco hubiéramos hecho antes, esto de que hubiera una canción que, entre comillas, fuera evidente que está dedicada a una ciudad. Me apetece hacerlo ahora, estoy en ese momento de dar gracias por cosas que he vivido y por cosas que me han aportado, y Cádiz es una ciudad que a mi me ha aportado mucho… Creo que se merecía esta canción.
¿Coincidís en gustos musicales en la banda o a lo largo de estos años ha habido discrepancias y os habéis ido retroalimentando? ¿Algún nuevo gusto casi inconfesable de Javi, César o tuyo?
Una cosa buena Maga es que somos gente que, obviamente tenemos gustos en común, pero tenemos personalidades bastante diferentes, y por ende gustos que se han ido matizando y perfilando a lo largo de los años. Cuando yo conocí a Javi, allá por el 99, pues los dos escuchábamos a los Planetas, a Chucho, escuchábamos los grupos que en ese momento estaban funcionando aquí en España, y de hecho una de las razones por las que nosotros empezamos a cantar en castellano (antes teníamos un grupo que cantaba en inglés), fue precisamente eso, darnos cuenta de que había gente que comunicaba en castellano cosas profundas y que te llegaban, que te tocaban la fibra, como Chucho y los Planetas. Y después bueno, con los años, hemos compartido gustos y otros han sido más divergentes… A Javi por ejemplo le flipa Bob Dylan, le ha gustado mucho siempre la música folk, a mi no tanto. Gustos en común que podamos tener los tres miembros de Maga, por supuesto los Beatles y mucho de los 60, mucha música española de los 80, Radio Futura, Golpes Bajos… A César siempre le han atraído cosas que tengan un componente electrónico mayor, igual porque es el teclista y le gustan las maquinitas, no sé. Yo tuve mi momento de escuchar música metalera o música de rollo más oscuro. En fin, bebemos de fuentes muy diferentes y yo creo que, de esa variedad se crea como un una especie de caldo de cultivo que al final, sin quererlo, porque se queda en el subconsciente, empiezas a chupar de el y sale por algún lado. Retazos que tomas de allí y allá, que terminan por influenciarte de alguna manera.
¿El último gran concierto al que fuiste?
El pasado noviembre, The Cure en el Palacio de Deportes. Fue espectacular, 28 canciones sin respiro. Como una regresión a la adolescencia, cuando escuchaba mogollón ese rollo, y encima tocaron todas las canciones de esa época, fue muy emocionante. Ese fue el último gran concierto que he visto… ¡y mañana voy a Teenage Fanclub! Otro de mis grupos de la adolescencia, ¡ya te contaré!
Las poéticas letras de Maga son uno de los sellos de identidad de la banda… ¿Qué opinión te merece el reconocimiento a Bob Dylan con el Nóbel de literatura?
Me parece estupendo, creo que es algo que tenía que haber ocurrido antes, que se reconozca a un músico como escritor, como poeta, porque en realidad es un poeta que pone música a sus letras. Me parece super justo y absolutamente merecido.
Elegisteis como musa y nombre de la banda a la Maga de Cortázar y en este nuevo trabajo colaboran Anni B Sweet en “Por las tardes en el frío de las tiendas" y Zahara en “Juego” y “Domingo”. Siempre habéis defendido, de una manera u otra, el papel importante de la mujer… En relación a esto, ¿Qué le dirías o qué disco o libro le recomendarías a Trump?
Pues mira, no es por ser oportunista, pero yo le recomendaría que se leyera “Rayuela”, escrito por un latino y con una mujer mágica como protagonista. Igual le viene bien y recapacita un poco.
De lo individual a lo colectivo, ¿Podríamos decir que “La noria” es la primera canción protesta “a lo Maga”, de la banda?
Sí, sí. De hecho no es fácil hacer una canción que hable así de la situación política y social, sin caer en rollo panfletario… Bueno, en realidad no creo que sea una canción protesta, podríamos decir que es una canción comprometida, una canción para darle voz a la gente que no la tiene. Yo no la consideraría una canción protesta… Bueno sería, como tú has dicho, una manera “maguil”, es decir, con nuestra manera de trabajar darle un contenido diferente a una canción, que digamos que sí, que tiene un eco social. Y bueno, es un tema que tiene una contraposición de planteamientos, porque por un lado tiene cierta desazón, cierta decepción, pero el estribillo sin embargo brilla, es optimista, de alguna manera nos dice que no está todo perdido, creo yo.
Para terminar, ¿Qué se siente al saber que compañeros y músicos de primera línea os procesen tanto cariño y admiración? Por poner un par de ejemplos, tras escuchar estas nuevas canciones, Santi Balmes (Love of Lesbian) ha dicho: “Lo de Maga es como bailar poesía. Azul, con destellos dorados”. O Juan Alberto (Niños Mutantes): “Juegan en otra liga, siguen dibujando melodías que son laberintos con salida. Lo que suena en estas canciones no es lo mismo. Es más y mejor. Un salto hacia delante, hacia la zona que conecta música y corazón, ese lugar donde muchos querríamos quedarnos para siempre…”.
Halagados. Viniendo de gente de ese calibre, muy halagados. Sólo podemos tener palabras de agradecimiento, pero por otro lado también, y lo conecto con lo que te comenté de los conciertos del pasado año en Joy Eslava, el que estos amigos, esta gente que admiramos tanto, confiesen abiertamente que aman tus canciones, que aman a Maga, te da mucha seguridad. Es como un abrazo calido, es como decir, coño, tengo a gente con quien contar, no estamos solos y sé que nunca lo estaremos. Por supuesto, tienen también todo nuestro apoyo y admiración. Nos hacen sentir muy bien, la verdad.
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