“Para nosotros, respetar la tradición es escucharla en profundidad”
Entrevistas / Maestro Espada

“Para nosotros, respetar la tradición es escucharla en profundidad”

JC Peña — 08-10-2024

En tiempos en los que se reivindican las raíces a veces de forma un poco impostada, “Maestro Espada” (Sony Music, 24) es uno de esos raros discos en los que las estrellas se alinean de forma orgánica. Los hermanos Alejandro y Víctor Hernández se han puesto en manos del experimentado músico y productor Raül Refree para completar un debut que brilla en su singularidad.

“Maestro Espada” es un collage musical que deslumbra por su sensibilidad, capacidad expresiva y valentía a la hora de combinar esencias del poco conocido folclore murciano con texturas electrónicas y ambientes experimentales. Los músicos tienden puentes entre el pasado real o mítico y el presente de una forma tan natural como pegada a la tierra. A su tierra. El resultado es mágico, como la portada críptica de seres casi mitológicos del disco. La apuesta de Sony Music por este debut todavía les sorprende. Me cito con ellos en las oficinas de la discográfica en el Paseo de la Castellana de Madrid.

La tarde anterior interpretaron en una nave de Carabanchel tres de sus canciones en formato de dúo, sin la batería de Raúl Frutos (Crudo Pimento) que les acompaña ahora en vivo (en su último show en Barcelona contaron también con Pau Vallvé como segundo batería y la voz invitada de David Ruiz de La Maravillosa Orquesta del Alcohol). Aún así, emocionaron. La cálida acogida que recibieron de parte del numeroso público congregado allí para celebrar la salida de su álbum confirma cómo el público valora propuestas situadas más allá de los lugares comunes del mainstream.

Tímidos y humildes pero muy articulados, Alejandro y Víctor tienen claro lo que tienen entre manos, destilado tras un viaje de tres años. Álex explica que “ha sido un proceso largo por una cuestión de agendas, pero también artística: ha habido muchos descartes. Por nuestra parte viajamos mucho a Murcia para conocer un folclore que tenemos en la memoria y que nos sale de modo intuitivo porque nos remite a nuestra infancia, pero que no conocíamos profundamente. En Murcia no está tan reivindicado, no hay un sustrato tan fuerte como en otras zonas. Estos viajes nos han permitido conocer, explorar. Y también, cuando volvíamos y se lo enseñábamos a Raül, lo poníamos en común. Teníamos que buscar lo que nos parecía que brillaba más”. El músico añade que el tiempo también tiene que ver con “encontrar un tono, porque con esto no estamos pisando tierra firme. Hay un componente de raíz, pero también otro de exploración. Hemos ido explorando y encontrando este tono con Raül. Ha sido un proceso a fuego lento”. Que se ha fraguado entre el estudio Mitik de Barcelona y algunas sesiones vocales en Murcia.

“Llevamos muchos años escuchando música anglosajona, es un imperialismo que se nos impone”

La pregunta, entonces, es obligada. ¿Por qué se embarcaron en esta aventura? Responde Víctor. “Álex y yo tenemos proyectos separados que tienen más que ver con la electrónica y las guitarras distorsionadas. Ese es nuestro mundo, lo que conocemos. Llevábamos tiempo queriendo hacer un proyecto juntos. Y encontramos que las canciones tradicionales de Murcia que habíamos escuchado en nuestra infancia eran el hilo del que teníamos que tirar. Realmente no sabíamos cómo tocarlo o la manera de escribir. O cantar con el acento murciano… Todo eso nos llamaba la atención y nos ponía en un sitio en el que ninguno de los dos pisábamos tierra firme, y que nos apetecía explorar”. Dicho esto, Víctor se apresura a aclarar que “el folclore no ha sido un fin en sí mismo, sino una excusa: una tierra en común, una curiosidad compartida para estar juntos. Hemos leído bastante de cancioneros antiguos, cogido melodías antiguas, sin intención de forzar nada, pero sí de llegar a un lugar nuevo. No hay intención historicista ni ortodoxa. Para nosotros, respetar la tradición es escucharla. El respeto está en volver a las fuentes y escucharlas en profundidad. Después, en nuestra práctica, lo hemos intentado llevar a un sitio que nos pareciera emocionante. Nuestras lógicas compositivas, al final, vienen de otros estilos, de otros lugares. Nos aproximamos a esto con una mirada curiosa, nueva, pagana, casi de intrusos”. Su hermano asiente sin añadir una coma.

“Maestro Espada” irrumpe en un momento en que el público parece más receptivo a este tipo de aventuras que, desde distintos ángulos, reivindican las raíces telúricas de nuestro patrimonio musical. En opinión de Víctor, llevamos “muchos años escuchando música anglosajona. Es casi un imperialismo que se nos ha impuesto: la música se tiene que cantar en inglés, tiene que tener esta estructura y estas letras, hablar de estos termas…Y hay una necesidad, un despertar común que nos dice que lo que aquí se venía cantando desde hace muchos años, dice verdades más profundas que quizá nos conectan con lo que somos”. “Igual viene de ese hastío y, en nuestro caso, también porque los murcianos han estado un poco proscritos. Hay muchos grupos, pero en los medios de comunicación el murciano es un acento proscrito. Si vienes a Madrid, lo primero que tienes que hacer es disimular el acento, o perderlo”, añade Alex.

“Esa relación tensa de ida y vuelta con Murcia atraviesa el disco”

Teniendo en cuenta que admiraban su trabajo, la elección de su productor y cómplice musical fue instintiva. “Nos parecía muy emocionante trabajar con él porque ha transitado por muchos folclores de la península, se los conoce bien –subraya Víctor–. El gallego, el asturiano… Tiene como el mapa de las sonoridades del folclore en su cabeza y, en ese sentido, queríamos que con él esto sonara diferente. No repetirnos en cosas que ya se han hecho. Y creo que hemos sabido llegar a un sitio como mínimo especial para nosotros. Además se ha dado a conocer en proyectos más desnudos. ‘Los Angeles’ de Rosalía, o con Sílvia Pérez Cruz, canciones muy desnudas con guitarra y voz. Diría que con este disco hemos llegado a otro sitio, más brutalista, con menos miedo a que suenen cosas distorsionadas, más en la cara todo. Para nosotros ha sido ponernos a pisar un terreno que no controlábamos. En un momento dado estábamos susurrando y de repente él distorsionaba algo detrás… Gracias a todo eso hemos conseguido llegar a lugares especiales”. Alejandro toma la palabra: “Éramos fans de su trabajo, y a nosotros nos gusta mucho preparar las canciones antes de que empiece la producción. Pensamos que era la persona perfecta. Tenemos una sensibilidad común inspirada, en cierto modo, por él, como seguidores de su trabajo. Encontramos un faro común. Las sesiones de estudio estaban guiadas por la idea de llegar a algo brillante o nuevo. Algunas veces lo conseguíamos y otras no, pero ese faro era común”. Cada incursión en el estudio era, pues, una aventura. “Llevábamos ideas como un estribillo tradicional con una base armónica, pero siempre con la idea de jugar en el estudio, de llevarlo hacia otro sitio. ‘Trilla’ es un canto que normalmente se ha cantado a capella, y con Raül decidimos ponerle una base de piano. Siempre tuvimos la necesidad de salir de lo común, de buscar otros caminos”.

Sorprende, por lo tanto, que estemos ante un disco tan coherente. Álex tiene su propia explicación. “Teniendo en cuenta que el imaginario popular murciano atraviesa el disco, y es el ancla, eso nos permitía también que cada canción pudiera ser divergente de otra en cuanto a sonoridades. No nos preocupaba que hubiera una cohesión, porque la cohesión estaba en ese imaginario. A veces pasaban meses entre cada encuentro, y eso nos permitía que la energía fuera un poco diferente. Hay canciones que venían más trabajadas, y otras que partían de algo más espontáneo, eran más embrionarias. Cada una ha sido diferente. Algunas se han hecho a toros sobre la base de un bajo, por ejemplo, y otras en directo [...] En ‘Carriles’, por ejemplo, Raül nos puso en un lugar incómodo que a él le encanta. Un lugar que no esperábamos. En este caso, la guitarra de esta canción siempre era española, y él nos puso una eléctrica sin amplificar con un toque que no controlábamos. Y en ese espacio vulnerable y de miedo te coloca un micro y a ver lo que sale. Esa canción se grabó en directo. Fue la primera toma de la guitarra y la voz, y fuimos construyendo encima de eso. Siempre buscando ese lugar más vulnerable, de no estar seguros”.

“Raül Refree era la persona perfecta porque ha transitado por muchos folclores”

Pese a este espíritu espontáneo, el orden de las canciones parece muy pensado. “Sí y no. Los encuentros con Raül en el estudio siempre han sido trabajar una canción y meternos muy de lleno en ese universo. Escucharlas todas de golpe no llegó hasta el último momento. Creo que tiene sentido, pero ya te digo que a eso llegamos al final”, admite Víctor. “Estamos tan dentro -confiesa Alejandro– que yo todavía soy incapaz de darle un sentido unitario”, confiesa Alejandro.

En cuanto al título, “Maestro Espada”, los hermanos se dieron cuenta “conforme grabábamos las canciones y escribíamos las letras, de que había una idea repetida que tenía que ver con nuestro reencuentro y nuestra vuelta a Murcia. Un volver a un amor no físico, distante. Así que, en nuestro caso, puede simbolizar el echar la vista hacia Murcia. Es algo que tiene que ver con la memoria, pero también con la imaginación. Muchas de esas cuartetas del siglo XX que leemos ahora hablan de un vergel, de una huerta maravillosa que ya no existe. Para nosotros sería como un lugar de origen un poco idealizado que está en la distancia. Luego, estamos allí una semana y nos asfixiamos porque queremos salir. Esa relación tensa de ida y vuelta, de un imaginario y esa búsqueda de la raíz, de ese acento denostado que, en cierto modo, rescatamos, y ese amor muy poetizado, atraviesan el disco y le dan sentido”.

Algo que ambos tuvieron muy en cuenta fue no caer en ciertos lugares comunes asociados al concepto de “fusión”. Ni siquiera en su versión más depurada, que ha dado discos míticos del nivel de “Omega”. “El horizonte de flamenco-rock nos daba un poco de respeto, como un lugar al que no queríamos llegar. Raül lo tenía más presente. Queríamos llegar a un sitio nuevo, y era una aproximación desde otros géneros. Desde el respeto, teníamos una voluntad clara de no intoxicarnos de nuestros semejantes, de mirar a otros estilos”, argumenta Víctor.

Otros públicos, otros ámbitos

Aunque existe un público dispuesto a dejarse sorprender, tampoco creen que su propuesta sea para todo el mundo. “Nos sorprendemos a veces de que música que hacemos sin pensar en cómo pueda funcionar encuentre a alguien ahí afuera. Pero creo que quien quiera escuchar a Maestro Espada tiene que hacer una búsqueda. No es para todo el mundo, pero ahí está un poco el valor”. Alejandro añade con tino que “Hay un consenso en considerar a Bon Iver o Kanye West artistas pop, pero si vas a un concierto suyo te encontrarás con tramos experimentales fuertes que no están hechos para playlists, ni para ser virales. No sé si en el mapa del pop ibérico existe esta ventana para sitios experimentales, sobre todo en los festivales, pero esa es la idea con la que nosotros conectamos. Con que unos arreglos inesperados puedan también formar parte de la cultura popular. Y esto se ve mucho en el folclore. Tanto en el murciano como en otros como el flamenco o el gallego, hay unas estructuras extrañas, compases partidos, cinco por cuatro… Sería muy reduccionista renunciar a eso. Parece que en los festivales todo tiene que ser un cuatro por cuatro y bombo a tierra, estrofa-estribillo, estrofa-estribillo... Nosotros no llegamos a este punto en el que estamos de forma cerebral, sino que nos estimula llegar a otros sitios y creemos que también puede estimular a parte del público mayoritario”.

Como decíamos al principio, que una multinacional como Sony Music apueste por ellos les hace “entrar en un terreno nuevo que no esperábamos. Pero pensamos que convive bien con lo que hemos venido haciendo. Fuimos los músicos de Guitarricadelafuente durante una temporada. Hemos ido conociendo gente y nos hemos dado cuenta de que es una música que tiene un sentido más pop y que puede funcionar. Todo eso sin quitarnos la sorpresa de encima, claro”, afirma Víctor. “Pues sí, nos sorprende e ilusiona mucho porque es una música que, a priori, no está en el mapa del mainstream de forma obvia, aunque podamos tener esa ambición de acercarnos a un público más amplio con el que pensamos que se puede conectar”, sentencia Álex.

En directo, su aspiración es ser fieles a las sonoridades del disco, pero “sin disparar demasiadas cosas pregrabadas. Además ahora Raúl [Frutos] lleva toda la parte rítmica y eso nos ha liberado”, avisa Víctor. “Lo que buscamos es la emoción. Y eso a veces para por tocarlo todo y otras por centrarse solamente en un aspecto de la canción. Tiene que ser algo que a nosotros nos emocione, aunque implique que pueda ser diferente a la versión del disco”.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.