Por algo vuelve a producirles BJ Burton. De hecho, es la primera vez en toda su carrera que un mismo profesional les produce tres álbumes consecutivos, señal de que Low han dado con la horma de su zapato hasta redondear una suerte de trilogía no planificada. También es el primero en los últimos trece años sin la participación del bajista Steve Garrington, quien ha abandonado el proyecto. Ambos nos lo cuentan desde su casa de Duluth (Minnesota), en una charla por zoom.
En tres días estrenáis el disco en directo, en el Lake Film Festival de Minnesota. Justo el día en que se pone a la venta. Supongo que tendréis ganas.
Alan: Sí, es ilusionante, hemos estado ensayando y mucha gente se pregunta cómo va a sonar esto en directo (risas). Estamos averiguándolo nosotros mismos. Antes de entrar en el estudio sí que lo teníamos claro, pero ahora será diferente, al menos para la gente que nos vio en directo en los dos últimos años. Sigue siendo el formato de batería, bajo, guitarra y voces, pero hacemos versiones distintas de aquellas canciones. A veces suenan parecidas, y otras veces muy diferentes. No sé. Creo que sería aburrido intentar replicar el disco tal cual suena. Y eso requeriría además mucha gente sobre el escenario preocupándose de dar a las teclas correctas.
No tenéis a Steve Garrington al bajo, quien llevaba con vosotros desde 2008.
Alan: Probablemente tengamos otro bajista. Steve lo dejó cuando empezábamos a grabar este disco, creo que no quería ir más de gira: yo entiendo que es duro y que es una experiencia diferente para cada persona. Él quería hacer otras cosas, y el ir de tour se lo hacía difícil. Ya sabes.
"Sí, todo el ruido y los tira y afloja que se están dando en nuestros últimos discos son algo que debemos admitir que está influido por los tiempos que vivimos".
En vuestro caso, la dinámica de editar un disco e inmediatamente emprender una gira la tenéis plenamente interiorizada, es vuestra vida.
Mimi: Así es como funciona este negocio, el girar es la única forma de hacer dinero.
Alan: Sí, con los discos ya no se gana. Pero así es como empezamos. A veces te supone una presión, sobre todo cuando llevas tiempo sin tocar en directo.
Este es el tercer disco consecutivo que grabáis con BJ Burton. Nunca habíais grabado tres álbumes con el mismo productor.
Alan: Nos encanta su forma de trabajar, es emocionante cuando tenemos ya alguna canción compuesta y la trabajamos con él, sabemos que va a ser divertido y que él nos va a sorprender. Que nos va a llevar más allá de nuestras expectativas. Él siente una libertad extra en el momento en que trabajamos con él. Creo que con otros músicos siente más presión sobre cómo deben ser las cosas, si han de ser de una manera o de otra, y con nosotros es todo más abierto, y eso le permite ser más creativo y experimental. Formamos un buen equipo ahora mismo. Sabemos que podemos confiar en él a la hora de que con cualquier idea loca o extraña que tengamos, él va a encontrar una manera de darle forma.
Mimi: Y él se da cuenta de que, si aparece con alguna sonoridad loca, probablemente seremos receptivos. Es un toma y daca.
Habéis trabajado con BJ Burton, Jeff Tweedy, Dave Fridmann, Steve Albini, Steve Fisk o Kramer. ¿Cuál de todos los productores os marcó más, u os dejó una huella mayor?
Alan: Todos son buenísimos, hemos tenido mucha suerte. Cada uno de ellos era perfecto para el momento en el que estábamos. Posiblemente el trabajo con Steve Albini fuera el más sorprendente, porque chocaba que una banda tan tranquila y minimalista como éramos al principio se aliara con alguien que había trabajado con todos los grupos punk, Big Black y todo ese material tan ruidoso. Parecía una contradicción. Bromeamos sobre ello al principio, pero una vez se hizo realidad, el fue un tipo muy agradable y mucho más abierto, cálido e interactivo creativamente de lo que habíamos imaginado.
Mimi: La clave fue su habilidad para capturar el sonido en directo. La forma en que coloca los micrófonos.
Alan: Nos guió sin imponerse. Era lo que necesitábamos en aquel momento.
La portada del disco, de nuevo con diseño del británico Peter Liversidge, evoca unas interferencias. Me gustaría saber si es como una metáfora de las interferencias que condicionan nuestra percepción de la realidad hoy en día, ya sea en forma de redes sociales, fake news, etc… que creo que es algo que también iba en la línea de vuestro anterior disco.
Alan: Sin duda. Ese es el concepto. Las líneas simbolizan la uniformidad digital en la que vivimos, pero luego cada una de ellas tiene irregularidades, te das cuenta al mirarlas de cerca de que están dibujadas a mano. La portada es como un papel de periódico en el que si alguien tuviera que colocar letras o fotografías, tendría que hacer un sombreado sobre esas líneas. Algo viejo. La repetición de las líneas sugiere el futuro digital. Pero cada línea tiene imperfecciones y eso te permite ver que hay más cosas ocurriendo bajo la superficie. Creo que ves lo mismo que nosotros.
Podría decirse que, aunque nunca habéis sido un grupo que trate explícitamente sobre el contexto social, vuestra música se ha hecho más rugosa, afilada y amenazante al mismo tiempo que la realidad también lo ha hecho, ¿no?
Alan: Sí, todo el ruido y los tira y afloja que se están dando en nuestros últimos discos son algo que debemos admitir que está influido por los tiempos que vivimos: el gobierno tan difícil que hemos tenido en los EE.UU., la pandemia (que está en todas partes, por supuesto)… son cosas que llevan al ser humano al límite, y me alegro de tener la música como algo a través de lo cual canalizar todo eso.
Por cierto, Alan, hace unos años contabas, para este mismo medio, que tu experiencia cuando viajaste a Kenia en 2006 te había hecho no tener ganas de ver más informativos en televisión. ¿Sigue siendo así, después de todo lo que hemos vivido en los últimos dos años?
Alan: Va por temporadas. Volví de África con la perspectiva cambiada de las cosas. Pero, desafortunadamente, la mentalidad occidental sigue estando ahí… no te puedes librar de ella. Durante los últimos años estoy tratando de encontrar un equilibrio.
"De hecho, soy una persona que habla muy alto, alguien frenético y fuera de control, siempre con ideas bullendo en mi cabeza". (Alan Sparhawk)
¿De dónde sacáis la energía y el temperamento para hacer que cada disco sea distinto al anterior, tras más de dos décadas de carrera?
Mimi: Creo que tiene que ver con el hecho de que nunca hemos tenido un gran éxito, nunca hemos tenido un hit, ni algo que la gente pueda identificar como una canción típica de Low.
Alan: Nunca hemos sido grandes, ni ha habido una percepción de que Low es de esta manera o de la otra, y eso nos ha dado libertad para hacer lo que queríamos. Hemos experimentado, hemos llevado nuestra música un paso adelante de forma que ni siquiera los fans supieran cuál iba a ser nuestro siguiente paso.
Mimi: Incluso desde el principio, siempre hemos intentado hacer algo diferente. Nunca tuvimos a nadie que nos dijera lo que debíamos hacer, ni siquiera cuando grabábamos con Kramer, al principio. Lo hemos dado por hecho. Sí que hubo gente de discográficas que nos recomendaba o nos sugería algunas cosas en algunos momentos, pero pensábamos “¿de qué están hablando?”. ¡Es nuestro disco! Así que fue natural para nosotros seguir cambiando y no repitiendo lo mismo. ¿Qué sentido tiene? Hacer siempre lo mismo no tiene sentido.
Pero supongo que alguna vez os habréis encontrado con algún fan que se sintiera decepcionado por vuestra evolución, o que no la encajara bien.
Alan: Seguro. Pero los típicos fans de Low son muy tranquilos (risas).
Mimi: Siempre hay gente a la que puede no gustarle este giro, he leído a gente a quien no le han gustado los dos primeros videoclips que hemos extraído de este disco.
Alan: Siempre habrá seguidores que preferirán que sonemos más melosos o más tranquilos, pero está bien, es comprensible…
Mimi: Siempre pueden rescatar nuestros discos antiguos (risas).
Alan: Moverse hacia adelante es lo que nos mantiene vivos.
Una cosa que sí está clara en todos y cada uno de vuestros discos, y también en los conciertos, es la espiritualidad que transmiten, esa hondura emocional que posiblemente tenga que ver con vuestro concepto de la religión. ¿Es así?
Alan: Bueno, mientras crecíamos yo daba por hecho que era la misma experiencia para todo el mundo, pero supongo que si creces yendo a la iglesia con tus padres, experimentas esta sensación de que cualquier debilidad es menor de lo que piensas, de que todo el mundo está cantando las mismas canciones y de repente todo el mundo se calla por completo. Con todo lo frustrante que puede ser cuando eres un crío, te marca e informa quién vas a ser el resto de tu vida. Ese momento semanal en el que estás con la familia y todo el mundo está en silencio, con solo una persona hablando y todo el público escuchándole con atención y respeto. Ese momento de quietud te hace echar la vista atrás y desear que ojalá hubiera más gente que medite… eso no es algo que por sí solo te haga ser una persona distinta al resto, pero sí que influye. Igual que la primera música que escuchas. En mi caso, fueron himnos. Y puedes apreciar incluso en este disco que la estructura de algunos temas es igual, como si fueran himnos. No es algo intencionado, simplemente surge. Ahí te das cuenta de que sigues haciendo himnos y canciones de Pink Floyd (risas). Mis dos primeras influencias musicales. Y no es que yo sea así. De hecho, soy una persona que habla muy alto, alguien frenético y fuera de control, siempre con ideas bullendo en mi cabeza como si fuera una caldera hirviendo, pero por suerte Mimi es mucho más dulce (risas).
Mimi: Yo soy tranquila, sí (risas)
Alan: Ella siempre intenta saber qué es lo que pasa en mi cabeza para amoldarlo a su vibración particular, sí. Y de alguna manera, funciona.
Creo que transmitís esa espiritualidad al público. Se me ocurren pocos grupos que consigan silenciar con tan poco volumen a una explanada en la que hay decenas de miles de personas, en cualquier festival. Lo encajan como una ceremonia, y eso no tiene nada que ver con el hecho de que sean o no sean personas religiosas o espirituales.
Alan: Sí, espero que siga siendo así. Valoro muchos esos momentos. Me los tomo muy en serio. Encontrarte con ese respeto y reconocimiento es como un sentimiento de hermandad. Algo que me parece muy intenso siempre que tocamos en directo. Si nos pusiéramos muy exquisitos, en plan de decirle a la gente que estuviera callada, no sería igual… siempre intentamos respetar a la gente que va a venir a vernos, y valoramos mucho el hecho de que signifique algo para ellos. Siempre hay que mantener un balance, ajustarte a lo que necesitas tú y lo que puede necesitar el público, no nos podemos poner a sermonearles, tienes que darte cuenta de dónde estás tocando.
Os quiero preguntar por los videoclips que habéis publicado hasta ahora. El de “Disappearing”, por ejemplo, que protagoniza Dorian Wood. ¿Cómo le conocisteis?
Alan: Conocí a Dorian (Wood) en twitter, en realidad. Creo que hice un comentario un poco prejuicioso en términos de género, sobre alguien que no lo tenía, y Dorian apareció y me corrigió (risas). Es algo en lo que pienso mucho, porque es importante ahora mismo ser correcto cuando te expresas, simplemente porque puedes herir a alguien. Recuerdo perfectamente ese sentimiento tan primario de cuando alguien te está corrigiendo, y te sientes mal por ofender a alguien o no ser considerado. No es tu intención. Se lo agradecí, e intenté ser más consciente de ello. Ojo, somos considerados, gente muy liberal, pero a veces es complicado cambiar tu lenguaje y tu perspectiva. Pero es muy importante. Ahora que puedo pararme a pensar un segundo antes de decir algo sobre el género de alguien, en lugar de pensar en esa persona como un chico o una chica, pienso más en cómo es. Me he dado cuenta de que eso marca una gran diferencia. En general nos gusta categorizar a la gente por la forma en la que visten, por su raza y por su género. No es algo malintencionado, simplemente nuestra cabeza funciona así. ¿Quién es ese? ¿Cómo es? Es natural. Pero algunas de nuestras asunciones nos impiden conocer bien a la persona. Me alegro de que Dorian me corrigiera. Me di cuenta de que era músico, indagué y flipé: muy intenso, operístico pero también moderno, electrónico, apasionado… sus videos son alucinantes. Sabía que él haría algo fantástico. Desde la primera idea al final. Y el resultado fue sorprendente.
Esa idea sobre los estereotipos de género que casi todos arrastramos conecta con el videoclip de “More", dirigido por Julie Casper Roth, que también trata sobre eso, ¿no?
Alan: Fue una idea de Julie, y es correcto, tiene que ver con derribar los estereotipos de género, especialmente cuando la gente es muy joven. Es un video muy abstracto, con elementos a los que se les quitan partes. Cuando conocemos a alguien no nos damos cuenta de que las personas están compuestas de muchos componentes distintos, es todo más complejo de lo que parece a primera vista. Simplificamos en exceso a la gente a causa del género. El video es muy abstracto, lo sabemos, pero nos alegramos de que la idea se haya evidenciado.
Alan, ¿tienes en perspectiva resucitar a Retribution Gospel Choir?
Alan: Todos los miembros del grupo están liados con otros proyectos, el batería vive en California ahora y Steve tampoco está ahora en Low. No sé. Era una buena banda, la echo de menos porque hubo momentos de gira a los que es imposible poner palabras, momentos muy trascendentes que he tenido la suerte de vivir con ellos. Y creo que muchos de esos conciertos fueron en España. Por alguna razón, nuestras giras europeas siempre acababan en España, que era donde empezábamos a ser más espontáneos y profundos. Y algunos de los mejores momentos fueron ante 30 o 40 personas en salas españolas.
Yo os vi en Castellón, y seríamos ese número de gente, unas cuarenta personas. ¿Creéis que vuestra música se entiende o se acoge mejor en Europa que en vuestro país?
Alan: Si nos comparamos con otras bandas norteamericanas, nos va mejor en Europa. Creo que siempre, desde un principio, sobre todo en el Reino Unido, la gente ha conectado muy bien con nosotros. La escena musical aquí en los EE.UU. durante los noventa era un poco engreída, en plan “¿quién va a hacer un millón de dólares ahora?”, más orientada al negocio puro y duro y a querer ser cool, y siempre estuvimos fuera de ese rollo. Quizá por eso encajamos mejor en Europa. Nos ha ido bien. Cuando empezamos, era como un sueño loco eso de poder viajar allí, y ahora nos parece de lo más normal, después de tantas giras y de haber trabado tantas amistades.
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