Vuestro primer disco tiene canciones nuevas, y también otras que lleváis tocando bastante tiempo.
Sí, eso es, de hecho hay canciones que son del principio de Los Wallas, como “Nada más duro”, que nunca habían sido editadas y que creíamos que merecía la pena que salieran. Y luego hay canciones que son completamente nuevas.
En los títulos hay muchos juegos de palabras, empezando por el del disco. Y arrancáis con ese surf instrumental llamado “Surf cero”, que me recordó a un mítico de los recreativos, el Mortal Kombat.
¡Jaja! Pues sí, nos flipa lo de los juegos de palabras y ahora que lo dices es verdad, ¡jajaja!… Pero no iba por ahí, claro.
La segunda, “Cicatrices”, es demoledora, y también es de las nuevas. ¿Te has encargado tú del montar el esqueleto de las canciones?
Sí, eso siempre ha sido así y sigue igual. Hago una estructura, una melodía, algo de letras, y la llevo al local para terminarla con aportaciones de todos. A veces hay menos aportaciones, a veces hay más.
Y con lo del esqueleto de las canciones, nunca mejor dicho… El sonido de casi todas es muy espectral, de ultratumba. Suena a cementerio.
Guay, guay, ¿has visto la portada del disco?
Pues todavía no (en el momento de la entrevista sólo tuve acceso a un enlace).
Pues es que va completamente por ahí, con un rollo fantasmagórico y espectral. Y el primer videoclip ya verás. Será para “Mis entrañas”, y tiene mucho que ver con lo que me estás diciendo. Sale el personaje de nuestro logo, Paco el Flaco, y nos va persiguiendo a todos los de la banda por un cementerio, para matarnos y después revivirnos a convertidos en Wallas.
El sonido marca un giro, una evolución. Una canción como “La playa”, por ejemplo, no tendría cabida en este disco ni de coña.
Claro, eso es. Apetecía tener un nuevo rollo, y en eso es en lo que hemos trabajado a tope.
"Fichamos por Subterfuge gracias a Fernando Pardo. Nosotros no hemos llamado a ninguna puerta"
El primer adelanto oficial fue “La camisa”, pero hubo otro tema, “Azabache”, que ya estuvisteis moviendo por las redes sociales.
Sí. Es que en realidad no teníamos la idea de meterla en el disco, eso ha sido más cosa de la compañía. Es una balada, también muy antigua, de los primeros tiempos de Los Wallas. Quizá lo más pop que podamos tener.
Te voy a ser sincero. La primera vez que la escuché, me acojoné.
¡Jajajajaja!
Sí, creía que os había dado un aire e ibais a tirar por esa onda.
No, no, qué va tío. Está en el disco porque les moló mucho a la gente de Subterfuge, ha sido un poco imposición, la verdad. No la hacíamos en directo desde hacía muchísimo tiempo, pero sí es una canción que nos gusta.
Lo curioso es que sin gustarme demasiado, sí le veo un encaje muy particular en el álbum. Mola que haya una “outsider” en los discos, una rareza que dé un toque refrescante, y es precisamente lo que consigue este tema.
Bien, bien, de puta madre. Me alegro mucho porque estaba un poquito acojonado, ¡jaja!
Cuéntame cómo fue la grabación del disco, todavía sin saber que lo sacaría Subterfuge.
Lo grabamos en Manufacturas Sonoras, en Madrid, porque vimos que era mejor tener el estudio cerca. Irnos a Gijón a Circo Perroti (donde han grabado anteriormente) hubiera estado bien también, pero tendríamos que haberlo hecho en una semana y luego habría sido mucho lío estar subiendo y bajando para hacer arreglos, etc. Ha sido por tener facilidades, comodidad. Así lo hemos podido hacer en varios meses, con trabajo intermitente.
¿En qué momento ficháis por Subterfuge?
Pues eso fue más que nada gracias a Fernando Pardo. Porque nosotros no hemos llamado a ninguna puerta, no hemos ido con el disco a ninguna compañía, te lo digo de verdad. Por lo visto, un día Fernando Pardo le dijo a Carlos Galán (de Subterfuge): “Ojo con lo que tienen entre manos Los Wallas”. Como estuvo en el estudio de grabación con nosotros y oyó lo que estábamos haciendo, le dijo a Carlos que estuviera atento, que la cosa prometía. Y efectivamente, un día Carlos me llamó, me dijo que era de Subterfuge Records, que si le mandaba el disco, que Fernando le había dicho que era un discazo, bla, bla… Así que le mandé la maqueta, sin masterizar ni nada, y a los dos días me vuelve a llamar y me dice que ya teníamos compañía.
Y de un plumazo cambia la vida de Los Wallas.
Hombre claro, en cuanto colgué me puse a saltar, estuve dando gritos por el pasillo de mi casa… se enteraron todos mis vecinos.
Oye, y en ese momento ¿te acordaste de los que dejaron el grupo?
Claro tío, me acuerdo siempre. Y me seguiré acordando de ellos. Pero no hay mal que por bien no venga. Estoy agradecidísimo a ellos, pero creo que dejarlo por movidas personales fue un poco cagada por su parte, más aún con lo que venía por delante. Habíamos cometido nuestros errores, sí, pero había que ver cómo salir adelante, teníamos que darnos la oportunidad de sacar un disco largo, para ver qué pasaba. Y si no funcionaba, pues entonces ya sí nos bajábamos del carro. Ese era mi planteamiento. Pero antes de ver si eso funcionaba o no, hubo quienes tomaron la determinación de dejarlo. Además hubo un cúmulo de infortunios. Unos necesitaban una batería (se refiere a Los Nastys, que ficharon a Luli Wallas), nosotros estábamos así así… bueno, que las cosas se dan como se dan. Al principio estuve más afectado, más jodido, es normal ¿no? Después de compartir vida, horas… te quedas descolocado. Hemos estado jodidos, pero ahora mismo estoy contentísimo, tocando con gente con mucha actitud, muchas ganas, y mucha ilusión por pertenecer a este proyecto. Se han portado que te cagas, y no tienen nada que envidiar a ningún Wallas anterior. Espero que nos veas pronto en directo.
"Yo sé que hay quien se hubiera alegrado de ver el fin de Los Wallas, porque se hubieran quitado competencia"
Por ahora, mi favorita es “Mis entrañas”.
Claro… Fíjate que por ejemplo, “La camisa” no era de las que más me gustaban al principio, pero después de que haya estado sonando en la radio la veo de otra manera. Pero sí es verdad que “Mis entrañas” y “Yo me quedo con los Doors” fueron las que más dejaron flipado al escucharlas terminadas en el estudio.
“Nada más duro” también ha quedado soberbia, con ese toque psychobilly.
Me lo dice mucha gente, que mola mucho que a pesar de que tengamos ese tinte garagero y surfero tan claro, en el disco hay muchos rollos y personalidades diferentes.
“Es ahora” suena casi a Los Negativos…
Ahí, ahí, ese es el rollo de esa canción, me encanta.
¿Estáis preparados para un más que posible cambio en la dinámica de trabajo de Los Wallas?
Sí, sí, es lo que vamos buscando. Nosotros queremos que este disco llegue a los lugares más insospechados de la galaxia, y estamos listos para ir a tocar a donde sea, preparados para la guerra y hasta la polla del postureo, ¡jaja!
¿Te parece que el circuito madrileño sigue igual de excitante que hace cinco años, cuando emergisteis vosotros, Los Nastys, etc…?
Yo creo que sí. Pero los grupos de Madrid ya nos estamos cogiendo tirria, y nos estamos empezando a traer más grupos de fuera para tocar, para refrescar el asunto. Nosotros, por ejemplo, nos traemos a Los Bengala de Zaragoza (el concierto que iban a dar el 12 de mayo se aplazó, a la espera de nueva fecha). En Madrid ya no estamos en aquella eclosión, estamos todos un poco más creciditos, e intentando salir de la familia endogámica de Malasaña. Ampliando fronteras, vaya. Dentro de unos años veremos si todo se recuerda de alguna forma. Pero por nuestra parte, nos sentimos incombustibles, y espero que los demás sigan igual y la escena se consolide más todavía. Me alegro mucho por los grupos que surgieron entonces y ahora tienen éxito, por todos, de verdad. Por Los Nastys más todavía, claro, porque compartimos raíces. Y bueno, hay otros grupos que… Te voy a ser sincero, que a nosotros ya ni nos miran. Yo sé que hay quien se hubiera alegrado de ver el fin de Los Wallas, porque se hubieran quitado competencia. Pero esto es una carrera de fondo, y nosotros no estamos desganados para nada. La escena malasañera se ha convertido en un instituto de telefilme yanqui, están las populares, los novios de las populares, y los frikis. Pero los frikis somos los que más molan cuando pasan los años. Ahora estamos en el insti, pero todavía queda la carrera. Y ya veremos qué pasa ahí. ¿Que la gente nos encasilló en una escena porque compartíamos escenarios y colegas? Pues vale. Pero aquí paz y después gloria. Menos competición, y más evolución.
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