Comencé a seguirle la pista a Los Manises allá por los inicios de 2017, meses después de que lanzasen su primera demo. Un par de escuchas fueron suficientes para saber que lo que Rubén y Víctor se traían entre manos no podía (ni debía) pasarse por alto. Tres años más tarde, el tiempo y lo que de ellos se dice me dan la razón. Los Manises son una onda expansiva de alegría y honestidad. Libres de cualquier etiqueta que frene lo que han venido a hacer. Porque aquí no hay definiciones que valgan: ni las ya implantadas como el denominado rock experimental o las autoasignadas –véase aquí el tinte humorístico– como “congo-core” o “puerro wave”. (Víctor) “A la hora de crear imaginamos que la peña no se planta el primer día diciendo ‘Ye tal', yo es que quiero hacer una banda de metal neoclásico lo-fi'. Te pones en el local o en tu casa a hacer lo que te sale y sí a todo. Lo que pasa es que el ser humano es cómodo porque quiere respuestas todo el rato y un cagón porque cuantas menos sorpresas mejor. Entonces ya toca meter lo que haces en cajitas para poder explicar a otro individuo tu movida antes de que lo escuchen. Creemos que las etiquetas […] se generan principalmente por y para la peña externa a la creación, ya sean medios, audiencia o plataformas”. Paradójicamente, aquí se viene a hablar de lo que tienen entre manos, ese EP que bajo el nombre de “Aristocracia y underground” le da una vuelta de tuerca a sus reminiscencias tropicales, loops y otros sonidos que ni son punk, ni ochentas, ni ambiciones tribales. Son toda una combinación que elevan a su máxima y en la que no hay lugar para la hipocresía ni el sometimiento. (Rubén) “No nos gustaría traicionar nuestros principios éticos. No nos gustan las relaciones verticales. No nos gustaría faltar al cariño mutuo que tenemos. No nos gustaría estancarnos en una fórmula cómoda, si la encontráramos.”. Bien lo saben en Montgrí, el sello que los acoge para esta edición y cuya propiedad reside en el también dúo Cala Vento. “Es una ilusión muy heavy metal ya que es la primera vez que un sello confía al cien por cien en nosotros y nos pega este empuje. Bueno, eso y que encima de colegas son peña que tienen unos principios de base que casan con los nuestros a full”.
"Es importante echar un vistazo a lo que pasa en el mundo, pero mucho más importante es pegar el oído a todo lo rico que tenemos cerca".
¿Qué hay, pues, de nuevo en este álbum? Todo y nada. Nada porque esperar de no es la ecuación adecuada para aproximarse al dúo y todo precisamente por lo mismo. No obstante, y a diferencia de otros temas, en este álbum –en el que también albergan en su cara B composiciones previas inéditas hasta ahora en formato físico– sí hay una diferencia con su yo pasado: el mayor protagonismo de las letras. (Víctor) “En un principio las tratábamos como un instrumento, eran más forma que contenido. Ahora […] aprovechamos para colar en ellas guiños a cosas que pasan en nuestro entorno más cercano, ese punto más folk del asunto”. En ellas hay mucho de lo que conforma nuestras identidades: desde comprar cacahuetes en un mercado local a canciones de antecesores o juegos de mesa que pueden alargarse horas. (Rubén) “Nos sentimos muy a gusto escribiendo sobre lo que nos apetece […] sin una autoexigencia de que lo que escribes tiene que ser pomposo y con mucha letra. Creo que igual es uno de los grandes cambios que hemos dado musicalmente”. Estamos así ante una suerte de retrato costumbrista donde ensalzar la cultura de lo cotidiano y lo mucho que nuestros barrios y herencias sociales pueden darnos. (Víctor) “Conforme pasa el tiempo dejas de renegar de lo tuyo o de mirar lo de fuera (a los Estados Unidos por ejemplo) como superior para darte cuenta de que en tu misma comunidad o ciudad o vecindario hay cosas maravillosas. Es importante echar un vistazo a lo que pasa en el mundo, pero mucho más importante es pegar el oído a todo lo rico que tenemos cerca, lo que cantan las abuelas por el barrio, el trve folclor”. Sin obviar, por supuesto, esa idiosincrasia tan suya donde el amor y la amistad se respira a raudales. (Rubén) “Entre nosotros creo que siempre se ha notado ese cariño y amistad dentro y fuera del escenario. Es una labor constante el exteriorizar y verbalizarlo todo entre nosotros”. Algo que, además, esperan hacer llegar en este 2020 tan inesperado. (Vïctor) “Da ganas de llorar la manera en la que se está gestionando esta movida desde lo público. Es necesaria una comunicación clara y medidas contundentes de rescate y apoyo al sector cultural. Tal como se está gestionando, la cultura parece un privilegio prescindible y no un derecho”.
Por el momento, se salvan las ganas y la esperanza de compartir todo lo que está por llegar. (Rubén) “Esperamos que 'Aristocracia y underground' sea recibido con mucho cariño. Que haya posibilidad de presentarlo en condiciones y que haya gente disfrutándolo de verdad en directo, sea cual sea el formato. Aunque sea con un plasma”.
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