"Los grupos que empiezan tienen una frescura que se va perdiendo con el tiempo"
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"Los grupos que empiezan tienen una frescura que se va perdiendo con el tiempo"

Carlos Caneda — 13-10-2016
Fotografía — Miriam Mora

Slowcore (ese punto en el que el rock ralentiza su pulso hasta niveles comatosos) es una etiqueta con la que Asma se siente cómodos. Sin embargo, la forma de trabajo de este trío no se basa en hacer las cosas despacio. Hace unos meses publicaron su primer disco, y ya tienen puesta la mirada en la grabación del segundo.

Juan (guitarra y voz) y Almu (batería) empezaron a tocar juntos hace apenas año y medio. Según Juan, “cuando vimos en directo a Yo La Tengo Almu dijo “esta tía es muy jefa” (por Georgia Hubley, su baterista), así que le contesté “pues aprende a tocar la batería”. Respondió “no no, yo no puedo”, pero al final aprendió. Vinimos a vivir a Santander, y como teníamos mucho tiempo pues nos metimos al local… Un poco por accidente, íbamos a tocar la batería y de ahí salieron algunos temas. Y cuando llevábamos ocho meses pensamos “algunos de estos temas molan, ¿por qué no los grabamos?”".

De esta forma, a finales de 2015 se pusieron a trabajar en el material que aparece en “Nada es perfecto” (2016), el primer disco del grupo, en el que contaron con Álex Pis como productor y bajista invitado. “Entramos al estudio con cuatro temas armados y otro a medio hacer. Como estábamos grabando en directo podríamos improvisar, y de ahí salieron dos temas más: la instrumental “Nada es perfecto” y otro tema que se llama “Nudo””.

El resultado ha sido algo más de media hora de música que remite claramente al slowcore, un estilo que admiten que surge de su admiración por bandas como Codeine o Low, aunque Juan apunta que “Almudena empezó de cero a tocar la batería, y tocaba lento. Cuando tocas lento vas cogiendo una intensidad especial. Por otro lado, cuando Almudena vio en directo a Codeine yo veía que le hacían chiribitas en los ojos, y decía “esta música me emociona mucho”. También somos fans de Low, y como que ya teníamos una serie de referencias que son más alcanzables. Porque esa lentitud no es que sea fácil de hacer, pero nos veíamos más capacitados. Aunque no sé si a estas alturas estamos dejando un poco atrás ya el slowcore”.
Almu añade que “muchas veces quieres estallar, porque parece que lo natural es tocar más rápido para expresar que estás dando más. Pero a mí me gustan los ejercicios de retención, como cuando buscas una caja y la caja no aparece; me gustan más que los momentos en los que hay mucho. También me siento más cómoda tocando con contundencia: cuando toco rápido me siento más volátil, me cuesta transmitir estabilidad”.
Litos (bajista) cuenta que “me siento identificado con el tema pesado. En el bajo me gustan mucho bandas como Neu!, los temas más lentos de Joy Division o el doom. En el local a veces hay una lucha porque yo quiero tocar un poco más rápido y Almudena quiere ir para atrás, pero me doy cuenta de que cuando dicen “vamos a tocar esto más lento” el tema tiene mucho más sentido. Siempre estamos hablando del tempo más que de cualquier otra cosa”. Juan remata “Mi sueño es tener unas guitarras en plan Sunn 0))), pero todavía no sé cómo hacen lo de soltar una nota y que se quede ahí treinta segundos” (risas).

En cualquier caso, sienten que “Nada es perfecto” no es más que la radiografía de un instante: “preferíamos currar rápido, terminar todo en un fin de semana y si no queda bien, pasar y seguir currando. Sí que fue deliberado lo de entrar a grabar y tener el disco listo en un mes o algo así, lanzarlo y ya está”, comenta Juan. “Veo a mucha gente que lleva mogollón de años practicando para ser perfectos, y como que en vez de ir a más se va a menos, porque se van cerrando puertas. A mí me inspiraron mucho los Lupers: llegan y sacan tres discos en tres años. Cuando vivía en Madrid yo tocaba con un grupo que se llamaba El Primer Hombre, con el que todo era demasiado trabajado. Nos tiramos dos años matizando un disco, que es una experiencia con la que te vuelves loco. Gastas mucha energía en pulir algo que nunca va a ser perfecto. Los grupos que empiezan tienen una frescura que se va perdiendo con el tiempo, y yo mismo quería ver las cosas otra vez como al principio, verlo muy verde, cometer errores… así que “Nada es perfecto”, el título del disco, era un poco para convencernos de que tampoco debíamos dedicar demasiado tiempo al disco: es la foto de un momento, y si sale una mierda ya saldrá mejor más adelante”.

Un momento que ya no se repetirá: el disco se publicó en febrero, y para entonces Litos ya había entrado en la formación como bajista. Litos comenta que “en nochevieja concretamos en quedar para probar a ensayar, y funcionó. Para cuando salió el disco yo ya estaba tocando con el grupo”. Juan cuenta que “estuvimos en su casa y cuando vi la colección de vinilos con Yo La Tengo, Cat Power… dijimos “nos tenemos que entender”. Y ahora estamos en una segunda encarnación: antes la guitarra tenía que ser muy grave, muy espesa. Ahora podemos hacer improvisaciones, cosas más kraut rock…”. Según Litos “ha cambiado la dinámica de los ensayos: ahora que también hay bajo, la batería y yo vamos al tiempo y Juan se puede explayar en lo suyo”.

En cualquier caso, ese es el ritmo que quiere seguir ahora la banda. “Estamos pensando en grabar el segundo disco con la misma premisa de ir rápido y tirar para adelante. Ahora con Litos estamos abriéndonos a otras cosas, y por eso queremos dejar documentada esta época de pasar de ser dos a pasar a ser tres”.

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