Después de ver todo el material que habéis ido generando se podría decir que habéis aprovechado bastante este tiempo de pandemia…
Sí, sacamos el disco el pasado viernes 28 de mayo, aunque ya habíamos lanzado un formato físico para aquellas personas que lo quisieran tener como premio dos semanas antes entre comillas. Tanto para gente cercana como para mucha gente que nos está haciendo pedidos de diferentes partes de España. Pero sí hemos aprovechado este tiempo para preparar muchas cosas. Ya se sabe que las bandas emergentes se lo guisan y se comen todo y, en este sentido, ha habido mucho trabajo desde antes del Estado de alarma. En su momento, lanzamos un par de EPs en formato corto previamente y pensábamos grabar el álbum para mayo de 2020 en los estudios de Eñaut Gaztañaga en Zestoa, pero se paralizó todo. No fue tan negativo para nosotros porque añadimos algunos temas más y pudimos redondear el álbum durante muchísimos meses.
Os leía en alguna que otra entrevista que no os iba demasiado el formato largo porque el público tiene la necesidad de estar recibiendo nuevo material constantemente, ¿cómo os ha dado así por este trabajo más completo?
Al final nos dimos cuenta de que sí teníamos ganas de presentar un formato largo, algo con mucha más amplitud. De alguna forma queríamos mostrar que este era nuestro sello. Así lo hicimos en 2018 y 2019, pero también la gente nos ha ido empujando para hacer algo más trabajado. Sabemos que hoy en día no es lo que se lleva en muchos ámbitos musicales y por eso desde noviembre fuimos sacando pequeñas píldoras que al final han formado parte de este ‘Salto al vacío’. Ha sido como una mezcla de las dos cosas: un álbum que se lleva presentando durante meses en pequeñas dosis.
Decís que sois una banda que estáis empezando a pesar de llevar ya cuatro años haciendo música, ¿qué habéis aprendido en este tiempo y qué cosas pensabais que iban a ser más fáciles?
Son cuatro años ya, sí, pero en los inicios solo lo hacíamos para pasar el rato. Versionábamos bandas nacionales que nos gustan sin ningún ánimo de llegar a nada. Fuimos tocando en algunos locales y de repente llegaron algunos concursos que íbamos ganando o en los que nos fuimos haciéndonos un nombre. Algunos certámenes te exigen canciones propias así que nos tuvimos que lanzar a hacer nuestras melodías. Lo que no nos habían contado es que esto requería tanto tiempo, conocimientos y sobre todo algo de dinero. Quizás si nos lo llegan a decir al principio se nos hubiese hecho mucho más cuesta arriba este camino.
Os estrenáis con un título con muchas posibles interpretaciones como es "Salto al vacío", ¿os habéis sentido lanzados hacia lo desconocido con este álbum?
Queríamos dar ese ese salto, sí. De formato corto a largo. De ser una banda muy amateur a profesionalizar el trabajo. Coincidió además con la incertidumbre de la pandemia, de no saber muy bien por dónde iba a ir la cosa… Para nosotros lo que llegue a partir de ahora es completamente nuevo y arriesgado y por eso hemos querido darle ese nombre.
¿Cómo ha sido grabar este disco con Eñaut (Grises, Ezpalak)?
Nosotros éramos muy fans de Grises. Siempre íbamos detrás de ellos en todos los festivales y conciertos. Al final hicimos amistad y tuvimos claro que queríamos grabar con él desde los EP en los que ya colaboramos e hicimos cosas juntos. Para nosotros fue un acierto porque ya nos conocía y sabía lo que queríamos. Creemos que se nota bastante su mano, sus ideas y su gusto por la melodía.
"El amor, la esperanza, el aprender de los errores del pasado... son temas tan universales que a cualquiera puede llegarles"
Entrando en el disco, da la sensación de que habláis de cosas muy universales, muy de este tiempo y, en cierto modo, también muy generacionales…
Sí, al final cuando escribes lo haces pensando en tus temas personales pero te das cuenta, cuando llega el feedback, que la gente se siente identificada con lo que cuentas. El amor, la esperanza, el aprender de los errores del pasado... son temas tan universales que a cualquiera puede llegarles.
Abrís con la canción que da nombre al álbum, “Salto al vacío”, lo teníais bastante claro, ¿no?
Lo tuvimos claro desde el principio. Es una canción que tiene mucha fuerza, posiblemente una de las melodías más pegadizas que hemos hecho. No deja de ser una historia de amor universal y aplicable a cualquiera de nosotros pero que sirve para englobar este trabajo, que ha sido salir a arriesgar y a apostarlo todo.
Además con la colaboración femenina de Andrea Santiago, otra navarra.
Sí, nada más componer el tema vimos que una voz femenina encajaba a la perfección con el tema. Andrea era una de las opciones claras. Se lo comentamos y aceptó a las primeras de cambio. Lo bueno de tenerla tan cerca es que pudimos grabar en Zestoa, hacer el videoclip con ella, probar mil voces…
Algo que llama la atención es que sois un grupo de gente joven con una imagen o estética más bien rebelde pero luego no tenéis ese colmillo en las canciones. Siempre tenéis un mensaje súper optimista y en positivo. ¿Os lo dicen?
Mucha gente nos comenta que por qué no hacemos algo reivindicativo que hable de las situaciones sociales actuales, etc. Y nosotros decimos que es que no somos así. Los Flamingos no nació para eso, básicamente porque no nos sale. Claro que hay mucha mierda ahí afuera pero queremos que nuestra música sea para huir de ello y tener una visión más optimista.
Esa visión optimista también se muestra en vuestras redes, en las que además mostráis un espíritu de comunidad y de cercanía con la gente. ¿Cómo de importante es para vosotros el entorno?
Cada uno de nosotros tiene su grupo de gente cercana, pero hacemos siempre por juntarnos todos. Si tenemos un ensayo, ahí están. Si tenemos un videoclip, ahí están. Hacemos cualquier publicación en redes y llegan centenares de respuestas. Hemos creado un vínculo con mucha gente de alrededor muy fuerte.
¿Es ese gen ribero?
Sí, totalmente. Lo vemos como algo positivo y sano, sobre todo para no dejar nuestras raíces de lado y que se nos vaya la cabeza.
“Volver a casa” es una colaboración con Sean Frutos (Second), una banda que habéis tenido como referente desde el principio, ¿cómo ha sido el aprendizaje con un artista que os cuadruplica en experiencia?
Ha sido una cosa espectacular. Fue un flechazo este tema y un proceso súper sencillo porque Sean no nos quiso cambiar nada. Fue gracioso ver cómo él, de alguna forma, en una canción que habla del yo del pasado y del yo del futuro sentía que nos íbamos hablando entre los dos como alguien que lleva muchos años en la música y alguien que está empezando. Ese juego de dos personalidades quedó bastante bien para una canción que habla de mirar atrás para poder mirar hacia adelante. Y no solo eso, sino también todo lo que aprendes de alguien que lleva tantos años en este sector: la capacidad de adaptación, el temple, la forma de calentar la voz,…¡hasta la pose en los vídeos! Fue un máster intensivo.
Luego viene “Querernos a deshoras”, que es otro de los adelantos del álbum. Parece como si hubierais planteado dos caras del disco. Las ya estrenadas primero y luego lo inédito…
Sí, los primeros cinco temas del disco ya los habíamos lanzado. Creemos que las canciones funcionan por sí solas, por eso hemos ido estrenándolas durante meses, pero esa era un poco la idea que buscábamos también con el álbum porque consideramos que hay un mensaje de conjunto. De los cinco singles, tres son colaboraciones, y por eso queríamos dejar para la segunda parte del álbum cinco canciones que fuesen exclusivamente nuestras.
Bueno, no es una mala estrategia haber abierto camino con colaboraciones de grupos quizás más consagrados para llamar la atención, ¿no?
Sí, y eso que teníamos el riesgo de atraer a gente que solo escuchara el single y ya está, pero hemos intentado hacer todo lo posible por retener a esos nuevos públicos.
Luego también colaboráis con Venturi en el “El Gran Cañón”, una banda con la que habéis llevado caminos paralelos...
Sí, hemos coincidido en varias ocasiones y les tenemos un poco como espejo y puede que ellos también a nosotros. Hace unos meses tuvieron la suerte de fichar por Oso Polita y les tenemos una envidia sana. Es un grupo muy cercano que está siempre encima de nosotros y preocupado por cómo vamos.
Con “Broadway” cerráis el disco por medio de una balada prácticamente, ¿puede que os haya costado más porque se sale del registro al que estáis acostumbrados?
Coincidió con la llegada de un nuevo miembro a la banda, nuestro nuevo teclista, que viene quizás de tendencias más clásicas y la propuesta fue suya. Es la canción cien por cien de la pandemia: momentos de incertidumbre, despedidas, cambios vitales tanto a nivel personal como profesional… Queríamos crear un poco de paz en el álbum y por eso hemos decidido cerrar con ella. Nos costó salirnos del registro pero creemos que ha salido bien.
En cuanto al directo, ¿existe una barrera para los grupos de la Ribera de Navarra? ¿Creéis que hay menos reconocimiento en casa que en otros lugares?
Un poco sí. En Zaragoza, en las localidades de la Ribera,… hemos tocado mucho. En Pamplona, que es la capital de nuestra comunidad, también hemos hecho algunos bolos pero nos gustaría tener alguna oportunidad en un formato más grande de festival. En la Ribera de Navarra puede existir esa sensación de que tenemos que mirar más hacia Zaragoza que hacia nuestra propia comunidad, y no creemos que sea culpa de nadie, la verdad. Solo pedimos de forma positiva más oportunidades para darnos a conocer ya que por aquí abajo hay mucha cultura de grupos y gente con propuestas muy interesantes.
¿Qué fechas y planes tenéis previstos para dar a conocer el disco?
Hemos estado en Estaciones Sonoras este pasado fin de semana con una buenísima recepción, sobre todo de las nuevas canciones, y en Zaragoza los días 4 y 5 de junio con doble pase, el festival Barbarroja el próximo 19 de junio, el Kultur en Sangüesa… Y de cara al otoño intentar salir todo lo posible para dar a conocer el disco en condiciones, especialmente a esa gente que nos lleva escribiendo durante meses a los perfiles en redes y que debemos corroborar que existen.
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