La Marcha Del Golazo Solitario» sorprende y tal vez decepcionará a quienes quieran más de lo mismo. Pero la sorpresa en sí misma no es, para nada, un valor negativo. En todo caso, una advertencia. Este es un disco que pide múltiples escuchas. Muy pocas cosas lo relacionan con el anterior «Fabulosos Calavera». Entonces parecían querer destruir las canciones con constantes cambios. «Rompíamos las canciones nada más empezar y ahora hemos querido dejar que los temas acabaran por si mismos». El mismo Vicentico declaraba en 1997 que tal vez ese era su disco más confuso, ahora con «La Marcha...» parece haberse aclarado el cielo.
Están de vuelta de todo, en un momento de dulce introspección musical, que él apostilla con un «nos dejamos llevar por el destino»; para luego explicar estas palabras: «hay muy buen clima dentro del grupo, y cada uno de los músicos se interesó mucho por su papel en este disco y esto ha hecho que crezcamos mucho como grupo. Cada uno de nosotros ha trabajado muy a gusto con su instrumento, buscándole otras maneras y posibilidades, y eso se nota en este disco, espero». Le contesto que sí, que se respira un aire de optimismo y de libertad creativa. De hecho lo que queda claro es la voluntad de no someterse a ningún cliché ni propio ni ajeno. Después del éxito de «Fabulosos Calavera» (Grammy incluido) es hora de hacer borrón y cuenta nueva. «El anterior sí fue un disco realmente nuevo. Este yo lo siento más cercano al espíritu de los Cadillacs de hace cinco o seis años, el de «El León». Un gran cambio para nosotros hubiera sido que hiciéramos tecno-industrial o qué sé yo, eso sí sería raro, pero nuestro estilo sigue asociado al jazz y al funk, y ahora tiene más que ver con nuestros inicios». Es cierto que hay temas bailables, el single «La Vida» es un temazo redondo que contrasta con el anterior, el siniestro «El Muerto», tambien «Vos Sabés» y «Salvador y Los Cordones Flojos» hacen mover las caderas como antaño. Pero en realidad el disco reúne canciones muy dispares que parten de una melodía y la desarrollan hasta el final. La balada, la música lounge y el jazz se entremezclan tejiendo un clima intimista en «C.J.», «Cebolla, El Nadador» o «Aguila» con arreglos de cuerda.
Más enigmático resulta el tema que da nombre al disco. «El título no significa nada concreto, son solo palabras que nos gustaba cómo sonaban juntas». Y añade como a quien se le acaba de ocurrir: «aunque ahora puedo decirte que los dos últimos años han sido como una marcha muy solitaria. Casi no hemos salido del estudio, pero ahora estamos muy contentos. Lo que nosotros llamamos un golazo, con el resultado». La canción en cuestión integra un fragmento del clásico «Rhythm-A-Nin’» de Thelonious Monk. «La verdad es que todos somos muy fanáticos de Monk, particularmente para mí es uno de los músicos que más admiro, que más aventurero me parece. Tiene un espíritu de libertad y de aventura, de profundidad que no tienen otros. En medio del tema nos pareció bueno ponerlo, fue algo natural, igual porque la canción no es que sea un corte para la difusión, más bien es algo rara». Coincidimos en que «La Rosca», el corte central, sirve para definir el espíritu ecléctico de «La Marcha...». «Habla de cómo una tormenta va llegando al parque en la ciudad. A mí me pareció que lo más exacto para esta canción era ese clima de tango que me recordaba mucho a las canciones que escuchaba mi papá cuando yo era muy chiquito y también a algunos poetas argentinos. En realidad el tema no es un tango, aunque tiene bandoneones y unos aires tangueros, es más como un cuento. Fue divertido y entretenido hacerla, fue la primera canción que grabamos, hace dos años justo después del disco anterior y nunca más la volvimos a tocar, empezó como una improvisación y así ha quedado, tal cual, de primera toma». Este mismo mes de septiembre van a actuar en nuestro país, aunque sólo en Madrid y Barcelona. «Creo que luego volveremos para hacer algo más. A mí me encantaria porque hasta ahora siempre que hemos ido a España fue como muy poco tiempo, una o dos semanas. Me gustaría volver para trabajar algún tiempo y tocar en lugares más chicos y que la gente pueda vernos hacer otras cosas que nosotros hacemos. Hay todo un costado de los Cadillacs que a nosotros nos encantaría mostrar que es como algo más íntimo».
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