Empezamos esta entrevista yendo al grano y rompiendo dos de los sambenitos que más ríos de tinta han hecho correr sobre “Belong”, el segundo disco The Pains Of Being Pure At Heart. El primero, ese que afirmaba que el single homónimo de presentación sonaba a los Smashing Pumpkins de “Siamese Dream”. Kip Berman, cantante, guitarrista y alma mater del grupo, nos lo aclara entre risas vía telefónica. “Puede recordar un poco pero no era nuestra idea. Somos muy fans de ‘Siamese Dream’ y de todo el indie rock de los noventa, Sonic Youth y demás. De hecho eso es lo primero que nos gustó, fue la música de nuestra adolescencia. Las bandas escocesas de indie pop y a My Bloody Valentine los conocimos a los veintitantos. Dicho esto ‘Belong’ es una canción en la que queríamos recuperar el sonido de las guitarras de Adorable y Ride”. ¡Hala!, primer sambenito caído. Ahora vamos a por el segundo, que no es otro que el de culpar a Alan Moulder y Flood de limpiar y pulir el sonido del grupo. Un proceso que la banda neoyorquina inició por su cuenta con los dos sencillos editados tras su debut, los excelentes “Say No To Love” y “Higher Than The Stars”, que ya coqueteaban con los New Order más poperos. “Nos hacía mucha ilusión trabajar con dos personas que han estado detrás de algunos de nuestros discos favoritos de grupos como New Order o The Jesus And Mary Chain. Al principio nos daba mucho respeto trabajar con ellos y estábamos algo asustados, pero en todo momento se mostraron muy respetuosos con las canciones y para nada quisieron imponer su criterio. El trato fue muy cercano y nos dejaron ser nosotros mismos”. Aclarados estos dos puntos, entramos de lleno en “Belong”, la excelente continuación de “The Pains Of Being Pure At Heart”. Un segundo disco en el que, lejos de repetir la fórmula, se atreven a ampliar sus referentes sin cometer el error de traicionar lo que más nos gusta de ellos: su capacidad para facturar grandes canciones y, ojo, discos que se pueden disfrutar enteros de principio a fin. El Santo Grial en la era del modo Shuffle. “La verdad es que sólo somos una banda de pop y queremos hacer las mejores canciones. El primer disco sí que estaba muy encaminado al C-86 y al indie pop escocés, pero para este hemos abierto un poco más la paleta de estilos. Al fin y al cabo se trata simplemente de música pop, se puede picotear de muchos sitios”, añade. “Queríamos hacer un disco que se pudiera escuchar entero del primer al último tema, sin que te den ganas de pasar una canción o dejarlo a la mitad”. En el capítulo de los nuevos referentes, New Order deja de ser un coqueteo y salta a la palestra de forma destacada. Una canción como “The Body” lo deja claro. “Esa es una canción que hicimos con una intención: que la gente pudiera bailar al escucharla. Sí que recuerda a New Order, pero nosotros íbamos más a por la idea de hacer algo parecido a lo de OMD. Discos como ‘Architecture & Morality’ nos parecen excelentes. En ‘The Body’ se nota la mano sabia de Alan Moulder a la hora de conjugar guitarras y teclados”.
Ahora bien, dicho esto, que no se me espanten los seguidores del grupo (yo entre ellos, lo reconozco) que se enamoró de los de Brooklyn por su vena C-86. En “Belong” aún queda bastante de esa herencia. El espíritu de The Pastels, Talulah Gosh y más luminarias del género se rastrea en gemas como “Anne With An E”, “Too Tough", "Heaven’s Gonna Happen Now”, “Even In Dreams”. Eso sí, la que se lleva la palma en ese aspecto es “Girl Of 1.000 Dreams”, punk pop chispeante que recuerda a los primeros Soup Dragons. “Cierto que tiene un rollo muy punk pop. ‘Girl Of 1.000 Dreams’ es una canción que recupera el sonido de nuestro primer EP, y recuerda mucho al C-86, hasta tiene unas guitarras muy a lo Ramones, es muy fresca”. Esa vena punk pop no es lo único fresco y luminoso que presenta el disco. En el terreno de las letras se deja entrever algo de luz y optimismo. Y eso es una gran novedad en el discurso del cuarteto neoyorquino. Para los despistados, solamente hay que recordar que detrás de su apariencia de pop piruletero, los textos que poblaban las canciones de su debut ilustraban historias sobre el suicidio, el incesto y el fanatismo religioso. Angustia post-adolescente en su máxima expresión. Ahora parece que ha salido un poco el sol. “La letras ya no son tan agridulces como las del primer disco, que hablaban todas de cosas de pasado, sobre todo de la adolescencia y estaban llenas de tristeza. "En ‘Belong’ las canciones son más positivas, hablan del presente, de la inmediatez, de vivir el momento…”. Hablando de vivir el momento, The Pains Of Being Pure At Heart son uno de los más claros y recientes ejemplos de grupo-fenómeno. Con su primer trabajo, que a priori partía de mimbres muy de culto (el C-86 y el indie pop escocés de los ochenta), llegaron a gustar a la gran masa indie que en su vida había oído hablar de The Pastels, The Vaselines, The Field Mice o BMX Bandits, entre otros. Un hecho difícil de explicar sino fuera por una conjunción de factores que tiene su mayor baza en las diez canciones grandes como el Everest que presentaba su debut. Kip Berman se encarga de quitar hierro al asunto del salto a la fama dentro del fandom indie. “Solo somos grandes en España (risas). Bueno nosotros somos de Nueva York y ahí tener éxito es ser Beyoncé (risas), y si me apuras dentro del indie pues grupos como MGMT o Vampire Weekend. Nosotros seguimos paseándonos por nuestro barrio como si nada. De hecho preferimos seguir siendo una banda pequeña con un número de seguidores muy fieles a los que les gustemos de verdad, aunque no sean muchos, que ser una banda muy conocida que tenga fans de temporada. Queremos ser como The Pastels o Teenage Fanclub, que tenían muy pocos fans en Estados Unidos, pero que eran muy queridos por una pequeña minoría”. The Pains Of Being Pure At Heart están en el camino de ser una de esa bandas queridas por una inmensa minoría. Es más, ahora que Belle And Sebastian han patinado con el fallido “Belle & Sebastian Write About Love”, los neoyorquinos pueden ocupar su lugar como reyes del indie pop honesto, emotivo y sensible que no da gato por liebre. En sus manos está. Sólo les hace falta un tercer disco de traca y listos.
Aunque seamos una minoría en España realmente da gusto escuchar los dicos de esta gente que además de ser muy buenos disfrutan tocando en España y se les nota. Yo no se donde, pero se acabarán censando aquí fijo!!