Hace varias semanas que engullo “Diamantes” sin parar, hasta haber llegado a la conclusión de que El Columpio Asesino han tallado su mejor piedra. Sensual, macarra, tenso, hipnótico y elástico son algunos de los calificativos para definir este cuarto largo de los navarros. Han avisado ya al respetable poniendo en circulación “Toro”, el primer single de un disco que camina por donde lo hizo “La gallina”, si bien este astado se muestra vicioso y con vocación de himno festivalero gracias a un estribillo que anima a comer techo como no se tenga un buen after a mano. Muchos años han pasado desde que El Columpio Asesino comenzara a ganar concursos de maquetas y grabara su primer y homónimo álbum, un disco, por otra parte, atemporal a más no poder. “Se puede decir que mantenemos la misma actitud a la hora de hacer discos. Intentamos no tener prejuicios a la hora de hacer canciones, sin casarnos con ningún estilo, tendencia o corriente, pero sin darle la espalda a nuestro tiempo”. Quien contesta es Albaro Arizaleta, batería y voz, junto a Cristina, del grupo de Iruña. Hace unos días pude verlos estrenar el nuevo disco en Pamplona durante una noche en la que no sólo eran nuevas las canciones. “Hemos vivido un momento de grandes cambios en la banda en muchos aspectos. Markos, histórico de la banda, decidió dejar el frente, dejando un hueco enorme, el hueco de la sensatez. Lo echamos mucho de menos. Roberto, bajista en la ‘Gira Gallina’ también salió de la banda, centrándose en su prometedor proyecto llamado Ruper Sangra. También fue muy dura la decisión de no contar con nuestro manager de toda la vida Alonso para esta nueva etapa. De todas formas ahora contamos con un bajista de primera, Dani Ulecia, un gran músico y productor que ha encajado en la banda muy bien. Ahora somos uno menos. Sable se ha tenido que poner las pilas con los teclados y Cris con la guitarra”. Me atrevería a decir que hay canciones que parecen hechas para Cristina, cosa que antes no era tan evidente. “No diría que están pensadas para ella, pero está claro que a la hora de crear melodías somos conscientes que contamos con una voz como la de Cris, y eso te abre muchas posibilidades, te permite adentrarte en estilos que con mi voz no funcionarían”. Grabado de nuevo en los Estudios de Lucas con Iñaki, quien acompaña a la banda como técnico de sonido, “Diamantes” tiene bastantes similitudes con su predecesor en cuanto a la hipnosis y a lo cuidado de la producción. Es un disco que es un regalo enorme cuando se escucha con unos buenos auriculares. “Por primera vez hemos ido detrás de una idea, de un concepto y de un sonido. Hemos intentado sonar lo más limpio, ligero e ingrávido posible y al mismo tiempo ser sucios e intensos, con una extraña polución electro-onírica que a veces te enviste como un toro y otras te disuelve en un dulce sueño. Nos gusta balancearnos entre esos dos mundos opuestos, balancearnos entre la belleza y sordidez”. Lo han conseguido. No hay más que escuchar “Toro” y compararla con “MGMT” para comprobar que la variedad de registros que maneja el grupo se ha hecho mayor de edad en “Diamantes”. Si a eso le sumamos el hecho de que tan pronto se atreven con una versión del “The Endless Plain Of Fortune” de Cale como que reinterpretan “On The Floor” de We Are Standad, sus nuevos compañeros de sello, el hecho de que El Columpio Asesino podrían hacer de casi todo es palpable. “La de Cale es una canción que nos encanta, por su intensa melancolía y por su nostálgica belleza. El problema fue cuando tradujimos la letra al castellano, no había por dónde cogerla… Así que hice una nueva letra. Me dejé llevar por lo que la melodía me sugería, por los sentimientos en los que me envolvía el tema, y adapte esas sensaciones a las voces profundas de mi interior. Que el señor nos perdone. Cale ten misericordia… ‘On The Floor’ surge de un proyecto fallido con We Are Standard. Hicimos dos versiones y ‘On The Floor’ nos gustó mucho como quedó. Nos la apropiamos llevándola a nuestro sórdido universo”.
Antes he mencionado que El Columpio Asesino tienen nuevos compañeros de sello. “Ahora mismo Mushroom Pillow nos parece la discográfica más seria y que mejor está moviendo a sus grupos. Se nos acabó el contrato con nuestra ex, y empezamos con otra”. Suerte. Espero que la decisión haya sido la acertada y que la nueva disquera vuelva a hacer llegar a la banda a México, entre otras cosas. “Espero que sí. Tenemos una gran parroquia en el paraíso del tequila que no se puede ni descuidar ni olvidar”. Otra de las cosas que siempre han gustado de El Columpio son sus singles, algo que desapareció en “La Gallina” y que sería conveniente recuperar. “Me imagino que sí. El disco tiene unos cuantos…”. Tantos como temas de los que hablar en sus letras. Amor, drogas, excesos, dudas. Su universo se mueve por terrenos tan oscuros como atractivos, que encima lo hagan en castellano vuelve a hacer que quien firma no tenga demasiadas posibilidades de defensa ante unas canciones que podrían ser sacadas de mi diario. “Historias de personas perdidas, de huidas, de conflictos emocionales, historias de sexo decadente. Surgen de experiencias pasadas y vividas, de la observación de mi entorno más cercano. De la noche y de su decadencia. De autoengaño y derrota. Claudicación ante los más bajos instintos animales. Se podría decir que las canciones tienen un fondo de tristeza y de desencanto, pero también hay sentido del humor y por momentos ánimo. Momentos de la vida loca del apacible pasto de vacas que es Pamplona”. Aparte de en ese apacible lugar, Albaro olvida decir que esas historias han sido disfrutadas en México, China o Filipinas. Los Arizaleta apostaron en su momento por dejarlo todo y vivir del grupo, algo que les aporta libertad de movimientos pero que tiene sus contras. “Bueno se podría decir que te levantas a la hora que te da la gana, que dispones del tiempo a tu antojo, no sé, se vive bien, pero te sientes con el culo al aire, no sientes esa manta que arropa al resto y sobre todo tienes que hacerte a vivir con poco”.
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