“Liberty” es tu trabajo más inspirado, el séptimo, y una obra que toma su inspiración de las bandas sonoras de Ennio Morricone para tejer un espléndido tratado conceptual sobre los claroscuros de nuestra existencia. Es un álbum largo, bastante ambicioso también en cuanto al rango de sonidos que cubre. ¿Crees que es el más logrado de tu carrera, como se está apuntando ya en algunos medios?
Es posible, pero supongo que el tiempo lo dirá. Lo que sí es cierto es que hemos disfrutado haciéndolo, y creo que es un trabajo pensado para ser escuchado de principio a fin.
"Al final, más allá de las tragedias inevitables por las que uno haya podido pasar, hay momentos en los que puedes elegir cómo sentirte sobre tu vida".
¿Tenías claro desde un principio que tendría este sesgo conceptual, o fue algo que simplemente surgió tal y como avanzaba el trabajo?
No, no teníamos una idea muy clara al principio. Una vez estuvieron todas las canciones escritas, es cuando empecé a pensar en qué producción les podía ir mejor. La única idea que tenía es que me gustaría que tuviera una sonido muy de spaghetti western, y ahí me di cuenta de que debía crear una historia. Lo gracioso de todo es que nunca pensé que haría un álbum conceptual hasta que me metí en este, que obviamente sí que iba a responder a un concepto claro. Simplemente ocurrió. Y fue una especie de desafío, que salió bien. Y que además te obliga a ser creativa de un modo distinto. En lugar de hacer una criba de entre todas las canciones que escribí a lo largo de un año, que es lo que hacía otras veces, tuve que trabajar en torno a un concepto, algo que hasta ahora no había hecho. Y fue muy divertido.
Este es también el primer disco que publicas en Shadowbox Music, tu propio sello, tras casi una década editando en Last Gang Records. ¿Por qué?
Pensé que era ya hora de hacerlo así. Estoy muy agradecida por todo el trabajo que hizo mi sello por mí, pero al mismo tiempo me di cuenta de que nuestras visiones sobre cuál debía ser mi carrera empezaron a ser diferentes. Me querían llevar en una dirección distinta a la que yo quería emprender. Así que nos despedimos. Pensé en encaminarme hacia cualquier otra discográfica pero pronto me di cuenta de que la mayoría de ellas están ahora mismo trabajando en modo 360 grados, algo lógico teniendo en cuenta que ya no están obteniendo los ingresos que obtenían merced a la venta de discos, pero creo que ese funcionamiento no es muy provechoso para los artistas que están en mi nivel. No sentía que esa clase de acuerdos me fueran a beneficiar, así que decidí hacerlo todo por mi misma.
Supongo que estarás satisfecha de haber emprendido ese camino, tal y como está siendo acogido el disco...
Sí, la verdad es que me siento bien con su acogida. Siempre que afrontas algo creativo no sabes cómo va a reaccionar la gente, hay un punto de incertidumbre, pero ha obtenido una muy buena respuesta, lo que me hace sentirme afortunada. Y creo que es algo que prueba que la decisión de tomar mi propio camino fue la correcta.
¿Es cierto que decidiste trabajar con Skylar Wilson como productor porque compartís vuestra pasión por la música de Ennio Morricone?
En realidad fue Quentin Tarantino. A los dos nos gusta Morricone, pero cuando entablamos contacto para trabajar sobre este disco me preguntó: “¿qué clase de disco quieres hacer?” Y yo le contesté que era muy fan de las películas de Tarantino y de sus bandas sonoras, y que me gustaría hacer algo en esa onda. Y él me dijo que también lo era. Ese fue un factor decisivo, porque estaba segura de que entendería mi visión también.
Tanto en el tono general del álbum como en el particular de algunas canciones, se aprecia un tránsito de la oscuridad a la luz. ¿Crees que es siempre recomendable que en cualquier torch song, por triste que pueda resultar, haya algo de esperanza al final?
Oh, sí. Seguro. Es importante. No quiero deprimir a la gente, quiero darles esperanza. La idea común a todas las canciones de este disco es darles esperanza. Darles algo de fuerza para que puedan sobrellevar cualquier dificultad que tengan en la vida. Y que sepan que siempre hay luz al final de túnel.
De hecho, supongo que la versión que has hecho de “Gracias a la vida”, de Violeta Parra, y en castellano, obedece también a eso. ¿Te resultó difícil lo de cantarla en castellano?
Sí, lo fue (risas). Hasta los cinco años supe algo de español, porque mi padre es mexicano. Pero desde entonces perdí fluidez hablándolo, aunque siempre he querido cantar algo en esa lengua. Forma parte de los riesgos que decidí tomar en este disco, de intentar cosas que no había probado hasta ahora. Sé que mi pronunciación no debe ser perfecta, pero me encanta la canción y el mensaje de la letra. Y creo que encaja muy bien justo al final del disco, como cierre de su historia, cuando más necesitas apreciar la vida. Al final, más allá de las tragedias inevitables por las que uno haya podido pasar, hay momentos en los que puedes elegir cómo sentirte sobre tu vida: algunas personas se dejan marcar por cosas que son en realidad insignificantes y se encierran en su pequeño mundo y sus pequeños problemas, y no se quedan con la imagen completa, pero hay cosas sobre las que sí podemos elegir. Yo quería transmitir el mensaje de que la vida es un milagro, y si lo miras en perspectiva y escoges la imagen completa, la vida es muy bonita y deberíamos estar agradecidos por ello.
¿Esa sensación de estar quedándote con la imagen incompleta de lo que es la vida, y estar optando por quedarte con la cara más desagradecida de ella, es algo que te pasó a ti en algún momento de tu carrera? Lo digo porque tengo entendido que antes de este disco incluso te planteaste la posibilidad de dejar la música...
Lo hice, y creo que todos pasamos alguna vez por esta clase de situaciones, en las que nos sentimos superados por la vida y sus problemas. A mucha gente le cuesta superarlo. Yo estuve a punto de dejar la música. Y no te voy a mentir diciéndote que la industria de la música es todo romance y gloria, ni mucho menos. Yo no gano mucho dinero con esto. Es complicado sobrevivir. Ya hay mucha gente haciendo música, y ser músico puede ser una tarea desalentadora, y lo que yo necesitaba hacer era salir de ese contexto y mirarlo desde fuera. Ver la imagen completa, como te decía antes. Cuando lo hice, aprecié lo importante que era mi música para algunas personas que lo estaban pasando mal, gente que había estado en terapia, o se habían divorciado, o habían perdido a un ser querido. Y ahí empecé a dejar de preocuparme sobre si era importante triunfar como músico, tener o no tener éxito. No importa. Lo relevante es tener esa conexión humana con otra gente, a la que puedas ayudar. Es muy gratificante. No tiene precio. Puedes ganar un millón de premios Grammy, pero sin esa conexión: ¿qué sentido tiene? Es increíble lo que puede hacer la música. Yo siempre fui muy introvertida, no conectaba mucho con el resto de la humanidad, pero la música me ha dado la posibilidad de tender ese puente con el resto de la gente, entender mi propio yo y sentirme parte de algo. El negocio de la música no deja de estar regido por el dinero, y por sacrificar cosas que sabes que no vas a poder volver a hacer. Es un aspecto de la música que puede ser agotador. Como si te estuvieras vendiendo todo el tiempo. Así que lo bonito es sentir cómo te recuerda la gente cuando escucha tus canciones y cuando sabes que les son de mucha ayuda.
¿Vas a estar actuando en Madrid y Barcelona a finales de junio? ¿Qué podemos esperar de tus actuales conciertos?
Será más austero de lo que es el disco, porque –obviamente– no podemos llevar con nosotros una sección de viento, pero reimaginamos las canciones en un formato de banda más reducido y creo que es bastante divertido. Creo que reinterpretamos el disco de una forma muy cool, y que la gente lo va a disfrutar.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.