Tras un trabajo de versiones de material ajeno como fue “Gramola” (Tormina, 2014), compuesto por versiones de Violeta Parra, Chabuca Granda o Julieta Venegas, y otro anterior con Genís Segarra (Austrohúngaro, Hidrogenesse), como “Vigila el fuego” (Austrohúngaro, 2012), se puede decir que vuelves a tu registro más básico, un poco a los orígenes. ¿Por qué?
Yo creo que es porque cuando hago discos con más arreglos, luego en directo no me gustan. Igual soy un poco rara, pero cuando toco en directo me gusta poder marcar el ritmo con el pie, con la pandereta... por ejemplo en “Gramola” había una canción que para tocar en directo, yo sola, me resultaba imposible. Sé que nunca voy a tener una banda con la que acompañarme. Bueno, es un poco más delicado hacerlo así, como lo hago ahora.
"Siempre me han gustado mucho el blues o el country, pero esta vez he querido que fuera más pop".
Has tratado de sintetizar diferentes fases de tu carrera en este disco, ¿no? Lo digo porque quizá la forma sí sea como las de tus trabajos más lejanos, austera y seca, pero el fondo (la estructura de las canciones) es más compleja que en aquellos discos, ¿no?
Sí, he trabajado mucho las canciones, porque son muy sencillas pero a la vez yo quería que fueran un poquito más pop. Con esa forma tan directa, tan sencilla y un poco punk, pero con melodías nuevas, a diferencia de lo que hacía en mis dos primeros discos. Siempre me han gustado mucho el blues o el country, pero esta vez he querido que fuera más pop.
Se trata del segundo trabajo que editas en tu propio sello, Tormina Records. Con la distancia recorrida, desde los tiempos de Hello Cuca hasta hoy, ¿crees que la autoedición es la mejor opción hoy en día?
Bueno, no siempre. No lo sé, depende de cómo le funcione a cada uno. A mi, al estar aquí en Suecia, me viene bien. Si de repente quiero grabar algo, pues lo hago, soy muy así. Y como hoy en día los sellos no pagan nada... para mi es algo bueno. Me viene bien para hacer CDs, pero luego vinilos no puedo hacer, porque como envío por correo los discos, pues no puedo ponerme a enviar vinilos. A mi me va bien la autoedición, y hoy en día mucha gente lo prefiere, pero tampoco puedo decir que sea necesariamente lo mejor. Yo tampoco hago súper bien todo lo de la promo. Ahora mismo me compensa hacerlo yo misma, me gusta luego hacer los envíos a la gente, tiene su parte entretenida.
Has trabajado con José María Rosillo (Amaral, Jorge Drexler, Marlango, Sexy Sadie, The Sunday Drivers), quien coproduce el álbum, que se grabó solo en los primeros cuatro días de noviembre. ¿Cómo surge esa relación y cuál ha sido su aportación en un disco ya de por sí bastante austero?
Mi primer disco lo masterizó él, porque salió en Lucinda Records, que era un sello de Subterfuge y como él trabajaba con Subterfuge, pues lo hizo. Después, hace un tiempo, Single sacaron un disco que grabaron en su estudio, creo que era el “Anexo” (2012). Me gustaba cómo sonaba ese disco. Les pregunté qué tal fue la grabación y pensé que quizás yo podría grabar también con él con los años. Y luego no es que él fuera exactamente a hacer la producción de este disco, pero una vez ahí se metió mucho en el rol, le gustaba y empezó a producir. Y fue muy bien.
Supongo que la aportación de Teresa Iturrioz en el disco, que mete su voz en “Quién puede arreglar”, también proviene de ahí...
Eso fue por casualidades de la vida, porque yo soy muy fan de Single pero nunca me hubiera atrevido a pedirle que colaborase, me daba un poco de corte. Pero todo fue muy rápido. Yo llevaba ya un par de meses ensayando y cuando llegué al estudio, al segundo dia de grabar, ya tenía la voz cascadilla, un poco mal, y me faltaba solo grabar esa canción, Hice las estrofas pero los estribillos no, porque era súper agudo, y de repente me quedé afónica total. Susurrando, no podía ni hablar. Y estuve pensado si quitar la canción o qué hacer, y al final se me ocurrió preguntarle a Teresa, le mandé un mensaje y dijo que sí, se vino, y en menos de una hora oyó la maqueta de la canción, la cantó y así de rápido fue.
Hay un sentido del humor que cobra especial relieve en este disco, en canciones como “Bolleras como tú”, por ejemplo. ¿Te sirve para relativizar las cosas?
Siempre me ha gustado aplicar el sentido del humor, en los tiempos de Hello Cuca hacía cómics y siempre estaba con eso. Luego, a la hora de hacer música en solitario, recuerdo que algunas canciones de primer disco tenían ese toque, como “Pagan por tocar”, que también tenían su guasa. Y luego perdí un poco eso, siento que mis canciones no han mostrado ese humor. Y en este disco me expongo más sentimentalmente, y el humor me sirve, como tú dices, para relativizar y quitar hierro a las cosas, que sean como “bah, qué fuerte todo”. Y me sirve para contar historias. Hay que reírse un poco de todo.
También se aprecia en “Mi guitarra”, en la que cantas “mi guitarra es una máquina de matar el tiempo”, parafraseando a tu manera aquel slogan de Woody Guthrie. ¿Es una forma de quitar hierro a cualquier posible comparación con él o al supuesto poder transformador del rock en la sociedad?
No, es una canción un poquito triste. Mi padre se murió hace dos años, porque le dio un cáncer y se murió muy rápido, y yo esos días, en el hospital -tuve que cancelar algún concierto- siempre estaba con mi guitarra, y me acordaba de esa frase de Woody Guthrie, porque para mi la guitarra era una forma de matar el tiempo. Él estuvo ingresado e inconsciente como 18 días, y al final nunca se despertó, y eso de estar esperando con la guitarra ahí sentada, pues me generaba mucha impotencia, esa inutilidad de cuando no puedes hacer nada. Y luego también, lo de matar el tiempo con la guitarra, es esa cosa de cuando empiezas y los padres te dicen que estás perdiendo el tiempo y te dediques a otras cosa... yo qué se, es un poco difícil explicar la canción. A lo mejor solo la entiendo yo. Hay otras en el disco que son más fáciles de entender.
Llevas unos seis años viviendo en Suecia. ¿Cómo ves desde allí la actualidad musical española?
Voy siguiendo cosas, hay bastantes cosas chulas. Aunque muchos grupos son los mismos que cuando yo aún estaba allí, como Hidrogenesse, Kokoschka, La Bien Querida... y luego a nivel un poquito más mainstream, ahí ya no controlo tanto. Voy pescando cosas. A nivel underground sí que están saliendo cosas, en Madrid -por ejemplo- que me gustan, como Hinds o Las Odio, pero tampoco tengo una visión global de cómo están las cosas. Hay un montón de grupos que tocan en los grandes festivales, una escena indie establecida, y luego un montón de grupos como más underground, entre los que me puedo incluir. Pero tampoco pienso mucho en ello ni me preocupa. Yo suelo ir a donde me llamen, aunque donde más me gusta tocar es en salas.
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