El trayecto a su nombre es cada vez más (inesperadamente) sólido, y más que reciente "C’Mon You Know" (Warner, 2022), de nuevo con Andrew Wyatt (más) y Greg Kurstin (menos) en labores de producción y composición, bien puede ser no solo su mejor disco en solitario, sino también el más aventurado. Sin volvernos locos, vaya. Que los himnos rock de perfil indisimuladamente clásico y los textos de molde genérico, ciertamente elemental, siguen siendo marca de la casa.
Pero suenan robustos. Su swagger resulta creíble. Cuaja con solvencia y oficio. Incluso se permite algunas insospechadas licencias estilísticas, mezclando un par de géneros en alguna canción mutante, al estilo de un Paul Weller (sí, sí) a quien hubiéramos asociado mil veces antes con su hermano Noel. Me lo cuenta Liam por teléfono durante quince minutos, tras saludarme reconociendo estar impaciente ante la celebración de un partido de fútbol (la vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones de su Manchester City ante el Madrid) del que posiblemente no hubiera tenido ni pizca de ganas de hablar al día siguiente, dado su paranormal desenlace.
"Hay algunas cosas aquí que en mi vida hubiera imaginado hacer. Tenía mis dudas, pero luego pensaba, 'joder, hagámoslo, vamos a por ello'"
Me parece tu disco más diverso. ¿Lo ves así? De hecho, en una reciente entrevista en Radio X, te he oído decir que el ochenta por ciento del disco es peculiar, y el otro veinte por ciento es más clásico, con cosas como “Everything’s Electric”.
Estoy totalmente de acuerdo. Hay algunas cosas aquí que en mi vida hubiera imaginado hacer. Tenía mis dudas, pero luego pensaba, “joder, hagámoslo, vamos a por ello”. ¿Sabes lo que quiero decir? El parón de la pandemia también nos dio más tiempo. La primera canción que compusimos fue “Oh Sweet Children”, y a partir de ahí todo fue rodado, hasta completar las catorce canciones. Hay cosas en este disco que habitualmente no hacemos, estoy contento de que se note. Creo que suena a mí, pero también es un poco diferente.
En “More Power” se escucha un coro infantil, en “Diamond In The Park” se oye a niños jugando en un parque, y “Oh Sweet Children” también habla sobre la infancia. ¿Es una época de tu vida que has rememorado especialmente durante este tiempo en el que todos hemos estado más recluidos que nunca, quizá retrotrayéndonos más de lo normal a nuestro pasado?
No, en realidad no. No estuve pensando particularmente en nada, más allá de lo que cualquiera haría durante este tiempo. Es más bien como un ruido de fondo que está ahí. The Smiths solían hacer eso en sus canciones. Puede que fuera algo inconsciente.
He leído que algunos cortes fuero producidos por Greg Kurstin (Foo Fighters, Paul McCartney, Kendrick Lamar). ¿Se encargó él de todo el álbum?
No, lo produjo casi todo Andrew Wyatt. Greg solo se encargó de “Everything’s Electric” y “Better Days”. Greg estaba demasiado ocupado con la grabación de otros discos, y no pudo implicarse al completo.
¿Fue fácil completar el disco a distancia, sin reuniros en el estudio?
Bueno, con Andrew (Wyatt) pudimos juntarnos en los estudios RAK de Londres cuando el confinamiento se relajó, también con el resto de la banda. Tuvo que volverse luego a Norteamérica, pero todo fue muy fácil, la verdad.
Te quería preguntar por “Everything’s Electric”, en la que Dave Grohl figura como coautor. ¿Cómo surgió?
Nos conocemos desde los tiempos en los que Oasis y Foo Fighters coincidíamos en festivales, y además tenemos el nexo en común de Greg Kurstin. Habíamos hablado ya sobre hacer algo juntos, pero nunca habíamos podido. Cuando teníamos el disco ya terminado, me fui al pub a beber para celebrarlo, y recibí una llamada de mi manager diciéndome que tenía una canción en la recámara. Me preguntaron si me apetecía escucharla. Dije “¿por qué no?”. Siempre hay hueco para otra canción de rock and roll. Y, obviamente, Dave Grohl es un gran escritor de canciones. Dejé mi cerveza a medias, volví al estudio, registré mi voz y se la reenvié. Y acabó en el disco. Quién sabe si algún día podremos grabar juntos en el mismo estudio. Ojalá.
¿Es cierto que el ritmo de la canción está inspirado en “Sabotage” de los Beastie Boys?
Sí, eso surgió por una charla que tuvimos durante el confinamiento, pensando en lo que molaría una canción que tuviera el ritmo de “Sabotage”, un poco de ese palo. El principio de la canción, sobre todo, es así. De todos modos, creo que muchas veces, cuando tratas de hacer algo a conciencia, no sale exactamente como lo tenías pensado. Nos hemos acercado, en cualquier caso. “Sabotage” es una canción que me encanta.
¿Y cómo surge “Moscow Rules”, la colaboración con Ezra Koenig, de Vampire Weekend?
Pues la verdad es que ni yo sabía mucho acerca de su música ni nos conocíamos. Resultó que estaba también grabando en los estudios RAK. Fue cosa de Andrew (Wyatt), que estaba trabajando en ella y me preguntó si pensaba que la canción era un poco rara. Le dije que sí, y que fuéramos adelante. Empezamos a trabajar en ella, y Ezra aportó su piano y su saxo. Es un tipo muy talentoso.
Lo malo de la canción es el timing: no vivimos un momento muy popular para nada que venga de Rusia, precisamente.
Sé lo que dices, pero no tiene nada que ver con la guerra, no es tampoco una canción prorrusa ni antirrusa. La gente lo entenderá en cuanto la escuche. Pero bueno, es solo música. Y si alguien se cabrea, y se molesta de verdad, de verdad, de verdad (N. del R.: lo repite hasta tres veces) en leer la letra, la entenderá. Pero no es un problema, vaya. Me importa muy poco. La música está para ser disfrutada, no para cabrear a nadie. Pero ya veremos.
"Hubo días, cuando tenía algo más de veinte años, en los que, joder, me daba igual todo, y con el tiempo aprendes a parar el carro"
La canción que mas me ha sorprendido es “I’m Free”. Empieza con unas guitarras muy agresivas y luego deriva en un interludio de dub.
Me gusta que lo digas, es una de mis favoritas.
Puede que sea de una de esas canciones de las que dices que la gente no esperaría normalmente de ti.
Sí, es uno de esos casos de meterte en un tipo de canción con la que vas a por todas, no te paras a pensar. A mí me gusta el reggae, y me gusta el dub, así que pensé “¿por qué no, tío?, cambiemos un poco”. Si a la gente no le gusta, siempre puede echarle la culpa al covid.
El 4 de junio actúas en Knebworth, conmemorando el 25 aniversario (con un año de retraso) de aquellos dos legendarios conciertos con Oasis en 1996, ante más de 200.000 personas, sumando ambos días. Compartiendo escenario con Kasabian, Fat White Family o Goat Girl, músicos (generalmente) más jóvenes. ¿Qué te parece la nueva hornada de grupos británicos? ¿Les escuchas?
Depende de cuáles. ¿Cuáles son nuevos? Dime alguno.
Dos de los que te he mencionado. O Yard Act, por ejemplo.
Los he escuchado solo un poco. Están bien. Tampoco me preocupan. No diría que soy fan de ninguno de ellos, pero la verdad es que hay muchos grupos buenos ahora mismo. Siempre habrá buenas bandas en Inglaterra. Siempre habrá buena música. Es como un rito de paso. No importa si son muy populares o no.
Por cierto, en septiembre cumples cincuenta años. ¿Cómo lo llevas? ¿Se te ocurrió alguna vez, cuando eras un adolescente o un veinteañero, que estarías aún en activo y vendiendo discos a estas alturas?
Probablemente no. Obviamente, yo me veo con fuerzas y con ganas de seguir muchos años más ¿sabes lo que quiero decir? Hubo días, cuando tenía algo más de veinte años, en los que, joder, me daba igual todo, y con el tiempo aprendes a parar el carro y relajarte un poco porque, si no, te puedes meter en problemas, con la bebida y con las drogas. Sí que puedes pensar entonces que no vas a llegar tan lejos. Pero ahora estoy en un buen momento, tío. Con equilibrio. Ya no me vuelvo loco cada noche. No salgo de fiesta. Hago ejercicio y me mantengo sano. Pero tampoco soy un obseso de la vida sana.
¿Haces algún deporte?
No, no. Solo algo de boxeo en el jardín, y salgo mucho a pasear. Intento no beber cuando tengo conciertos a la vista. Estar más o menos en forma.
Por cierto, no sé si escuchas los discos de tu hermano, y si sientes que estás compitiendo con él.
No, la verdad es que no. Noel es un gran compositor. Él tiene su fórmula, yo tengo la mía. No compito con Noel Gallagher. Solo compito con Noel Gallagher como persona.
Bueno, supongo que esa es una competición que mantenéis desde que erais críos y compartíais habitación.
Sí. Él es mejor compositor, pero yo soy una persona mucho más agradable. Tengo lo pies más jodidamente en la tierra.
No sé hasta qué punto te cansa que se os pida reuniros de nuevo, porque tú lo has sugerido en más de una ocasión, pese a que él siempre ha dicho que no lo haría ni por una cantidad obscena de dinero.
No, no, no, a mí me gusta eso, tío. Me gusta que me lo pidan. Oasis es una gran banda, que nunca debería haberse disuelto. Es triste que nos separásemos hace tanto tiempo. Y todo porque le dije a Noel Gallagher un par de verdades que no le gustaron. Fue su decisión. Yo hago ahora mi música, él hace su música. Ahora canto veinte canciones en cada concierto, mientras antes cantaba catorce o quince. Conforme me hago mayor, tengo más fuerza. A quienes pensaron que no sería capaz de hacerlo, les diría que esperen jodidamente sentados.
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