“Arriesgarse debería ser indispensable para todos los que se dedican al arte”
EntrevistasLeón Benavente

“Arriesgarse debería ser indispensable para todos los que se dedican al arte”

JC Peña — 02-02-2022
Fotografía — Archivo

El cuarto álbum de la banda de Abraham Boba, Eduardo Baos, Luis Rodríguez y César Verdú se titula “ERA” (Warner, 22). Palabra enigmática con varias acepciones que condensa su carácter inquieto, y remite entre otras cosas a la disrupción provocada por la pandemia.

El confinamiento cortó en seco la última gira de un grupo que ha hecho de la carretera su razón de ser. En otoño del fatídico 2020 empezaron a dar forma a su nuevo álbum, con la intención de siempre: no repetirse. Los textos certeros y sugerentes de Boba, repletos de guiños y referencias (de “Blade Runner” a Marina Abramovic o T.S. Eliot), se integran en unas composiciones en las que la base de grupo de rock se funde con elementos electrónicos.

Nos encontramos con León Benavente al completo en las oficinas de Warner Music en Madrid justo antes de su mudanza. Todo cambia –inevitable pensar en ello cuando uno pisa hoy una gran discográfica–, quién sabe si hemos entrado en otra era, pero entre los músicos de León Benavente se mantiene intacta una camaradería genuina y una voluntad férrea de vivir en el presente que, contra todo pronóstico, les ha llevado a conquistar a un público heterogéneo y fiel entre mundos que raramente se encuentran: el rock alternativo y una popularidad casi mainstream.

La larga conversación, a veces seria, por momentos caótica y repleta de bromas, les muestra con un nivel infrecuente de complicidad y entusiasmo por lo que hacen, sobre todo después de tanto tiempo juntos refinando algo que ven como un oficio. Emerge también la indignación contenida ante el abandono que ha sufrido el sector musical en estos casi dos durísimos años pandémicos. Y algunas agudas reflexiones sobre el compromiso con lo que uno hace, el éxito y la misteriosa conexión con ese ente tan caprichoso que es el público.

“Esto es una carambola: si no nos hubiéramos juntado las personas que somos, esto no sería lo que es"

En las notas que acompañan “ERA” afirmáis que con canciones como “Mítico” os sorprendisteis a vosotros mismos. ¿Buscabais eso, de alguna manera, con todo el álbum?
(Abraham) Lo buscamos en cada disco. Es la única premisa de la que solemos partir. Es muy difícil, siendo las mismas cuatro personas, que hagas un cambio absoluto y radical, pero siempre nos planteamos hacer cosas que no hemos hecho, o, al menos, que lo que estemos haciendo nos sorprenda. Y no repetir fórmulas. Son planteamientos que solemos tener antes de empezar cada disco. “Mítico” es una de las canciones que quisimos llevar al extremo. En otras también queda bastante claro.

De hecho, incluso cambiasteis de roles en cuanto a los instrumentos. Me ha parecido a mí, o ¿en el disco hay muy pocas guitarras?
(Luis) Es cierto. Somos un grupo de cierta edad, y eso nos permite hacer este tipo de cambios a la hora de tocar instrumentos. Las guitarras que hay no parecen guitarras. Era lo que nos interesaba, que no fueran al uso. Que a lo mejor parezcan sintetizadores.
(Abraham) Pero hay muy pocas. De hecho, él, que normalmente es el guitarrista, ha tocado el bajo en prácticamente todas las canciones, que también es lo que creo que nos ha llevado a otros terrenos, y fue otra de las premisas que tuvimos al empezar este disco: cambiar un poco los roles. Habíamos hecho tres canciones en las que Edu había dicho que no iba a tocar el bajo, y en el fondo su sonido había acabado siendo una característica de León Benavente. En el momento en que lo eliminas y pasas a otra cosa, te pone en otro lugar a la hora de hacer canciones. También fueron cosas que hablamos desde un principio. Luego, te puedes poner a hacer música y no llegar a donde quieres. Pero está bien tenerlo como premisa.

¿De dónde viene ese impulso de hacer cosas diferentes? Porque hay muchos grupos que están muy cómodos en un determinado terreno.
(Abraham) Porque si no, nos aburrimos.
(Edu) Es necesidad.
(Luis) La pregunta es: ¿Se divierten haciéndolo?

Mirad a AC/DC…
(Luis) Bueno, ¡estamos hablando de una multinacional! Nosotros lo que intentamos es preservar esa ilusión, esa cosa divertida de cuando ibas al local al principio hace muchísimo tiempo, cuando teníamos quince o dieciséis años. Tratar de preservarlo de alguna forma creo que es bastante saludable.
(César) Al final, en los directos desarrollamos mucho esa fórmula que hemos empleado para hacer ese disco, y cuando estás cayendo ahí te das cuenta que lo que te pide el cuerpo es salir un poco de ese área de confort.
(Abraham) También es un cliché cuando los grupos empiezan a tener discos, y lo habrás escuchado en ciento un mil entrevistas, y dicen: “no, con éste nos hemos arriesgado: hemos metido más sintetizadores”. Es un cambio que se ha convertido en un cliché, porque las herramientas están ahí y todo el mundo las puede usar. Nosotros lo intentamos hacer como premisa de inicio. Puede que luego lo consigamos más o menos. Creo que en este disco los cuatro podemos pensar que lo hemos conseguido.
(César) A nivel rítmico, también: intentar defender las canciones sin una batería acústica, que es de donde veníamos, y usar programaciones, y que convivan esos dos mundos. Y también, sobre todo, no perder la esencia y reconocer a León Benavente dentro de esos cambios.

Esa combinación de rock y electrónica no es fácil de llevar a buen puerto. ¿Partíais de alguna referencia?
(Edu) Tendríamos que remontarnos a cuando nacimos [risas]. Creo que ninguno de los cuatro hemos tenido en nuestra vida grupos que hayan hecho clichés musicales. Siempre hemos intentado tener grupos que hayan buscado su propia identidad. El universo confluyó para que tuviéramos este grupo con el bagaje de los cuatro. Si hablamos de referencias, ya no serían musicales, sino vitales. Debería ser condición indispensable de toda la gente que se dedica al arte intentar arriesgarse… Toda la gente debería tener ese “sufrimiento”. Porque estás saliendo de tu sitio. Y se sufre.
(César) Sobre todo, porque cuando estás haciendo música está muy bien decir eso de “que me sorprenda”, pero tampoco sabes si vas por buen camino. La sorpresa tiene eso. Vale, me está sorprendiendo, pero no sé si estoy dando la calidad.
(Luis) Pero ¿cuál es el “buen camino”?
(César) Ya, hombre, es muy relativo todo.
(Abraham) Como siempre hay que ponerle etiquetas a los grupos para clasificarlos, nosotros siempre hemos dicho que somos una banda de rock. En el fondo es lo que somos, sobre todo encima de un escenario. Ahí es bastante evidente. Pero ya en el disco anterior fue cuando más empezamos a hacer esa mezcla de grupo de rock que utiliza electrónica. Sofisticando el rock, de alguna manera. Creo que ahí empezamos ese camino, y que en éste lo hemos llevado un poco más al extremo. Lo cual no quiere decir que sea un disco más electrónico, ni mucho menos. No deja de ser un disco de una banda de rock, pero utilizando máquinas y elementos de la electrónica.

El nombre del disco es una palabra ambigua, polisémica. Me ha parecido que hay muchas referencias al tiempo. Hay una canción que se llama “Viejos rockeros viejos” que tiene esa frase estupenda de “Hay que saber irse de una fiesta antes de que se vayan los demás”. ¿Qué me podéis contar del título del álbum en relación a lo que dicen las letras?
(Abraham) A nosotros nunca nos ha gustado hacer discos conceptuales, pero partir de un concepto que lo unifique y te vaya llevando por todas las ramas que pueda tener esa palabra, es una forma de trabajar. Para escribir me sirve. Creo que la mayoría de la gente cuando vea el título va a ver bastantes referencias a que estamos en un nuevo paradigma. Una nueva era. Realmente, lo que se va a tener más en cuenta es que esto es la post-pandemia, y está la era de antes y la era de ahora. Obviamente, hay referencias a ese tiempo, porque los cuatro lo hemos vivido y creo que pasará un tiempo hasta que sepamos hasta dónde ha llegado o hasta dónde nos ha calado esta historia, pero el título tiene más que ver con el otro significado de la palabra: con lo que ya no es. Hay muchas referencias, sí, al pasado y a puntos de inflexión. Cosas que se terminan, que cambian, que vienen siendo de una manera, terminan y empiezan de nuevo. Eso es un terreno muy amplio, que da para hablar de muchas temáticas. Y creo que las diez canciones de alguna manera están relacionadas con este término.

Pero, al mismo tiempo, os negáis a caer en la nostalgia: en algunas letras como la que mencionaba, lo dejáis claro.
(Edu) Yo soy bastante nostálgico (risas).
(Luis) A mí me encanta.
(Abraham) Es que somos de una generación que tiende bastante a la nostalgia. Supongo que también tiene que ver con el paso del tiempo y que en el fondo, a medida que te haces mayor, a lo mejor tienes nostalgia no sólo del tiempo, sino de cómo eras tú en ese tiempo. Pero esa canción entra dentro del mismo discurso del que hablamos desde que empezamos la entrevista: no puedes aferrarte al pasado. Somos personas que vivimos muy en el presente, e intentamos no repetir lo que hayamos hecho. También se puede ver desde ese punto de vista esa canción.

“Siempre hemos dicho que somos una banda de rock”

¿Os supuso una dificultad añadida la pandemia a la hora de grabar o componer? Si no me equivoco, empezasteis con el disco en otoño de 2020.
(Luis) ¿Te refieres a nivel psicológico o a nivel técnico?

¡A todo! Ya que lo dices… [risas generales]
(Edu) A nivel técnico no supuso problema, porque llevamos mucho tiempo siendo autosuficientes en este sentido. Ahora estamos ensayando más en su casa [de Abraham]. Podemos ensayar en la nuestra también, pero a nivel técnico podemos desplazarnos a cualquier sitio. El estudio lo tenemos en mi casa, pero Abraham tiene otro, y estamos ensayando más en el suyo. A nivel psicológico, bueno... Es otra cosa [risas].
(César) Los discos pasados sí que hacíamos todo el proceso de preparación de las canciones en casa de Edu en Monforte, y en este caso tuvimos que hacer el famoso salvoconducto para poder ir a trabajar, que es lo que estábamos haciendo. Los dos últimos meses antes de entrar en el estudio en Galicia había bastantes limitaciones de horario: teníamos que acabar a las once. Era una cosa bastante friqui, porque nosotros no tenemos horarios. Tenías que parar a una hora determinada cuando estabas ahí enfrascado generando ideas y música.
(Abraham) La verdad es que cuando empezamos a hacer las primeras quedadas para hacer bases musicales, en octubre, íbamos, pero hasta dos días antes no sabías si íbamos a poder quedar. Avanzábamos, teníamos un material, yo me lo llevaba y lo trabajaba, y al mes siguiente, cuando teníamos que quedar otros diez días, era como “a ver si podemos quedar y seguir avanzando”. Tuvimos bastante suerte.
(César) Cancelamos alguna tanda en Galicia, ¿no?
(Abraham) En Galicia se retrasó dos meses. Sí. Y a nivel psicológico, te puedo responder que desde que montamos este grupo, que ahora va a hacer nueve años, ha sido una relación continua. Ya no sólo de estar cada fin de semana tocando y recibiendo esos inputs del público, sino que los cuatro estamos muy acostumbrados a vernos. Aunque no lo notes así, porque además de tus amigos, son tu banda. Te ves cada fin de semana, vas a tocar a un sitio, pero no es sólo tu grupo: es tu forma de entender la vida, es un poco tu familia. Cada uno vivimos en lugares distintos, y con el primer confinamiento no sólo se paró de golpe la gira, sino que realmente hubo un distanciamiento lógico. Las primeras veces que empezamos a quedar para hacer música, cada uno estábamos en otro sitio. Toda esa conexión tan bestia de verse y saber lo que piensa cada uno, se había perdido. Era como raro. La sensación era de estar tocando con extraños. Luego, cuando empiezas a trabajar, dices: “Joder, qué guay: era esto lo que sucedía”.

¿Y lo de no poder tocar en directo, cómo ha sido?
(Luis) Muy frustrante, sobre todo cuando ves que todo el mundo sigue con su vida.
(César) Nosotros, al final, hemos tenido mucha suerte, porque te pones a analizar los grupos que han podido tocar en estos casi dos años y hemos sido unos privilegiados. Te fijas en grupos que están empezando, o a los que la taquilla en estas condiciones no les funciona, y muchos de ellos llevan dos años sin tocar. Así. Y nosotros, bueno, el primer verano nos costó. Veníamos de una gira de salas, y luego teníamos muchísimos festivales. El disco estaba yendo como un tiro, pero de repente se nos cortó el grifo, y nos tuvimos que plantear si queríamos hacer la gira en unas condiciones a las que nunca nos habíamos expuesto. El primer concierto fue en el Camp Nou de Barcelona. Entonces, salir al Camp Nou a tocar, donde lo había hecho U2, detrás de una portería… Era súper friqui. A partir de ese concierto empezamos a acostumbrarnos un poco. Yo no daba un duro, pero nos acostumbramos.
(Luis) Se convirtió en algo normal, en el sentido de “esto es lo que hay”.
(Edu) En cualquier caso, ha sido una mala gestión por parte de mucha gente. Se ha dejado desprotegida a muchísima gente que no ha podido trabajar. Nosotros teníamos una incertidumbre brutal, y la seguimos teniendo porque sigue sin haber nadie al volante. A día de hoy, ninguno de los dos ministros de Cultura ha salido a explicar nada de lo que pasa en el sector. Y eso es vergonzoso.
(Abraham) Nosotros estamos ahora planificando una nueva gira, pero no tienes la certeza de que se vaya a poder hacer.
(Edu) A mí de las cosas que más me han deprimido en la pandemia ha sido darme cuenta de que lo que significa la Cultura en este país.
(Abraham) Bueno, de la importancia que se le da.
(César) No tenemos representante. El “representante” no deja de ser un promotor, no hay ningún músico en la mesa de negociaciones. Nos están defendiendo los promotores de conciertos, que usan nuestro talento para generar dinero. Eso es bastante heavy, ¿no? Nos hemos visto muy desamparados, y eso que somos unos privilegiados, porque con León Benavente salen los números a la hora de hacer un concierto en esas condiciones. Al noventa por ciento no le salen. Ha sido bastante duro.
(Luis) Y te encuentras con el doble rasero: entras al metro y te están tosiendo en la nuca. O en misa, me da igual. No estoy atacando eso. Pero me toca los huevos.
(Edu) Tendrían que haber sido las instituciones públicas, y no la parte privada, las que deberían haber manejado todo esto. Y no ha sido así. En otros países ha sido increíble, ha habido muchas más ayudas. En España ha sido incomprensible, y más con un gobierno “de izquierdas”. No lo entiendo.

Volviendo al disco, me llama la atención la cantidad de referencias que hay en las letras. ¿Cuál es la intención que hay detrás de tantos guiños? ¿Bebéis de todas las fuentes posibles, literarias, cinematográficas, etcétera?
(Abraham) Sí. Es como… No sé, yo llevo escribiendo así tanto tiempo que lo veo como una herramienta en sí. Y además, cuando lo escucho en canciones de otras personas me parece de las cosas más bonitas: como ir abriendo caminos e ideas con ideas y referentes que vienen de otro lugar, y que si los pones en un contexto nuevo se convierten en otra cosa. Si las complementas con otras referencias, por ejemplo, en el primer single “Líbrame del mal”, hay mezcla de todo: una canción de Bob Dylan, un libro de María Salgado, frases de “Blade Runner”…, todo ese collage de referencias le da un sentido. Cuando estás escuchando una letra, obviamente es bonito encontrarle un sentido en sí a la canción, pero ese tipo de anclas son ganchos que tienen las letras para que te agarres a ellas, y que hace que sea mucho más ameno oírlas. Además de toda la carga que tiene elegir unas referencias y no otras, como homenaje, o lo que sea.
(Edu) Además, es bonito encontrarlas, a mí me pasa. Es como encontrar un tesoro.

Hablando de canciones concretas, me ha impresionado cómo condensáis el arco de una relación en “La gran muralla”. Es impactante. ¿Me podéis hablar de ella?
(Abraham) [Resopla] Bueno, podría ser como una segunda parte de “Ser brigada”. La conclusión de esa canción.
(Edu) Más sosegada…
(Abraham) No. Al fin y al cabo, obviamente habla del final de una relación, no tiene por qué ser de pareja. En relación al título, con respecto a algo que ya no es. Está estructurada en tres partes muy claras que a veces se suelen corresponder con los tiempos de las relaciones: un comienzo, un desarrollo y un final. Y no sé qué más te puedo contar…

“Cuando volvimos a tocar tras el confinamiento, la sensación era estar tocando con extraños”

Bueno, está bien dejar el misterio.
(Abraham) Creo que es de las canciones menos misteriosas que hay [risas]. Es bastante evidente la temática. Luego, a nivel referencias, el título viene de una performance de Marina Abramovic. Hemos hablado de ella entre los cuatro alguna que otra vez. Era una bonita referencia.

Me ha parecido muy curioso lo que comentáis de la colaboración con Triángulo de Amor Bizarro en “Te comes mi corazón”: les disteis unas indicaciones y se las pasaron por el forro…
(Luis) Por “o forriño” [risas generales].
(César) Es cierto que se las pasaron por el forro, pero las que nos enviaron también las adaptamos a lo nuestro. O sea, que también lo hicimos nosotros en cierto modo. Hicimos una edición. Fue como un toma y daca, y todos quedamos contentos.
(Abraham) A ver, teníamos ganas. Con las colaboraciones de cada disco solemos llamar a gente a la que admiramos, por encima del nombre que tengan y de que nos vaya a reportar más o menos escuchas. Hoy en día las colaboraciones también se hacen mucho por eso, más que por criterios artísticos.
(Edu) Iba a meter mucho barro en la entrevista, pero me voy a callar [risas].
(Abraham) A Triángulo siempre les hemos admirado, no sólo musicalmente, sino por su discurso. A lo largo de los años han demostrado ser de los grupos que lo tienen más claro. El último disco nos gustó mucho, y habíamos hablado de llamarles para que hiciesen algo en alguna canción de este disco. Hasta que estuvo ésta realmente no lo decidimos. Cuando se la enviamos, la canción tenía ya bastante información, porque es la más densa. Y aún así, se la enviamos con algunas indicaciones. Les dijimos: “Meted lo que queráis, porque aunque veáis todos estos instrumentos nuestros, a lo mejor luego los quitamos”. Nada, hicieron lo que les dio la gana. Yo le hice unas indicaciones a Isa para cantar, y no cantó ni una palabra: cogió la letra y estableció un diálogo. Donde le dijimos que entrara no entraba. Pero te lo tomas como un diálogo. Ella, en el fondo, aportó su visión sobre la canción. La de Rodrigo también, sólo que al ser un instrumento es menos evidente que cantando y con una letra que ha hecho ella, aunque fueran cuatro frases.

Hablando de edición y de este modo de trabajo: ¿Tenéis en cuenta cuando hacéis un disco que vais a tener que llevar las canciones en directo?
(Todos) Siempre.
(Abraham) Siempre está en mente.
(César) Lo primero, cuando componemos las canciones, es que nos veamos tocándolas. Porque si no, no te lo crees. Es necesario que los cuatro, más allá de que entremos al estudio y que podamos grabar las bases Luis y yo, nos veamos tocando, porque luego las vamos a tener que defender. Queremos tocar las diez canciones en directo, no dejar ninguna fuera a la hora de presentarlas.
(Abraham) Desde hace unos años conocemos el contexto en que vamos a desarrollar las canciones. Entonces, siempre lo pensamos. En este caso, con este disco, Edu, que es el que lleva todas las programaciones, hablaba ya del directo. Prácticamente desde que las componíamos ya se estaba pensando en ello.
(Edu) Los elementos con los que se ha hecho el disco son los mismos. Las máquinas que juegan en el disco son las mismas que juegan en directo. Para que el sonido sea el mismo. Tenemos un set up con el que se ha hecho, que se monta específicamente para esta gira. En la gira anterior fue otro, porque influye mucho en el sonido. Y también te permite interactuar mucho más. Tenemos un sistema que nos permite a todos ir a tiempo, e improvisar con las máquinas. Es la principal diferencia con la gira anterior.
(Luis) Es una especie de jazz moderno. Se improvisa, pero con unas reglas. Siempre hay un sustrato pactado común que te permite hacer estas cosas.
(Edu) Pero esto viene desde el principio del disco. No decimos al final: “a ver ahora cómo hacemos el directo”.
(César) No, preparar esto lleva su tiempo. Al principio se hace un poco tedioso, pero cuando ves el resultado dices: “Joder, ha merecido la pena el esfuerzo”.

El álbum termina con “La cámara de ecos”, que es una canción con elementos autobiográficos claros.
(Abraham) Yo soy el primero que cuando tuve terminada la letra y la escuchamos por primera vez, os dije: “Si la veis muy en el límite, decídmelo”. Porque esto es un grupo y aunque yo escriba las letras, los cuatro vamos a estar en el escenario defendiendo lo mismo. Como algo lo hagas demasiado íntimo, eso puede hacer que nadie participe. Esto no es el proyecto para eso. Pero es verdad que con un disco que refleje de alguna manera todo este tiempo que hemos vivido, es lógico que pase eso. Yo pasé mucho tiempo solo pensando y haciendo un ejercicio interior. Imagino que a todos nos ha pasado, y cada uno lo expresará de una manera. Hay muchas partes de la canción con las que creo que los cuatro nos podemos identificar, aunque sí vaya a concretos.

Y muchas veces, lo concreto es lo más universal.
(Abraham) Totalmente. Es muy fácil escribir desde un punto de vista más colectivo cuando realmente estás sintiendo esa colectividad. Lo que teníamos y tenemos los cuatro. En todo ese proceso, esto tenía que aparecer en algún momento.
(Luis) En cualquier caso, a pesar de ser una canción muy en primera persona, yo sigo metiéndome en ella.
(César) Identificándote.
(Edu) Al final, tu colega te está contando sus movidas [risas]. Cosas que no sabes. Y está guay.

“Hemos llegado a hacer ciento cincuenta conciertos en un año: estamos muy enganchados al escenario”

En breve cumplís diez años como banda. Habéis sido bastante productivos en este tiempo: cuatro discos, dos EP’s... ¿Qué balance hacéis?
(César) Bastante positivo, la verdad. Montamos esta banda sin ninguna pretensión de llegar donde estamos, pero sucedió muy rápido. Desde el primer disco. También nos llegó con cierta edad, cuando dices: “Hostia, es muy difícil que pase ahora”. Estábamos acercando a los cuarenta y recuerdo a los cuatro subiéndonos en la furgoneta, cargándola, haciendo lo que todos los grupos han hecho toda la vida.
(Luis) Y que nosotros llevábamos veinte años haciendo…

Bueno, eso os honra.
(César) Sí, siempre hemos estado ahí.
(Luis) Hay algo muy guay en el grupo: que es muy ilusionante, nos motiva mucho. A pesar de que nos haya llegado a esta edad. Mi sensación es de estar todo el rato al principio, a nivel de no confiarse. De sufrir. Y eso a la larga creo que hace que el grupo tenga una propuesta fresca.
(César) De hecho, todo esto nos ha posicionado un poco en una casilla de salida otra vez. Íbamos muy bien, todo in crescendo, y de repente se ha cortado todo y ahora estamos con la misma sensación.
(Luis) Pero eso es una condición común a todo el mundo.
(César). Sí, pero nos ha hecho volver a unas casillas… Habíamos avanzado mucho, y de repente nos vemos otra vez ahí.

De todas formas, ¿por qué creéis que habéis conectado tan bien con un público tan heterogéneo?
(Luis) Si lo supiésemos, seríamos ricos [risas]. Por los textos de Boba.
(Abraham) No lo sé. Los conciertos.
(César) También han hecho mucho.
(Edu) Para mí, ahí está un poco la clave. En el directo que tenemos. Pero sobre todo, en el mensaje del grupo. Para que un grupo realmente cale, yo entiendo que es necesario que el mensaje sea potente.
(Luis) Pero es un proyecto de cuatro, y Abraham escribe con cierto cuidado. Somos los cuatro.
(Abraham) Al final, todo eso está guay, pero esto es una carambola. Si no nos juntamos las cuatro personas que somos, esto no sería lo que es, básicamente. Supongo que es esa conjunción de personalidades que se complementan perfectamente y que, con un poco de suerte, hacen que tu mensaje y tu propuesta vayan más allá. Y sobre todo, que comuniquen. Creo que lo que más ha pasado con León Benavente es eso: que tanto los conciertos, como las canciones en sí, los textos y toda la estructura musical de las canciones, lo que hacen es comunicar. Supongo que eso es lo que hace que la gente se enganche a este grupo.

Y que seguís siendo amigos, no os habéis quemado en la carretera.
(Abraham) Bueno, eso también.
(Luis) Antes de empezar, todas las broncas, todo el mosqueo y todo el quemazo ya habían pasado. Llevábamos trabajando juntos cinco años antes del grupo... Hablando en serio, creo que es muy importante la relación que tenemos, la cohesión. Es casi como un matrimonio, pero a cuatro. De verdad.
(César) Al principio, estábamos en un momento vital en que decidimos apostarlo todo a este “caballo”.
(Edu) Porque tampoco teníamos nada [risas].
(Luis) Es curioso que lo veas así…Yo no.
(César) Cada uno teníamos nuestro grupo. Yo dejé de trabajar, y todos dejamos de hacer muchísimas cosas. Volcarte en esto a ciertas edades... Nadie se atreve. Mira, nosotros no tenemos hijos ninguno. Eso implica que cuando haces una apuesta la hagas con todo. Poniendo toda la carne en el asador. Y a muchísima gente le ha salido mal. A ciertas edades complicarte la vida es un disparate. ¿Para qué? La gente prefiere tener otro tipo de vida.
(Luis) Recuerdo una cosa que le preguntó Cova de Nosoträsh a Nacho Vegas. “Ay, Nachín, tienes que echarme un cable”. Era un momento en el que Nacho estaba muy arriba. Y Nacho le preguntó: “Sí, pero ¿qué estás tú dispuesta a hacer por ti?”. Y ella decía “ah, es que yo tengo a mi hijo”. Y Nacho le respondía: “Si te tienes que ir una semana o un mes a México, ¿estás dispuesta a hacerlo?”. Bueno, es esa cosa de la renuncia y de apostar. ¿A qué estamos?
(Abraham) A ver, esto de los hijos es un ejemplo. Son decisiones vitales.
(Edu) Hay mucha gente que tiene hijos en esta profesión y lo lleva perfectamente.
(Abraham) Pero sí que es verdad que son decisiones que se van tomando, marcando prioridades. Y nosotros desde el principio fuimos a muerte, lo convertimos en lo más importante de nuestra vida, prácticamente. Y eso te exige mucho tiempo y mucha dedicación. Es algo raro, sobre todo a cierta edad, claro. Si lo haces a los veinte años, obviamente estás flipando: es tu grupo y es lo más.

¿Qué planes tenéis en cuanto a la gira?
(César) La tenemos montada. Empezaremos por salas, porque creemos que es donde mejor desarrollas tu espectáculo, porque tienes tu tiempo. Y al otro lado del charco, cuando nos dejen. Cada año siempre hemos hecho nuestras visitas a México, Chile, Argentina… La logística no es fácil, pero siempre cuidamos hacer algunos conciertos allí. De momento, estaremos en España hasta mayo, y luego en verano con los festivales que nos llamen. Para nosotros la gira en salas es fundamental, y tenemos creo que veinticuatro conciertos programados, lo cual está muy bien. Y luego a México intentaremos ir después del verano, imagino. También ha salido la oportunidad de ir a Chile.

Entiendo que lo de girar os encanta.
(César) Cuando acabas la gira de un disco, necesitas nuevo material y nuevas sensaciones. Y sí, estamos muy enganchados al escenario. Nos gusta mucho tocar. No somos un grupo que nos acomodemos a hacer veinte conciertos en un año. Hemos llegado a hacer ciento cincuenta conciertos, que son doscientos y pico días fuera de casa.
(Luis) Pocos me parecen.
(César) Y lo que comentábamos antes: tienes que estar dispuesto. ¿Estás dispuesto a sacrificar tu tiempo?
(Luis) Sobre todo, no verlo como un sacrificio. Eso es lo más importante.
(Abraham) Nos sentimos muy afortunados.
(Luis) Como dice un amigo, acabas con la ralla del culo borrada de tanta furgoneta, pero es que es nuestro sitio.

De todas formas, vosotros tenéis el privilegio de vender discos, ¿no? Dentro de las cantidades que se venden ahora.
(César) Sí, y sorprendentemente vinilos: vendemos bastantes, imagino que será una cuestión generacional.
(Abraham) Pero no vivimos de vender discos.
(César) No, vivimos de los conciertos.
(Luis) Yo creo que lo de los discos está bastante asociado a la sensación que le queda a la gente después de ver el concierto. Hay mucha relación público-grupo, y una forma de llevarte eso a casa es comprándote el disco. Creo que vamos un poco por ahí.

Agenda de conciertos

20.30h 25€
20.30h Desde 22€ (ciclo Inverfest)
20.30h 25€
20.45h 25€
20.40h 25€
20.30h Desde 25€
21.00h 25€
21.00h
20.30h 25€
22.30h 25€ (Festival Strenes)
21.00h Desde 24,20€ (ciclo Cruïlla Primavera)
21.30h 25€
20.30h 25€
20.30h TPC
TPC

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