Ha llovido desde “ERA” (Warner, 22), disco pospandémico en el que se mostraban un poco melancólicos. El grupo de Abraham Boba, Eduardo Baos, Luis Rodríguez y César Verdú dejó el mundo de la multinacional para autogestionarse y cambiar de management. La vida les ha conducido a un nuevo álbum más directo y, en cierto modo, desafiante. El primero que han hecho con un productor externo, Martí Perarnau IV (Mucho).
Precisamente en las oficinas de Panda, localizadas en los estudios Metropol de Madrid, me veo con los cuatro. Relajados y sin nada que demostrar, se empeñan en seguir construyendo canciones sólidas que apelan a un público que les acompaña. Concluido su contrato con Warner, era el momento de tomar las riendas a través de su nuevo sello Laventura. Y todo, sin parar de tocar, incluyendo un memorable concierto en el Teatro Real junto a la banda sinfónica de Madrid. “De las cosas más especiales que hemos hecho”, admiten sin dudarlo. Aunque no hubiera apenas ensayos.
“No somos la alegría de la huerta, pero tampoco derrotistas”
Respecto a su nuevo trabajo, Abraham afirma que “llevábamos tiempo buscando unas formas que tuvieran que ver con mezclar rock y electrónica. Ya empezamos a utilizar cosas en ‘Vamos a volvernos locos’ (Warner, 19). Y en ‘ERA’, con una electrónica más fría. Cuando grabamos con Cristina de El Columpio Asesino, que vino a hacer una colaboración, le pusimos algunas canciones y dijo: “’Hostia, ahora sí que habéis llegado’. Es la sensación que tenemos”. El tono vitalista de estas canciones desafía la tendencia a la depresión que parece aplastarnos por doquier. “Es verdad que no somos la alegría de la huerta, ni queremos serlo. Tampoco creo que nuestro discurso tenga que ver con esa cosa como luminosa de cierta música, pero tampoco es derrotista. Estas canciones tienen un punto vital, sin duda. Pero es una característica que siempre intentamos que esté. Diría que es lo que más nos define”, admite el cantante. “Veníamos de ‘ERA’, que es mucho más oscuro y denso. Y nos apetecía hacer un disco más inmediato, que surgiese de la espontaneidad. En lugar de hacerlo todo a distancia y acabar perdiéndonos, trabajamos todos cada canción. Eso se refleja. Que las canciones duren poco viene de ahí”, argumenta César. Muchas rondan los tres minutos, con excepción del corte que cierra el disco y “La aventura”, convertida de desde ya en una de las composiciones más especiales y pop de todo su repertorio. “Desde el principio la tocábamos y veíamos que tiene un discurso muy León Benavente, pero también tiene que ver con nuestro propio flipe, porque nos pasaron muchas cosas bonitas mientras la grabábamos. Tiene algo como mágico”, sostiene Abraham, que sigue mostrándose como uno de los letristas más inteligentes y certeros del panorama. “En el festín” no sólo destaca por su demoledor riff de bajo y esa letra inspirada parcialmente por “El ángel exterminador” de Buñuel, sino por frases como “Alta costura/algo de Zara”. “Odio las canciones que no tienen sentido del humor. No me gustan nada. Puedes tratar temas serios, pero siempre hay que tener un poco de ligereza. Lo que quería era crear una historia de ficción en la que nosotros fuéramos un poco protagonistas, como en el vídeo”.
Boba aclara que la idea de usar autotunes y armonizadores en algunos pasajes fue más un recurso que algo relacionado con la ironía, teniendo en cuenta que León Benavente siguen considerándose “un grupo de rock”. La idea de trabajar con Martí Perarnau IV se les hizo evidente una vez querían hacer un disco más electrónico. El batería explica que “tenemos una amistad que se remonta muchos años atrás, y le preguntamos si le apetecía. A él le gustaba el grupo desde el principio, era muy amigo de los cuatro, y para nosotros no era fácil meter un elemento más dentro de la fórmula. Necesitábamos a alguien con el que tuviéramos la suficiente confianza como para que fuese sincero con nosotros, y nosotros poder encajar bien esa faceta de productor, que es delicada. Pero funcionamos como un ente y él creó un ambiente de trabajo de los mejores que hemos tenido”. Tanto es así que Luis no duda en afirmar que “Yo he grabado muchos discos, como todos ellos, pero recuerdo que cuando terminamos con este fue la única vez en mi vida en la que he dicho: ‘Se acabó, qué pena’. Normalmente, el proceso de grabar implica una serie de cosas de desgaste, convivencia, lucha... En este disco no hubo nada de eso. Fue un proceso muy bonito”.
“En cada disco intentamos buscar cosas que nos pongan”
Las buenas sensaciones que tienen con este disco no edulcoran un panorama que ha cambiado en estos últimos años. Boba toma la palabra. “La sensación es que ha cambiado todo. Muchas cosas. Ha habido un relevo generacional muy claro, la industria ha empezado a funcionar de otra manera… Todo lo que tiene que ver con la comunicación del grupo, estar como continuamente vendiendo tu producto para que no desaparezca y sacar la mano entre las cien mil millones de cosas que hay. Es ahora cuando más lo estamos notando”. Para músicos de tanta experiencia, estar siempre presentes en el entorno digital, y no necesariamente hablando de música, se hace raro. “Antes hacías muchas entrevistas, y a través de ellas era como te promocionabas. Las redes no se usaban de esa manera tan explícita para publicitar tu “producto”, apunta César. Luis pone un ejemplo muy gráfico al respecto de cómo funcionan hoy las cosas: “Tú pones un post explicando cómo compusiste no sé qué y a la gente le da igual. Haces un post haciendo una tortilla y lo petas”. Dicho esto, asumen que es lo que hay, en una época en la que los discos ya no son rentables y tienen vidas cortísimas. Se necesita girar y, a ser posible, tocar en festivales, que a veces se lo ponen difícil, como explica César, por haber hecho una gira propia. Lo esencial, en su caso, sigue ahí. “Nosotros nos metimos en este mundo porque nos gusta hacer canciones y tocarlas en directo. Ese es nuestro trabajo. La promo se ha hecho toda la vida, es verdad, pero es que lo de ahora ya no es hacer promo. Otra cosa que tiene que ver con esto y que creo que es de las que mejor definen cómo ha cambiado todo después de la pandemia es lo que duran los discos. Es totalmente efímero. Tú sacas un disco, y a las dos semanas nadie se acuerda”, cuenta Abraham.
Es un signo de los tiempos con el que hay que convivir. Mientras tanto, ellos incorporarán las canciones de su nuevo álbum a su intenso e impecable directo, que mostrarán por primera vez en Colombia.
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