Claro que no todos los autores pueden llevar esa programación al dedillo, porque sólo unos pocos privilegiados pueden vivir holgadamente del rap, el resto, han de buscarse las habichuelas con demos, maquetas y autoediciones con una frecuencia menor de salida.
"He montado toda mi vida alrededor de esta música y de nuestra cultura, hace mucho que esto dejó de ser para mí sólo un entretenimiento" |
Pero la casuística de Chojín va por otros senderos, ajeno a motivos meramente monetarios y al egocentrismo predominante. La respuesta a por qué un año sí y otro también tenemos sobre la mesa un nuevo repertorio del MC de Torrejón, lo aclara él mismo. “No escribo porque los demás hagan o dejen de hacer cosas, yo escribo porque tengo una necesidad personal de expresar lo que llevo dentro. Creo que es importante que la gente entienda que para mi el rap no es algo que simplemente hago pero podría dejar de hacer sin más. He montado toda mi vida alrededor de esta música y de nuestra cultura, hace mucho que esto dejó de ser para mí sólo un entretenimiento y dejaré de hacer rap cuando crea que no me queda más que ofrecer”. Tras el striptease al que asistimos en 2007 y un segundo muestrario placentero del pasado año, ¿alguien pensaba que el Chojín se había quedado desnudo y no tenía nada nuevo que mostrar en 2009? “El rap es como un amigo: cuando tú estás con él todos los días, podría haber alguien que pensara que no os queda nada que deciros, pero es lo contrario, mientras más trato tienes con alguien, más cosas tienes que contarle”. Bajo tal premisa nace su décimo álbum, que como no podía ser de otro modo, contempla un puñado de peculiaridades, empezando por las atípicas colaboraciones para un disco de rap (Luis Eduardo Aute, Gran Wyoming, Red House y hasta La Orquesta de Cámara Clave Uno), pasando por el número de cortes que lo conforma (una treintena) y que viene acompañado de un libro ("Cien Rimas y una Leyenda", compuesto por 98 poesías, 6 relatos cortos y una novela) y finalizando por el epígrafe elegido como bautismo, un enigmático: “Cosas que pasan, que no pasan y que deberían pasar”. “El título da una primera impresión del trabajo y ayuda a comprender a la gente qué idea o qué actitud tienes en esta nueva entrega. Un disco no son sólo un montón de temas, es fundamental cuidar todos los detalles: la estética, el sonido, la historia que hilvana un tema con el siguiente…”. Si, es cierto que el disco lleva consigo una serie de novedades, pero si por algo ha destacado siempre la carrera de El Chojín, ha sido por el uso de un lenguaje cercano, el no uso de expresiones malsonantes, lo educativo de su proyecto, sus pensamientos reflexivos y sus historias reivindicativas. Si una fórmula resulta efectiva, lo mejor es no modificarla en demasía, por ello, el autor apuesta por hablar de pequeñas cosas que hacen que todo valga la pena, de sentimientos indiscutibles, de las miserias y las grandezas de ser imperfecto, de buscar la felicidad en lugar de llorar esperando que venga, de superación, de autoestima o de no resignarse. Este disco es como abrir la ventana y dejar que la simple brisa dibuje una sonrisa en tu cara, porque a veces no hace falta nada más grande que eso. “Lamentablemente es común encontrarse a gente quejándose de lo mal que le va la vida. Quejarse es humano, de vez en cuando hasta puede resultar balsámico, pero el tiempo es mejor usarlo de forma positiva, trabajando activamente para cambiar aquellas situaciones que no te gusten. Quejarse no vale nada si no viene seguido de un plan y una acción”. Después de diez años de trayectoria, lejos del crepúsculo, el plan de acción de El Chojín está más despejado de dudas que nunca: “el artista no debe de perder su esencia y al mismo tiempo debe ofrecer cosas nuevas. Lo peor que te puede pasar es ser previsible”.
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