“La era digital nos está deshumanizando”
EntrevistasLadytron

“La era digital nos está deshumanizando”

Carlos Pérez de Ziriza — 18-01-2023
Fotografía — Archivo

Pocas veces han sonado Ladytron más expansivos, versátiles y dominadores de su propio lenguaje que en "Time’s Arrow" (Cooking Vynil/Popstock!, 2023), su séptimo álbum.

El cuarteto originario de Liverpool, que forman desde 1999 Daniel Hunt, Helen Marnie, Mira Aroyo y Reuben Wu, se ha inspirado en la fragilidad de la cultura en esta era digital para tramar uno de sus discos más completos y también concisos, transitando desde su característico dinamismo synth pop hasta atmósferas que perfectamente podrían casar con el shoegaze o el dream pop según avanza su minutaje.

El guitarrista, teclista, bajista, vocalista ocasional e incluso productor (y DJ), así como miembro fundador del cuarteto, Daniel Hunt (Liverpool, 1974), responde telemáticamente a nuestras preguntas. Paradójicamente, es la que alude a aquellos lejanos años de escena electroclash, a principios de los 2000, la que suscita una respuesta más detallada por su parte.

¿En qué sentido diríais que este disco es diferente a los anteriores que habéis publicado?
Bueno, la respuesta más sencilla es que tiene diez pistas. Nunca tuvimos la disciplina suficiente para para ceñirnos a solo diez pistas en un mismo álbum.

La hoja promocional del álbum dice que “la belleza, la disponibilidad y la fragilidad de la cultura que nos rodea” es su principal temática. ¿Creéis que fragilidad de la cultura se debe en parte a la futilidad de esta era digital, en la que las redes sociales trituran cualquier contenido a una velocidad que cuesta digerir?
Eso es algo que queda a interpretación de quien nos escuche, pero de cualquier modo creo que es un tema de actualidad. Sobre la fragilidad de la cultura, yo estaba pensando en otra cosa: un colapso de la memoria cultural, una incapacidad para procesar el pasado y absorberlo como conocimiento, a causa de sucesos políticos, físicos o psicológicos. Pero es cierto que la era digital nos está atomizando y deshumanizando.

"Sin aquella escena electrónica de los primeros 2000, la llames como la quieras llamar, ni hubiéramos tenido a Lady Gaga ni a The Weeknd"

Tengo la impresión de que es un disco dividido en dos partes: la primera es muy rítmica, incluso bailable, y la segunda es más etérea, atmosférica, casi dream pop. ¿Fue intencionado? ¿Había alguna influencia reciente?
La estructura se creó así pensando en las dos caras de un disco tradicional de vinilo. La segunda tiene un territorio distinto que explorar, es una isla diferente.

En “City Of Angels” decís: “Todos los trucos que conoces en un flash de luz, el amor que albergas y las cosas que aprecias poder hacer”. ¿Estáis reivindicando los placeres simples en unos tiempos tan turbios como estos?
Más bien tiene que ver con la memoria, en el sentido que expliqué antes.

El videoclip de esa misma canción, “City Of Angels”, está inspirado por los thrillers del cine, con la actriz brasileña Bianca Comparato protagonizándolo en una mansión diseñada por el arquitecto (también brasileño) Paulo Mendes Da Rocha en Sao Paulo, una ciudad por la que sentís especial devoción. ¿Intentabais marcar un contraste agudo con su letra? ¿O es solo un guiño estético?
Ese videoclip es fruto de la sinergia con la interpretación del director, Manuel Nogueira. Queríamos crear un mundo temporal con una estética nueva. La idea era que la canción no fuera la propia historia, sino el universo en el que se desarrolla la acción del videoclip, y que la banda fuera el propio set del film.

De hecho, siempre habéis mostrado interés por el cine. Y podría decirse que vuestra música tiene cualidades cinemáticas. ¿Quiénes son vuestras películas o directores favoritos de los últimos tiempos?
A mí me encantan los directores brasileños Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, que son quienes dirigieron Bacurau (2019), una de las mejores películas anti imperalistas en décadas.

Canciones como “The Night”, “Dreamers”, “Sargasso Sea” o “Flight From Angkor” (no sé si esta última está inspirada en la ciudad de Camboya) parecen evocar cierto escapismo, haciendo referencia a lugares que parecen actuar como estados mentales. ¿Es vuestra música una forma de evasión ante la realidad?
Eso siempre ha sido un rasgo distintivo en todo lo que hacemos, pero en todo caso creo que este álbum es un refinamiento de lo que somos, en muchos sentidos. Así que creo que quizá aquí se note un sentido mejor enfocado y más palpable de esas sensaciones.

"Seguramente España sea el país europeo en el que más veces hemos tocado en toda nuestra carrera"

Hace poco editasteis la edición 20 aniversario de "Light & Magic" (2002), vuestro trabajo más celebrado. ¿Cómo lo valoráis veinte años después? ¿Creéis que ha soportado bien el paso del tiempo y que ha ejercido una influencia sobre músicos más jóvenes?
Durante años ni lo escuché. Pero parte de su contenido me sorprendió cuando volví a oírlo este año. Creo que ha envejecido mejor de lo que esperaba. Tuvo influencia en el synth pop que nos siguió, hubo incluso un momento en el que proliferaba la música “que suena como Ladytron”, sobre todo en los EE.UU. Fuimos una referencia genérica, principalmente por aquel disco y por el anterior, nuestro debut, "604" (2001).

¿Ves influencias vuestras en bandas de ahora como Vanishing Twin, Death & Vanilla o incluso en solistas como Jane Weaver?
Conozco a Jane (Weaver) desde 1990, ella también es de Liverpool, y me alegra mucho que esté recabando el reconocimiento que merece. No he escuchado a los otros dos artistas que mencionas.

A principio de los 2000, cuando os disteis a conocer, ¿cómo os sentíais formando parte de aquel cajón de sastre que llamaban electroclash? ¿Fue algo favorable para vosotros o más bien negativo?
Tuvo sus dos caras. En primer lugar, estábamos grabando "Light & Magic" (2002) cuando de pronto toda esa narrativa de la nueva ola electrónica, de la que habíamos formado parte durante unos pocos años, y lo habíamos disfrutado, empezó a cambiar. Lo que nosotros y nuestros colegas llevábamos algún tiempo haciendo empezó a ser llamado electroclash, y la historia fue toda la absolutamente obscena cantidad de dinero que los sellos discográficos empezaron a gastarse para fichar a estos artistas. Se convirtió en algo ostentoso, nihilista. Llegaron todos los parásitos. En aquel momento nosotros estábamos encerrados en el estudio trabajando en lo que iba a ser un álbum mucho más diverso, e incapaces de hablar sobre él durante meses: ten en cuenta que entonces no había redes sociales. Así que cuando empezaron a publicarse nuestras primeras entrevistas promocionales nos sentíamos muy hostiles ante aquella etiqueta. La escena estaba bien, pero la palabra era básicamente un intento de terceros por comerciar, poseer y monetizar todo nuestro trabajo. Todos los artistas la odiaban, salvo los que habían sido directamente manufacturados como electroclash desde un principio. Cuando publicamos Light & Magic (2002) la burbuja ya había explotado. El hype se había vuelto en contra. De todos modos, y pese a ello, también fue un tiempo maravilloso, creo. Descubrimos en la carretera, yendo de gira, a chavales de pequeños pueblos para quienes la música, toda aquella escena, era como una conexión física con sus ciudades imaginadas, con el futuro. En retrospectiva, fue un momento vívido, con algunos discos fabulosos, algo difícil de repetir. Fue uno de los últimos movimientos nuevos genuinos, pese a la etiqueta, y tuvo una influencia directa en el synth pop mega comercial de hoy en día. Sin aquella escena electrónica de los primeros 2000, la llames como la quieras llamar, ni hubiéramos tenido a Lady Gaga ni a The Weeknd. Ni a muchos otros que vinieron después.

Vivís en ciudades distintas. ¿De qué manera afecta a vuestro trabajo?
Influye en nuestras perspectivas, por supuesto, pero no es algo nuevo. Nunca hemos vivido todos en el mismo lugar a la vez.

Los cuatro mantenéis proyectos paralelos al margen de Ladytron. ¿Os dan una perspectiva diferente o alguna clase de oxígeno para afrontar de nuevo cada disco con ánimos renovados?
Sí, la experiencia fuera del grupo, en cualquier disciplina, no solo en la música, siempre nos viene bien de cara a crear un disco nuevo cuando nos juntamos los cuatro.

¿Os veremos en España en 2023?
Eso espero. Seguramente España sea el país europeo en el que más veces hemos tocado en toda nuestra carrera.

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