Confundido y encorajinado. Así me sentí tras escuchar por primera vez el fragmento principal de "Los diarios de petróleo" (Chewaka, 01), la nueva obra de los albaceteños. Es algo que suele ocurrir cuando esperamos un disco con la fruición con que yo esperaba éste y no encontramos la magia anhelada. Antes de perder los papeles, me encomendé a sucesivas escuchas, y fueron apareciendo, poco a poco eso sí, casi todas las sensaciones que necesitaba. Pero también hizo acto de presencia un invitado inesperado: el miedo. Miedo a que estas fueran las últimas confesiones musicadas de un Fernando Alfaro que, lenta, quedamente y, tras suspirar, me da la razón a través del hilo telefónico. "Sí, es correcto... para mí es la misma sensación de despedida que cuando grabé ´Hermanos carnales´ (el tercer disco de Surfin´ Bichos, una de las cimas del rock cantado en castellano) que además tuvo una gestión muy parecida, ya que el planteamiento inicial era de disco doble. Y mi sensación a la hora de recolectar las canciones era la misma que he tenido con este disco, es decir, vaciarme. Pero no con la intención de que fuera el último disco, sino con la sensación de que tras ese disco me fuera a morir. Y en este me ha pasado lo mismo en cuanto a sensaciones, no en el plano real".
"Para mí lo importante es seguir haciendo canciones, poniéndolas en discos e intentando que todo tenga sentido"
Superado el susto, comenzamos el repaso a los paralelismos -intencionados unos, aleatorios otros- que exuda una obra (insisto en el término, lo de disco se le queda pequeño) que, para intentar ser comprendida en su totalidad, debe de ser contemplada siempre desde el plano autobiográfico. "En la compañía no querían un disco doble y yo no quería un disco sencillo, así que finalmente me propusieron esta fórmula. Pero que conste que cualquiera de las canciones forma parte de ese todo que es el disco. No quería que pasara como en ´Hermanos...´, que grabamos finalmente todos los temas con la intención de incluirlos en los singles y sólo salió bien el primero. Creo que fue en el single de ´Efervescente´, en el que incluimos los temas de una forma absolutamente meditada e intencionada y luego no salió a la venta sino en formato promocional con una portada horrible con el logo de los 40 Principales. ¿No sé si lo conoces?... ¿no?... fue demencial. Por eso esta vez accedí, pero con la condición de que todo se cumpliera tal y como quería". Así, apelando a la experiencia, Fernando Alfaro y los suyos han conseguido introducirnos en un viaje editorial fascinante: cuatro discos que en realidad son uno (tres maxis con cuatro temas exclusivos y un larga duración con quince canciones que pueden reunirse en uno sólo) y que conforman un nuevo catálogo de sangrante intensidad, aunque de menor tino que su inmediato predecesor, el incuestionable "Tejido de felicidad" (Chewaka, 99). Un disco que impone un discurso musical distinto -menos fiero, más barroco- hilado a través de continuas alusiones a la familia ("Chapoteosis de chiquillos en la bañera"); al amor fraterno ("De aire"), marital ("El secreto de la ciencia") y paterno ("Mi padre"); a la duda como continente de la existencia ("El rey del error"), al determinismo social ("Extrarradio") y, claro, a la muerte ("Cataratas de sueño"). Un disco, por tanto, difícil y arriesgado donde las imágenes a veces pierden fuerza porque son más evidentes que nunca. "Creo que cualquiera que crea algo refleja en cierto modo su vida. Puedes ser más o menos claro, emitir el mensaje más o menos encriptado o utilizar más o menos parábolas. Y creo que en este disco lo que ocurre es que hablo más claro. Es una forma más directa de hablar aunque pienso que sigue habiendo significados abiertos. Es más narrativo, pero no considero que las canciones tengan un sentido único, porque entonces no serían válidas". Pero lo son. Lo son porque Fernando Alfaro, desde su falibilidad, sigue siendo capaz de ponernos, casi con cada canción (Me pregunto si habrá alguien que salga indemne tras escuchar-vivir "De Aire", una de las canciones más demoledoras que he experimentado en mi vida), un espejo ante el que reírnos, maldecirnos, celebrarnos, purgarnos, llorarnos. Y eso sólo se consigue, talento aparte, desde los intramuros de la consciencia y la sinceridad. Desde su retiro espiritual en la gasolinera, en su caso. "No es una coincidencia. Ahora que tengo dos niños pequeños estoy expresando más ternura que nunca. Veremos qué pasa cuando crezcan y sean más fuertes, si es que eso es posible, pero me cuesta bastante decidir en cada momento cómo me siento. Mi vida es bastante caótica, a veces más de lo que quisiera. Últimamente no encontraba demasiados momentos para sentarme y escribir todas las historias que me pasan. Y el único momento lo encontraba en el trabajo, en la gasolinera, porque allí tengo mucho tiempo libre. Para identificar la libreta donde escribía todo puse ´The Petrol Diaries´ en las tapas, sin ninguna intención y digamos que para uso interno, pero me acabó gustando. Y al pasarlo al castellano me gustó todavía más. Y creo que he conseguido esa sensación de obra completa". Así es. Imperfecta e irregular. Pero palpitante y en constante movimiento, que es lo que importa. Puede que los seductores e inabarcables arreglos que pueblan todo el disco (hay de todo: profusión de cuerdas, pianos, vientos con los que sacarse la espina de esa "sección rayada de ´La luz en tus entrañas´", acordeones, palmas, niños en la bañera) nos lleven a pensar en un perro definitivamente feliz, pero, a pesar del enorme reconocimiento popular y crítico recibido por los de Albacete en el último bienio, "Los diarios de petróleo" no reflejan, en ningún caso, seguridad o tiempos de bonanza. La dialéctica de Alfaro sigue ahí, inasequible al autohalago. "No es mucha la gente que se preocupa por la música en este país. Tras la disolución de Surfin´ Bichos y un pequeño olvido pasó lo que sabíamos iba a pasar... ´los Surfin´ Bichos ¡ese grupo de leyenda que a mí me gustaban tanto!´... Yo no suelo hablar de estas cosas a no ser que me pregunten y, bueno, está claro que cuando uno pone canciones a la luz pública lo hace con la intención de comunicar. Aspiras a que no haya al menos barreras para que tus canciones lleguen a mucha gente. Hay gente no especializada a la que le llegan nuestras canciones de forma accidental y las llega a vivir más intensamente que personas más preocupadas por la música. Y lo que me fastidia es el no poder encontrar esa comunicación. De todas formas es una preocupación totalmente secundaria, porque a mí lo que me preocupa principalmente es hacer buenos discos que me satisfagan y que gusten a la gente que me importa". Y esa preocupación sigue ahí, ocupando el espacio vital de una de las pocas personas que me ha hablado de sus canciones en términos de necesidad. Quizá esa sea una de las claves que marquen las evidentes diferencias entre él y los demás. "Para mí lo importante es seguir haciendo canciones, poniéndolas en discos e intentando que todo tenga sentido. Intentando hacer algo que nadie más puede hacer, que es lo que excusa el hecho de ponerte a hacer discos, el que nadie más pueda contar lo que tú cuentas. Yo eso espero hacerlo siempre, porque cuando no lo he hecho me he sentido fatal y si mi vida es caótica por lo general, en esos momentos ha sido mucho peor que caótica. He llegado a la conclusión de que mi única posibilidad vital es hacer canciones. Y no para mí mismo, sino para comunicarlas. El juego lleva consigo ciertas reglas, entre ellas comunicarlas en directo". Ya habíamos hablado en otra ocasión de la tardía comprensión por parte de Fernando de esa regla. La prueba fehaciente fue la gira "Triple Zero", el pasado 2000, en la que Chucho se embarcó con la intención de vaciar todo su cargamen
11 noviembre, 2012Hola chvaales!Saludos desde Barcelona!Copf3n bendito! El disco ele9ctrico este1 aqued tal y como me dijisteis en la Fnac de Barcelona alle1 por Febrero! Y vaya par de canciones O_o.Creo que voy a ir ahorrando para vernos las caras en la gira Ah! Pode9is escuchar a mi grupo en la direccif3n de enlace!Un abrazo y mucho rock desde Barcelona.Salut!