Sentirse partícipe de una obra de las dimensiones de “Finally We Are No One” significa sentirse partícipe del cenit expresivo al que podía aspirar la música pop del siglo XXI. Darle cobertura, apreciarlo en su justa medida y valorarlo con sentido de presente devienen acciones necesarias para encontrar nuestro hueco en el disco, para comprenderlo más allá del juicio generacional. Gran equivocación sería reducir un artefacto de estas características a las categorías de anécdota esteta o curiosidad hermosa, pues se estaría discriminando un álbum que aúna esfuerzos creativos de casi dos décadas de música. En la comunión de ambient, pop, electrónica, indie y folclore que propone el segundo largo (aparquemos, de momento, Ep´s) del cuarteto islandés Múm se hallan visibles algunos de los momentos más abrumadoramente emocionantes de la actualidad musical.
“Que Björk se haya podido sentir influida por nuestra música es una posibilidad, pero no sé que decirte” |
Pero no es un disco que subsista en exclusiva del dictado epidérmico, sino que esconde un catálogo de ideas que, a día de hoy, sólo pueden superar, cada uno a su manera, Hood y Programme. Existe un ´plus´ de imaginación en la obra de Múm que agita conciencias como pocos nombres lo logran, y en esa indestructible combinación de ingenio expresivo y genio emotivo toma cuerpo una propuesta que sublima nuestro momento musical. “No nos preocupa excesivamente imaginar qué representa nuestra música en la actualidad. Son aspectos que no puedes analizar de esa forma, porque si no te vuelves un poco loco. Nosotros creamos a nuestro aire, no llegamos a plantearnos cosas de ese tipo”. Con alguna que otra dificultad, Örvar Smárason articula la primera explicación telefónica sobre su nuevo disco. Smárason y Kristín Valt_sdottir viven actualmente en Berlín y, para desgracia de los seguidores de una de las gemelas islandesas, son pareja. Gyda, su hermana, y Gunnar Örn Tiñes, los otros dos componentes del cuarteto, residen en su Islandia natal. De momento, su proceso de compenetración vive supeditado a la distancia y el factor multimedia. “Actualmente nos comunicamos mucho por e-mail, y de vez en cuando viajamos a Islandia o ellos vienen a Berlín. Todo eso cuando no estamos de gira, porque cuando hacemos conciertos tenemos tiempo suficiente para recopilar ideas y componer juntos”.“Yesterday Was Dramatic-Today Is Ok” (Tugboat/Everlasting, 00), su debut, sitió el panorama electrónico europeo con una propuesta hipnótica, capaz de extraerle vida y alma a instrumentación analógica y programación digital. Texturas orgánicas, clicks, glitches y melodías polares confluían de forma asombrosa en una obra que sirvió de hilo conductor a Björk para sacar adelante su complejo y excelso “Vespertine”. “Mucha gente nos pregunta cosas en torno a Björk y ´Vespertine´, y lo único que puedo decir es que ella es una gran cantante que hace muy buena música. Que ella se haya podido sentir influida por nuestra música es una posibilidad, pero no sé qué decirte. Nosotros llevamos unos cuantos años llevando a cabo nuestras ideas musicales, no nos preocupa si la gente establece paralelismos entre ´Yesterday...´ y ´Vespertine´. Cada uno tiene un camino propio”. Un Ep de remixes asombroso (“Múm Remixed”, con Mike Paradinas como principal relector) acabó de ubicarles en los círculos más avispados del periodismo musical. A partir de ahí, sólo un camino era posible: Mörr Music. Otro Ep, “Please Smile My Noise Bleed”, esta vez con remezclas de Christian Kleine, Styrofoam o Isan de dos temas nuevos del grupo creados para la ocasión les acercaron al lugar idóneo en el momento idóneo: el sello cabecera de la explosión electrónica-pop. “Para nosotros fue un placer grabar para Thomas. Pienso que algún día volveremos a hacerlo, porque somos grandes amigos. De hecho, vivimos bastante cerca el uno del otro y muchas veces quedamos para tomar algo y hablar de distintas cosas. Es uno de los grandes sellos del mundo, sin duda”. Con la atención de medio mundo, Múm rivalizan con Sigur Rós y Björk en una tríada islandesa que ha convertido la isla en uno de los epicentros de la mejor y más apasionante música contemporánea. El entorno y las sensaciones que puede llegar a transmitir su medio natural también juega su papel, intuimos. “Nos influye el entorno del mismo modo que a un artista de Nueva York le influye su ciudad. No nos sentimos especialmente interdependientes del paisaje y la manera de vivir islandesa, sobre todo porque el nuevo disco lo escribimos y grabamos en una casa aislada de todo contacto con la ciudad o con la realidad del país”. Todo se condensa, entonces, en la manera con la que los cuatro músicos (ellos, autodidactas y especialmente duchos en programaciones electrónicas; ellas, de formación clásica, más hábiles con los instrumentos) relacionan su estado de ánimo con las canciones. “Yo no hablaría de forma tan extrema, en el sentido de que no nos sentimos esclavos de nuestro ánimo, sino que nuestra música puede verse afectada por éste, pero nunca condicionada o atada. Nuestras canciones son melancólicas y emotivas porque así es como siempre nos ha gustado que fuera la música que hemos escuchado. Quiero decir que nosotros no somos personas tristes que vivimos lamentándonos todos los días, sino que apreciamos esas sensaciones en la música o en el cine, en cualquier forma artística. En cierto modo, nos provoca mayor pasión”.“Finally We Are No One” es, hasta hoy, la última parada de un trayecto sin aparente techo emocional y expresivo. Un sensacional viaje de sonidos e ideas mayores cuyo discurso ahonda en la convivencia de pop y funcionalidad electrónica. Es pop hipersensible, electrónica para todos los públicos, tan inteligente como cercana, imaginativa y conmovedora. “No nos sentimos mejores que cuando grabamos ´Yesterday...´, sino más confiados, seguros de nosotros mismos. Hemos ganado autoestima y eso nos ha ayudado a consolidarnos como grupo unido, algo que no es tan fácil como puede parecer desde fuera. Por eso me cuesta decir qué disco es mejor, porque creo que ambos son buenos trabajos. Aunque está claro que en ´Finally...´ hemos crecido como banda desde todos los puntos de vista posibles”. Eso se aprecia en el hecho de que Múm se aproximan con mayor soltura y concreción al núcleo del discurso soñado. Ganan en solidez y convicción porque consiguen mayores rentas que antaño, porque envalentonan el factor pop y no le temen a le emoción de tono más epidérmico. Rastrean la melodía desarmante hasta del desfallecimiento y, de ese esfuerzo, brota uno de los mayores logros expresivos que ha sabido legarnos la música contemporánea. “El proceso de composición es realmente fácil, en el sentido de que no nos cuesta encontrar las melodías que buscamos o tenemos en la cabeza. La base de todas las canciones está en instrumentos y sonidos analógicos. Siempre. Más adelante es cuando los trabajamos con herramientas electrónicas y llegamos al sonido definitivo. No hay una división entre los dos medios, todo lo contrario: creemos que ambos funcionan perfectamente en un mismo ámbito”. Ello conduce al clímax: una identidad propia, personal y auto elaborada que viaja de cabeza a nuestra memoria. Los elogios cobran vida cuando éstos se saben necesarios. Y aquí hay absoluta conciencia de logro mayúsculo, de hazaña impecable. “Nos sorprende y, en cierto modo, nos sobrecoge la reacción que nuestras canciones suscitan en mucha gente. Nunca imaginamos que algunas personas pudiesen llegar a decirnos las cosas que nos han dicho estos años. Es algo muy excitante”. A partir de aquí, el futuro de Múm se intuye fulminante. La edición de ´Finally We Are No One´ viene precedida por un siete pulgadas en formato compacto de extraordinario diseño (que les certifica como unos estetas con
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