La verdad garrapatera
EntrevistasLos Delinqüentes

La verdad garrapatera

Rojas Arquelladas — 13-12-2010
Fotografía — Archivo

Con ustedes “Los hombres de las praderas y sus bordones calientes”. Así se podría presentar el equipo formado por Los Delinqüentes y Tomasito, un encuentro que devuelve a los jerezanos a sus orígenes. Aquellos tiempos en los que las cosas se hacían porque sí, y nada más.

Calle en lugar de praderas. Vino de la tierra en vez del agua de fuego de los yankees. Lo puro, como dirían los flamencos, siempre ha estado en las influencias de Los Delinqüentes, pero quizás desde la muerte de Migue Benítez se había diluido en fórmulas que salían en la búsqueda de una nueva identidad. Ahora los jerezanos retoman sus principios de guitarras de palo, bajo eléctrico, percusión y palmeros; una receta que solamente se pueden permitir los que saben de dónde vienen y a los que no les importa hacia dónde van. “Queríamos volver a sonar callejeros, dar una vuelta de tuerca a algunos temas, recordar nuestros orígenes y grabar un disco de primeras tomas, rodeado de un ambiente de barbacoas y cervezas, tocando todos a la vez. En directo pretendemos trasladar esta espontaneidad haciendo compás sobre mesas, tocando sentados en sillas de anea y dejando en el centro a Tomasito para que la líe con su arte”. Y es que “Los hombres de las praderas y sus bordones calientes” viene firmado por Los Delinqüentes y Tomasito en un ejercicio de simbiosis musical que 'el Canijo' desgrana entre admiración y guasa. “Estamos deseando que acabe la gira porque este hombre nos va a volver locos. ¡Lo llamamos para dos temas y no sé cómo se ha quedado para el disco entero! (risas). Fuera de bromas, Tomás siempre ha sido colega de Jerez y, tras hacer cositas juntos anteriormente, vimos la posibilidad de reinterpretar temas de ambos en este trabajo además de tocar en directo”. Sin embargo, los catorce cortes del disco no son únicamente un toma y daca entre ambos, ya que por su propio duende sobresalen dos figuras como Capullo de Jerez y Remedios Amaya. “Cuando nos plateamos grabar ‘El abuelo Frederick’ por tangos únicamente pensamos en Miguel -Capullo- porque es uno de los mejores intérpretes de este palo en nuestra tierra. Por otro lado, flipamos con la posibilidad de que la Amaya grabase ‘El aire de la calle’ a su manera. Siempre hemos sido muy fan de ella aunque él que flipaba más era Migue”. Este guiño al desaparecido cofundador del grupo, que este mismo año ha sido protagonista de dos lanzamientos discográficos con un montón de temas maquetados por su hermano bajo el nombre de Migue Benítez y los Matajare, encauza con el homenaje que realizan, por segunda vez en su carrera, ya que anteriormente grabaron “La raggaza del elevatore”, a otro nombre imprescindible del rock sureño: El gran Silvio. “Reivindicar a Silvio es una obligación que deberíamos tener todos los que conocemos su obra. La carrera artística de este hombre prácticamente se desarrolló por Andalucía Occidental, pero sus canciones han quedado grabadas y que gente tan variopinta como Bunbury, Los Chanclas, Grupo de Expertos Solynieve o nosotros mismos las toquemos en los conciertos quiere decir algo. Creo que lo auténtico termina por salir”. Un aire auténtico que toman prestado del underground sevillano de finales de los sesenta y principios de los setenta para bautizar el disco con el “Manifiesto de lo borde” como hoja de presentación. Una declaración de intenciones que presenta a los hombres de las praderas como a los únicos que están en el rollo, que han salido del huevo y cuyos carnés de identidad son únicamente sus caritas. “Es bueno recordar este modo de vida hippy, de hecho hoy todavía se puede vivir así. Me gusta perderme con María y una guitarra por las playas de Bolonia”. Al escuchar hablar al Canijo uno comprende como discos como “Los hombres de las praderas y sus bordones calientes” existen y, como con un espíritu empresarial bohemio y fuera de lo común, ha decidido aventurarse, junto a otros valientes de la banda, a abrir una sala de conciertos a escasos metros de las plazas donde tantas veces tocaron poniendo la funda de la guitarra para recibir algunas monedas. “Abrimos el ‘Tío Zappa’ hace aproximadamente dos meses y estamos haciendo tres o cuatro conciertos por semana aunque no nos cerramos a servir de marco a otras actividades que vayan desde el teatro hasta el ámbito lúdico festivo, reuniones de Tupper Sex incluidas”. Si son así a tiempo completo comprendo como canciones de Violent Femmes conviven con referencias a musicales de Hollywood -"Bailando por Jerez"- o el single "La cacerola". Lo último no tiene por qué ser siempre lo mas moderno.

Un comentario
  1. En la taberna del Mar uno es capaz de oldavir y recordar cualquier cosa. Por eso cuando despue9s de tomar unos tragos franqueamos el portf3n de la Taberna sentimos el deseo de perder la mirada en ese horizonte plagado barcos y de gaviotas y, aunque sf3lo sean durante unos minutos o una eternidad -bfque9 me1s da?- descansar...

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