Dos días después de su segundo concierto (esta vez en Asturias -jugaban en casa-; antes había sido en Barcelona), hablamos en Madrid con Fran Gayo, mitad de Mus. “Salimos muy contentos, pero eso no quiere decir que vayamos a saltar mañana a los escenarios”. Siempre guardando las distancias, aunque “El Naval” es un disco tremendamente cercano al oyente, continuando la brecha abierta con el Ep “Alma” (2000), pero sin olvidar las virtudes de “Fai”. “El método de trabajo sigue siendo prácticamente el mismo; para las líneas de guitarra muchas veces sólo tenían los acordes, pero no el piano que yo había grabado antes ni sabían la melodía de voz que iba a ir. Grababan la parte que les correspondía y luego Mónica y yo lo juntábamos todo en casa. Todas las baterías se grabaron en cuarenta y cinco minutos. Es un método bastante incómodo, pero nos gusta trabajar así, porque suele saltar la sorpresa con más facilidad.
“Creo que los géneros, a medida que pasan los años, tienen una duración menor… Hay que huir de ellos” |
El ´Alma´ lo intentamos grabar en estudio y la cosa fracasó, no tanto por Mónica, que estaba muy a gusto, como por culpa mía: Soy incapaz, no tengo las canciones en la cabeza al cien por cien; tengo una estructura que va a la mesa de mezclas, pero luego me gusta jugar con eso”. Aquí la sorpresa es la intensidad de "La cuesta" (una canción impensable hasta ahora), en la que el ambient se reduce a la mínima expresión y que apenas hay concesiones. “Hemos hecho una depuración de arreglos muy radical; había canciones como ´Al oeste de la divisoria´ en que teníamos dos líneas de piano, otra de acordeón y un metalófono, pero nos dimos cuenta de que estábamos ahogando la canción. Y ese es el problema que veo en ´Fai´: música ahogada a base de arreglos, orquestaciones, sampleados... De todas formas, me parece un disco bastante más interesante que ´Alma´, con diferencia”. Entonces se les metió en el saco del trip hop y ahora no hay posibilidad para el etiquetado, sólo referencias que tienen más que ver con lo local (Viva Las Vegas, Diariu) que con cualquier escena internacional. “Creo que los géneros, a medida que pasan los años, tienen una duración menor, y además ahora el gran problema es que la industria audiovisual va fagocitándolo todo de una manera brutal. Hay que huir de los géneros hasta que acabe esa dependencia”. Por el camino de este disco se quedó fuera una canción, “El Naval", cuya letra se les estaba atravesando. Decidieron parar y volver sobre ella más adelante; sin prisas. “Después de grabar ´Pigaz´, el paso más fácil hubiera sido hacer un álbum en la línea de Najwajean, pero para nosotros es muy importante la búsqueda de la honestidad. Fue un disco con mucha lentejuela y en ´Fai´ nos dimos cuenta de que no queríamos eso. En ese sentido, en ´El Naval´ tiramos la casa por la ventana, porque en ningún momento nos planteamos nada que no fuera el respeto a nosotros mismos. Puede que sea un disco melancólico, pero también tiene una importante dosis de rencor y mala hostia”. Un álbum que llega después de la experiencia norteamericana de “Aida”, editado en Estados Unidos por Darla: “Era como hacer una película Dogma, porque nos daban una serie de normas que había que respetar. A mí la cosa me hacía mucha gracia, aunque a Mónica no le gusta nada”.
Volviendo a “El Naval”, Fran recuerda que empezaron de cero: “Cuando empezamos a grabar, en febrero, no teníamos ni una canción. Está hecho todo sobre la marcha; nosotros lo vemos casi como un diario en la vida de los dos durante un mes y medio, porque fue a eso a lo que nos dedicamos. Cuando iba en el coche a trabajar, Mónica iba escuchando las bases y ensayando, viendo que melodías podían encajar bien”. Un disco privado e inmediato, construido a partir de un universo austero que empieza en Gijón (Xixón en el asturiano que utilizan en sus temas), en sus astilleros: “La situación es como una especie de muerte anunciada que se retrasa constantemente. Tarde o temprano se va a acabar, pero de algún modo todo el mundo tira de ello y sigue habiendo movilizaciones brutales cada vez que pasa algo. Es también la metáfora de la situación de Asturias como comunidad, económicamente muy tocada; hay un problema de base que le está poniendo a todo los pies de barro”.
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