Si “Blue Record” (09) ejerció de puente entre su sludge metal original y un personal rock progresivo, el anterior “Yellow & Green”, doble álbum de mayores registros y matices, reafirmó su ambición y personalidad expansiva. El último capítulo hasta la fecha de su estimulante trayecto sonoro se titula “Purple”, trabajo más concentrado y directo que transpira una renovada euforia vital tras el violento accidente de autobús que Baroness sufrieron en 2012. “Lo cambió todo. Fue muy dramático, casi vemos nuestro propio hoyo, literalmente”, reconoce John Baizley, cantante y letrista de la formación. “Tuvimos que lidiar, porque no había otra, con aspectos que desconocíamos hasta entonces: la cirugía, el dolor… tuvimos que descubrir cómo vivir con todo ello. Musicalmente, nos hemos vuelto más pacientes. Podríamos haber tirado la toalla, pero la experiencia nos empujó a hacer todo lo contrario”.
“Hemos aprendido que es posible mantener intacta tu integridad al tiempo que sacas adelante a tu banda y la haces evolucionar".
En ello tuvo algo que ver James Hetfield, quien, con gran conocimiento de causa -en 1986, Metallica sufrió un accidente aún peor en el que murió su bajista Cliff Burton- animó a Baizley a continuar con la banda como la mejor manera de superar lo sucedido. Aunque también han jugado un papel primordial los dos nuevos miembros del grupo, el batería Sebastian Thomson (procedente de Trans Am) y el bajista Nick Jost, quienes han aportado, como suele decirse, renovadas energías a la formación; algo, teniendo en cuenta el contexto, más necesario que nunca. “Su aportación ha sido decisiva. Mi tendencia natural ante lo que pasó hubiera sido grabar algo realmente oscuro y depresivo, pero ellos llegaron con un entusiasmo total. Eran seguidores de la banda y, además, giramos durante un año antes de componer el nuevo disco, así que estaban eufóricos por formar parte de todo esto y creo que eso se deja notar en el disco”. Formalmente estamos ante un disco, como coincide nuestro interlocutor: “mucho más focalizado y estructurado. ‘Yellow & Green’ era increíblemente largo y contenía muchas direcciones distintas que no habíamos explorado antes, pero si algo tenemos claro es que no queremos repetirnos. La repetición mata la pureza y la belleza de la música. Detectamos que teníamos tendencia a escribir temas largos, así que intentar escribir canciones cortas y directas ha supuesto todo un reto”. ¿Se dieron cuenta, quizás, que su anterior disco no funcionaba en directo? “En absoluto. Creo que funcionaba fenomenal, hemos disfrutado mucho tocándolo. No tiene nada que ver con corregir supuestos errores del pasado, sino más bien de asegurarnos que podemos seguir por otro camino. El arte te empuja siempre hacia adelante”.
“Purple”, producido por Dave Fridmann (The Flaming Lips, Mercury Rev, Low, Sleater-Kinney), ha ejercido asimismo como catalizador de una reencontrada seguridad como compositores. “Lo mejor ha sido recuperar la seguridad para escribir canciones. Ver que estábamos mejorando y que las cosas avanzaban contribuyó a mi mejora física y mental”. El disco transmite todo eso y mucho más, también a través de su ilustración de portada, realizada, como es habitual, por el propio Baizley y fuertemente marcada por los símbolos y lo onírico. “Me inspiro en mis sueños, pero también en aspectos de la vida real. Revelar un mensaje es más fácil y efectivo cuando procede de una vivencia, pero los suelo recubrir con símbolos o elementos fantásticos porque despojados de todo eso resultarían demasiado obvios. Creo que es importante que las personas puedan interpretar el arte, y también la música, de la manera que elijan hacerlo”. Concluímos nuestra charla volviendo a Metallica y a las lecciones extraídas de girar junto a los autores de “...And Justice for All”. “Hemos aprendido que es posible mantener intacta tu integridad al tiempo que sacas adelante a tu banda y la haces evolucionar. De lo contrario, el éxito puede hacerte perder la ilusión por lo más importante de todo: la música”.
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