"Las bandas tienen que ir cerrando etapas"
EntrevistasLa Pegatina

"Las bandas tienen que ir cerrando etapas"

Joan Sánchez — 04-10-2024
Fotografía — Archivo

La Pegatina se prepara para decir “Hasta Luego, Mari Carmen” y tomarse un descanso hasta 2026. Tras 21 años sin parar de girar —que se dice pronto—, tienen una cita muy especial para despedirse de su público en España este sábado, 5 de octubre, en nada más y nada menos que el WiZink Center de Madrid.

Hemos charlado con Adrià Salas —vocalista de la banda— cuatro días antes del gran evento, en medio de la vorágine de nervios y de los remates finales, pues nos confía que están cambiando algunas cosas a última hora para perfeccionar del todo la que será, muy probablemente, la cita más importante de su carrera. Y, conforme está el tiempo, confiesa, intentando “no constiparse el día anterior”.

¿Estáis preparados para la despedida?
A ver, es que nosotros lo tomamos como un hasta luego. La verdad es que sí que hay ganas de descansar. Hay muchas ganas de descansar porque son muchos años, pero también hay ganas de vivir lo que queda de La Pegatina. Es decir, que ahora, después del WiZink, también tenemos gira en Holanda, tenemos gira en México… Es como despedirnos no solo del público español, sino del holandés y el mexicano, que también son fuertes para nosotros. Y luego volver a finales del año que viene, reencontrarnos y ponernos con energía renovada, que es un poco lo que necesitamos porque las giras cansan mucho, la cabeza cada vez es más difícil de gestionar... También para ver el proyecto desde fuera y decir “Vale, ¿qué nos apetece hacer? ¿Por dónde nos gustaría tirar ahora? ¿Qué es lo que, por culpa de la rutina o la inercia, no estamos haciendo como nos gustaría?”. Que muchas veces estás de gira, pero ya estás grabando y creando el siguiente disco y no te da tiempo a decir “Pero ¿qué es lo que me apetece de verdad?”. Bueno, parar a hablar y tener el tiempo de ver qué nos apetece, porque así conectará más con lo que somos ahora y con el público.

Claro, porque lleváis más de 20 años sin parar. ¿Cómo habéis aguantado tanto tiempo sin un descanso?
Es que ni en la pandemia. En la pandemia hicimos un disco también, cada uno desde su casa. Y la verdad es que esto funciona como una familia que, al final, pues mira, yo me puedo pelear con mi hermana, pero a los cinco minutos no sé ni por qué y estoy tan normal, ¿sabes? O puedo discutir o puedo no estar de acuerdo, pero también nos dejamos espacio entre nosotros. Entendemos que hay un objetivo común y lo respetamos, y también intentamos que haya una opinión conjunta que no sea la de cada uno, sino que La Pegatina tiene una forma de ser que no es la de ninguno de nosotros. Y eso ayuda mucho también a nivel de tomar decisiones. Cuando haces un disco, el orden de las canciones, por ejemplo, que es una tontería que no es tan tontería, pero cada uno haría ese orden de una manera totalmente diferente. Pero, al final, piensas en nuestro público y en qué le gustaría y cómo lo harías para ellos.

“Hay muchas ganas de descansar porque son muchos años, pero también hay ganas de vivir lo que queda de La Pegatina”

A mí se me ha hecho un poco difícil preparar esta entrevista porque, al final, es hablar sobre una despedida. Me imagino que, aunque tengáis ganas, el shock de parar después de tantísimo tiempo es bastante grande. Pero igualmente me gusta porque no os veo ningún tipo de tristeza. Es lo que decías, es un descanso que os merecéis y que necesitáis. ¿Cómo habéis llegado hasta este punto?
Piensa que hemos tocado en muchos países, que hemos hecho muchas cosas ya que podrías decir “Vale, pues ya estamos, ¿no?”. Pero fue nuestro manager, que nos dijo “Oye, vamos a reunirnos un día y nos vamos un fin de semana y hablamos y a ver qué onda. Y vamos a pensar qué es lo que nos apetece realmente hacer”. Y ahí surgió esta idea. Yo, por ejemplo, dije que a mí me gustaría en algún momento hacer la vuelta al mundo y que, si mi idea es estar toda la vida con La Pegatina, pues cuando me jubile no voy a hacer la vuelta al mundo. Entonces, si yo llegara al fin de mis días y no hubiera podido hacer la vuelta al mundo o algo que se le parezca, ¿a quién culparía? Pues al grupo, ¿no? Eso no puede ser. Es verdad que, si lleváramos menos tiempo, pues igual no podríamos económicamente, pero en este momento hemos decidido hacer el doble de conciertos este año para poder tener un cajoncillo el año que viene.

Y oye, celebráis este descanso nada más y nada menos que en el WiZink Center. ¿Qué tenéis preparado?
Bueno, hay muchas cosas. Lo que pasa es que es la tercera vez que hacemos el WiZink ya y entonces no hay tanto nervio por el hecho de que ya lo conocemos. Pero bueno, vienen invitados, el show es más grande y más largo… Al final, realmente, lo que mola del WiZink es que todo el público es tuyo. No es lo mismo un festival con gente que pasa por ahí o que se sabe alguna canción a que de repente son 10.000 personas que han pagado la entrada porque quieren verte y se saben todos los temas. Y luego, claro, pues imagínate tú, como público, de repente juntarte con toda tu tribu y que todo el mundo esté así, pues también hace que se magnifique un poco la vibración. Eso es muy bonito ya para empezar. Luego, obviamente, pues esperas llevar sorpresas de colaboraciones, canciones que no tocas habitualmente y no sé, cosas que la gente te pide y que en otros momentos no puedes hacer. Vamos a hacer que vuelva La Gran Pegatina en algunos momentos, vendrá Vicco y le haremos una versión ahí merengue de su tema famoso y cosas así que nos apetecen. La lástima es que Ladilla Rusa al final no puede venir, El Canijo de Jerez tampoco… Pero bueno, es que no hace falta mucho porque al final es la comunión con el público y despedirse.

Y en cuanto al formato de vosotros como banda, en el espectáculo y tal, ¿tenéis alguna cosa preparada?
Siempre hay más luces, más pantallas, mil cosas. Y la idea ahora mismo es que eso se pueda convertir en un disco en directo porque solo tenemos el que hicimos con La Gran Pegatina y no tenemos ninguno de La Pegatina a solas. Nos apetecía y estamos viendo la posibilidad de hacerlo en estos días. Por eso decía que vamos a ir corriendo a última hora. O sea, ha sido una idea superreciente, de la semana pasada.

Este concierto de despedida se llama “Hasta luego, Mari Carmen”, que es una expresión muy nuestra, pero “Mari Carmen” también es uno de los temas más representativos de la pegatina. ¿Sentís que con este paroncito cerráis una etapa?
Sí, yo creo que sí. Creo que las bandas tienen que ir cerrando etapas también y que está guay. O sea, lo que se ha hecho hasta aquí ha sido increíble y ahora vamos a ver qué hacemos con lo que venga. También es un poco nuestra idea de renovar la energía del grupo a nivel musical y a nivel de todo para ponerle otra vez las ganas y sentir que hay primeras veces de nuevo.

Sobre las canciones que vais a cantar, ¿tú cómo te sientes? ¿Crees que habéis sido capaces de resumir más de 20 años de carrera en un concierto de un par de horas?
No, claro que no. Nunca podremos resumir 20 años en un concierto, pero no creo que sea la intención tampoco. O sea, la idea es meter las canciones que a la gente más le gusten y con las que se lo vaya a pasar mejor porque es una fiesta de celebración, ¿no? Y no me lo planteo de otra manera porque, si no, sí sería muy complicado porque hay muchas canciones que para mí son importantes en la discografía, pero que igual no hemos tocado casi nada en directo y que también deberían formar parte… Con tantos discos, estaríamos cuatro horas tocando si quisiéramos. Además, que somos una banda que tiene muchos estilos y no sé, sería muy complicado. Entonces, creemos que lo mejor es hacer un par de horas —un poco más, yo creo— de temas que la gente disfrute y vamos a pasárnoslo bien y ya está.

En stories de Instagram habéis publicado un setlist de las canciones, pero ¿es el setlist definitivo?
Yo no he visto el setlist porque lo ha hecho Rubén. O sea, no he visto lo que ha hecho, pero sé que hay más de lo que está ahí seguro.

Es que te iba a decir que me falta, por ejemplo, “Mari Carmen”, que no está en la playlist.
Claro. Yo creo que ha puesto otras canciones para que la gente se vaya aprendiendo las que no son tan obvias. A mí me gusta que me sorprendan en el concierto, pero hay gente que le gusta saber qué vas a tocar. Nunca lo entenderé, pero sí... Existe esa gente que dice “Pues a ver qué tocan y, depende de lo que toquen, voy o no voy”. Y luego hay quien confía en que siempre intentamos hacer lo mejor para el público.

"Me impresiona más ir a tocar en una sala para 100 personas en Viena que hacer este tipo de cosas que ya hemos repetido muchas veces"

El sold out ya está casi ahí, ¿cómo está siendo la respuesta de la gente al concierto?
Bien. A nosotros nos funciona que la gente compra muchas entradas después de vernos. Es decir, que todo este año mientras hemos ido anunciando el WiZink en cada concierto se vendían un montón de entradas de gente que dice “Es que yo quiero ver esto más grande aún”. Es cuando más se vende: en caliente, que dicen. Y la verdad es que, como el feedback siempre es muy positivo en todos lados, hay gente que te quiere ver en otro espacio más grande y con otro espectáculo. Hay algo que pasa también en el WiZink que es que viene gente que hace esfuerzos para venir. O sea, de hecho desde aquí —aparte de que vienen nuestras familias, amigos y tal— sabemos que hay gente que siempre viene desde el País Vasco, desde Andalucía... Se mueven para ese día porque saben que es algo especial y luego aprovechan y se pasan el fin de semana en Madrid.

De hecho, he leído que irá hasta gente de Bélgica.
Y tenemos la lista de gente que viene de Armenia, de Noruega… De muchos sitios de Europa. O sea, flipas bastante. Porque entienden que es una despedida, que es algo así de importante. Entonces, mucha gente, porque no nos ha podido ver en sus países, de repente dice “Oye, pues voy porque si no igual no puedo en otra ocasión”.

¿Y cómo hacéis para traspasar las fronteras cantando en castellano y en catalán, sobre todo?
Son años. Son años de participar en festivales en diferentes sitios y no pensar que cantas en un idioma o en otro. O sea, si vas a China no entienden ni el castellano tampoco. Da igual el idioma en que cantes. Entonces es que es la música y es el rollo que te puedes llevar en el escenario y todo eso. No hay que tener prejuicios. Y es verdad que en todos los sitios ha funcionado y a la gente le gusta y se lo pasa bien. Al final, a todo el mundo le gusta un baile, ¿sabes?

Y, al hecho de que vayáis a parar este año, ¿cómo está reaccionando la gente?
Bueno, pues mucha gente yo creo que ha entendido que es que lo dejamos. Y eso es una información que nosotros no hemos dado. [Risas] El concierto es un concierto de despedida, pero de despedida de aquí a dos años. Un hasta luego. O sea, el título es “Hasta Luego, Mari Carmen”. Y, de hecho, hicimos un vídeo explicando que volvíamos en 2026 y todo. Pero bueno, la mayoría de comentarios son “Wow, se me va a hacer larguísimo este tiempo sin veros”, porque hay gente que viene muchas veces a vernos durante el año.

El escenario me imagino que engancha, en verdad. ¿Seréis capaces de estar un año sin subiros a uno?
Yo voy a hacer un par de conciertos de mis cosas, y sé que me van a llamar para ir a colaborar con amigos y tal, y lo voy a hacer porque sí. Pero es verdad que el escenario engancha muchísimo. Y es que tiene algo de adrenalina que no te lo da ninguna otra cosa, ¿sabes? Sobre todo, creo, más si eres cantante, porque estás ahí y la conexión con el público no es la misma que con otros instrumentos. Es increíble, eso te sube la autoestima para muchos años.

"Hemos llegado a un punto en el que nos lo podemos permitir. No pasa nada por un año"

Paráis ahora para romper un poco con la tónica esta de la industria, que nos obliga a ir rápido, a no parar, no parar y no digerir las cosas. ¿Qué crees que se os ha quedado por procesar durante estos 20 años?
Mira, a mí lo que me pasa es que ya no siento nervios por escenarios grandes. No siento esa presión. No sé, o sea, llevo doce años seguidos tocando en el Viña Rock, cuando es un público gigante… Debería estar todo el día nervioso y es como ”Bueno, otro día más en la oficina”. Me impresiona más ir a tocar en una sala para 100 personas en Viena que hacer este tipo de cosas que ya hemos repetido muchas veces. Pero es mi forma de ser, ¿eh? Para mí, que una profesión como esta se convierta en una rutina y en repetir cosas que ya has hecho, pues... Pues es que no le veo la gracia. Porque para mí tiene que ser cada día una aventura nueva y, si no, pues me podría dedicar a otro trabajo que no me supusiera el desgaste que genera mentalmente esta. Y, por otra parte, no llegas a procesar lo que haces cada día. Como tocas tan seguido, realmente te despiertas y dices “¿Dónde estuve ayer?”. Y entonces no le das el cariño y el mimo a cada uno de los conciertos por igual, porque tienes muchos seguidos y siempre estás pensando en el futuro en lugar de en el presente.

Hablando de esto de la rutina, y ya que antes mencionabas las primeras veces, una de las cosas que repetís es que siempre habéis querido una banda que tenga cosas nuevas. Seguir creciendo, seguir teniendo estas primeras veces… ¿Después de 20 años, se os han acabado?
No, o sea, hay primeras veces en otros países. Y eso está guay. Realmente, nuestra inversión de futuro es poder tocar en otros países y crecer en otros lugares. Me imagino la primera vez que hagamos un WiZink, pero en Ciudad de México, con esa cantidad de gente, con todos los fans… Pues voy a fliparlo. Y probar otras cosas. No sé, tampoco hemos hecho una gira de teatros con música para niños. Mil historias que te puedas inventar que te apetezcan en ese momento. Siempre hay cosas que hacer por primera vez, pero es verdad que ahora necesitamos este descanso para que todo vuelva a reconducirse un poco a nivel energético.

Vi en Instagram que publicasteis un vídeo en el que compañeros y compañeras de la industria decían cosas preciosas sobre vosotros. Y, sobre todo, coincidían en que queda Pegatina para largo. ¿De dónde sacáis esta fuerza para seguir, para haber estado 20 años y para todo lo que quede?
Es que nos gusta. Yo cuando veo gente que para, digo “Pero ¿por qué paráis? ¿Que no os gusta tocar o qué?”. A mí lo que me cansa es estar en el estudio mucho rato. O sea, eso sí que es... Te come la cabeza lo del estudio. Lo que me gusta es estar tocando. Y yo creo que eso se siente en el escenario. Cuando nos ves, dices “Estos cabrones disfrutan en el escenario. Entonces, ¿cómo lo van a dejar?”.

¿No os da cosa parar ahora por si perdéis este empujón que lleváis después de 20 años girando?
Sí. O sea, yo creo que parar da miedo porque va todo tan rápido que se olvida a cualquiera en un pispás. Pero yo considero que no, que hemos llegado a un punto en el que nos lo podemos permitir. No pasa nada por un año. Incluso un año, decíamos, sin publicar nada en redes. Simplemente estar descansando y luego volver. Luego lo que hay que hacer es ver la forma en que se vuelve, pero también, por esta rapidez que hay, un año pasa superrápido. Yo creo que no se va a olvidar nadie.

Durante este año que vais a descansar, ¿a ti, personalmente, en qué te gustaría trabajar?
A ver, yo me voy a sacar un disco que va a salir en enero y quiero hacerme un par de conciertos de presentación, en plan Barcelona, Madrid… Y celebrar mi 40 cumpleaños. Que eso es lo que yo les dije: “Yo antes de los 40 quiero hacer la vuelta al mundo”. Bueno, será a los 40. [Risas] También quiero volver al pueblo a vivir más tranquilamente, para ya dejar de estar aquí con este ruido continuo de Barcelona y con estos alquileres y todo. Al final, es hacer un poco de cambio de vida, volver a la tranquilidad después de muchos años ahí insistiendo. Y, aparte de eso, pues bueno, tengo otras cosas en mente que no puedo decir. A nivel de la industria me gustaría trabajar en proyectos que ayudaran al resto de músicos.

 

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