Montcada i Reixac es una pequeña población enganchada a la salida norte de Barcelona, diseccionada por autopistas, carreteras, raíles ferroviarios y un río que impide la correcta circulación de despistados forasteros como yo, que se pierden con gran facilidad ante la imposibilidad de dar a la primera con el acceso correcto. Tras desistir de las indicaciones de un GPS que se ha vuelto majara, acabo preguntando a unos vecinos para llegar con cierto retraso a mi cita en el local de ensayo-cuartel general de La Pegatina. Allí me está esperando el grupo al completo para realizar una escucha conjunta de su nuevo álbum titulado con gran atino “Revulsiu”. Este quinto largo verá la luz el próximo 12 de mayo de la mano de la discográfica Warner/Dro, en busca de una mayor dimensión y distribución internacional. A nadie se le escapa que el combo catalán inició ya hace algún tiempo una apuesta valiente por sacar a pasear fuera de nuestras fronteras su propuesta festiva, obteniendo una maravillosa acogida en festivales de medio mundo a base de poner a bailar hasta al más soso. Está claro que no han sido los primeros en hacerlo, y que grupos como Ska-P -con quienes colaboran en un tema del nuevo disco titulado “Una mirada” que parece hecho a medida- ya llevan muchos años siendo más profetas fuera que dentro. (Rubén, guitarra) “Pensamos directamente en ellos porque además del tono reivindicativo del tema, creemos que era justo reconocer el trabajo de uno de los grupos más internacionales que tenemos y que, curiosamente, no tiene ese mismo reconocimiento en los medios españoles”.
Una vez llegados a este punto, no podemos obviar dos de los rasgos que distinguen este nuevo trabajo de La Pegatina. Por un lado el hecho de repetir en la producción con un Marc Parrot que ya les enseñó en “Eureka”(Kasba Music, 13) a pensar en las canciones en clave pop, y a no desarrollarlas de entrada para ser tocadas en directo. Y eso es algo que han logrado con creces y que ha provocado que este trabajo sea mucho más homogéneo, a la vez que variado y rotundo, que el anterior. El otro rasgo importante y definitorio del álbum ha sido el gran número de colaboraciones que recoge, en lo que a veces parece un traje a medida realizado para que el invitado luzca y no quede relegado a mera comparsa. Así, a los ya mencionados Ska-P, hay que añadir los nombres de Dubioza Kolektive, Capitán Cobarde, Hanggai, Turtle Island, Ms Maiko, Rayden, Oques Grasses y Onda Vaga, en una especie de hermandad planetaria que ha incluido argentinos, japoneses, mongoles y bosnios, por no hablar de madrileños, canarios, andaluces y catalanes. Todos hermanados por la música de baile y cierta militancia vitalista a la hora de pensar el mundo. (Adrià Salas, cantante) “Nosotros en realidad nunca hablamos de política. Nos gusta expresar sensaciones en nuestras letras y procuramos que esas sensaciones no se conviertan en propaganda”. Además tanta diversidad ha dado para más de una anécdota. (Ferran Ibáñez, bajista) “Con los mongoles Hanggai nos pasó una cosa muy curiosa, y es que tuvimos que cambiar el tono de la canción porque hay una nota sagrada que tienen prohibido tocar ya que representa la frecuencia del giro del planeta”. Las colaboraciones han surgido de la forma más diversa. En unos casos porque la carretera ha unido el destino de las bandas –échale un vistazo al más que recomendable documental con el que celebraron diez años de carrera y en el que verás la conexión asiática que ha dado fruto en este disco- aunque también ha existido la admiración mutua desde hace muchos años, como es el caso de unos Oques Grasses que se marcan un merengue que acaba resultando uno de los temas más pegadizos del disco (“Bananeres”). (Adrià) “Con Josep (Montero) nos conocemos desde hace muchos años, desde los tiempos en los que tocaba la batería y componía en un grupo de reggae que se llamaba No T'hi Matis allá por 2004. Luego le perdimos la pista y cuando vimos que se había convertido en el cantante de Oques Grasses ya pensamos que algún día teníamos que hacer algo juntos”. En cualquier caso, lo que ha provocado tanto intercambio es una variedad de registros que engrandece un álbum que se erige en una aplastante prueba de madurez de una banda en estado de gracia.
Los temas se van sucediendo y los comentarios de los miembros de la banda me van ayudando a hacerme una idea aproximada de cómo ha sido el proceso de composición en plena carretera. Un nomadismo al que los grupos están condenados si quieren vivir de la música. Por otro lado, gran parte del sentido del hecho de tocar es el acto de celebración colectiva que supone un concierto. De eso saben mucho La Pegatina. Y una muestra del buen momento en el que se encuentran es el hecho de que, por primera vez, han tenido más de veinte canciones entre las que elegir (ha habido siete temas que no han pasado el corte realizado en base a unas votaciones en las que ha participado el propio grupo, su mánager, el productor y gente de su nueva discográfica). Al proceso de selección cabe sumarle la propia auto-censura del autor del tema, que se lo piensa bastante antes de presentarle al resto de sus compañeros una composición si no está del todo seguro que pueda ser aceptada por el resto. Aunque -por lo que me cuenta Rubén- la competitividad entre los diferentes autores de la banda siempre es un acicate para la mejora. Además es difícil que los intereses económicos acaben imponiéndose por encima de egos. (Ruben) “Una de las mejores cosas que hemos podido hacer en La Pegatina es el hecho de repartirnos entre todos los derechos de las canciones, independientemente de quién sea el autor de las mismas. De ese modo nos aseguramos que no exista una competencia insana y que siempre miremos lo que es mejor para el grupo y dejamos de lado cuestiones que tienen más que ver con el dinero”.
Tras la relajada escucha del álbum jalonada de comentarios de todo tipo y un buen número de risas, toca desplazarse a comer unos bocatas a un bar cercano. No nos podemos entretener demasiado porque la banda anda enfrascada con los últimos detalles que la salida de un disco provoca. Sin ir más lejos mañana han quedado prontito para filmar el que será su primer vídeo-single del tema que abre el disco “Heridas de guerra”. A nadie se le escapa que estamos ante un grupo que cuida su imagen al detalle y que se caracteriza por estar siempre pensando en qué es lo siguiente que se le puede ofrecer a los fans. (Adriá). “La novedad de este disco es que vamos a poner los acordes en los ‘lyric-videos’ de todos los temas. Unos clips en los que también queremos jugar con la idea de la falsa perspectiva. Piensa que, en la actualidad, la gente dónde más escucha música es en Youtube así que hay que ofrecerles algo diferente a lo que ofrece todo el mundo”. Así son La Pegatina. Un grupo en constante movimiento y una incesante búsqueda de mejora. Algo que desde luego siguen demostrando a cada nuevo trabajo que realizan.
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