Conocido por su rol como productor de Ginebras, Jero Romero, Valira o Kostrok, entre muchos otros, así como por haber sido batería de Twelve Dolls o Modelo de Respuesta Polar, Pau me atiende por zoom desde su casa en Madrid para hablar de un disco gestado a lo largo de los últimos cinco años (incluso más), compuesto y producido a conciencia y sin prisas, nutrido por influencias tan dispares como John Talabot, Ryuichi Sakamoto, Bon Iver o James Blake, y que tuvo su presentación en directo en el último Mad Cool. El 18 de octubre lo desgranará en la sala Berlanga de Madrid, compartiendo cartel con Sofía Comas.
Han sido cinco años trabajando en este disco. Mucho tiempo, ¿no?
El último tema que ha aparecido en el disco tiene pocos meses, que es “l3jos”, la colaboración con Ganges, lo que pasa es que el resto del disco sí que estaba listo desde hace un montón de tiempo. Y los dos más antiguos son de 2016, aunque empecé a publicarlos hace dos años. Así que el disco ha llevado entre cinco y siete años, dependiendo de cómo lo plantees.
Recuerdo que hace un par de años, en 2021, comentabas que el disco saldría a finales de aquel año en un sello discográfico de Movistar. Finalmente, no fue así. Ha salido dos años después y autoeditado. ¿Por qué?
Movistar fue el sello y editorial con los que empecé a trabajar, y aunque había muy buenas intenciones y el equipo era muy guay, de gente muy comprometida con la música, hubo un montón de cambios internos dentro de la empresa, de recolocación del sello, y al final la cosa no salió. Creo que les faltó algo más de peso dentro de la empresa y no podían abarcar todo lo que querían hacer, y yo noté esa falta de energía y de actividad. Al final, por ambas partes dijimos que no tenía mucho sentido. Se truncó. Y ese fue otro de los motivos por los que estuve tanto tiempo parado. No es el más importante, la verdad, pero también ha influido.
"El disco ha sido un momento de auto exploración interno y personal, por eso he estado tanto tiempo con él"
¿Tuviste desde entonces claro que el disco sería una autoedición?
No es que me cerrase a buscar ningún sello, bienvenidos sean. Estoy abierto. Pero sí que es verdad que ahora mismo, un sello discográfico, a no ser que tengas mucha suerte o ya estés súper colocado desde un primer momento y te hagan muchísimo caso, y recibas mucha atención y, por tanto, muchísima energía, tampoco es algo que marque muchísimo la diferencia respecto a otras cosas como el booking, que sí creo que es algo muy importante para darte a conocer. Porque al final, si tocas en directo, tienes una manera de exponerte bastante mayor que simplemente estar en un sello, cuyo papel ahora mismo ya sabes que no es que esté en entredicho del todo, pero ha perdido mucho desde hace una década larga, o más.
Ya que mencionas el directo, ¿cómo es?
Es un proyecto que en un principio era muy difícil para mí imaginármelo en directo porque siempre lo he pensado desde la libertad musical absoluta. No me he intentado limitar para nada a la hora de producir, componer, trabajar las texturas y los sonidos, así que cuando me enfrenté al directo fue algo bastante vertiginoso. Me acojoné mucho, porque además era algo que nunca había hecho, aunque haya tocado mucho en directo con las bandas en las que he estado. Nunca había trasladado un proyecto tan electrónico al directo, y además con una auto exigencia marca de la casa mía, que es brutal, porque siempre he querido hacer un directo muy trabajado a nivel de sonido, y que la sensación cuando veas el directo es la de estar escuchando el disco con más cosas, con un extra: más estructuras o arreglos nuevos, y no una versión simplificada o reducida, en plan de hacer un atajo con cuatro sonidos de cuatro sintes y se lo han merendado. Me lo he trabajado. Una locura. Para que todos los sonidos estén presentes y podamos interpretarlo todo con los mismos sintetizadores, y si no, sampleando cosas. Esa es la idea. Somos un trío. Batería híbrida, eléctrica y acústica, y dos sets de teclados, uno para mí y otro para el otro teclista. No hemos tocado mucho en directo. Solo en el último Mad Cool. De momento, no hemos tocado más. Nuestro próximo concierto es en la sala Berlanga, el 18 de octubre.
Cuando se publica un disco de debut como el tuyo, en el cual hay cinco canciones de nueve que ya han sido desveladas antes, y además el goteo de canciones se produce a lo largo de más de dos años, se genera el doble riesgo de que acabe siendo poco unitario y el factor sorpresa se elimine. ¿Era algo que tenías en mente?
Lo de la unidad del disco es un punto clave, en realidad. Para mí el disco ha sido un momento de auto exploración interno y personal, por eso he estado tanto tiempo con él. Te sirve como terapia. Desde el final de Twelve Dolls, en 2012, empecé a pensar en qué música haría si tuviera un proyecto en solitario. ¿Cómo sería si todo saliese de mi cabeza? Ahí hice unos intentos muy tímidos, y todo fue muy lento porque tenía una serie de inseguridades, incluso de lagunas, porque no me considero un autor de canciones como tal, yo no me cojo una guitarra y te hago una canción así. Lo puedo hacer, pero no me interesa, para nada. Hubo muchos años en los que, con toda la calma, me dediqué a explorar, aprender, incluso enfrentarme psicológicamente al hecho de componer y producir yo solo. Y todo eso se fue alargando un montón de tiempo, y yo siempre digo que hay como una especie de carrera subterránea en este proyecto que nadie conoce, excepto mi gente cercana, porque antes de empezar a trabajar en este disco, en 2016, ya componía canciones. Incluso podía haber sacado un EP o un disco con canciones que se han desechado y nunca van a aparecer en ningún lado, porque en un momento dado me di cuenta de que ese camino no me convencía. A partir de 2016 empecé a tirar por otra línea, que sí me convencía, y es cuando empecé a desarrollar estos temas, y todo ese proceso duró hasta después de la pandemia, prácticamente. Y no es que de manera consciente haya intentado que el disco sea unitario, pero sí que he intentado hacer una especie de resumen y recopilación de mis intereses y referencias como músico. Explorar todas las facetas de mi cabeza musical, todo lo que me interesa. Y es verdad que en el disco se refleja todo eso, también porque he intentado – fíjate lo que ha cambiado el mundo desde 2016 hasta ahora musicalmente – que no me influyera demasiado eso, porque este no es un proyecto de tendencia ni de arrimarse al sol que más calienta, aunque claro que me interesan las cosas nuevas que van saliendo y, de hecho, hay guiños claros también, pero son conscientes. La voluntad ha sido de una especie de expresión completa de lo que es mi identidad musical y de exploración, porque ahora me puedo definir en esto. Yo no sabía cómo era musicalmente mi cabeza. Y eso ha sido lo que he intentado. Sobre lo que dices de la publicación de los temas, creo que los cuatro que aún no habían salido completan ese prisma porque no todos mis intereses están dentro del pop, aunque el pop me flipa, pero también a veces estoy mas cerca del house de John Talabot o a veces del piano de Ryuichi Sakamoto, y cosas así. Y eso también forma parte de mi universo musical, y me apetecía mucho que estuviera en el disco porque eso soy yo. Sí que es verdad que a nivel de estrategia he intentado que las canciones que se iban publicando antes fuesen un poco más accesibles, pero tenía muchas ganas de sacar el disco con las cuatro canciones que faltaban para que se pudiese completar el puzzle, ver todo el mapa, y que se pudiese apreciar, que la gente pudiera ver el full picture.
¿De qué manera ha influido en este disco, si es que lo ha hecho, todo tu trabajo como productor y batería?
Eso también es otra clave, porque yo, como productor, trabajo un montón y con gente muy diferente, pero de un cierto estilo, más centrado en el mundo de los festivales y en un pop como más festivo, o más épico, con más energía, de ese estilo. Y claro, el hecho de trabajar en esto te da un montón de recursos y truquitos, el brillo del maestrillo, ¿no? Y todo eso, yo he intentado, fíjate, que no influenciase en mi proyecto, para nada. He intentado, prácticamente, partir de cero. Porque para mí era muy importante que este proyecto me tocase, me sorprendiese y me ilusionase a la vez. Y si usaba los recursos que uso para otra gente, para mí era como estar pisando terreno conocido, no tenía ningún misterio para mí. La intención fue borrar todo lo que hay en mi cabeza, excepto las cosas más técnicas de mezcla y demás, pero a nivel creativo y de estructuras o incluso de composición, ha sido empezar de cero. Experimentar y generar una paleta de recursos de producción y un enfoque a la hora de componer y producir que no tuviera nada que ver con mi faceta de productor, por esa ilusión de hacer algo que me toque. Y por eso ha sido también un proceso tan largo y tan sufrido. Porque he sufrido, y sigo sufriendo, aunque menos, mucho. Era una especie de reto para mí. Que la pantalla uno, la de la primera melodía que te sale y te valdría con otra persona, porque hay un timing y sabes que su música puede funcionar con esta melodía, te la saltes. Que no te sirva. He ido destilando un montón todas esas primeras ideas o primeros recursos que tenía hasta llegar a una zona que yo no conocía. Y eso me ha costado muchísimo tiempo, la verdad. Este es un disco atípico, sobre todo, en el mundo en el que vivimos, que no para de acelerarse con singles continuamente… la industria está loca y todo va súper rápido. La música y todo, en general. Y para mí ese no ha sido el primer motivo para tardar tanto, pero es verdad que también ha sido uno de ellos. Es que la música no puede ir tan rápido. Nada puede ir tan rápido. Para mí este disco es una especie de declaración de intenciones. Me ha llevado mucho tiempo, y sé que va en contra de toda la estrategia y la inercia loca que se lleva ahora, pero dedicarle todo este tiempo tiene sentido. Yo, por ejemplo, abría una canción, empezaba a trastear con ella y, por mis inseguridades y mi exigencia loca, pensaba que no había servido de nada, y a lo mejor al mes y medio la volvía a abrir con una mirada fresca y me daba cuenta de que había cosas interesantes ahí. Pero yo necesitaba todo ese tiempo. En uno o dos días no te da tiempo a tener esa reflexión y a profundizar tanto en qué quieres contar y cómo lo quieres contar. A destilar. A pasar por alto esas primeras ideas que son como un batiburrillo de cosas demasiado obvias e ir más allá. Creo que este proyecto no suena nada a todo lo que hay ahí fuera, en las playlists y tal, y tiene un sentido, porque he intentado hacerlo desde otro sitio, aunque haya también motivos más prosaicos como el del sello, que comentábamos antes. He tenido muchísima calma y he querido darle paciencia al disco.
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