Recién salido su nuevo EP, Andy hizo una breve parada en el Primavera Sound para cantarnos sus canciones arropado por sus amigos, y nosotros aprovechamos para charlar un rato con él sobre libros, proyectos y lugares.A juzgar por las cuatro canciones nuevas que incluye “Between” (DiCristina/Discmedi, 2005), ojalá que el periplo vital y el cambio de papeles constante siga así mucho tiempo. Un par de canciones en directo y el resto, grabadas en casa en alguno de los breves descansos entre gira y gira. La cara y la cruz de Vetiver. “En las canciones en directo me ayuda otra gente, pero en las otras lo toco todo yo. Lo grabé usando solo el micro de mi ordenador portátil. Es la primera vez que lo uso, así que es algo así como un experimento. Para el disco simplemente grabé las canciones que tenia en ese momento. Entonces no solía trabajar en estudios a menudo, sino que grababa en casas de amigos, con un espíritu bastante casual. Pero creo que en el futuro intentaré grabar de otro modo porque no tengo más canciones ahora, así que todo lo que rodee a la grabación será parte del proceso creativo”. Algo así como ese disco brasileño que se rumorea que grabará con Devendra Banhart.
"No suelo escuchar o hacer música pensando en encontrar respuestas o soluciones" |
“Todavía lo estamos pensando. Queremos grabar con músicos de allí. Devendra conoce a Arto Lindsay y él nos va a hacer un poco de enlace. Nunca he estado en Brasil, así que me gustaría empezar visitando el país, conocer a viejos músicos y ver que pasa más que ir y grabar con músicos de sesión. Estoy intentando aprender portugués. Llevo una cinta que escucho en los ratos muertos. Me gustaría porque cuando vaya quiero estarme un tiempo y hacer una inmersión real, no quiero hacer un disco casual, fuera de mi mismo”. Pero el interés de Andy Cabic por Brasil va más allá de lo musical. En su penúltima visita con Devendra Banhart, nos habló de un libro de Mario de Andrade, “Macunaíma” que, casualidades de la vida, editó poco después del encuentro en castellano la editorial Octaedro.“Me gustan los libros con personajes míticos como Macunaíma, con ese humor y esa mezcla de surrealismo y leyendas sudamericanas. El sexo y la violencia suceden casualmente. Hace mucho que no lo releo, pero creo que lo releeré. Los tropicalistas hablaban mucho sobre él y su idea de canibalización de otras culturas. No me acuerdo exactamente como encontré el libro. Creo que fue por un libro sobre cultura y arte brasileña. También hay una película, pero no la he visto. De hecho ahora mismo el libro es muy difícil de encontrar porque hace mucho que no se edita en inglés”. Llegados a este punto, le comento la edición de Octaedro, con los dibujos de Carybé, y la coincidencia últimamente de tantos músicos que dibujan y dibujantes que tocan música en su círculo de amistades. “Si, en San Francisco hay un cruce muy fuerte entre músicos y artistas visuales. De hecho, cuando me mudé conocí a muchos más artistas que músicos. Conocí a Devendra en ese círculo. Iba al instituto de arte. Mis compañeros de piso y grupo también pintaban. Y mucha de la gente de grupos que conocí también son artistas, como la gente de Bright Black, o CocoRosie. En San Francisco hay muchas galerías de arte y sitios donde tocar, y como no hay mucha presión, la gente va sin miedo a lo que pueda pasar. Aunque es una ciudad un poco cara últimamente la gente es bastante relajada. Hay pequeños bares y librerías donde puedes tocar simplemente llevando una maqueta”. Los compañeros de piso de los que habla son Tussle, cuyos imaginativos ritmos podrían haberlos colocado en todos los informes de revival post-punk al lado de Out Hud de no ser tan marcianos. “Ya no estoy en el grupo porque no tengo tiempo, pero todavía tocan. Somos buenos amigos, nos conocemos desde la universidad, pero es un grupo basado en la colaboración, y ahora mismo no podía participar de ello. Lo hecho de menos, pero en este momento me están pasando demasiadas cosas tocando con Devendra. Creo que van a sacar un disco en un sello que se llama Small Town Supersound, así que espero que tengan mas presencia en todos los sitios y puedan salir a tocar fuera”. Y una de las cosas que pasan cuando tocas con Devendra Banhart es que das conciertos en medio mundo solos o acompañados por unos cuantos amigos de los que luego no te quieres separar. Con una producción y actividad tan maratoniana, uno se pregunta si esta gente tiene tiempo de pararse y ver las noticias. ¿Cómo puede uno ver las cosas horribles que pasan en el mundo y luego sentarse e intentar crear algo bonito? “No suelo escuchar o hacer música pensando en encontrar respuestas o soluciones. Más bien me ayuda a encontrar esperanza y una manera de vivir en este mundo. No sé si me gustaría ser político en un sentido tópico. Creo que es un poco ingenuo, aunque admiro a la gente que lo ha hecho en el pasado, que pueden articular un discurso basado en eso. Pero no tengo esa habilidad. No me gusta la forma en que Norteamérica se relaciona con el mundo, y bueno, no conozco a nadie en San Francisco que votase a Bush. Hay una comunidad muy activa políticamente. En el último año no he podido estar allí porque he estado viajando, pero hace par de años estaba más involucrado. Es bastante duro pensar que podríamos hacer mas de lo que hacemos, pero también creo que viajando, tocando y hablando con gente también nos oponemos de algún modo a ese horror”.
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