Una figura como la de Sideral se presta a hurgar en el pasado barcelonés. Por ser la voz cantante de un movimiento "situado entre lo que era el verdadero underground de esa época, el techno que muy pocos pinchaban, y el resto, la juventud que no andaba a brazo del noise pop o del indie pop". Un puente trazado mediante sus sesiones en el Nitsa de la Plaça Joaquim Llongueras -sala en la que pinchaba la poca electrónica que se encontraba por aquellos tiempos en las tiendas barcelonesas- y la jarana con sus amigos al compás de Dj Amable, en el antiguo A Saco de L´Hospitalet. "Aunque la escena musical sigue siendo estimulante, Barcelona no ha evolucionado como yo me esperaba. Hubo un tiempo en el que la veía muy puntera y vanguardista respecto a otros puntos de la geografía estatal". Lo dice, sin embargo, una persona enamorada de esa ciudad, en la que siempre ha vivido y que solamente deja para pinchar periódicamente en el club Transmission de Kerry (Irlanda), en festivales o, más recientemente, en La Central de Oviedo y la sala Superfly de Zaragoza. Una persona que, como otros en la actualidad ("en Barcelona aparecen Dj´s de debajo de las piedras"), lleva tiempo lamiendo las cubetas de la Ciudad Condal (Wah Wah, Edisons, CD Drome…) en busca siempre de la última novedad para su colección personal (hasta hoy consistente en trece mil discos) y que, lógicamente, ha vivido apasionadamente el lento -en su caso, veloz- aprendizaje electrónico de la generación post noise o indie pop, demostrado con la publicación de una doble sesión a merced de los sonidos convergentes del house, deep house y techno ("Darkhouz"), y el pop electrónico ("Popotronic").
"Aunque la escena musical sigue siendo estimulante, Barcelona no ha evolucionado como yo me esperaba" |
Su nuevo trabajo, alejado de su pasado como miembro de grupos como Predictors (psicodelia de los sesenta y setenta), Mushroom, Peanut Pie (donde la compañía en la producción de Jumo ya aventuraba el devenir electrónico del compositor, cantante y guitarra de esa banda) o en su corto periodo como bajista de Flirt (banda de pop melancólico que ha continuado sin su compañía).Una doble sesión en la que se sintetizan las aptitudes que le han avalado desde sus inicios en las cabinas barcelonesas por allí el 93 pinchando de pop a techno y de techno a trance en el citado Nitsa, hasta su condición actual de Dj ecléctico en la escena local. Un amplio espectro de miras en su maleta que le permite acercarse a diferentes estilos según el club que visite: house en Discotheque, techno en el KGB o pop electrónico en el Mond Club. Sin olvidar sus incursiones al latin jazz en Abaixadors Deu -por cierto, a puertas del cierre- e incluso sus sesiones de drum´n´bass en la primera época del Moog. El numeroso surtido de artistas alemanes -"no premeditado"- presentes en "Popotronic" es debido simplemente a que "están en su mejor momento y no sólo en Alemania, sino en los países del Este. Hay gente muy creativa ahí. De todas formas, gente como Andreas Dorau -por cierto, no presente en el elenco mezclado- o sellos como Ladomat llevan tiempo trabajando en la línea que transmite mi sesión pop". De la misma manera que uno podría pensar que está reivindicando con ello algo tan de moda como los ochenta. "Quizá indirectamente los reivindico, pero sin intencionalidad. También puedes encontrar reminiscencias de los ochenta en el último tema de "Darkhouz"". Las mezclas de la sesión son de largo recorrido, posiblemente con la idea de no romper la atmósfera creada, una de sus virtudes aclamadas como Dj. "La técnica se acaba aprendiendo (en su caso, ha aprendido a base de silbidos en los propios clubes, ya que nunca ha dispuesto de dos platos en casa), mientras que el hecho de crear atmósferas se lleva más adentro". En la sesión pop el desarrollo es más dispar, encontrándonos algunos temas -los de Fisherspooner o Peaches- en los que "por razones técnicas" -en el primer caso- o por simple carácter de epílogo -en el segundo-, la línea se fractura. "El tema de Fischerspooner me gustaba tanto que lo quería poner como fuese, aunque por el pitch que tenía no pude mezclarlo".A Sideral sólo le queda mantener el tipo musicalmente -en caso de los Dj, no es tan fácil caer en el desprestigio en comparación con las bandas- en un hobby ya convertido en oficio -"mi sueldo de Dj me da para vivir respetablemente"-. Aunque, conociendo su trayectoria, quizá le dé por explorar otros estilos. Apunto al trance, sin acertar. "No me interesa como estilo propio, sí como elemento adecuadamente incorporado en algún tema house o techno". Un estilo, este último, en el que cada día parece sentirse más a gusto. "El techno, si es bueno, puede tener igual de pasión y atmósferas que otros estilos electrónicos. Las últimas sesiones en las que me he centrado en un estilo único -como el techno- me he sentido muy a gusto. Lo que pasa es que en Barcelona se me conoce por mi carácter ecléctico y me suelo encontrar con promotores/propietarios de sala que me dicen que no pinche duro, pero al fin y al cabo si endurezco la sesión y la gente acaba gritando y bailando, se quedan igual de contentos". De hecho, no hay mejor epílogo que sus propias palabras al respecto: "mi trabajo es que la gente baile. Me pagan por eso".
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