“Crear” (Intromúsica, 24), el décimo-cuarto elepé de los valencianos, se propone sin tapujos ni dobleces recordarnos el valor de esas pequeñas cosas que conforman nuestro día a día, ayudándonos con sus versos más directos y sinceros a armar una particular coraza que resista las embestidas del presente más amargo.Una fotografía analógica, además, lo cual también es una declaración de principios
Sus miembros siempre han sido partidarios de mostrarnos sus vidas y experiencias sin trampa ni cartón, invitándonos a formar parte de las mismas e integrándonos de alguna forma u otra en su particular círculo de confianza. Pero desde que conociéramos más a fondo su intimidad, principalmente a partir de sus recientes proyectos extramusicales y de su notable apertura lírica, podemos decir más alto y más claro que nunca que La Habitación Roja son familia. Así lo sentimos tan pronto como intercambiamos con Jorge Martí las primeras frases de nuestra entrevista al teléfono, donde nos habla de los suyos, de la presentación del disco en diferentes ciudades y de su necesidad por adelantar la charla para que no le coincida con la salida del AVE. Una naturalidad que ya es marca de la casa y con la que la banda logra, treinta años después, seguir robándonos el corazón.
“Crear”, vuestro 14º disco, lleva ya varios días fuera y creo que está recibiendo una acogida muy celebrada, ¿verdad?
No podemos quejarnos, no. Es muy gratificante comprobar cómo después de tantos discos todavía sigue estando viva la chispa que nos une con el público. Algo nos decía que este disco iba a gustar, pero incluso contando con el convencimiento más férreo, siempre está ahí la duda, ¿no? El otro día escuchábamos a María del Mar Bonet decir que un artista no sabe si un disco realmente es bueno del todo o ha tenido el alcance deseado hasta pasados unos 20 ó 30 años, así que fíjate. Por lo pronto, nosotros hemos recibido muy buen feedback y estamos muy contentos con ello. Lo empezamos a recibir incluso en el momento de la producción, cuando Santi García se hizo cargo de cuatro de nuestras canciones (“La Vida Fluyendo”, “Las Olas”, “Los Seres Queridos” y “En Las Ruinas”) y tras escucharlas nos dijo, muy convencido, que este material era de lo mejor que habíamos hecho nunca. Así que ojalá todo el que lo escuche tenga la misma reacción que él.
A pesar del indudable positivismo que transmite el disco, uno también puede percibir que muchas de las letras están motivadas por momentos personales muy duros.
Estos últimos años han sido bastante complicados a nivel personal, sí. Mis suegros, que eran como unos padres para mí, fallecieron de cáncer casi a la vez y como consecuencia de ello, mis hijas, que estaban muy unidas a ellos, atravesaron una etapa muy difícil. Se podría decir que el disco nace como consecuencia de esa sensación que tienes al ser consciente de que has alcanzado una determinada edad en la que tus mayores han entrado en la etapa final de sus vidas, contrastada a su vez con la juventud de las nuevas generaciones, ya que todos en la banda ahora somos padres. Es ley de vida, una generación entra y otra sale, y tú, como compositor de canciones, tratas de mirar el mundo a través de los ojos de esas dos perspectivas.
"Me atrevería a decir que estamos viviendo la mejor etapa de la banda"
El entorno actual, fuera de lo familiar, también parece ser un aliciente a la hora de escribir.
Sí, de hecho la piedra angular del disco, que es “Crear Siempre Es Mejor Que Destruir”, está motivada por esta espiral a la que estamos asistiendo en los últimos tiempos en los que la violencia, la guerra, el cuestionamiento de ciertos derechos que se creían ya conseguidos o el ascenso de la extrema derecha copan constantemente la actualidad. Con semejante panorama, aferrarnos a la buena gente y a la bondad tal vez suene ñoño, pero a nosotros nos parece de lo más necesario. En este mundo tan deshumanizado, el amor fraternal es puro punk.
¿De ahí, tal vez, el sentido y significado de la foto de portada?
La portada define bien lo que es La Habitación Roja, en todos los sentidos. Inicialmente, se me ocurrió la idea de fotografiar a nuestros padres, con el fin de guardar para siempre un recuerdo de ellos y aprovechando que viven todos todavía. Porque se me ocurrió la idea de que Pau fotografiara a nuestros padres. Después, y a raíz del tema que te comentaba, decidimos centrar el proyecto gráfico en nuestras madres, con el deseo presente de reivindicar su valía y protagonismo en nuestras vidas como mujeres de otra generación que se han entregado a sus familias, anteponiéndolas incluso a ellas mismas.
¿Y cómo fue lo de convencerlas?
Se lo tomaron muy bien, con mucha predisposición. Alguna dijo que “ya podríamos habérselo propuesto cuando eran más jóvenes y guapas” y otra, incluso, se lo llevó al terreno del humor negro y sugirió que lo hacíamos como recuerdo, para cuando ellas faltasen. Pero en general se divirtieron mucho y el resultado es maravilloso. Una fotografía analógica además, lo cual también es una declaración de principios.. Además, desde las labores de diseño se ha hecho un gran trabajo, complementando la foto con una contraportada en la que se mantiene el mismo set e iluminación, pero con las sillas vacías. Algo que de forma alegórica dice tanto, ¿no?
Sencillo, pero muy efectivo.
Eso creo. A estas alturas ya no tenemos nada que demostrar a nadie y podemos evidenciar sin tapujos que nos emocionamos con este tipo de cosas. Sentimos de esta manera y nos encanta que nuestra música lo evidencie. Me atrevería a decir que estamos viviendo la mejor etapa de la banda, juntándonos para comer y charlar sobre música, componiendo en casa, viendo cómo las canciones van creciendo poco a poco, intercambiando maquetas e ideas constantemente y disfrutando del presente. Ya no tenemos la misma angustia que nos generaba la música cuando éramos jóvenes, donde teníamos que pelear por abrirnos un camino y alcanzar cierto reconocimiento. No sé si estaremos pecando de conformistas, pero el hecho de poder seguir haciendo discos y tocarlos en directo nos parece ya suficiente motivo para sentirnos unos privilegiados.
¿Y la actualidad y el presente no os han tentado a la hora de volveros más cínicos y descreídos?
Bueno, en su momento ya sacamos nuestra vena más política y hemos llegado a poner el foco en determinados aspectos de nuestra realidad que molestaban e incomodaban, desde planos más elegantes o explícitos, según el cuerpo nos pedía. Veníamos precisamente el otro día escuchando en el coche el nuevo disco de Biznaga y, aunque fuera desde un punto de vista y un contexto diferente, nosotros también le hemos metido mucha caña a determinados asuntos sociales de nuestra realidad que se merecían un toque de atención, como te digo. Ahora, simplemente, apostamos por una propuesta alternativa. Ya sabes, proponer en lugar de criticar, crear en lugar de destruir… Hacer una canción de amor también puede llegar a ser un acto muy político.
¿Qué es lo que alimenta ese optimismo vuestro?
Todo parte del hecho de mirar hacia dentro. Cuando proyectas hacia el exterior esas pequeñas cosas de tu vida que te ilusionan y que te hacen feliz, estás ejerciendo un acto de positividad que por un momento logra callar el ruido de fuera. Me recuerda a ese eslogan de Greenpeace que decía aquello de “piensa globalmente, actúa localmente”, ¿no? En ese sentido, nuestras canciones se sienten muy locales, hablando sobre temas muy íntimos y domésticos, pero siempre con una proyección universal y una intención natural de llegar a todo el mundo. Fluimos más que nunca y hemos logrado sustituir esa actitud combativa del pasado por un lenguaje más humano y honesto.
El disco, a su vez, es el primero que nos llega después de que Pau y tú os probaseis en el terreno de la escritura más convencional, con vuestros respectivos debuts literarios. ¿Creéis que os habéis traído un poquito de esas dos experiencias a la composición de este disco?
En mi caso sí, indudablemente. Creo que el hecho de haber salido airosos de esos dos retos, ambos con bastante buena acogida, ha terminado generando mucha confianza y aplomo en nosotros. Volvemos al concepto de “crear”, ¿no? A fin de cuentas estamos en este mundo para aportar cosas, ya sea una canción, un libro, una fotografía o cualquier otra manifestación artística. Todo recurso es válido cuando se trata de combatir el hastío que nos provoca esta espiral de negatividad y destrucción constante en la que nos sumergen las malas noticias de nuestro entorno.
"Desde el principio, lo único que hemos querido hacer son buenas canciones y emular a nuestros héroes"
Hablemos de esas otras personas que participan de una forma u otra en el disco. Luis Martínez vuelve a estar involucrado, esta vez con aparente más protagonismo en la producción, ¿no?
Sí, bueno, de alguna forma Luis siempre está presente, es como un colaborador habitual de La Habitación Roja. Es nuestro técnico de sonido en los directos y a su vez dispone de un estudio muy completo en el que siempre trabajamos muy a gusto. Sobre todo nos ofrece la posibilidad de trabajar con calma, que es lo que uno ya busca cuando se enfrasca en este tipo de proyectos. En última instancia, somos nosotros quienes tomamos las decisiones, pero su experiencia y sus ideas han sido siempre muy importantes cuando se ha involucrado de forma más directa en nuestra música. Lo mismo con Santi, claro, quien a lo tonto ha terminado produciendo siempre las canciones más conocidas y populares de la banda. En esta ocasión tuvimos la suerte de volver a liarle para producir algunos temas, como te mencionaba antes, y el resultado no ha podido ser mejor. Ahí está “Las Olas”, por ejemplo, que no me cabe ninguna duda de que será una canción que pasará a la posterioridad dentro de nuestro repertorio.
Incluso habéis tenido tiempo y ocasión de firmar una suerte de colaboración, me consta.
No solemos ser muy amigos de las colaboraciones ni de los duetos por impostura, pero sí, por circunstancias terminamos grabando “La Vida Fluyendo” en Sant Feliu de Guíxols y ese día vino a vernos Ramón de The New Raemon. Comimos juntos, lo pasamos en grande y al final del día se terminó dando la situación de acabar en el estudio juntos, grabando unos coros. Este tipo de colaboraciones, gestadas de forma natural y hechas con el corazón, sí que nos parecen interesantes, pues van más allá del mero interés de sumar oyentes y se acaban quedando en nuestra memoria como recuerdos de días especiales y entre amigos.
Ahora que hemos charlado de productores, he recordado que este es también vuestro primer trabajo desde que supiéramos hace unos meses de la inesperada y dolorosa pérdida de Steve Albini, con quien me consta que os unía una gran historia.
Ha sido escuchar su nombre y se me ha puesto la piel de gallina, fíjate. Pues sí, como bien apuntas fue una figura muy importante para La Habitación Roja, especialmente en nuestros inicios. Entre las dos sesiones de grabación que llevamos a cabo con Steve, llegamos a pasar como un mes juntos y todo lo que pueda decir sobre él sería quedarme corto. Años después coincidimos con él en alguna que otra ocasión y todavía se acordaba de nuestros nombres, e incluso cuando le entrevistaban en medios españoles siempre nos mencionaba y tenía buenas palabras sobre nosotros. Fue un tío de los que apenas quedan ya. Un gran profesional, artesano y maestro, que nos enseñó muchísimo y nos dio la confianza necesaria en el momento en el que más lo necesitábamos de nuestra carrera.
De hecho, corrígeme si me equivoco, pero creo que dentro de poco se cumplen 20 años precisamente de vuestra primera visita a los estudios Electrical Audio.
Así es. Y te diré más, llegamos a plantearnos hace no muchos años la idea de volver y hacer otro disco con él. Por diversas razones no se pudo hacer y bueno, ahora simplemente nos queda refugiarnos en los trabajos que ya grabamos allí, que sin duda ganarán mucho valor con los años gracias a la manera tan humana con la que se hicieron, en contraposición a esta tendencia a lo procesado que vivimos actualmente.
Algo que también cumplirá años muy pronto será vuestra propia banda, pues en 2025 haréis tres décadas juntos. Supongo que eso también os llevará a mirar el próximo año con ciertas intenciones de querer hacer algo especial, ¿tal vez?
Por lo general, la gente sabe bien que somos una banda que tiende más a mirar hacia el futuro y a centrarse en el presente que a regodearse de etapas ya pasadas. Pero cumplir 30 años juntos no es algo de lo que pueda presumir cualquier banda y por ello estamos contemplando la posibilidad de hacer alguna cosa, como regrabar algunas canciones antiguas que en su momento no pudieron ser grabadas con mejores recursos ni medios. La idea sería regrabarlas pero sin que estas pierdan su esencia original, mejorando el sonido, la calidad de la voz, la fuerza de las guitarras… Ya veremos si encontramos el tiempo y la ocasión de hacerlo.
Se consiga hacer o no, todo apunta a que entre vuestro 30 aniversario y la presentación de este disco el próximo año terminará siendo muy especial para vosotros. ¿Alguna vez os habéis preguntado qué habéis necesitado como banda para llegar hasta aquí?
Me encantaría creer que hay un secreto detrás de este logro, pero realmente no lo hay. Supongo que ese amor que hemos tenido hacia la música desde pequeñitos es lo que nos ha hecho aguantar tanto tiempo juntos. Por supuesto, esto no es ciencia infusa y no significa que esta devoción te vaya a garantizar un futuro como el nuestro, pero estar en esta profesión con la idea en mente de que vivimos “para la música” y no “de la música” es algo que nos ha ayudado mucho. Disfrutamos de lo que hacemos y eso no se puede fingir. Cuando vemos a determinadas bandas metidas en esto descaradamente por el dinero y con la típica pose grandilocuente de querer petarlo, nos convencemos aún más de seguir haciendo lo que hacemos por los motivos correctos. Desde el principio, lo único que hemos querido hacer son buenas canciones y emular a nuestros héroes. No somos una banda maquinada y prefabricada en los despachos de una multinacional, sino un grupo de amigos que se conocen desde la infancia y que siguen viviendo la elaboración de un disco con la misma ilusión del primer día.
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