Cuentan que Lorca veía Granada como un cuarto de estrellas cuya única salida posible era el cielo. Pero claro; depende. Para un extraterrestre, más apetecible sería lo contrario: huir de tanto asteroide y pasar, al menos, una noche en el mirador de San Nicolás, de cara a la Alhambra, bajo el aroma del Albaicín. Y es que los marcianos ya han anunciado que llegarán al Paseo de los Tristes el 22 de febrero, cuando Lagartija Nick vuelva a subirse al Auditorio de La Chumbera para pregonar a los cuatro vientos que el planeta Tierra, por fin, tiene invitados.
"Es así como nos sentimos más a gusto: haciendo cosas que supongan un gran reto" |
Fue en 1978 cuando el rockero Jeff Wayne decidió musicar una narración ficticia –hasta el día en que se convierta en visionaria- llamada “La guerra de los mundos” y firmada por H. G. Wells. Veinticinco años antes, el realizador Byron Haskin, con apoyo del productor George Pal, adaptaría el texto a imágenes cinematográficas , aunque sería Orson Welles, un joven de complejo carácter quien, en 1938, haría temblar al mundo con un programa de radio basado en aquella novela. O sea: voz, imágenes y música. En resumen, teatro. Y aquí es donde entran Lagartija Nick. “Llevamos un año y medio trabajando en el proyecto y estamos bastante ilusionados. Es así como nos sentimos más a gusto: haciendo cosas que supongan un gran reto. En este caso, queríamos volver a salir de nuestro propio entorno, crear una historia. Y es eso lo que hemos buscado”, dice Antonio Arias, gurú y líder de una banda que ya buceó en metas parecidas a la sombra de Enrique Morente (“Omega”, 1996) y, dos años después, entre los textos de “Val Del Omar” (98). “Con nuestra música” –cabe reseñar la discografía del grupo- “decimos las cosas de una forma directa, pero con metas así logramos expresarnos de una forma más profunda: sacamos fuera todas nuestras inquietudes y dudas”. “La llegada de los marcianos”, primera parte de “La guerra de los mundos” -a finales de año podría estar listo el segundo capítulo, “La Tierra en poder de los marcianos”- supone, en definitiva, un regreso del punk-metal del grupo a los escenarios tétricos. “Es un teatro mental de varias etapas. Por un lado, cuenta con una parte escénica, donde se destacaría el decorado, la visión en conjunto de la obra, la escenografía... Por otro, contaremos con una iluminación propia de una banda de rock. Y después, nosotros; que, en resumen, venimos a ser la banda sonora de la narración. Todo está en función del texto que contiene el disco de Jeff Wayne. Las pocas frases que se cantan proceden de ahí, ni siquiera han sido tomadas del libro. Hemos cogido ese álbum, lo hemos filtrado y hecho nuestro”. Vanguardia, proyecciones, guitarras, luces y sombras... Esto, ante la atenta mirada de Lorca, explicaría por qué no hay ser del espacio exterior que se atreva a invadir Granada. Por fortuna, la ciudad ya está tomada.
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