La Fuerza De La Palabra
EntrevistasHowie B

La Fuerza De La Palabra

Redacción — 27-05-1999
Fotografía — Archivo

Howie b. «Snatch» es el título de la última obra compuesta por Howard Bernstein, un músico escocés de raíces profundas, impresionante currículum y densa verborrea que, con tres sorprendentes álbumes, se ha ganado a pulso un lugar entre los creadores más personales e inclasificables de los noventa. Fue él, además, el encargado del lavado de cara tecnológico de los fastuosos U2 y uno de los últimos señores en encamarse con la señora Björk. Para llegar a la cima hay que andar mucho. Se puede ir más o menos rápido, pero hay que andar. El camino es largo y los años de aprendizaje, duros, pero, con el tiempo, se puede llegar muy alto. Sólo los que entienden esto pueden conseguirlo. Ray Allen, escolta de los Bucks de Milwaukee, es uno de los pocos elegidos. «Hace unos años, jugadores como Malone o Pippen eran simples comparsas, no eran jugadores determinantes, pero ahora sí lo son. Yo me veo en la misma situación. Ahora soy bueno, pero no el mejor, aunque con el tiempo seré uno de los grandes de la liga». Este mismo concepto se puede aplicar a Howie B, un hombre que, poco a poco, día a día, experiencia tras experiencia, ha ido escalando peldaños hasta llegar a lo más alto. Ahora, como Pippen o Malone, es uno de los grandes. Son muchos, sin embargo, los que no lo ven así. Su look a medio camino entre tecnohead guapetón y b-boy porreta y sus constantes tejemanejes con los grandes del pop han hecho que cierta gente le considere simplemente alguien que tuvo la suerte de estar en el lugar oportuno en el momento preciso. La teoría, sin embargo, se desmorona por completo al repasar su currículum, impecable en todos los sentidos, pero sobre todo al hablar con él cara a cara, sin duda la mejor manera de poder desenmascarar a alguien. Esa tarde de lunes, Howie B demostró que la máscara la deja en casa. Habló sin parar durante horas sobre su vida y casi rompe a llorar al preguntarle por la guerra de Kosovo. «Mira, cada mañana lloro al leer las noticias sobre la guerra. Y lo triste es que la gente no hace nada al respecto. Hay que ser activo. Yo he creado una sociedad que se llama Un Minuto Para La Paz y vamos a hacer un montón de cosas por los refugiados. Todos deberíamos hacer algo y dejar de sentir compasión». La historia de Howard Bernstein empieza en su Glasgow natal. «Antes de hacer música, tuve algunas historias un poco raras. A los 17 años dejé la escuela en Glasgow y estuve medio año viviendo en un kibbutz antes de instalarme en Manchester para estudiar Psicología. En Manchester estuve tres años en una comunidad judía (Bernstein es uno de los líderes de la comunidad judía escocesa). Luego, a los 22, sin haber acabado la carrera y sin trabajo, decidí irme a Londres a buscarme la vida. Fue aquí donde tuve el primer contacto de verdad con la música. Empecé a trabajar de chico para todo en los estudios Lily Yard. Muchas horas extra después llegó mi oportunidad: me encargaron las mezclas finales de la banda sonora de «Mi Hermosa Lavandería». Ahí empezó todo». A partir de entonces, Howie B empezó su carrera como productor, remixer, dj y compositor. Colaboró con Mo’Wax y todo hacía presagiar una exitosa carrera conjunta con su amigo de infancia James Lavelle, pero las prioridades de éste, más económicas que artísticas, y algún que otro desengaño personal hicieron que los caminos de estos dos monstruos se bifurcaran irremediablemente. Bernstein creó, entonces, el sello Pussyfoot para poder dar rienda suelta a sus inquietudes con total independencia. Los maxis «Breathe In» y «Birth» fueron las primeras referencias de un sello que tomando como base el hip hop ha sabido enfocarlo hacia muy diferentes lugares con el trabajo de bandas y artistas como Sie, Naked Funk, Spacer, Jacknife Lee, Dobie And Rodney y con las colaboraciones de B con el músico japonés Toshio Nakanishi. «El hip hop ha sido básico en mi vida. Trouble Funk, Melle Mel y todo lo que ha venido después han sido una de las demostraciones artísticas más fuertes de este siglo. Por eso al crear Pussyfoot partí del hip hop. En este sentido Nakanishi fue muy importante en mi formación musical. Él es un maestro, un b-boy de verdad. Fue muy amigo de Basquiat, creó el sello Major Force y ha sido, desde que lo conocí, un verdadero padre artístico para mí». «Music For The Babies» fue el primer golpe de B en forma de elepé; un disco oscuro, rayano el ambient, sobre el hecho de ser padre. «Sí, «Music For The Babies» era sobre el hecho de ser padre y sobre la alegría de descubrir qué significa realmente la paternidad en 1998 y todo lo que conlleva en un sentido musical». Su segundo disco, «Turn The Dark Off», perdía parte del componente ambiental y minimalista de su predecesor pero ganaba en fuerza y organicidad. «Ese disco trata de la felicidad y de cómo conseguirla de una forma inmediata, cómo inyectarse alegría». Ahora «Snatch» se revela como la obra más básica y lo-fi de su ya larga trayectoria; un disco que tras muchas escuchas deja ese sabor inconfundible de obra maestra. «Creo que «Snatch» es el disco más introspectivo que he hecho. Para hacerlo no busqué ningún tipo de influencia externa. Todo lo que hice fue mirar en mi interior y describirlo. Es una especie de diario personal de una época muy concreta de mi vida: una época no muy feliz. Estaba pasando una especie de depresión y pensé que la mejor manera de superarla sería a través de la música. Y funcionó. Musicalmente, en efecto, es lo más lo-fi que he hecho aunque creo que la escasez de medios no se nota en el resultado final del disco. Esa era por lo menos mi intención». Partiendo de un concepto eminentemente negro, husmeando el groove más oldschoolero, salpicándolo de scratchs y poesía, y contextualizándolo en un ambiente futurístico-cinemático, Howie B ha puesto con «Snatch» un punto y aparte en el proceso evolutivo de la música electrónica y ha demostrado una vez más que la verdad no se consigue preguntando sino preguntándose. «Snatch» está publicado por Pussyfoot / Virgin.

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