Tener un local de ensayo vacío es desolador. Se lo digo por experiencia. Las paredes se te caen encima y uno se siente mucho más vacío que si le deja la novia. Jet Lag saben lo que es tener las guitarras desenchufadas porque en plena presentación de su anterior álbum, se quedaron sin cantante. Con el grupo en su mejor momento –las críticas y la respuesta del público eran excelentes- se les planteó una situación nada agradable que hubiera hundido a una banda con las ideas menos claras. Juan Santaner, guitarrista y corredor de fondo en la a veces siniestra autopista del pop, habla tranquilo, despacio y rotundo. “Lo que parecía la destrucción del grupo se ha convertido, sin quererlo, en nuestra salvación. Las canciones estaban ahí, pero alguien tiene que cantar y ponerse delante. De ahí viene la idea del título del disco, si hemos salido adelante con esto, estamos para siempre”.
"No creo que nuestros dos últimos discos enganchen a la primera, pero tienen mucho trabajo detrás" |
Ramiro Nieto, hasta entonces escondido detrás de una batería casi más grande que él, iba a ser la pieza clave en la resurrección de una banda que sin hacer ruido mediático ni declaraciones escandalosas, pone los puntos sobre las ies en cada nuevo disco, aportando el toque de cordura y dignidad necesarias para poder seguir diciendo que en España también tenemos grandes compositores capaces de abstraerse de las modas y firmar discos atemporales. “Me ha sorprendido lo bien que se ha adaptado Ramiro. Estuvimos unos meses sin saber qué hacer porque era una situación complicada, pero descubrimos que la solución estaba dentro del propio grupo. Nosotros dos somos los que componemos y no queríamos tener que volver a explicarle a nadie cómo cantar nuestras canciones. Ha puesto muchísimo de su parte, ha ido a clases, ha aprendido mucho en un año e incluso ha compuesto más canciones que yo en esta ocasión. Es un tema de talento y él lo tiene”. Viéndoles sobre el escenario de la sala Joy Eslava en la fiesta de despedida del radiofónico Bulevar, nadie hubiera dicho que era su primer concierto después de la pesadilla. Un mal sueño del que han salido, sobre todo, con muchas ganas. “No soy capaz de ver una diferencia real entre las dos etapas porque el objetivo ha sido el de siempre: hacer buenas canciones. Lo más importante es que nos creemos más lo que estamos haciendo, y que nos hemos dado cuenta de que lo hacemos para disfrutar. Eso nos hace más sólidos y consecuentes con nosotros mismos. En realidad hemos grabado un nuevo disco de Jet Lag. Ha sido más duro que en otras ocasiones y quizás por eso estamos más contentos, pero nada más”. Semejante alarde de humildad les hace parecer bicho raros entre tanta estrellita del rock abducida por la tendencia de turno, nada más lejos de la realidad. “Este mercado es muy pequeño, de repente de pones de moda y molas mucho, pero estoy seguro de que nadie se va a acordar de la mayoría de los discos que las revistan califican como ‘lo mejor del año’. Yo quiero poder defender dentro de mucho tiempo lo que hago delante de cualquiera, independientemente de que se lleve o no se lleve”. Ser moderno consume demasiado tiempo y dinero como para compatibilizarlo con cualquier cosa mínimamente seria, y firmar discos que aguanten el paso del tiempo sin que los autores quieran esconder la cabeza cual avestruz indie, no es tan fácil. Para grabar “Forever” han vuelto a contar con el ubicuo Paco Loco –“es un miembro más del grupo”- y su capacidad para sintetizar ideas en pequeñas joyas de escaso minutaje. “Llevo trabajando con Paco desde hace dieciséis años, ante todo somos amigos. Grabar con él es un lujo porque sabe interpretar perfectamente lo que queremos. No hemos ido al estudio con todas las canciones de golpe, sino que las hemos trabajado en pequeños grupos para poder dedicarles toda nuestra atención. Aunque lleves los temas muy preparados, en realidad a la hora de la verdad no sirve de nada. Para llegar al nivel de arreglos de nuestras canciones hay que dar muchas vueltas, y cualquier disco que te obligue a escucharlo un montón de veces es porque tiene algo detrás. No creo que nuestros dos últimos discos enganchen a la primera, pero tienen mucho trabajo detrás. Además, la influencia de Diego, Martín y Rafa ha sido muy importante. Es, de verdad, una obra colectiva”. Y se nota, vaya si se nota. Ahora sólo queda disfrutarlo, por mucho tiempo.
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