¿Imaginaste alguna vez que acabarías escribiendo un libro como “El arte de pedir”?
Ya sabes, no demasiado. La charla en TED salió de la nada y entonces el libro vino directamente por eso, sin siquiera tener la posibilidad de parar y pensar sobre ello. Pero me gusta trabajar así, improvisadamente, yendo de una cosa a la otra sin planearlo mucho.
Supongo que la perspectiva sobre muchos aspectos de tu vida cambió después de la charla en TED.¿Qué sientes cuando recuerdas aquella experiencia tan increíble? La verdad es que el visionado de la misma debería ser obligatorio en universidades.
Durante un mes me estuve preparando para ese momento, no hice nada más que eso. Sólo la charla, la charla, la charla. La ensayé durante cientos de veces, la tenía editada hasta el minuto antes de salir a escena. Cogí dos habitaciones de hotel para la noche de antes de la charla, una para mí y otra para Neil, así me iría a dormir con la charla en la cabeza y no me distraería con ninguna otra conversación. Y Neil, que me conoce lo suficiente hasta el punto de decir: “Eh, esta es mi mujer. Ella sabe que es lo que necesita. Ya nos veremos por la mañana, cariño”. Esta es una de las partes que me aterroriza de la maternidad, ¿cómo podrías decirle a un hijo que necesitas estar sólo durante una semana? Realmente, voy a tener que ajustarme a ese tipo de mierda, eso está claro.
En el libro, me parece maravilloso cuando explicas tus sentimientos y el punto de vista de los transeúntes cuando hacías de estatua humana en la calle. ¿Crees que mucha gente necesitaría vivir una experiencia como esa para aprender más sobre la vida?
No creo que todos tengamos que experimentarlo todo. Si fuese así, nos destrozaríamos. Es por esa razón por la que que escribiendo el libro tuve esas sensaciones tan bonitas, la idea de que podía escoger cómo explicar mis sentimientos… que podría contarle a la gente una vivencia que el lector posiblemente nunca tendría. Ahí reside la belleza del arte, la capacidad de los artistas para llevarte a un lugar desconocido al que no podrías llegar por ti mismo.
Una de las preguntas que planteas en el libro es: ¿Por qué debo confiar tanto en la gente?¿Por qué normalmente a la gente le cuesta tanto confiar en los demás?
Es un tipo de pregunta que se sitúa entre el optimismo y el pesimismo. ¿Por qué no crees que solamente va a pasar algo bueno? Es mucho más depresivo que pensar, ¿Por qué debo creer que me va a pasar algo malo? Creo que la cultura en la que estamos instalados es en la del miedo. Y yo creo que no debe ser de esta manera. Es muy duro tratar de cambiarlo, aunque veo cambios a mi alrededor, veo a gente confiando en otros allá donde miro, y eso me mantiene con esperanza.
Sobre el crowdfunding, ¿crees que aún hay demasiada gente con una idea errónea sobre este sistema de financiación? Muchos artistas tienen la ilusión de vivir algo como lo tuyo.
Pienso que la mayoría debería aceptar que el crowdfunding forma parte del ecosistema artístico. Es tan simple como que hay gente que lo usa para ignorarlo aún más, y eso les funciona muy bien a muchos artistas. Pero todavía existen artistas que lo consideran una idea a rechazar. También hubo gente que pensó que el teléfono iba a destrozar socialmente el planeta. Una vez más repito que kickstarter no se construyó para todo tipo de artistas, sino para algunos con una audiencia determinada o proyectos concretos. Va a haber un millón de formas distintas para avanzar y esta es una de ellas.
Con la perspectiva que solo da el tiempo, ¿cómo ves ahora un disco como “Theatre Of Evil”? ¿Lo ves como una especie de reivindicación de índole personal?
Creo que es el mejor álbum que he hecho nunca. A veces me entristece pensar que, con todo lo relacionado con kickstarster, la música quedó en un segundo plano. En la gira que estoy haciendo ahora toco algunas de esas canciones y me recuerda lo mucho que me gustaban desde el primer momento y es increíble ver como afectan al público haciéndoles llorar. Eso me hace recordar lo que es importante de verdad.
En el libro, encuentro que es muy honesto el modo en el que hablas de la relación con tu marido. ¿Fue difícil para ti escribir sobre esto?
No, no fue fácil. De hecho, le propuse a Neil editar algunas partes del libro conmigo, puesto que se trataba de material muy personal, así que todas las partes que hablan sobre el matrimonio han pasado por sus manos, e incluso escribió sus palabras. Era lo justo. Puede escribir tan y como lo recuerda, puesto que tenemos diferentes recuerdos sobre las conversaciones. En ese sentido, lo siente como si fuese un libro que escribimos juntos.
Twitter, facebook, blog… Viendo tu gran actividad en ese campo, ¿puedes imaginar una vida sin redes sociales?
¡Qué demonios! ¡Claro que sí! Hemos estado muchos años sin ellas y la verdad es que vivíamos muy bien.
¿Qué me puedes explicar de The Dresden Dolls? ¿Aún tienes contacto con Brian Viglione?
Sí, ahora estamos planeando hacer un concierto secreto en Nueva York. The Dresden Dolls nunca morirán.
Tori Amos dijo en una ocasión que Neil Gaiman era su hermano espiritual. ¿Qué opinas de ella? Hay ciertas conexiones artísticas entre vosotras.
Tori es maravillosa. Con sus dos primeros discos yo aún era adolescente y no me introduje mucho en sus canciones, pero al redescubrirlos con veinte años, me impactó por la honestidad con la que escribía, era increíble. Nos hemos encontrado varias veces con Neil, y ella es increíblemente amable. Tenemos muchas cosas en común. A veces es difícil verlo desde dentro, sobre todo si eres un músico que lucha por tener su propia personalidad, pero conforme creces y te haces mayor empiezas a descubrir esos puntos en común, en las resonancias que existen entre artistas. Me siento profundamente cerca de Tori. Somos satélites de un mismo planeta.
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