Tus canciones tienen una marcadísima personalidad propia, tras aunar en un equilibrio imposible una inhabitual sensibilidad con tremenda agresividad… ¿Qué te parece esa definición de tu música? ¿Cómo definirías tu propia obra?
Para mí es difícil definirla porque no pienso mucho en la forma en que salen las canciones… simplemente no sabría de qué otra manera podría dejar que fluyesen. Digamos que creo que he llagado a un momento de mi vida en el que creo que todo lo que sale de mí o es de alguna manera expresivo está basado en el hecho de que estoy mucho más cómodo con la persona que soy ahora, tanto emocional como físicamente, que siempre han sido dos elementos con los que he hecho batalla durante buena parte de mi vida. Y creo que esa agresividad es una especie de rebeldía ante cualquier tipo de opresión que he sufrido en mi vida: por ejemplo el ser gay o el ser de cuerpo gordo o en ocasiones el hecho de ser latino. Son facetas con las que he luchado mucho para poderlas aceptar y ahora, en este momento de mi vida a los 39 años, creo que por fin puedo aceptar todo esto y reconocerme como la persona que soy, y creo que todo sale de esta manera porque es mucho tiempo de albergar esa inseguridad y ese temor a lo que digan los demás. Ahora no es no me moleste lo que puedan decir los demás, pero desde luego que ya no me define como me definía antes.
Incidiendo un poco en el tema del que estabas hablando… ¿De dónde viene la inspiración a la hora de escribir canciones? ¿Qué es lo que motiva a Dorian Wood a la hora de componer?
Eso no lo sé yo. Eso todo es relativo a la canción en concreto que se ha creado y todo sale muy diferente de una a otra. La verdad es que no podría explicarlo.
¿Es la intensidad tú principal cometido a la hora de componer e interpretar una canción? ¿Qué es lo que no puede faltar nunca en una canción de Dorian Wood?
No sé… sale como sale. La gente ha respondido a lo que hago y la verdad que hay cosas en esta vida que me parecen muy normales en comparación con otras. Me refiero a que no es que no vea intensidad en lo que hago, pero en mi mente no lo percibo como algo demasiado extraordinario. De hecho soy muy amante de la música pop y hay muchos elementos del pop en lo que yo hago, y si eso sale más intenso no es algo premeditado. De hecho no tengo el control sobre eso.
De algún modo tu faceta mas intimista me recuerda a Antony Hegarty y la más salvaje a Nick Cave, sin que necesariamente la música tenga porque ser del todo afín y quizá más por fondo y actitud (sobre todo en el segundo caso) ¿Qué te parecen esas comparaciones?
Son artistas que admiro, aunque honestamente no creo que hayan sido influencias. Yo diría que mi principal influencia ha sido Nina Simone, pero se puede decir que saco inspiración de todo. Es difícil de definir… puedo estar sentado en el excusado y me viene una idea… así me han venido muchas ideas. O también cuando vamos en la furgoneta. Y no tiene que ser porque lo haya hecho antes otro artista especifico. Pero he escuchado esas comparaciones con Antony Hegarty y Nick Cave, y como te decía los admiro mucho y es un honor. No me molestan las comparaciones ni las etiquetas porque estoy muy seguro de lo que hago: sale de todo corazón y es un producto de mi ser individualista.
La nota de prensa que anunciaba esta nueva gira menciona que tus comienzos tuvieron lugar entre conservatorios de música y los clubes gays de Los Ángeles ¿Cómo ha influido este contraste entre aprendizaje clásico y esa escena gay de la cual estás tan orgulloso en tu personalidad creativa?
Creo que ha influido de igual manera que el ambiente y las decisiones que toma cualquier persona terminan por formar y marcar la vida de esa persona. Digamos que el hecho de que yo haya caído en los clubes gays después de haber ido al conservatorio de las artes en Costa Rica fue porque así me resultó la vida (Risas). Siendo gay me mudé a Los Ángeles a los 18 años. Allí comencé a desengrasar mi sexualidad y fue entonces cuando mis amigos en los bares se dieron cuenta de que yo hacía música y me pidieron que actuase en un bar de la comunidad. Y así poco a poco fue saliendo… fui venciendo mi timidez y de manera natural fui realizando música, aunque no específicamente por ser gay sino más bien por el destino.
Tu nueva referencia es el EP “Down, The Dirty Roof” (Atonal Industries, 14) ¿Por qué te decidiste por este formato después de publicar el año pasado el disco “Rattle Rattle” (Atonal Industries, 13)?
Había un par de canciones que no pudimos meter en “Rattle Rattle”, sobre todo porque no tenían cabida en el transcurrir natural del disco. Y también otras que habíamos grabado en directo con una orquesta de cámara en Los Ángeles y nos gustó mucho como habían quedado las grabaciones. Así que era una oportunidad de unir esa música que quizá no tenía un concepto más palpable como sí ocurría con “Rattle Rattle”, pero sin embargo albergaban algún elemento común y era un poco como seguir la historia del disco pero de una manera menos formal y estructurada.
Prácticamente ya has respondido a mi siguiente pregunta… ¿Qué diferencias destacarías entre ambos discos? ¿Qué hay en el EP “Down, The Dirty Roof” que no estaba en “Rattle Rattle”?
Sí, es básicamente eso que te decía. El EP no contiene necesariamente música que sobraba, sino que se podría decir que es una extensión del álbum.
Desde fuera tengo la sensación de que las cosas están yendo muy deprisa para Dorian Wood, y que tu carrera es ya algo imparable… ¿Tienes la misma sensación? ¿Qué expectativas tienes en los próximos meses?
Ojala. (Risas). Es muy interesante: hay momentos en los que yo me asombro de la velocidad con que han ido las cosas, pero luego lo veo en perspectiva desde que empecé a hacer música hace ya más de diez años y veo que no necesariamente ha ido demasiado deprisa (Risas). Pero lo que no cambia es que cada día estoy agradecido de tener la posibilidad de hacer música, de crear y de presentarla en directo, que para mí sigue siendo el propósito de todo esto. No la fama y la riqueza, sino el poder seguir trabajando y avanzar en mi carrera, lo que significará que me salen mejores oportunidades para presentar la música que me gusta. Y eso me hace muy feliz.
Hablando de los conciertos: tu gira española llegará a su fin esta noche con la fecha en Zamora… ¿Qué tal han funcionado las presentaciones? ¿Qué respuesta has encontrado por parte del público?
Buf, ha sido increíble. No sé cómo… Buf, es que ha sido una respuesta completamente súper positiva. Ha sido bellísimo. Desde que estuvimos de gira por España en Enero que la respuesta ya fue enorme y esta vez volviendo… He hecho muchos amigos desde entonces y lo siento así en los conciertos: algo como más comunal. De verdad que en España se siente algo más caluroso, todo tiene más sabor. Hay como una vida luminosa que el público trae a los conciertos y eso nos ayuda muchísimo a la hora de hacerlo más vibrante e intenso. Es todo como más verídico. Se siente una verdad que quizás no se siente en otros países, donde el público es más formal: llegan a ver el concierto y luego se van, mientras que en España parece que la gente se involucra más en la experiencia y eso es increíble. Tengo que decirte que estoy muy triste por tener que dejar España después de esta noche, y lo comentaba antes con el grupo.
Precisamente el directo es tu hábitat natural, y los conciertos un proceso que termina con la absoluta conquista del espectador… ¿Cómo definirías tus conciertos y cuál es el secreto para conseguir ese efecto hipnótico y la consiguiente rendición del público hacia tu música y tu interpretación?
No se trata de presionar al público para crearles expectativas, pero yo diría que al público que viene vernos le va a ir mejor y nos va a ir mejor a todos si vienen con una mentalidad y un corazón abiertos, preparados para sentir algo que no sentirían en cualquier otro tipo de concierto. Y no estoy diciendo que lo nuestro sea mejor o peor que cualquier otra cosa, me refiero a que presentamos algo más que una hora de simplemente música. Lo que hacemos es compartir con ellos la misma experiencia que comparto con los músicos con los que ahora toco.
Me han contado algo que ocurrió en un reciente concierto en Praga, donde el público era muy diverso y había una tipo muy grande bastante borracho… el típico que puede reventarte un concierto. Y sin embargo conseguiste que bailase sin parar y terminasteis fundidos en un abrazo… ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Persigues ante todo lograr una conexión íntima con el público?
(Risas)…
Bueno, íntima de una manera que quizás no fuese así como muy pacifista. Al final del concierto sí que me sentí un poco mal por él porque estaba muy borracho y me puse a pensar que ese tío andaba allí solo y completamente borracho. Y después del concierto se desmayó en frente del salón y ahí estuvo solo y me puse a pensar que no tenía amigos ni familia que se preocupasen por él… ha venido a ver a este maricón a presentarse en directo y hemos bailado juntos y le he agarrado el trasero y le he agarrado los pelos del pecho y casi lo beso y estaba completamente aterrorizado. Fue algo más agresivo de lo que suelo acostumbrar, pero no en plan de querer pegarle sino para salvar el espectáculo. En realidad yo me sentía muy frustrado por la situación, pero es un ejemplo de que no puede haber un concierto arruinado por algo así, y al final fue un concierto modificado. Como decía antes, el público tiene mucho que ver en el concierto, y esto tampoco es una invitación a que el público se ponga de esa manera (Risas)… pero el reto que tenemos es el de hacer de cada concierto algo completamente único, una experiencia única. No importa el tipo de sala, el clima, el sonido… sólo queremos dar el mejor concierto que podamos dadas las circunstancias para que el público pueda llevárselo consigo a su casa y lo recuerden durante mucho tiempo.
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