Me reúno con Luis Albert Segura, un músico que las ha visto de todos los colores en los últimos seis o siete años. Primero puso en parón su proyecto principal, L.A., y sacó un disco en solitario, el primero en solitario, luego le pilló la pandemia y decidió reactivar poco después L.A. con "Evergreen Oak" (21), un disco en el que sacaba a relucir su vena de pop más clásico, de influencia Beatle y folk rock, luego llegó hacer gira aniversario del disco que le cambió la vida, "Heavenly Hell" (09), y ahí Segura se ha reencontrado con su vena más comercial y menos intimista y ha tratado de meterse de lleno en ella con este ambicioso “A Modern Odyssey” que no es un "Heavenly Hell II" sino más bien su reactualización para 2025, cogiendo influencias de los últimos cinco o diez años como Billie Eilish, The 1975, Post Malone, Childish Gambino o Mac Miller e intentar hacerlas suyas, saliéndose de su zona de confort para entregar un disco del que se siente profundamente orgulloso.
Bueno lo primero que te tengo que decir es lo mucho que me ha sorprendido “A Modern Odyssey”,, aunque por otro lado me parece un paso lógico, es como si después de reencontrarte con tu disco más famoso, "Heavenly Hell", con el que saliste de gira de aniversario, hubieras decidido volver a hacer una apuesta parecida pero totalmente actualizada, volver a buscar sin rubor un disco más comercial y con más gancho, con influencias más contemporáneas entre las que has citado a Billie Eilish, Dua Lipa, Harry Styles, Tyler The Creator o The 1975, pero también oigo cosas de The Weeknd o Childish Gambino. ¿Ha sido algo parecido?
Absoluta y rotundamente sí, cuando te quitas un poco la vergüenza de querer hacer algo comercial, porque a todo músico indie o cualquier músico íntegro del rock nos asusta que nos crean capaces de hacer música para gustar. Siempre hay un poco de miedo de perder ese magnetismo indie, ese rollo de este tío lo hace todo él, vende las camisetas después del concierto. El querer aspirar a algo más, el querer llegar a más gente o ver a más gente sonreír, más que solo un nicho, no está bien visto del todo.
Pero cuando ya llegas a cierta edad y has pasado por todos los colores de esto, con familia numerosa, has pasado la pandemia, te has pegado seis o siete años pegando palos de ciego por el espacio y no te has reubicado de nuevo, y después te paras y ves cómo está todo, entonces es cuando te planteas “A ver todavía me lo puedo pasar bien haciendo música, y es una de las pocas cosas que sé hacer como ser humano, hacer música”. Podría pecar de humilde pero no, hago música, melodías, me pierdo en ello, se me da bien y ha llegado un momento en el que le he perdido el miedo a querer hacer cosas que gusten a la masa y volver a aspirar a hacer cosas más grandes, a llevar una propuesta más potente y menos intimista. Yo empecé de la forma más intimista posible, con una guitarra acústica en un bareto de noche los lunes, haciéndome dos horas de concierto. Ya lo he hecho esto, además, mi última gira también fue de bar a bar de España yo solo con mi guitarra, y sé que siempre puedo volver a eso. Y realmente energía e ilusión para ponerme a hacer lo que voy a hacer con este disco, que es ponerme a saltar y a bailar por el escenario como un mono, no sé si voy a tener dentro de cuatro o cinco años, pero ahora todavía sí.
"No siento que hayamos perdido el culo para buscar hacer algo comercial"
Lo digo porque me ha recordado a esto que decías en una entrevista sobre aquel disco "renegaba de esa comercialidad, ese bubblegum, ese chicle totalmente endulzado, con agave, azúcar, estevia y con todo. Ese disco que hicimos totalmente adrede, no diré que casi como una coña, pero después de los tres discos anteriores, que eran intimistas, buscando ese mundo profundo de mis entrañas más indies y más austeras, ‘Heavenly Hell’ fue decirme ‘¿Qué me he privado de hacer durante cinco años?’. Y en este me parece que has buscado algo similar, en vez de tirar por una onda más clásica como en tu anterior trabajo, "Evergreen Oak", has decidido reinventarte y volver a buscar conectar con un público más joven. Aquí incluso usas el autotune. ¿Estás buscando otra vez volver a los grandes festivales?
Sí, alguna vez me puse el traje de indie integrista y renegué del autotune, pero mira voy por ahí, y si lo consigo fantástico, feliz. Esta propuesta está destinada a eso, a un escenario grande en el Sonorama, unas luces potentes y yo saltando de un lado para otro.
Te lo digo porque también leí en otra entrevista que te estabas ya buscando “un nicho de público en el que pueda hacerme mis conciertos en teatros bonitos, con mi banda mega orgánica, con versiones de clásicos sonando de maravilla… como un Neil Young" y este disco, en cambio, habla de alguien que quiere poner a la gente a bailar, que no se conforma con el nicho ¿no?
Ojo, que Neil Young sacó “Trans” con sus sintes y tal...
Ya, ya, pero cuando tú lo decías te estabas refiriendo más al Neil Young acústico, y aquí es un disco ambicioso de buscar que funcione.
Sí, pero es curioso porque no siento que hayamos perdido el culo para buscar hacer algo comercial. Sí que es verdad que hemos intentado estar en el 2025. Empezamos a grabar en 2023, sabiendo que iba a ser un trabajo largo y que esto se iba a presentar en dos años, poniendo mucho interés y escuchando cada disco que iba saliendo y ver cómo suenan así, quién es el productor, qué sintes han utilizado, para usarlos nosotros. Ha sido un trabajo de laboratorio exhaustivo, pero porque somos unos freaks y nos encanta hacerlo pero no para triunfar. Con “Heavenly Hell” hice algo parecido, después de tres discos intimistas, buscar algo nuevo, y vuelvo a repetir con el mismo productor, en el mismo estudio, pero con quince años de diferencia.
A mí me parece muy bien cuando un artista se arriesga y busca salirse de su zona de confort, pero ¿crees que se pueda ver forzado? Lo digo porque a mí también me pasa desde el otro lado. Escucho el último disco de Billie Eilish y me encanta, y creo que es cojonudo, pero cuando escribo sobre ellos o lo voy escuchando en los cascos feliz siempre creo que va a haber alguien que vea la imagen y piense en el meme del Señor Burns vestido como un chaval joven. No sé si a ti te ha pasado algo parecido...
[Risas] Claro, pero es que qué putada los prejuicios. Pero nos equivocamos ahí. Hablas con Billie Eilish y con su hermano, que es un poco el cerebro de la ecuación, y a ellos les encanta tener a un tio de cuarenta o de cincuenta años escuchando su música, “Birds Of A Feather” es un temazo para cualquier edad, es magnífica, me emociona esa canción, y el disco me fascina. Puede que por generación parezca que la vayan a entender más las chavalas adolescentes que un tío de cuarenta y siete, pero estoy seguro de que se emociona sabiendo que su música gusta más allá de la edad, porque es música. La etiqueta se la ponemos nosotros.
"Reach The Top" tiene un punto muy de indie de comienzos de siglo, de banda que ha escuchado mucho a los Daft Punk de "Discovery". ¿Han sido una de tus influencias a la hora del disco?
Pues mira me lo están mencionando mucho en las entrevistas cuando, directamente, Daft Punk no ha sido una de las influencias más claras.
Yo me refería más a las bandas indie que se vieron influidos por ellos...
Sí, sí, claro. De todas formas para mí Daft Punk e incluso Phoenix,esa elegancia francesa con los sintes tan bien metidos, de línea clásica, eso lo hemos escuchado mucho nosotros, aunque haya sido en otro momento, y cuando sacamos los sintes eso siempre está ahí, y creo que ese sonido está ahí. Por ejemplo a través de influencia de The 1975.
Por cierto, ¿no piensas que una canción como "Miss You Again" se puede ver como el "Stop The Clocks" del disco?
Sí, sí, es más, entró en el disco porque nos olía un poco a ese aire melancólico de “Stop The Clocks”, por tener ese contrapunto en medio de tanto ‘uptempo’, tener un medio tiempo ahí, un baladote. Además yo creo que le quitas un poco el color espacial y te queda un baladote de metal. Casi le metemos un solo de guitarra al final y todo.
"The Fire Glowing" es una especie de bossa con toques R&B, nuevamente cantada en falsete, pero esta vez me ha recordado más a Coldplay, ya sabes que los de Chris Martin son un grupo de reacciones extremas. ¿Tú te encuentras entre los que les reivindicas o entre los que les odia?
A mí si me regalan un diez por ciento de su fama me parece fantástico. A ver siempre vamos a odiar lo que triunfa. Es muy humano y muy indie eso, pero yo, sin seguirlos, aunque los he oído, pero crecieron tanto a nivel directo y la grandilocuencia de llenar estadios enormes y luces de sonido sincronizada y eso les llevó a crear música de otra forma, ya no había un “Yellow” o las cosas de ese primer disco que hicieron que era sensacional. A ver, es evidente que saben hacer canciones, el tío sabe cantar y tiene una voz muy universal.
Hablando de odio, hace poco se volvió a comentar bastante la entrevista de Santi Carrillo de Rockdelux donde calificaba a grupos como Arde Bogotá, Izal o Viva Suecia como "horrorosos, vulgares y muy mediocres". ¿Qué opinión te merece todo esto? No tanto que te pronuncies sobre compañeros sino que al final cuando más se habla sobre algo es cuando se busca la polémica.
Hombre, es que es lo que vende. Si yo ahora te digo que no sé quién es un gilipollas, ya tienes titular, y ya no se va a hablar de otra cosa. Vivimos en la época del clickbait. Pero lo que vende luego, más allá de la polémica es otra cosa bien diferente, ¿Por qué han funcionado Arde Bogotá? Pues evidentemente porque hay un trabajo detrás, ellos, su mánager, pero ¿cómo lo han petado tanto? Pues ahí está la clave, por algo que tú desconoces, yo desconozco y nadie tiene ni idea, porque si lo conociéramos todos seríamos millonarios. Yo llevo semanas mirando cómo está el panorama para intentar ayudar en mi lanzamiento, todo lo que me sale ahora, porque el algoritmo ya me ha pillado, es promociona tu música, etcétera, y todo eso va por las redes sociales. Ya no es “haz música buena y ya la descubrirán”. Ahora hay que saber de redes sociales, cuando sacar contenido, a qué hora es mejor publicar, palabras clave, tipo de foto…
"Tengo una obsesión intrínseca con el paso del tiempo, por el envejecimiento"
Volviendo a "A Modern Odyssey" en "Healer" incluso te atreves a algo muy cercano al rap, sobre una base muy hip hop. ¿Cuáles son tus referentes dentro de ese género?
Sí, claro, yo siempre en las entrevistas termino hablando de que mi punto de partida es que en mi casa The Beatles eran religión. Me crío en un ambiente que es ese, y luego en el 91, 92 aparece el grunge y ya mi vida cambia, pero hay un ‘impasse’ en el 88, 89 o 90 que mi hermana empieza a escuchar Run DMC, A Tribe Called Quest, Arrested Development, mogollón de bandas de rap, Public Enemy. Y todo eso ahora me hace que cuando escucho a Kendrick Lamar me despierta algo y digo “Esto lo entiendo de alguna forma, también forma parte de mi ADN”. Hay un nexo porque yo flipaba con aquello. Mi hermana venía con cadenas y pantalones anchos y ahora lo he redescubierto y lo entiendo, no es un idioma totalmente ajeno para mí. Así que a la hora de este disco he llevado cosas de Kendrick Lamar o de Childish Gambino y hemos explorado por ahí con bases y yo cantando encima.
Es una de las cosas que me ha llamado la atención de este disco, que no parece que sea un disco que te hayas compuesto tú con tu guitarra y luego las hayas coloreado. ¿Cómo ha sido el proceso compositivo?
Pues ha sido muy rap, porque lo primero eran las bases, Toni [Noguera, el productor] me presentaba unas bases con unas proyecciones de acordes con las que yo nunca había trabajado y en armonías que nunca había trabajado, creando un universo totalmente nuevo. Por ejemplo en “Game Over” los acordes son casi jazz
Te iba a preguntar por ella porque es una canción que tiene un punto de pop clásico, en el sentido de Tin Pan Alley. ¿Es como reafirmarte como compositor, que sigues teniendo esas raíces ahí?
Es que también escucho mucho en casa a Cole Porter. Pero, aun así, la canción no se parece a nada de mi discografía, esos acordes, esa melodía, son cosas que no había hecho nunca, pero también me ha pasado con “Some Other Space”, con “Healer”, con prácticamente todas, es un sitio nuevo. Son terreno virgen para mí, me he salido de mi zona de confort.
Por cierto, en esa “Healer” dices que "el tiempo no cura las heridas sino que mata a los soñadores". ¿A ti qué sueños te ha terminado matando el paso del tiempo?
Gracias a Dios, ninguno, porque como yo digo yo soy un soñador activo, voy a por mis sueños, tengo una obsesión intrínseca con el paso del tiempo, por el envejecimiento, y por haber hecho un giro de ciento ochenta grados que me ha hecho estar muy presente. Si quieres ser pintor, vete a comprar lienzos, no “te quedes soñando ‘Algún día seré pintor’”. La vida pasa muy rápido, por eso para mí es una frase lapidaria, el tiempo no lo cura todo, se carga a los soñadores.
Por cierto, en 2019 sacaste tu primer disco en solitario, y en castellano, "Amenaza Tormenta". ¿Tienes algún plan de continuar por ahí o te vas a volcar completamente en esta nueva etapa de L.A.?
Si algo he aprendido es que no puedo dar nada por sentado, soy demasiado volátil. Lo que hice con el disco en castellano fue como abrir una sucursal, pongámoslo así, si ponemos que tengo una empresa, L.A., que va bien, ahí abrí una pequeña sucursal especializada en otra cosa, ahora ese local está cerrado, pero es mío, lo he comprado y quién sabe si algún día lo vuelvo a abrir. Realmente fue un capricho mío que lo vi muy claro en su momento, me costó muchísimo porque la métrica es muy diferente y no estaba acostumbrado, creía que me iba a convertir en un meme con patas, un tipo que se pone a cantar en su idioma y suena como si fuera extranjero, pero una vez que arranqué ya me salió del todo, pero no sé si volveré a ello.
Bueno, y ya para terminar, aprovechando que ya estamos en el año 2025, me gustaría que me dijeras tus cinco o seis discos favoritos de este primer cuarto de siglo XXI
Ha habido chicha, por ejemplo, “Damn” de Kendrick Lamar, pero lo que me pasaba cuando era más joven es que un disco te cambiaba la vida, lo que me pasó con el “No Code” de Pearl jam, era que yo respiraba eso. Ahora no me pasa así, aunque hay un montón de discos que me gustan, el “We Are The 21st Century Ambassador Of Peace & Magic” de Foxygen, este lo produjo Richard Swift, que yo trabajé con él. Grabé el mío justo cuando él acababa de grabar este, esto marco un antes y un después para mí, porque es súper retro y a la vez muy moderno. El disco de Sabrina Carpenter me parece discazo, “Austin” de Post Malone, “Awaken My Love” y “Bando Stone” de Childish Gambino, “Ye” y “Life Of Pablo” de Kanye West, “Gemini Rights” de Steve Lacy, “Let’s Start Here” de Lil Yachty, ese es un discazo, “Un Verano Sin Ti” de Bad Bunny es otro discazo, “Circles” de Mac Miller, “Born And Raised” de John Mayer, me cuesta hacer una lista, hay tantos…
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.