(Puedes consultar las fechas de la gira y adquirir entradas al final de esta entrevista)
La norteamericana grabó su nombre en las crónicas de la escena indie norteamericana de la década de los ochenta y noventa con aquel talante explícito y contundente que exhibió al frente de Throwing Muses. Sin embargo, la vocalista lleva tiempo volcada en discos de corte introspectivo con los que consigue transmitir tantas o más sensaciones que cuando, en el propósito, utilizaba herramientas más explícitas. “Clear Pond Road” (Fire, 23) es la última muestra de una artista que, más allá de liderar a los propios Throwing Muses, cuenta ya con una generosa y personal carrera en solitario. Aprovechando su inminente visita, contactamos con la de Georgia y obtuvimos como resultado esta interesantísima entrevista.
“Clear Pond Road” es tu último disco hasta la fecha ¿Qué tipo de disco querías hacer? ¿Qué aspecto querías que tuviera? Hay mayoría de canciones minimalistas acompañadas solo de una guitarra...
Cuando mi hijo menor y yo nos encontramos en la calle mirando el mismo cartel en una tienda de chatarra, “Clear Pond Road”, ambos deseamos calmar nuestros nervios y nuestros corazones (¡habían sido unos años difíciles!). Así que, compramos el letrero y lo pusimos en nuestra cocina. Nos llevó tiempo, pero alcanzamos algo así como una “superficie sin ondas” a nivel psicológico. Y, cuando lo hicimos, supe que podría hacer un disco que fuera simple, puro y crudo, pero lo suficientemente dinámico como para, a la vez, expresar la agitación de las tormentas.
Y más concretamente ¿De dónde vino la inspiración para componer esas canciones?
Las mismas canciones me dicen qué decir y yo las escucho. En este sentido, escribir canciones no es tanto una autoexpresión, sino la expresión de la propia canción. He vivido todas las historias que cuentan, de lo contrario no tendría derecho a tocarlas, pero la guitarra y la pieza musical que quieren nacer van de la mano, mientras que yo simplemente hago lo que ellas me dicen.
¿Qué tipo de música te interesa hacer hoy en día? ¿Qué tiene que tener, en la actualidad, una canción escrita por Kristin Hersh?
Llevo componiendo desde que tenía nueve años y siempre ha sido un proceso consistente en volverme invisible y abandonar el ego. Como no soy una iluminada... (Risas)... creo que siempre puedo mejorar en la práctica de mi trabajo y usar mi sabiduría, mi cuerpo, mi corazón y mi vida para hacer que la música sea real, sin inmiscuirme en su camino.
Personalmente, creo “Clear Pond Road” es, de algún modo, una respuesta lógica para con otro disco emocionante como fue “Possible Dust Clouds” (Fire, 18).
¡Estoy de acuerdo! Gracias por haber escuchado ese disco. Usamos técnicas de producción muy diferentes. “Possible Dust Clouds” pretendía imitar la sensación de la música en vivo: el desorden, los ecualizadores versátiles, grandes, libres y ruidosos, mientras que “Clear Pond Road” suena mesurado, estridente y pequeño; muy detallado y cuidado. Así que sí: creo que uno fue la respuesta al otro.
En cualquier caso, creo que con tus discos has conseguido crear un universo muy personal. Entre otras cosas porque nunca te has traicionado a ti misma ni has apostado por modas creativas ¿Dirías que cualquier artista busca ese punto específico que le diferencie del resto de músicos?
En base a mi experiencia, los músicos y compositores de verdad generalmente trabajan al margen del negocio, porque la industria discográfica no quiere música real, quiere productos; una especie de sonido de moda que carece de profundidad. A la gente que escucha música no se le puede decir qué tienen que comprar, mientras que las personas que compran “productos” están sujetas a las tendencias y al marketing, por lo que hacen que la industria gane dinero cuando ésta, en realidad, los está manipulando e insultando, al asumir que la gente es estúpida. A eso se le llama pensamiento del “mínimo común denominador”. Cada ser humano tiene un universo personal, como tú dices (¡qué buen término!), una especie de huella digital, idiosincrásica y universal, por lo que un verdadero compositor escribe desde su universo personal: su vida real. Y en la vida real es donde trabajan los verdaderos músicos: en dormitorios, bares, patios traseros, garajes, porches, sótanos y fiestas. La vida es personal y generosa, la fama y el dinero (o sea, el estatus) no lo son.
“Un auténtico compositor escribe desde su universo personal y su vida real”
Hace catorce años publicaste “Rat Girl” (Penguin Books, 10), tu libro de memorias. Lo leí hace años y me pareció maravillosamente honesto y descarnado. En el libro incluiste tus problemas mentales de salud ¿Fue una especia de terapia para ti?
En realidad, no escribí esa parte a propósito... (Risas). Me pidieron que escribiera unas memorias, así que utilicé mi diario de adolescente como modelo para escribir algo con lo que cualquier chaval apasionado pudiera identificarse. Estaba cansada de ver cómo morían corazones puros antes de que tuvieran la oportunidad de desarrollar mentes sanas. Así que supongo que sirvió de terapia para otras personas.
Me gusta mucho tu debut en solitario, “Hips And Makers” (4AD, 94) ¿Por qué te decidiste a lanzar un disco cuando Throwing Muses aún estaban en activo?
Hice ese disco a cambio de nuestra libertad con Warner Bros Records. Para nada estaba planeando grabar o lanzar esas canciones, pero no estaba de acuerdo con el producto sexista que querían para promocionar Throwing Muses, así que pretendía rescindir mi contrato. Por entonces, la fama era, literalmente, algo que se compraba. Se compraban todas las reproducciones en radio, la cobertura de revistas, los anuncios, las reseñas, y el espacio en las estanterías de las tiendas de discos. Algunas personas piensan que el público elige las bandas y artistas que se hacen famosos, pero es la maquinaria publicitaria la que crea estrellas de rock. Me negué a tocar música mala o coquetear con las cámaras en las sesiones de fotos de moda porque era feminista (¡un ser humano!) y un músico en activo.
¿Fue difícil dar el paso y publicar al margen del grupo?
Sí ¡Fue difícil sin mi banda! Sin embargo, Dave Narcizo (batería) y Bernie Georges (bajo) hicieron “University” (4AD, 95) de Throwing Muses al mismo tiempo, que fue el disco más vendido de la historia de Muses a pesar de que Sire intentó enterrarlo, así que giramos juntos con ese disco durante años, incluso mientras yo estaba de gira con “Hips And Makers”.
“La música real y la gente real se encontrarán si eliminamos el concepto de estrellas de rock”
¿Cómo recuerdas, con la perspectiva que da el paso del tiempo, la trayectoria de Throwing Muses?
Soy muy afortunada de estar en esta banda que no ha dejado de trabajar durante cuarenta años (empezamos cuando teníamos doce años), cuya música continúa desafiándome y sorprendiéndome. Tuve que dejarlos en el estudio para hacer esta gira, pero volveré con las Muses el mes que viene, cuando llegue a casa. Estoy orgullosa de nosotras por haber dicho que no a la parte más fea de la industria discográfica, abandonando el negocio de la música para poder tocar canciones para oyentes inteligentes, tanto en directo como en el estudio. Por supuesto que sufrimos económicamente tras negarnos a aceptar el culto a la estrella de rock, pero a cambio alimentamos nuestras almas con nuestro trabajo. Y eso es un honor.
¿Qué lugar crees que ocupan Throwing Muses en la historia de la música norteamericana de una época concreta como fueron los ochenta y los noventa?
Oh, no lo sé... eso sólo es una moda, gente que piensa en ventas de discos, etc., cosas de economía de atención. Lo mejor de nosotras, obviamente, fue al margen de todo eso. Tocamos para gente que quiere escucharnos, quiere aceptar nuestro sonido para construir su propia banda sonora, así que no tenemos que tocar nada estúpido... (Risas)... Saltamos al río de la música juntos y hacemos discos y giras juntas. Y esa es la definición de banda ¡Especialmente si te niegas a apestar! En cualquier caso, nunca me importaron las listas o las ventas.
En su momento, Throwing Muses resultasteis asociadas al movimiento Riot grrrl ¿Qué significó para ti ese movimiento? Fue algo muy precursor con respecto a la reivindicación feminista de hoy en día, pero puedo imaginar que en los noventa el mundo de la música estaba muy dominado por hombres.
No es una cuestión de “hombres contra mujeres”, sino más bien de “chavalas y machos”. Gente con poder que se beneficia del patriarcado y participa de la basura sexista. Fundamentalmente, de la visión de la mujer como un producto y que caerá rendida ante esa impresión de que los hombres están en posesión del dinero. Me expulsaron de mi propia industria por hacer lo correcto. Te hacen desaparecer, aplastan tu carrera. Pasa todo el tiempo. Así que decidimos trabajar al margen de la industria, del marketing y del pensamiento del mínimo común denominador. Y todavía lo hacemos ¡Por la música! Es fantástico estar aquí, en nuestro mundo de cooperación en lugar de en uno de competencia. Las mujeres son personas humanas y se les debe dar la oportunidad de actuar como humanas: aceptar responsabilidades, desarrollar talentos, liberar arte de manera inconsciente. Pasará. Riot Grrrls ayudó y también lo hicieron las sufragistas, las mujeres liberales y cualquiera que vea la humanidad en todo el espectro de género.
¿Cómo crees, entonces, que ha cambiado el negocio de la música desde que comenzaste?
Realmente no ha cambiado: sigue siendo ridículo... (Risas). Pero la música real y la gente real se encontrarán, siempre y cuando eliminemos el concepto de “estrellas de rock”. La vanidad y el alma nunca van de la mano. Me gusta que el dinero haya sido, en su mayor parte, eliminado de la ecuación. Parece que eso, en última instancia, derivará en un resultado saludable, aunque todavía estamos esperando a que se asiente el polvo. Prefiero vender un disco a una persona que lo escucha un millón de veces que un millón de discos a alguien que lo escucha una vez. Eso es amor, por encima de los "me gusta"... y socioculturalmente estamos llegando a ese punto.
4AD, Sire, Fire... Has estado en algunos de los sellos indies más importantes ¿Cómo ha sido el trato con estas discográficas?
Adoraba 4AD porque adoraba a Ivo, el hombre que lo dirigía (Nota del autor: se refiere a Ivo Watts-Russell, cofundador junto a Peter Kent del mítico sello 4AD). Sigue siendo un amigo. Sire era una pesadilla... monstruos, pedófilos, la caída de Roma, algo así... algo horrible (Sire era de Warner Bros). Seymour Stein fue un paradigma de la terrible empresa capitalista que es la industria del entretenimiento estadounidense. Supongo que a final sentí lástima por él, pero hizo mucho daño en su vida. He apostado por el DIY y el crowfounding de los aficionados durante tantos años, esperando que cambie el paradigma, que no necesito a Fire. Pero disfruto de la oportunidad de trabajar con un sello que cubre los costos de producción, promoción y distribución, para que nuestros seguidores sólo tengan que financiar el tiempo que paso en el estudio, ya sea con Throwing Muses, 50 Foot Wave o con mi carrera en solitario.
En unos días estarás de gira por nuestro país ¿Cuál va a ser el contenido de esos conciertos?
Toco todo lo que me parece bien, de entre todo mi catálogo. Incluso de Throwing Muses, con las que llevo trabajando cuarenta años...¡No veo que ese período se acabe nunca! (Risas).
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