Detrás de esa imagen chulesca y desacomplejada que les ha llevado incluso a reformular el “Himno de España”, hay una sensibilidad y habilidad especial por las melodías y las historias que de nuevo se nos presentan en este trabajo homónimo de los ‘pamplodonostiarras’. Hablamos con Amaia Tirapu sobre este sexto álbum en el que Kokoshca suenan más universales, colosales y ambiciosos. En definitiva, el trabajo que debería confirmarles como lo que son: la banda pop definitiva.
¿Os han llamado para oficializar el ‘Himno de España’?
No, todavía no (ríe). Ha sido la canción que más nos ha costado acabar en el disco. Y, sin duda, ha sido el ejercicio más difícil que hemos hecho como banda. En este tema nos hemos enfrentado a ritmos de rumba, de flamenco… En definitiva, a nivel de composición nos costó mucho. Siempre nos ha parecido que España tiene ese conflicto entre la razón y la pasión. Como Estado es un país latino limítrofe con África, y a su vez está dentro de la misma Unión Europea de Dinamarca o Austria. Además como pueblo es amable, pícaro, visceral y caótico. Para un trozo de la letra sintetizamos alguna idea del historiador Paul Preston de su libro 'Un Pueblo Traicionado'. La verdad es que son cosas duras de contar, porque en España hay pensamientos diferentes que tienen que convivir, pero a veces hay que ponerle un poco de humor. Era como retratar que todo es España y que hay que vivir. Y tomárselo con humor, porque a España lo que le pasa es que no sabe reírse de sí misma.
“Este es un álbum de hits, que es lo mejor que sabemos hacer”
¿Y cómo habéis mantenido esa buena actitud después de lo que hemos vivido?
Han sido tiempos muy raros para la música, sobre todo por el tema conciertos. Antes casi todos los fines de semana salíamos por ahí a tocar. Y eso que nosotros que paramos la gira en enero de 2020, que es cuando tuvimos el último concierto. En aquel momento teníamos en mente tocar poco, pero al menos tocar algo en los meses sucesivos. Y eso fue lo que más nos afectó. También a la hora de componer juntos el nuevo disco, ya que llegó el confinamiento y no podíamos hacerlo en local. Nos tuvimos que adaptar a la nueva situación. Nos pusimos con Ableton cada uno en su casa, y al menos cuando nos juntamos en el local a los meses, ya había como una idea de lo que queríamos hacer.
Justo además os llega el parón cuando quizás os estaba yendo mejor como banda.
Sí, la verdad. Justo daba la impresión que habíamos dado un salto como grupo. Recuerdo que llenamos la Joy Eslava, el concierto de Zaragoza que fue muy chulo... Y de repente como que veíamos que había una pequeña masa de gente que nos seguía. Sé que es un poco como le ha pasado a todo el mundo, pero igual para nosotros fue un golpe más gordo. Parecía que dabas un pasito y de repente vuelves para atrás.
Pienso en grupos de vuestra discográfica como Carolina Durante que llevaban un ritmo de directos muy potente; en Mujeres, que justo sacó disco… Les tuvo que sentar como un tiro.
Bueno, justamente a Mujeres diría que les ha ido bien. Al final Mujeres y nosotros empezamos casi a la vez y hemos estado en situaciones similares. Y es cierto que de repente sacaron el disco en pleno confinamiento, pero creo que dieron un claro paso adelante. Que parecía que a priori no iba a ser así, pero al final les ha beneficiado. Al haber vivido un tiempo sin conciertos ha habido muchas ganas de música nueva. A nivel de vender discos, de que la gente escuche tus canciones… Ha habido y hay ganas de música, lo que pasa es que hace falta que haya más directo. Creo que hay bandas que con este tiempo sin conciertos han generado ganas de escuchar su música en directo. A Mujeres les ha ido muy bien y, es más, nos animan para que no nos preocupemos, que todo va a ir bien con la salida de este álbum.
Hablemos del nuevo disco. Abrís con “Asia”, una canción vitalista, repleta de determinación, después de un periodo de muchas incertidumbres, que además es un tema dedicado a Iñaki Ochoa de Olza, montañero navarro fallecido en el Annapurna en 2008. ¿De dónde surge la idea y por qué este tema para iniciar el álbum?
La historia es que le mandamos la canción a la familia cuando estaba el disco grabado y todo hecho ya, justamente avisándoles de que le habíamos hecho una canción a Iñaki Ochoa de Olza porque igual era algo que les ofendía. Les preguntamos porque queríamos ser cautos y saber hasta qué punto les sentaba mal. La mandamos y el feedback fue buenísimo. Su madre nos mandó un mail muy bonito, los hermanos estaban encantados… La elegimos para abrir este álbum porque mucha gente nos decía que era la mejor canción del disco, que era perfecta. Es una melodía muy ensoñadora, épica, con un estribillo contundente…para nosotros era como empezar muy arriba. Nos sentimos muy identificados con la filosofía de vida de Ochoa de Olza. Igual somos unos flipados, pero sentimos que Kokoshca es algo muy importante para nosotros y que no aceptaremos la vida sin ello, como se dice la canción. Quizás llega un momento en el que Kokoshca desaparece, pero a nuestra manera yo sé que Iñaki (voz y guitarra) y yo vamos a estar haciendo canciones siempre.
Da la impresión al escuchar el álbum que suena más directo, con menos referencias concretas, más universales… ¿crees que es la obra más completa y accesible que habéis hecho?
Sí, además es algo totalmente intencionado. ‘El Mal’ era un disco más oscuro, experimental, raro… Con este queríamos hacer un trabajo de canciones redondas. De hits, que creo que es lo mejor que sabemos hacer, en definitiva, buenos estribillos. Las letras queríamos que fuesen de libre interpretación para cada persona que las escuchase. Lógicamente habla de cosas nuestras y nuestras emociones, pero nosotros no dejamos de ser como cualquier persona y queríamos de alguna forma llegar a todo el mundo y a cada uno a su manera.
Hablando de interpretaciones, ahora que está tan de moda lo de vivir sin encontrarte a tu ex, vais y hacéis una canción (“Regresando a la ciudad”) que habla sobre eso mismo…
Bueno, lo de encontrarte a tu ex es cierto. Yo también tengo esa sensación y a veces cruzo los dedos para que no ocurra. Parece que estoy comprando el discurso (ríe). Es una canción que habla de algo que le pasa a todo el mundo. En este caso habla de encontrarte con un ex por el que todavía sientes algo. Esos ex con los que piensas, igual hay algo, igual volvemos. No habla precisamente de los ex que no te quieres encontrar…
Ahí decís que “Vota al PP todo el vecindario”, ¿pongamos que hablo de Madrid?
No exactamente. Al final hablamos de un chico que vuelve a la ciudad donde vivía con su chica. Vuelve al barrio donde han paseado juntos y ella ya no vive ahí. Va a su nuevo barrio y la letra sirve para definir que ella está fuera de todo lo que fueron, en un barrio más pijo. Es solo una definición de escenarios. En realidad hay muchos sitios de España donde se vota al PP. Y ahora que lo pienso en Madrid ahora se vota mucho, sí.
“Kokoshca ha sido nuestra manera de vivir. Prácticamente una ideología”
“Lo tiro” es otro tema que diría que tiene ese toque indefinible pero tan característico vuestro. Además con un sonido un poco Manchester algo más acelerado…
Sí, buscábamos un sonido más como funk. Pensamos en Prince al hacerla pero sí que es cierto que tiene ese rollo de Manchester, de bailar cosas en The Haçienda que ahora dirías “pero qué lento es esto”.
Y “Voy a salir de esta” me recuerda a Los Punsetes y a algunos temas de otros discos como ‘Algo real’ o ‘Hay una luz’.
La melodía quizás sí recuerda a Los Punsetes. Y en cuanto a las referencias de nuestros anteriores trabajos siempre están ahí, pero jamás pensamos en canciones tipo lo que ya hemos hecho. Esta la escribí en el confinamiento y es totalmente mía. Estaba encerrada pasando un momento muy malo, pero no quería hacer canciones obvias contando lo que me pasaba sino que quería transmitir esa sensación de horror. Estoy en la mierda y voy a salir. Pues ahí está.
La contrapartida sería “Aire”, que es un medio tiempo que, salvando las distancias, me recuerda a esos Kokoshca más melódicos de canciones como “Las flores del fin del mundo”… La verdad es que es un registro que, como os ocurre con el sonido más directo, también os funciona.
Es que nos gusta todo. Sabemos que la voz de Iñaki y la mía funcionan bien siendo muy distintas. Cantando una balada como “Aire”, que está dedicada a nuestro amigo Roberto C. Meyer que falleció en 2016, también disfrutamos mucho. En el Dabadaba la interpretamos hace unos meses con la gente sentada y la verdad es que fue algo muy bonito. No podríamos quedarnos con un enfoque concreto de Kokoshca. Ya sea un registro más tranquilo o más directo, nos divertimos mucho con ambas fórmulas.
Ya que comentas lo de vuestro bolo en el Dabadaba, ¿cómo ha llevado un grupo como el vuestro, tan proclive al desmadre, lo de tener a la gente sentada frente al escenario?
Para mí lo peor es lo de la mascarilla. Que no sabes si están tarareando, sonriendo… Es muy raro ver un concierto sentado, sin poder beber, sin poderte empujar con la gente, pero te aseguro que desde arriba es muchísimo más raro. Te llegas a preguntar si estás en un examen. Todos separados, sentados… Es muy, muy frío. ¡Pero ante todo es mucho mejor que no tocar! (ríe).
En “No quiero cambiarte” decís “me gusta cómo eres, la fe que siempre tienes en el pop”. ¿Cuánta fe tiene Kokoshca en el pop?
Toda. A veces está un poco denostado, sobre todo en España. Parece que no es lo suficientemente punk, pero creemos que el pop es muy punk.
Esa confianza creo que se palpa cuando os hacen reviews de vuestros trabajos, en las que siempre hay una coincidencia acerca de vuestra forma de hacer y el sonido tan propio que tenéis. Da la sensación de que fabricáis canciones con tanta creencia que es que como si dijerais “si no os gustan, que os den”
Con este disco nos planteamos qué es lo que nos sale súper bien. Somos muy de probar y de ponernos a prueba a nosotros mismos. Nos va hacer chaladuras. Con este álbum hemos visto que se nos daba bien hacer canciones juntos, hacer buenos estribillos, emocionar, tener letras que lleguen... Fuimos a eso, a hacer lo que mejor sabemos a hacer.
¿Y cómo componéis? Porque parece que no tenéis una estructura marcada para las canciones. Es como si todo fuera un armónico caos.
Somos caóticos. A Iñaki y a mí nos gusta componer en casa pero a la vez también juntos. Es cierto que hay composiciones que las hago yo sola en casa y las acabo cantando yo… Y también es verdad que Iñaki es capaz de componer y pensar más en mí, diciéndome “aquí me gustaría que cantases esto”. Siempre acabamos las canciones juntos y a mí me gusta meter muchos coros y hacer las segundas voces. No hay un orden. Los dos hacemos todo al mismo nivel.
Si no me equivoco en el disco no hay colaboraciones…
¡Sí, sí que hay una! En la nota que pasan a medios no ponía nada, pero sí… En la segunda canción del disco, en “Te sigo esperando”, canta con nosotros Yago, de Mujeres.
¿Y a la hora de producir el álbum?
Hemos contado con la ayuda de Betacam. Grabamos el trabajo en La Mina, en el estudio de Raúl Pérez en Sevilla, y él se vino dos días a grabar sintes, teclados, guitarras…Hay cosas suyas en “Regresando a la ciudad”, en “Asia”, en “El rayo”, entre otras. Le preguntamos si quería hacer algo con las canciones y le dejamos meter un poco de mano en todas.
Me imagino que buscabais un toque más electrónico en el disco.
Sí, él es muy amigo nuestro y nos gustan mucho sus arreglos. Creo que entiende muy bien lo que queremos en cada canción. Estuvimos mandándole las canciones mientras andábamos componiendo y él se ofreció encantado a venir a ayudarnos.
¿Y qué es lo que os hace sentir más orgullosos de este trabajo?
Nosotros estábamos muy contentos al acabarlo, pero es cierto que cuando se lo mandamos a Sonido Muchacho era la primera vez que escuchábamos a una voz ajena a todos nosotros. Cuando estás dentro es imposible ser muy objetivo. Cuando Luis (Sonido Muchacho) nos dijo que era la hostia fue muy tranquilizador.
Vamos a polemizar. Decíais, bueno en realidad decía Iñaki en una entrevista reciente, que “Donosti es una ciudad de pijos que se comportan como escandinavos”. Venga, vamos a compensarlo. ¿Qué es Pamplona para Amaia?
Le dieron bien de caña por esa frase, sí. Ay, los titulares, que a veces dices una cosa de una manera y luego piensas que así no lo dijiste… ¿Pamplona…? A ver, tengo un amigo que dice que “Pamplona es una ciudad de kamikazes de la noche”. Pero voy a pensarlo bien… Pamplona es una ciudad de buena gente que a veces necesita un empujón y mirar un poco más allá.
Bueno, para que sirva como contrapeso y no matar al mensajero, la misma persona que os tituló esa entrevista dijo en su momento en redes lo siguiente: “A veces pienso que Kokoshca es el mejor grupo pop del mundo. Y lo pienso de verdad.”
Yo también creo que Kokoshca es el mejor grupo… de Pamplona (ríe). A ver, ahora en serio, somos un grupo de Pamplona pero apenas se nos conoce aquí. Tenemos muchísimo más predicamento en otras ciudades que en nuestra casa, tanto es así que en muchas entrevistas nos toman como por un grupo de Madrid. Aquí nuestra trascendencia es prácticamente nula.
Y hablando de la escena local, ¿cómo ves a los grupos de vuestro alrededor?
Este pasado año sacaron disco Melenas y han estado tocando un poco… En el entorno que yo me muevo parece que en Pamplona hay muchas cosas. Todos mis amigos tienen un grupo porque me muevo en un entorno muy cerrado, pero al final no deja de ser una parte muy pequeña de lo que es esta ciudad. Luego me pongo a pensar y hay mucha más gente del entorno Osasuna que de mi entorno musical, la verdad.
Sí, diría que más bien un 95% frente a un 5%...
Claro. Mi burbuja no es objetiva. El algoritmo me jode.
¿Y qué dice el algoritmo del futuro? ¿Cómo se planifica una gira de nuevo álbum en estas circunstancias?
Lo de preparar cosas con anticipación está muy complicado ahora. Parece que ya se empieza a ver la luz y dicen que a finales de verano podríamos estar bailando en conciertos normales solo con mascarilla. Todo esto son conjeturas. Tenemos un concierto en Madrid, donde presentamos disco el 12 de junio, y luego hay cosas por ahí sin acabar de cerrar… Todo es así ahora.
Ya son doce años en la carretera, ¿cómo resumirías vuestro camino?
Ha sido un recorrido muy divertido, prácticamente vital. A Iñaki y a mí nos ha marcado la vida desde que nos conocimos. Ha sido nuestro proyecto juntos, nuestro proyecto de vida. Ha habido momentos duros, claro… Al principio era más como una afición pero se ha acabado convirtiendo en una forma de vida. Algo que ha dado sentido a nuestra manera de vivir. Prácticamente una ideología.
¿Y dónde firmáis estar dentro de doce más?
Para mí, bastaría con haber estado en un montón de países tocando y haberlo hecho mucho un montón de veces. Y como banda, simplemente estar algo mejor.
¿A día de hoy os da para vivir de ello?
A Iñaki y a mí sí. Álex está con el Dabadaba e Iñigo es programador web. Pero Iñaki y yo estamos con Kokoshca a tope. Dentro de doce años nos bastaría con tener mejores condiciones, una furgoneta maravillosa para irnos a tocar por ahí, que nos pongan hoteles… Pero ya te digo que aunque fuese Dua Lipa no creo que acabase en alojamientos de la leche. Con tener una buena cama en la que echarme ya me valdría.
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