Hay proyectos que nacen con el objetivo prioritario de acercarse y retratar aquellos espacios, propios y colectivos, más sombríos y habitualmente silenciados. Ese es el contexto, sonoro y conceptual, por el que se desarrolla este trío que reúne en sus filas al veterano Jordi Vila, bregado en múltiples trincheras que abarcan desde Loquillo y Los Trogloditas a Commando 9mm, y Marga Alady, integrante de Moonshakers. Junto al guitarrista Mikel García Mancho configuran la autoría de un nuevo trabajo en formato reducido que busca su habitual intensidad en texturas de un carácter más “siniestro”. Sirviéndose del punk, ya sea con el prefijo “post” o con el sufijo “rock and roll”, su inquietante materialización es a la vez una batalla contra la desasosegante naturaleza del día a día. Rotundidad expresada a través de únicamente cuatro canciones que nos sirven para charlar con la banda.
Mi primera sensación al escuchar este nuevo disco es que su sonido es menos “sucio” de lo habitual, ¿hasta qué punto ha sido una decisión premeditada?
A priori no tenemos nada premeditado. El sonido va siempre en función de las canciones que vamos componiendo. De todas formas, “Ahora”, el EP anterior que grabamos también en El Submarino Records, y ya con Mikel a la guitarra, me parece que tiene un sonido muy parecido a éste. Lo que tampoco sabemos es cómo será el próximo disco; podría ser más crudo, sucio, oscuro o luminoso. Eso es algo que iremos descubriendo a media que cojan personalidad propia los nuevos temas. Es lo guapo de todo esto, que cada canción vaya por dónde quiera ir.
Si vuestros primeros trabajos fueron grabados con Martín “Capsula” en su Silver Recording, los recientes han sido registrados en Submarino Records, junto a Iñigo Escauriaza. ¿Qué es lo que esperáis obtener de un determinado productor?
Como banda, y por lo general, esperamos una implicación de la gente con la que trabajamos. A partir de ahí, aspiramos a que un productor aporte y, que a la vez, respete el criterio, el carácter y el trabajo previo del local. Nos gusta colaborar y rodearnos de personas que sumen.
Musicalmente, habéis vuelto a priorizar canciones de una ambientación más gótica y envolvente que acelerada, ¿se han difuminado esas formas identificativas de componer según sea su autoría?
La banda evoluciona y tiene un espectro muy amplio en cuanto a referentes musicales. Por lo general, las canciones parten de una base rítmica en el local de ensayo. Es en el momento de ponerlas en común cuando crecen y se consolidan. En cuanto a las letras, tanto Marga como yo tenemos estilos distintos. El hecho de que sean más oscuras o más gamberras, por poner un ejemplo, es algo, como todo, circunstancial.
Aunque son solo cuatro canciones, el EP resulta de lo más variado, porque si en “Atrapado” asoma un deje casi de blues, lo más sorprendente es lo luminoso y melódico que resulta el tema homónimo.
Sí. Damos por supuesto que “El país de las maravillas” es el tema más sorprendente por ser la primera vez que trabajamos un ritmo swing más alegre y dinámico de lo que venimos haciendo. El resultado global de ese disco más variado es sólo un reflejo del eclecticismo de la banda, que en principio no se cierra a ningún tipo de influencia, siempre manteniendo una coherencia con el sonido identificativo de Kinki Boys.
Salvo un disco largo titulado con vuestro nombre, todas las demás referencias son EPs, ¿qué encontráis en ese formato reducido que os seduzca tanto?
Estamos en un momento en el que preferimos centrarnos en cuatro temas para dedicarles más energía y tiempo de estudio. Es verdad que inevitablemente se quedan temas fuera de un trabajo de esta duración, pero siempre contamos con canciones inéditas que seguro en algún momento les llegará la hora. Por otra parte, el formato EP tiene un punto añejo que nos encanta. Además la forma de consumir música ha cambiado mucho. En las plataformas digitales, que es la competencia directa del vinilo, de cada disco trasciende una o dos canciones, el resto se quedan en el limbo.
De hecho nunca, y este disco no es una excepción, habéis dejado de editar en vinilo vuestros trabajos...
El peso da fiabilidad a las cosas, y algo que queda suspendido en la maraña digital, es algo a lo que le falta entidad. Entendemos el disco como un todo. Los temas son lo principal, pero también el diseño, el título y el contacto con la gente que nos permite el hecho de llevar los discos en los directos.
En las letras de estas canciones también predomina una escritura más intimista, en lo que parece una reflexión sobre la continua manera de pelear con lo que ofrece la gris realidad..
Cada canción llega en su momento, y éstas lo han hecho en una época de desencanto e incertidumbre para muchas personas. Nos come la autoexigencia, la inmediatez, y la comparación.
“Estas canciones han llegado en una época de desencanto e incertidumbre para muchas personas”
En un momento de “Atrapado” cantáis: “Estoy atrapado, fuera de lugar. Feliz y perdido”. ¿Sigue siendo el rock and roll una escapatoria a esa desidia que ofrece la realidad?
Claro, el rock es una vía de escape, para músicos y también para el público. Somos parte de la resistencia a la realidad de las nuevas tecnologías y a un mundo que parece abocado a la autodestrucción.
La canción que da nombre al EP es una atinada y expeditiva reflexión sobre esa idea de buscar un adormecimiento irreal que nos impida ver lo que verdaderamente existe a nuestro alrededor...
Nos hemos pasado la vida escuchando cuentos con finales felices. Parece que nos educan solo para llevar una vida de “éxitos” y que quien no los alcanza es culpable de no haber estado a la altura, de no ser lo suficientemente perseverante o de no merecer las cosas buenas. Seguimos ese camino de baldosas amarillas con miedo a pisar la hierba de los laterales, no vaya a ser que nos señalen.
El disco se abre con los versos “No escribo una canción desde hace dos años”, no sé si tiene algo de autobiográfico o es la aceptación de que en todo proceso creativo hay momentos de sequía.
“La Ría” es una canción que nace en un momento de esa autoexigencia de la que venimos hablando. Está escrita en la carretera de La Ría de camino al curro. Es un diálogo interno en el que una se sorprende autotorturándose, repitiéndose lo mal que hace las cosas, lo poco constante que es… Nos puede la presión, nos amarga la vida por momentos. Menos mal que hay reductos de paz como lo es La Ría, hipnótica, que te devuelve la perspectiva.
Una canción que además ha contado con su propio vídeo, de nuevo hecho por Luis Vil, ¿también os interesa mantener una cierta “estética” audiovisual que acompañe a vuestra música?
A estas alturas Luís Vil es para nosotros uno más del equipo. Nos conocemos muy bien, nos admiramos y, sobre todo, lo pasamos de puta madre. Tenemos un equipo audiovisual (Ruben, Gotxon, Nuria y en ocasiones Sabino) con el que solo por los buenos ratos, vale la pena hacer vídeoclips. Y sí, desde luego tratamos de cuidar la estética audiovisual siempre que se puede. A fin de cuentas, todos los sentidos aportan, y un baño siempre es mejor con burbujas.
Aunque vuestro tipo de sonido encaja más con el ambiente de una sala pequeña, este año estaréis en el BBK Legends, ¿hoy en día estar presente en los festivales resulta necesario para acercarse a una audiencia más amplia?
Poder tocar en el Legends es una suerte para nosotros. Estos últimos años hemos estado en varios festivales, es verdad que más pequeños, como el Bonaventure o el Bestialc y sobre todo por la zona de Levante, pero es cierto que somos carne de sala. Aun así, nuestros bolos funcionan muy bien, creo que porque nuestro repertorio es muy dinámico. Tenemos la suerte de que a mucha gente que no nos conoce, o que nos encasilla en un género concreto, posiblemente por el nombre, le sorprende nuestro show, casi siempre para bien. O esa sensación tenemos…
Próximos conciertos:
31 mayo - Because Pop'n'Roll - Castellón
1 junio - Dublin - Gandia
14 junio - Stereo Rock & Roll Bar - Logroño
15 junio - Bilbao BBK Music Legends Fest - Bilbao
7 julio - La Jazz Cava - Vic
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