“Somos tan distintos a los de 2003, que no pasaría nada si cambiáramos de nombre”
EntrevistasKings Of Leon

“Somos tan distintos a los de 2003, que no pasaría nada si cambiáramos de nombre”

Carlos Pérez de Ziriza — 16-03-2021

Empieza casi a ser tendencia. Esto de que los músicos de rock de estadio se hayan tomado el largo barbecho escénico como una forma de focalizar sus esfuerzos en discos poco explosivos, que no están pensados para petarlo en directo (porque no hay nada que petar cuando, directamente, no hay giras en el horizonte) empieza a ser cada vez más común. Es también el caso de Kings Of Leon con un continuista “When You See Yourself” (Sony, 21)

De nuevo producido por Markus Dravs (Coldplay, Arcade Fire), que se esmera más en la evocación de un estado de ánimo concreto que en la facturación de singles en potencia, When You See Yourself es un octavo disco que, según la propia banda, es el más confesional de su carrera (¿la clásica coletilla de disco de madurez?). En él, la banda juega con los límites de la realidad y con la percepción de la propia imagen externa del grupo y todas sus aristas. Hablamos por teléfono con Jared Followill, bajista, hermano pequeño y benjamín (34 años aún) de los de Nashville, quien nos atiende desde Florida, donde pasa unos días de vacaciones.

"No queríamos escribir canciones que tuvieran hechura de singles o hits, ni nada por el estilo".

¿Cuál crees que es la principal diferencia entre este álbum y el primero?
Creo que hemos trabajado más duro en este. Quizá no haya una gran diferencia, pero nos hemos tomado tres veces más tiempo que con otros discos. No tomamos ningún atajo en la grabación, hemos podido prestar atención a todos los pequeños detalles, y estamos contentos con el resultado.

¿Habéis tenido más tiempo debido al parón de la industria?
Bueno, en realidad lo teníamos ya terminado justo antes del primer confinamiento. Pero hemos tenido todo un año para darle vueltas, y aunque por suerte no tuvimos la necesidad de volver sobre nuestros pasos y cambiar nada esencial, era un desafío estar contentos con el resultado antes incluso de que fuera publicado. Por eso intentamos no repensar demasiado las cosas. A veces puede ser perjudicial.

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Tengo la impresión de que no hay muchos hits en potencia. Lo más cercano serían canciones como “Stormy Weather”, “Time In Disguise” o “Echoing”. Pero prevalece la idea de que el álbum que es como un estado de ánimo global, por encima de lo que sería un simple acopio de canciones nuevas. ¿Lo veis así?
Sí, de hecho, esa fue una de las primeras reglas que nos marcamos al principio de la grabación: no pensar en singles, en absoluto. Resultó así porque ninguna de las canciones es muy corta. Hemos tenido largas conversaciones con nuestro sello y con nuestro management sobre cuáles serían las más adecuadas para salir como singles, y es complicado porque todas duran más de cuatro minutos y quince segundos, y eso es un problema. Pero no queríamos escribir canciones que tuvieran hechura de singles o hits, ni nada por el estilo. Solo un cuerpo de trabajo que fuera como un todo al que respetar.

"Me resulta complicado recordar los sentimientos y las emociones que tenía entonces, cuando empezamos".

Es el segundo trabajo consecutivo en el que trabajáis con Markus Dravs (Arcade Fire, Coldplay, Mumford & Sons) como productor. ¿En qué medida se nota su mano en vuestras canciones?
Se implica muchísimo en la construcción de las canciones, y nos ayuda mucho. Le presentamos las canciones en una maqueta y él las deconstruye por completo, de forma que es como si empezáramos de nuevo de cero. Luego vamos recuperando ideas que teníamos en un principio pensadas para cada canción, al mismo tiempo que él va añadiendo cosas por aquí y por allá. Es un productor muy recto y trabajador. Nos hace trabajar muy duro, y creo que, precisamente por ser así, saca lo mejor de nosotros. No nos permite optar por la vía fácil. Ni tomar atajos. Eso nos viene muy bien, teniendo en cuenta la cantidad de discos que tenemos ya en nuestro catálogo, que nos podrían incitar a acomodarnos. Nos encanta trabajar con él.

Por las letras y los títulos de algunas de las canciones (“Time In Disguise”, “Fairytale”, “The Bandit” o incluso “When You See Yourself, Are You Far Away”), ¿dirías que la percepción de la identidad y los límites de la realidad es la idea central del disco?
Sí, la idea que domina el álbum es esa. La identidad y la forma en la que te ves a ti mismo, la forma en la que te ven los demás y la importancia que eso tiene, pero no fue una idea preconcebida antes de empezar a grabar, simplemente es como fueron sucediendo las canciones: una a una, empezaron a casar unas con otras. Aparecieron ligeras coincidencias entre algunas, vimos que unas enlazaban con otras. Se puede decir que esa es la idea común que subyace a todo el disco.

¿Es fácil mantener una buena convivencia y frescura creativa entre tres hermanos y un primo después de casi veinte años de carrera y todo lo que habéis vivido?
Sí, siempre es un desafío, más teniendo en cuenta el tiempo que llevamos juntos, y que nos hacemos mayores. Es más fácil cuando estamos en el estudio, porque estar enfrascados en la creación de algo nuevo es lo que más nos ilusiona. Cuando tocas en directo, tienes una energía que se contagia al público, pero estas tocando las mismas canciones una y otra vez. Cuando te metes en el estudio, todo es nuevo. Eso te da toda la chispa y la excitación que posiblemente no has sentido desde la última vez que te metiste en uno. También te da la oportunidad de cambiar la forma en la que la gente ve a tu banda, de reescribir tu propia historia y ganarte el respeto de gente cuya adhesión puede haber perdido por los discos anteriores. Y a la vez, también puedes perder el respeto de otra gente. Pero siempre es divertido tener algo nuevo entre manos.

"Siempre nos hemos nutrido de la música alternativa de los años ochenta, como Echo & The Bunnymen, Television, The Replacements, New Order"

¿En qué medida sois distintos de aquellos chavales que debutaron en 2003, con “Youth And Young Manhood”? ¿Pensabais que vuestra carrera llegaría hasta aquí?
Creo que ninguno de nosotros lo pensaba. En realidad, creo que nadie lo pensaba. No pensábamos que fuéramos ni a vender tantos discos ni a estar tanto tiempo juntos. Somos músicos completamente distintos a los de entonces, hasta el punto de que no pasaría nada si nos cambiáramos el nombre. No soy un gran bajista. Tampoco lo soy ahora, ojo, pero me resulta todo mucho más fácil hoy en día. Es una diferencia como de la noche al día. Como si aquella hubiera sido otra vida. Me resulta complicado recordar los sentimientos y las emociones que tenía entonces, cuando empezamos.

He leído hace poco en la revista American Songwriter Magazine unas declaraciones en las que decías: “estoy lidiando con el hecho de hacerme mayor, no me gusta la pinta que tengo, y odio verme en las fotos, por eso me gusta esa sensación de misterio que dan muchas de muestras imágenes promocionales, que son borrosas”. ¿Tan mal llevas esto de la edad? Eres el más joven del grupo, solo treinta y cuatro años.
Pues es algo duro, no te creas. Sobre todo para mí, que siempre he sido el chiquillo del grupo, el hermano pequeño, cuando empezamos solo tenía quince años. Vives tu vida de ciudad en ciudad, con todo el mundo recordándote lo joven que eres, cuando tienes dieciséis o diecisiete, hasta que un día te ves rodeado de gente que es más joven que tú. Cuando empecé a pedir botellas de vino en los restaurantes sin que me pidieran el carnet de identidad, fue un punto de inflexión. Esto de estar casado, ser padre e intentar ser una estrella de rock (aunque odio esa expresión) es algo muy extraño, te pone un poco del revés y te descoloca, la verdad. Es una transición difícil, pero creo que todos estamos muy contentos con nuestra vida. Simplemente es diferente. Tienes que manejarte en una vida que es nueva y distinta.

Por cierto, ¿qué música escucháis últimamente? ¿Hay algo que os haya supuesto una revelación, un gran descubrimiento, y que haya podido influiros?
Creo que todos nosotros tenemos, individualmente, distintas fuentes de inspiración, pero intentamos no fijarnos demasiado en bandas nuevas porque no es algo que intentemos hacer, no tratamos de copiar a ninguno de nuestros contemporáneos, pero siempre nos hemos nutrido de la música alternativa de los años ochenta, como Echo & The Bunnymen, Television, The Replacements, New Order… y eso no significa que no nos gusten muchas bandas nuevas, claro. Hay un grupo de Oklahoma, Broncho, que ahora mismo son mis favoritos, no puedo dejar de escucharlos. Tame Impala también me encantan. Se publica muchísima música buena hoy en día.

Por cierto, siempre he sentido curiosidad por saber cómo os tratan en Nashville. Sois la banda más popular de una ciudad que es como la meca del country rock, que es algo de lo que os habéis alejado hace ya mucho tiempo. ¿Se os ve con cierta suspicacia por parte de la ortodoxia?
Probablemente. Tampoco prestamos mucha atención a lo que se dice de nosotros. Pero fue un desafío, sin duda. Es fácil que te estigmaticen. Nashville no es conocida por el rock, en absoluto. No hay muchas bandas de rock decentes allí. Nunca las ha habido. Pero todos los músicos son buenísimos. Allí te sientes siempre rodeado de músicos increíbles, ya sean de country, de blues o de vientos. Eso te obliga a mejorar, a incrementar tu nivel técnico para no quedar en evidencia en el escenario, por culpa de cualquier músico que sea mejor que tú. Esa es la parte positiva, que puedes aprender de músicos que sean de géneros completamente diferentes al tuyo. Por mucho que lo nuestro sea el rock, y no el country.

La última vez que os vimos por aquí fue hace poco más de un año y medio, tocando en el FIB, en julio de 2019. Supongo que debéis echar mucho de menos los escenarios.
¡Oh, Dios mío! ¡Estamos deseando volver! Cada vez que lo pienso, me entran ganas de llorar. Tocar delante de tanta gente, y ese intercambio de energía con el público, se puede convertir en una droga. Es duro que te lo quiten sin previo aviso. Y no hay nada claro sobre cuándo vamos a poder volver a hacerlo. Obviamente, es un shock enorme para el mundo de la música. Todos los músicos que conozco se sienten igual.

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