"El disco trata un poco de eso, de la necesidad de comunidad"
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"El disco trata un poco de eso, de la necesidad de comunidad"

Diego Rubio Méndez — 30-10-2019
Fotografía — Michele Yong

Adam Bainbridge regresa a su alter ego Kindness tras varios años apartado, varios años embarcándose en proyectos tan ambiciosos como el desacomplejado "Freetown Sound" de su amigo Dev Hynes (Blood Orange), el descomunal "A Seat At The Table" de Solange, el debut largo de Kelela o el hiperestésico y sensual "Honey" de Robyn.
En breve pasará por Barcelona (8 febrero, Razz Club) para presentar su directo.

Varios años aprendiendo y reencontrándose con su propia voz, una que apela siempre a lo comunitario y que por eso se rodea esta vez de un mayor (si cabe) número de colaboradores, entre los que podemos encontrar a Sampha, Cosina, Nadia Nair, Seinabo Sey, Bahamadia, el pianista Mathis Picard o a las propias Kelela y Robyn. Todo para seguir siendo el mismo, pero más crecido y con más experiencia. Su nuevo disco "Something Like a War" ha terminado siéndo, de alguna manera, un homenaje. Y  es que Philippe Zar de Cassius, viejo amigo de Adam, falleció poco después de terminar de mezclar el disco. De todo esto hablamos al teléfono con Kindness, que siempre se muestra sereno y pausado, tanto como transmite.

"Ojalá llegue al punto en el que pueda experimentar al máximo y que la gente siga escuchando mi música". 

¿Cómo has vivido esta especie de regreso?
La verdad es que muy bien. Era algo que de alguna manera necesitaba. Me ha recordado todo lo que disfrutaba de estar en esto y de verdad que es genial estar de vuelta. A veces tienes que reconectar contigo mismo, ver las cosas de otra manera, pero me encanta esto y he disfrutado muchísimo haciendo este disco.

¿En qué momento decides que estás listo para retomar Kindness y grabar un nuevo disco tras pasar un tiempo colaborando con otros artistas y más centrado en otras partes del negocio?
Supongo que es algo personal, como un clic. Lo necesitas. También es que no es que yo dejara totalmente apartado mi proyecto, simplemente empecé a colaborar de forma espontánea con otros artistas… me encanta entender otros puntos de vista, participar en diferentes procesos creativos, es algo que me enriquece mucho. Y me gusta mucho aprender, también, así que simplemente estaba muy ocupado haciendo otras cosas. En ese momento sentía que tenía que hacer eso, pero al final es un aprendizaje… piensa que muchas de las personas con las que he colaborado en estos años finalmente están en este disco, así que al final no lo veo como un parón sino como una forma diferente de seguir mi propio camino.

¿Has madurado de algún modo con este disco?
No sé si madurar exactamente con este disco. Creo que todos estamos siempre en constante crecimiento y que, de alguna manera y aunque haya momentos de cambio más drásticos, cada paso madura el anterior. Quizá sí veo que sea mi disco más ambicioso, y quizá sea porque me siento más confiado conmigo mismo y me veo más capaz de experimentar, por ejemplo, de trasladar mis propios límites a la hora de hacer música y ser más aventurado. Ojalá llegue al punto en el que pueda experimentar al máximo y que la gente siga escuchando mi música (ríe).

¿Y por qué decides volver ahora de forma independiente?
Son muchos factores, empezando porque yo mismo he cogido experiencia durante estos años en, digamos, cómo funciona el sector. Puedo llevarme a mí mismo, negociar por mí… no sé, sé cómo va. Y obviamente ha sido muy inspirador todo lo que está pasando con la música urbana, cómo los chavales hacen música con ordenadores en dormitorios, la suben y se olvidan de los sellos. Además, estar en una discográfica a veces hace que pierdas control total sobre lo que quieres transmitir, y hacerlo todo de forma independiente me permite seguir la conversación con mi público, mostrarme tal y como quiero mostrarme, tal y como me siento. Por no hablar de que soy el dueño de mi música… cuando firmas con una compañía por lo general les entregas tu trabajo.

¿Lo has aprendido de Robyn?
No he caído pero seguramente sí, y mucho. Hombre, ella en una versión mucho más poderosa, puede ponerse mucho más agresiva con una discográfica (ríe). Y no solo hay cosas, artistas o personas inspiradoras, es lo que te decía antes, también hay una parte de reacción, como lo que pasaba con el punk. Todas esas cosas han sido fundamentales, de alguna manera, para reafirmarme en mi decisión de ir por mi cuenta.

"Soy una persona a la que le gusta mucho colaborar artísticamente, me encanta ver diferentes perspectivas y aprender a unificarlas".

¿Cuándo la conociste?
Pues creo que fue cuando yo estaba girando mi primer disco. Le gustaba mi música, contactó conmigo, nos conocimos, empezamos a compartir ideas y música, todo fue muy natural y fue fluyendo. La verdad es que siempre he aprendido y sigo aprendiendo muchísimo de ella, es una mujer maravillosa… salíamos de fiesta cuando ella venía a Nueva York, o cuando coincidíamos por Europa, a veces ni me creo conocer tan de cerca a una artista como ella. Me encanta contar con ella para encontrar mi melodía, pero es que además fuera de lo profesional es increíble.

Has colaborado con ella muchísimas veces y esta vez ha escrito contigo 4 de las canciones del disco… ¿Buscas algo concreto en ella? ¿Te aporta algo que consideras fundamental para tu música?
Siempre cuento con Robyn cuando hago música porque conectamos muy bien en todos los sentidos, pero no como algo profesional… le pido su opinión, ella está encantada de dármela y trabajamos juntos, me ayuda a orientarlo porque me ayuda a orientarme a mí. Pero Robyn hace su música, y cuando escribe conmigo lo que hace es ayudarme a que yo haga la mía de la mejor manera posible. Tiene mucha más experiencia que yo, además, y siempre se ha movido muy bien entre lo comercial y lo alternativo. Y yo soy una persona a la que le gusta mucho colaborar artísticamente, me encanta ver diferentes perspectivas y aprender a unificarlas, todos esos personajes…

Te iba a preguntar precisamente por ese aspecto colaborativo… Porque también has trabajado con Solange, que concibe sus discos conceptualmente, de una forma muy artística y precisamente muy colaborativa. ¿Te ha influido en este aspecto?
Todo lo que hicimos con "A Seat At The Table" quedará en mi memoria como uno de los grandes proyectos de mi vida. Solange lo tenía todo pensado de forma holística… todo como una enorme obra de arte. Los músicos con los que trabajaba, los viajes, diferentes personalidades, grabar en entornos distintos… Pero lo que más me inspiró, digamos, fue su visión. Esa capacidad para ver que era posible realizar semejante proyecto con tantos elementos coordinados, con tantas personas involucradas. Hay que tener mucha determinación para hacerlo, trabajar muy duro, mantenerse enfocado… luchar contra los elementos incluso. Recuerdo tener que llevar todos los discos duros de un lado a otro, grabar unas vocales en Estocolmo y al día siguiente en Nueva Orlenas, y luego grabar unos bajos en Sudáfrica… tenías que estar preparado para trabajar incluso en el desierto. Es muy difícil estar tan segura de lo que hacía en todo momento, esa fuerza, ese poder… hacer que algo tan complicado pareciera tan fácil.

Has insistido en que se refieran a ti con pronombres neutros... ¿cuáles son tus convicciones sobre el tema?
Creo que estamos viviendo un momento muy importante y que es importante exponerse y ser mucho más específicos… hemos explorado muchas perspectivas de género o de sexualidad ahora mismo así que sí, tenemos que ser más específicos. No digo que tengamos que crear un nuevo lenguaje ni que tengamos que inventar nada, solo tenemos que aprender y mejorar lo que tenemos, ofrecer una mejor versión en todos los sentidos. Creo que es importante hacer esas pequeñas cosas que se salen de la norma para que la gente empiece a aceptar que son “normales”. Tenemos que aprender a aceptarnos todos, todas las diferentes identidades. El disco al final trata un poco de eso, de la necesidad de comunidad.

¿Sientes que eres una persona que puede resultar inspiradora para otros?

No sé, es una pregunta difícil de contestar. Obviamente soy una persona reconocida, y soy músico. Hago música para que la gente la escuche y de algún modo para que le inspire, igual que a mí me inspiran la música y los artistas que escucho. En general la música es inspiradora.

Para acabar y ya por curiosidad… ¿Me cuentas alguna historia de esas fascinantes que seguro que tienes con Solange?
Pues con Solange lo más loco que recuerdo, así de primeras, es estar grabando en Nueva Orleans con ella y Sampha y que me llame mi manager para decirme que imagina que estoy ocupado pero que si quiero viajar a Ghana al día siguiente, que Solange quiere seguir el disco allí. Llegamos y nos reunimos con Kwab y con O de Metronomy. No estaba nada planeado, ella ni nos lo comentó (ríe).

¿Y con Robyn?
Es que estoy muy acostumbrado a ir con ella al estudio, ¿sabes? A trabajar duro, a enseñarnos mucha música… pero lo mejor de Robyn siempre es cuando la descubres como persona. Me acuerdo una vez que estábamos en Ibiza, ya sabes, de fiesta, pero ella estaba muy obsesionada con recrear de algún modo el sonido de aquella vieja Ibiza, ese rollo Tropicana, Pikes, y empezamos a salir por clubs de house más clásico buscando eso, divertirnos al ritmo de la vieja Ibiza… bañarnos en la playa, divertirnos entre amigos. Entonces es cuando grabamos el vídeo de “Between The Lines”. No sé, al final la mejor parte de todas estas colaboraciones son estas cosas, compartir tiempo con personas que te llenan. Compartir experiencias, inquietudes, visión… sentarte con ellos en la parte trasera de un coche y reír, y disfrutar de ese tiempo.

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