La relevancia de este combo africano es tal que incluso tienen un documental propio. Y además ahora presentan su nuevo disco “Na Kozonga” (Zamora Label, 21), producido por Mario Caldato Jr. y sobre el que tenemos esta agradable e interesante charla con Jupiter Bokondji.
Muchos lectores ya conocen tu música por los conciertos que has realizado en España. Pero, para aquellos que aún no te conocen, ¿cómo es Jupiter Bokondji, cómo te describirías como persona y músico?
Me considero como cualquier persona humana, padre de familia, que ama la vida. Apodado “General Rebelde” por mi enfoque artístico diferente al de la mayoría de los músicos de mi país. Soy uno de los precursores de un nuevo tipo de música, y traigo un nuevo sonido al espacio musical congoleño, que se ha identificado más con la rumba, como lo que han hecho Papa Wemba, Tabu Ley, Franco, ignorando que tenemos una gran diversidad musical, con casi cuatrocientas cincuenta músicas tradicionales enumeradas en estos días. Es de ahí de dónde obtengo la mayor parte de mi música.
Tu música fusiona influencias africanas con otros géneros como el rock o el funk. Incluso tiene su propio nombre: “Bofenia rock”. Háblanos de “Bofenia rock”, ¿cómo suena y cómo nació?
Todos los géneros de música tienen sus raíces en África, ya sea rock, funk, jazz y lo que sea. La “Bofenia” es uno de los ritmos de mis etnias, pero hay varios más, ex Zebola, Iyaya… Ya que el hombre nombra todo lo que inventa, ¿por qué no nombramos nuestro propio estilo? Pero que no sea eterno porque hay muchos, por ejemplo, “Zebola rock”. En particular, elegimos la palabra “Bofenia”, por su sonido y ya que es fácil de recordar. Rock porque mi voz es rock. ¡Ahí lo tienes!
"Califico a “Na Kozonga” como un álbum de democracia, con muchas participaciones".
Antes has dicho que casi todos los sonidos/géneros tienen raíces en África. ¿Puedes explicarnos esto con más detalle?
¡Claro! No he sido yo quien dijo que África es la cuna de la humanidad: “Y el hombre empezó a viajar desde los albores de los tiempos”. El hecho más importante es la esclavitud basada en América Latina y América del Norte. Aquellos africanos deportados llegaron con su música. Así nació el jazz, el funk, el rock del norte y la bossa nova, la rumba, el bolero, la charanga, al sur, igualmente el reggae y el ska… en el Caribe.
Eres del Congo, culturalmente uno de los países más ricos de África. ¿Cómo es el país y cómo es el estilo de vida en la República Democrática del Congo?
El mapa de África tiene forma de arma y el Congo se encuentra en el gatillo. Todo puede generarse desde allí o al revés. En mi país, la población sobrevive pero no vive porque las multinacionales la toman como rehén. Quizás porque el Congo no nos pertenece, desde la partición de África en la conferencia de Berlín en 1885.
Musical y culturalmente, ¿cómo es la cultura congoleña?
Somos un país especial, con alrededor de cuatrocientos cincuenta grupos étnicos, cada uno de los cuales tiene su propia música. El Congo es musicalmente conocido en África y en otros lugares gracias a la rumba, que es solo una de las diversidades de la música congoleña en su conjunto. La música congoleña siempre se ha clasificado en tres categorías: “Odemba”, “Fiesta” (con Franco Luambo Makiadi y Tabu Ley Rochereau), este tipo de música es lo que yo llamo música “Kinshasa” (capital de la República Democrática del Congo), pero hay un tercer tipo de música que se llama erróneamente “música de investigación”, basada en ritmos tradicionales, esa que se toca en el pueblo, y ese es justamente el camino que estamos siguiendo, porque es la fuente.
Hablemos de su nuevo disco, “Na Kozonga”. ¿Cómo lo calificarías en relación a “Hotel Univers” y “Kin Sonic”?
Califico a “Na Kozonga” como un álbum de democracia, con muchas participaciones, un mejor inicio de álbum que “Kin Sonic”, incluso comparado con su concepción. La aportación de nuestro manager, François Gouverneur, es muy notable en el plano artístico, por ejemplo la idea de involucrar a la chilena Ana Tijoux, a los brasileños Marcelo D2 y Rogê, la estadounidense Maiya Sykes y al grupo Preservation Hall de Nueva Orleans. Nos sentimos agradecidos de contar con los maravillosos oídos de un experto, Mario Caldato, con quien grabamos en Los Ángeles. El resultado es más que satisfactorio. Nos hemos acercado a algunos temas que son importantes para nosotros, especialmente la esclavitud y la protección del medio ambiente, porque creemos que, con una conciencia colectiva podemos hacer las cosas mejor, y como artista, soy solo un mensajero, hablando de todos estos temas en los que nadie repara.
"Le hemos mostrado al mundo que hay más que rumba en la República Democrática del Congo".
“Na Kozonga” significa “Voy a volver a casa”. ¿Es esto cierto? Después de una exitosa carrera musical que te ha llevado a todos los rincones del planeta, ¿has decidido volver a tu lugar de origen o cuál es el motivo de este título?
Se supone que todos debemos volver a algún lugar a toda costa. Sí, “Na Kozonga” significa volver a casa como dices. Pero hay dos maneras de regresar a casa: con la familia, después de un viaje, un tour largo por ejemplo, como suele ser el caso de nosotros, pero también para regresar en la profundidad infinita, a lo que llamamos fuente, pues la vida y la muerte son gemelas.
Para la grabación de “Hotel Universe”, te quedaste junto con tus músicos en un peligroso hotel en Kinshasa durante quince días, donde algunos músicos incluso contrajeron malaria. Sobre este disco, ¿hay alguna historia o anécdota detrás?
El hotel no era peligroso. Pertenece a uno de mis primos. Elegimos esta ubicación específica por su nombre “Universe”, como un viaje a la universalidad de la música que íbamos a mostrar. La malaria no es extraña para nosotros. Vivimos con eso.
La anécdota: Nos beneficiamos de la aportación de François Mantuila, un muy buen guitarrista congoleño que vivió durante mucho tiempo en Estados Unidos, abierto a varios horizontes –paz a su alma–, que acababa de salir de prisión apenas una semana antes, por problemas familiares .
Otros músicos han participado en el disco para agregar pinceladas de diferentes colores al sonido. Cuéntanos sobre quiénes han colaborado en la grabación de “Na Kozonga”.
Hay algunos que ya he mencionado anteriormente. Para completar la lista, está Delphine Ciampi, esposa de Warren Ellis (Nick Cave And The Bad Seeds), Anne Gouverneur, Yarol Poupaud (guitarrista y director artístico de Johnny Hallyday). Todos han traído su propia huella digital, que es única.
"Con el tiempo, en nuestras familias, hacer música como profesión era una señal de un tipo que arruinó su vida, un inútil. Y nosotros hemos demostrado lo contrario".
Mirando hacia atrás, comenzaste tu carrera en la banda Die Neger. ¿Qué recuerdas de esos días?
Recuerdo el muro de Berlín que cruzaba todos los días para ir a una de las escuelas francesas. Recuerdo a esos pequeños berlineses que me trataban de “Negro”, pero que ellos mismos no podían atravesar la frontera en su propio país, pero sobre todo me acuerdo de la canción la de Boney M, que pasaba a menudo en la radio, que además, era una versión de “Night train” que hoy se ha convertido en “Na Kozonga”. Un recuerdo muy lejano.
Luego vinieron muchos conciertos por todo el mundo, tres discos... Si tuvieras que hacer un balance o un resumen de esa época de tu vida, ¿cuál sería?
Lo más positivo es que hemos abierto la puerta a muchos otros pequeños Jupiter. Le hemos mostrado al mundo que hay más que rumba en la República Democrática del Congo. Es lo que continuamos haciendo por todos lados. También el trabajo de concienciación de otros músicos congoleños, especialmente con los jóvenes, sobre el hecho de que debemos explotar los ritmos tradicionales de nuestra región, está comenzando a dar sus frutos. Muchos otros proyectos están naciendo, esos que vienen a enriquecer esta diversidad que ya existe.
Finalmente, me gustaría preguntarte sobre el impacto del Covid en tu tierra natal, África. Sin duda uno de los lugares más castigados. ¿Cuál es la situación actual allí?
En mi opinión, la situación del virus en el continente no es muy alarmante, aunque es cierto que hay países que están muy afectados como Sudáfrica. Si es necesario hablar de mi país, la situación es positiva, si tenemos en cuenta un número de contagiados de aproximadamente veinticinco mil incluyendo aproximadamente veinte mil recuperados, son menos de setecientos muertos, para una población de alrededor de ochenta millones de habitantes. El mayor problema es de orden económico. Esta pandemia tendrá repercusiones muy negativas en nuestras ya frágiles economías.
Y como músico, has logrado internacionalizar tu sonido y convertirte en un embajador de tu música. Pero, ser músico en África, ¿es buena o mala idea?
Convertirse en músico es una señal del destino. Yo no lo elegí. Con el tiempo, en nuestras familias, hacer música como profesión era una señal de un tipo que arruinó su vida, un inútil. Y nosotros hemos demostrado lo contrario. No elegimos nacer en un país así, siempre estamos orgullosos de lo que somos y de lo que traemos para las generaciones futuras.
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