La pesadilla de la promoción: Julien Baker se ha escapado al bullicio de la Gran Vía minutos antes de empezar esta conversación. Afortunadamente, llega a El Sol, donde tocará unas horas después, justo a tiempo. Viene emocionada por el ambiente de la manifestación contra los abusos sexuales machistas. La entrevista tiene lugar en los históricos camerinos de la sala madrileña. Muy menuda y pegada a la tierra, Julien, que lleva tres meses de gira, se ve llena de excitación juvenil. En dos años de vértigo, ha pasado de ser una desconocida a firmar por Matador Records, recibir excelentes críticas y girar por Europa durante tres meses.
Si por algo destaca, además de por su voz de prodigiosa expresividad y sus exquisitos arpegios de guitarra es por la madurez y profundidad de sus letras confesionales. Asombra que una chica de 22 años escriba versos tan lúcidos como “I just wanted to go to sleep, but when I turn out the lights there´s no one left between myself and me” (“Sólo quería dormirme, pero cuando apago las luces no queda nadie entre mí misma y yo”). Abiertamente gay y cristiana, Julien busca la verdad de las relaciones y nuestra dificultad para conectar, por dolorosa que sea.
"A veces da miedo ser honesto sobre las cosas que sientes, pero creo que siempre es mejor eso que construir una emoción falsa".
Si no me equivoco, es la primera vez que tocas en Madrid, ¿no?
Es mi primer concierto en Madrid, sí. Ya había tocado en España antes, en Barcelona, en el Primavera Sound. Y también en Portugal, en el Primavera de Oporto.
¿Te pones muy nerviosa antes de salir al escenario?
Siempre tengo un poquito de miedo escénico, pero creo que es bueno. Es saludable porque nunca me he vuelto engreída tocando. Creo que lo disfruto más así, porque me hace tomarme más en serio y así me aseguro de dar lo mejor.
Los dos últimos años han debido ser para ti una locura, ¿no?
Creo que han sido bastante de locos, sí. Hemos viajado mucho. Ahora mismo llevamos tres meses en la carretera: en la Costa Este de Estados Unidos y Europa. Y antes de eso, estuvimos en el Medio Oeste. Sí, hemos girado mucho. Te tienes que ajustar a eso, a estar tanto tiempo fuera de casa, y a que esto, tocar, sea tu día a día.
¿Qué ha significado para ti fichar por Matador?
Son increíbles. Muy familiares, me apoyan mucho.
¿Cómo enfocaste este segundo disco después del recibimiento del primero? ¿Querías darle más profundidad musical con los arreglos?
Sí, creo que quería darme licencia para usar más herramientas, porque ahora tengo más a mi disposición. Y además, lo grabé con la idea en mente de que sería publicado y la gente lo oiría, mientras que el primero lo hice básicamente para mí. No tenía ni idea de que alguien lo iba a escuchar y que iba a venir a Europa a tocar las canciones. Pero éste sigue siendo bastante austero.
Pese a tu juventud, escribes letras que tocan la fibra sensible y me pregunto cuáles son tus referentes como letrista o escritora.
Uff…Hay tantos a los que admiro. Ben Gibbard de Death Cab For Cutie. Me encanta también David Bazan de Pedro The Lion (con quien va a girar este mismo invierno). Es interesante porque me inspira material muy diverso, ya sea contemporáneo o viejo. Me gusta mucho Leonard Cohen y también géneros que no están muy cerca de lo que hago.
Tus canciones, de hecho, me parecen bastante atemporales, ni modernas ni antiguas. No sé si eso tiene sentido para ti.
Sí, me gusta eso. No quiero que mis canciones pertenezcan a una tendencia particular o algo así en concreto, eso está bien.
¿Cuándo sabes si has escrito una canción que merece la pena?
No lo sé. ¡Nunca lo sé! Me limito a escribir una canción y…lo que suelo hacer es escribir más de lo que necesito. Me pongo el móvil así en el regazo y empiezo a tocar y a cantar lo que se me pasa por la cabeza. Si tengo alguna idea, escribo la letra y me pongo a cantarla durante cinco o seis minutos. Pero es mucho, así que termino cortando lo que no es esencial. Intento hacerla lo más simple que pueda, pero que a la vez me suene bonita. Empiezo con un montón de material y lo voy puliendo.
Desde luego, la austeridad o la simplicidad sigue siendo una característica fundamental de tu estilo.
Es como un ejercicio que me pongo. Mi inclinación inmediata, como pasa en cualquier arte, es añadir cosas. Si eres pintor, añades colores. Pero creo que a veces ayuda conceptualizar el arte en términos de reducción. En plan: ¿qué es lo que sobra aquí? ¿qué puedo quitar para que quede la forma más simple? Creo que es como cuando lees poesía. Cuando leo un poema de Leonard Cohen o de E.E. Cummings, o algunos versos cortos de Margaret Atwood, cuatro líneas me hacen sentir más cosas que cinco capítulos de otros autores. Para mí es algo importante a tener en cuenta, la simplicidad.
Has vuelto a producir tu disco, lo cual puede parecer sorprendente, hasta cierto punto. Tengo entendido que te interesa todo el proceso de la grabación y el sonido.
Sí, de hecho fui a la universidad durante un periodo breve a estudié sonido antes de empezar a girar y demás. Me gusta tener mucho control sobre cómo suenan las cosas, qué filtros se utilizan en mi voz y qué efectos en la guitarra o en el piano, o cómo se panean las cosas en la mezcla. En este disco trabajé con un amigo, Calvin Lauber. Él se encargó de grabar todo, pero hablamos mucho, fue un proceso muy colaborativo.
Hablas de “filtros” pero tu voz sigue sonando muy desnuda y natural, en contraste con lo que se suele hacer ahora en muchos discos.
Nunca metemos autotune o cosas así. Hay momentos en el disco en que mi voz suena muy seca, porque se ha grabado en una sala pequeña, como ésta. Y luego hay otros en que suena muy lejana. Lo quiero hacer así para reflejar lo que estoy diciendo. Cuando canto algo que es íntimo y calmado, quiero sonar cerca, y cuando canto algo que suena aislado, estar como alejada. A eso me refiero cuando hablo de “filtros”. No me refiero a manipular notas, eso no lo hacemos nunca. De hecho, cuando cometo un error en el estudio, a veces lo dejamos tal cual, porque suena más natural y auténtico así.
Entonces, ¿grabaste el disco esencialmente en directo?
¿Quieres decir la guitarra y la voz a la vez? No, hicimos las maquetas así, pero para tener ambos elementos aislados, en el disco grabamos primero la guitarra y luego la voz. Lo cual ayuda en las canciones que tienen cierta complejidad, pero en las de dos acordes, estaba en el estudio sentada como así (pone un gesto aburrido).
Encuentro algo catártico en tus canciones y también en este nuevo disco, como de liberar una tristeza o un sentimiento que tienes dentro y compartirlo con los demás.
Totalmente. La música es una herramienta que me permite expresar las cosas que siento en un espacio supongo que seguro. Y mientras esté en un contexto artístico, puedo decir exactamente lo que siento. Así puedo decirlo con total honestidad, expresando por qué me siento de esa manera. Y puedo empezar a curarme de un modo que quizá sería imposible hacer con una conversación desapegada, tratando de minimizar lo que sea que siento.
¿No puede ser duro que te expongas tanto emocionalmente?
A veces da un poco de miedo, cierto, pero siempre merece la pena. Cada noche que salgo al escenario a interpretar estas canciones, puedo transformar la negatividad de las cosas que escribí en algo con lo que la gente se identifique y conecte.
¿Y qué piensas de haber conectado de una manera tan fuerte con gente tan diversa y de diferentes países?
Pues creo que es alucinante. Nunca jamás lo di por sentado. Es lo más precioso que tienes cuando haces música: tener la oportunidad de tocar en directo. Cuando puedes compartir algo tan personal con una comunidad, ya no se trata sólo de ti.
¿Es exigente evocar y trasladar esas emociones cada noche?
Puede ser emocionalmente exigente, pero también me siento muy motivada por las reacciones. Me inspira mucho ver cómo responde el público, ese intercambio me motiva muchísimo.
¿Entonces, prefieres tocar en directo a componer o grabar?
Supongo que me gusta la creación como un acto solitario y una de los peores cosas que hay cuando giras es que te falta tiempo para sentarte y escribir algo que funcione y tenga sentido. Pero creo que lo que más me gusta es tocar en directo, sí.
¿Cuál es el secreto para tocar la fibra de la gente, para emocionar? ¿Puede ser que el público perciba cierta autenticidad, en contraste con un mundo en el que hay demasiado artificio?
Sí, pero a lo mejor no es ningún secreto. Es precisamente lo contrario. No hay secreto, ni fórmula artificial o estrategia. Son canciones que escribí exactamente sobre lo que sentía en un momento determinado. A veces da miedo ser honesto sobre las cosas que sientes, pero creo que siempre es mejor eso que construir una emoción falsa.
Encuentro un componente de trascendencia en tus canciones. Y sé que eres una persona religiosa. Me interesa saber hasta qué punto es importante la espiritualidad para ti.
Mucho. Mi relación con la fe ha pasado por muchas transiciones, pero siempre he sido consciente de ella y del amor que hay en el universo. Soy cristiana, pero creo que el amor de Cristo se manifiesta también en las mujeres de ahí afuera. Para mí, eso es Dios manifestándose. Cuando vas a un concierto de hardcore y ves a la gente gritando y abrazándose, también creo que es Dios. Tengo una idea abstracta de lo que es la fe, pero la veo en casi todo y creo que es algo que tengo que conservar para mantener la esperanza.
Termino: vienes de una ciudad extraordinariamente musical, como Memphis. ¿Cómo está la escena?
Tío, he estado girando tanto en los últimos años, que no estoy muy al corriente de lo que pasa por allí (risas). Sé algo por mis amigos…Es interesante porque en realidad no hay tantos sitios para tocar como en Nashville o Atlanta, porque Memphis es una ciudad más pequeña. Pero sacamos el máximo partido a lo que tenemos, y hay una comunidad musical muy unida y que se apoya mucho. Ha habido muchos cambios y Memphis se está intentando revitalizar, abriendo nuevos espacios públicos. Mis amigos que van a tocar a Memphis me dicen lo hospitalarios que somos, y es verdad: somos gente muy hospitalaria.
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