Ahora, además, lo estará presentando en Barcelona (29 noviembre, Sala Apolo) y Madrid (30 noviembre, Sala Mon Live).
Tras debutar con “Don’t Let The Kids Win” en 2016 y lanzarse al estrellato con “Crushing” en 2019, la cantautora australiana Julia Jacklin recibió la pandemia como un agradecido descanso de los estudios, las giras y su vida artística en general. Para cuando el mundo parecía volver a despertarse, a Jacklin le apetecía alejarse un poco de la sobriedad y las emociones crudas que habían motivado sus primeros álbumes: buscaba explorar un sonido más liviano, más grácil… y tenía ganas de bailar. Coproducido junto a Marcus Paquin (colaborador de Arcade Fire o The National, entre otros), el resultado de este deseo optimista es “Pre Pleasure”, un álbum que nos introduce una nueva faceta de Jacklin pero mantiene la pregunta central que hasta ahora había estimulado sus proyectos: ¿Existe una manera correcta de vivir? Y, si existe, ¿es esta?
La mayoría de las conversaciones sobre “Pre Pleasure” con las que me he encontrado mencionan que en este álbum has adoptado sensibilidades pop, que la instrumentación es más rica, que hay más experimentación en la producción… Y aunque todo esto fundamental para definir el espíritu del disco, lo que más me llama la atención de “Pre Pleasure”, especialmente cuando lo comparo con "Crushing”, es que si bien "Crushing” era introspectivo, había cierta volatilidad emocional en él, y en "Pre Pleasure" demuestras una autoobservación algo más retraída, más contenida. ¿Ha habido un giro de enfoque consciente en tu proceso de composición? ¿Por qué crees que se percibe este cambio?
Me cuesta entenderlo, la verdad, porque en “Pre Pleasure” hay canciones como “Less Of A Stranger”, "Ignore Tenderness” o "Magic", que son bastante explícitamente introspectivas. No siento que haya habido mucha diferencia en el tipo de enfoque, supongo que siempre he sido una persona más introspectiva y menos capaz de observarme desde fuera como me gustaría. Quizá la distancia viene de que la producción sea un poco más pop. "Crushing", sonoramente, es mucho más íntimo, por lo que las letras parecen más cercanas, pero creo que si hubiera hecho este disco con una instrumentación similar, las impresiones no serían tan dispares. Líricamente, no estaba pensando distinto, pero me apetecía poder bailar un poco más [risas].
"Debo admitir que esta gira está yendo genial, me siento muy inspirada y rejuvenecida. Echaba mucho de menos subirme a un escenario y estar rodeada de gente"
Sé que muchas de las canciones del álbum las escribiste o terminaste de escribir en el estudio, lo que me lleva a pensar que no tuviste mucho tiempo para probar, desechar y corregir cosas. Aun así, las letras se sienten muy pulidas. ¿Cómo crees que lo conseguiste?
Creo que trabajo mejor bajo presión. Bueno, tal vez no mejor, pero necesito sentir presión para terminar las cosas: una fecha límite aplastante, dinero que ganar o perder… de lo contrario nunca acabo nada. Definitivamente no volvería a hacer un disco de la misma manera que hice “Pre Pleasure”, porque fue muy estresante y pienso que si hubiese tenido más tiempo hubiera podido dar algo más de mí. Pero también siento que es un verdadero proyecto “pandémico” en el sentido de que, después de dos años de confusión y de estar aislada de mi vida artística, tuve que obligarme a mí misma a escribir, a volver a ello. ¿Sabes cuando necesitas hacer ejercicio y no te apetece, así que te fuerzas a salir a correr esa primera vez, y lo odias, pero significa que las próximas veces será más fácil? Así es como me siento sobre “Pre Pleasure”, es esa primera carrera, y el siguiente álbum es el que será más fácil de escribir.
Te has estrenado escribiendo con el piano para este disco. He leído que te pasaste a las teclas precisamente porque estabas harta de tocar la guitarra después de estar de tour con “Crushing” durante tanto tiempo. Ahora que estás girando de nuevo, ¿estás haciendo algo para evitar ese tipo de desgaste?
Debo admitir que esta gira está yendo genial, me siento muy inspirada y rejuvenecida. Echaba mucho de menos subirme a un escenario y estar rodeada de gente, y también echaba de menos la comunidad que se forma en torno a la música en directo. De momento me siento muy bien, ya veré cómo me siento el año que viene. Aunque creo que el agotamiento de la última vez no vino solo por girar, sino que había muchos conflictos personales en juego. Este trabajo puede ser algo extraño porque tienes que trabajar con mucha gente constantemente, y esas relaciones no siempre funcionan… pero ahora mismo tengo un gran grupo de personas a mi alrededor y no me preocupa quemarme, solo me interesa disfrutarlo.
¿Te ves gravitando hacia otros instrumentos y experimentando más en tus próximos discos?
No lo sé, sinceramente. Creo que con “Pre Pleasure” me ha dejado de importar lo que opinen los demás. Con los primeros tres álbumes estás tratando de demostrar que puedes hacerlo, que eres válida y que no solo estás ocupando espacio, pero después de este disco cuando me preocupo demasiado por algo pienso: "Oh, ¿a quién le importa?". Así que creo que para el próximo simplemente me apetece tener algo más tiempo para tocar cosas diferentes, experimentar y divertirme de nuevo.
Volviendo al sonido del álbum, has dicho en repetidas ocasiones que querías escribir canciones más ligeras y alegres. ¿De dónde vino esa motivación?
Surgió de dar muchos conciertos muy intensos emocionalmente, porque el acompañamiento musical era muy escaso y no había nada tras lo que esconderse: el centro de atención estaba solo en mi voz, en lo que decía y en la guitarra. Durante un tiempo tuve problemas con el pánico escénico, lo cual creo que es una experiencia bastante común. Tenía muchos ataques de ansiedad y sentía que me estaba arruinando la experiencia del tour. Me parece que simplemente quería escribir canciones con las que sentirme a salvo en el escenario, algo en lo que perderme, en lo que difuminarme — quería poder cantar, cerrar los ojos y notar la música fuerte a mí alrededor, y así no sentirme tan sola y tan observada al actuar. También vi a Robyn en directo en 2019 y su show me inspiró. Creo que a medida que te haces mayor te sientes inspirado cada vez con menos frecuencia, especialmente por la música, porque cuando trabajas en esta industria la magia de lo que es realmente se desvanece, pero ese concierto me devolvió parte de mi amor por la música e hizo que me sintiera como una adolescente otra vez, así que me propuse infundir mi propia música con algo de esa energía.
Has comentado que parte de la razón por la que la producción de este álbum es más compleja es simplemente que tu presupuesto era mayor. También has dicho que, aunque esta es la primera vez que has querido que se te acreditara como productora, en realidad también estuviste muy involucrada en el proceso de producción de tus discos anteriores. ¿Cómo de diferente ha sido la experiencia de coproducir junto a Marcus Paquin?
La diferencia principal es que de repente había más posibilidades. Marcus tiene unas habilidades distintas a las de los productores con los que había trabajado antes: es muy positivo, muy proactivo, “di lo que quieres y encontraremos la manera de hacerlo”. Pero poder intentar cosas tiene menos que ver con la actitud y más con el dinero a tu disposición: si no tienes los recursos, es arriesgado añadir una sección de cuerda o contratar a alguien para que toque el saxofón, porque a veces vas a darte cuenta de que no funciona y habrás gastado dos mil dólares en algo que terminas no usando. Los grandes artistas pueden permitirse experimentar precisamente por eso, porque pueden probar cosas y si las descartan no pasa nada. En cierta manera, he podido seguir un proceso similar en “Pre Pleasure”, ha sido muy liberador y enriquecedor.
En cuanto a lo de ser coproductora… Creo que el término productor es una palabra muy flexible, especialmente cuando eres cantautor, porque ayudas a moldear el sonido de las canciones incluso si no eres tú quien toca los instrumentos. No sé, considero que es una cuestión de confianza el atribuirse el mérito de algo así. Con Marcus, el proceso fue muy colaborativo, aunque también hubo momentos complicados, porque tenemos gustos y referencias musicales muy distintas y de vez en cuando tenía que luchar para defender mis ideas. Fue un desafío, pero me hizo querer ser mejor productora.
"Puedo entender totalmente el confort que ofrecen la fe y la religión, pero personalmente no creo en Dios y no me gusta la religión organizada"
El primer sencillo de “Pre Pleasure”, “Lydia Wears A Cross”, habla sobre tu experiencia en una escuela católica tras crecer en una familia no creyente. La canción gira en torno a tu rechazo a la religión, tu incapacidad de creer en algo, pero en el mismo álbum aparece un tema como "Too In Love To Die”, donde la tesis tiene mucho que ver con una especie de fe, a pesar de no ser exactamente una fe tradicional. ¿Cómo definirías tu relación con la fe y la religión hoy en día?
“Too In Love To Die” relata el deseo de que haya un poder superior que cuide de mí y de mis seres queridos, contrapuesto a la certeza de que probablemente no sea así. Creo que es difícil crecer en este mundo y que no te influya la religión de ninguna manera. Puedo entender totalmente el confort que ofrecen la fe y la religión, pero personalmente no creo en Dios y no me gusta la religión organizada. Históricamente, estas instituciones tienen mucho que reparar, especialmente la Iglesia católica. Tampoco pienso que mis creencias sean algo fijo, sino que van cambiando según las circunstancias, pero de momento es lo que siento. Aun así, incluso cuando no eres creyente o no vienes de una familia creyente, la religión puede definir y transformar tu relación con tu propia sexualidad, tus interacciones con otras personas… sobre todo al existir como niña y después como mujer en una sociedad patriarcal donde predominan ciertos ideales. Es algo tan increíblemente complejo… por eso creo que muchos artistas, ya sean creyentes o no, dedican tanto tiempo a debatir sobre la existencia de Dios.
Muchas de tus canciones son bastante personales, y estás en un punto de tu carrera en el que sabes que cuando lances algo, la gente lo escuchará y prestará atención a lo que digas. ¿Te resulta más complicado ser sincera y vulnerable en tu música a medida que tu audiencia crece?
Es una pregunta difícil de responder, porque la gente acostumbra a asumir que todo lo que escribo es personal, lo que considero que minimiza mis habilidades como compositora. Se habla mucho sobre esto y creo que somos bastante conscientes de ello, pero a los hombres no suele hacérseles esta pregunta, aunque sus canciones sean personales. Es algo que me dicen en cada entrevista que doy, y aunque entiendo perfectamente por qué, debo admitir que para mí no es difícil hacer lo que hago. ¡Soy cantautora! Es literalmente mi trabajo. Al mismo tiempo, no sé, tal vez la gente interpreta mis canciones como particularmente personales por alguna razón. Pero, ¿qué tipo de arte no es personal? Hacer arte implica ser vulnerable, así que no estoy segura de que sea especial como escritora. Creo que a menudo se asume que todo lo que escribo es personal porque soy mujer y todavía predomina la idea de que no controlamos nuestras emociones, no controlamos lo que decimos. Algunas de mis canciones no hablan sobre mí, pero si la gente conecta con ellas igual y asume que son vivencias íntimas, entiendo que estoy haciendo bien mi trabajo, ¿no? La verdad es que ya no sé cómo responder esta pregunta, todavía estoy tratando de averiguarlo.
También me doy cuenta de que, cuando estoy rodeada de mi familia, mis amigos y mis fans, compartir mis canciones se hace menos complicado porque no tengo necesidad de explicarlas. Todas estas etiquetas, “vulnerable”, “sincera”, aparecen cuando la prensa tiene que hablar sobre mi música. ¡Y lo entiendo perfectamente! Es solo que acaba volviéndose repetitivo.
He visto varias comparaciones de la portada de “Pre Pleasure” con un fotograma de “Persona”, la película de Ingmar Bergman. ¿Es una referencia intencionada?
¡No! De hecho, nunca la he visto [risas]. Este tipo de coincidencias son lo que realmente me atrae del arte. Hoy en día todo el mundo se acusa tan rápidamente de plagio… y lo que pasa es que sentimos cosas similares y acabamos teniendo las mismas ideas. A mí me parece precioso, porque demuestra que estamos todos conectados.
En “Moviegoer”, precisamente, expresas el sentimiento opuesto… Exploras la relación entre el arte, los artistas y la audiencia de una manera bastante desesperanzada. ¿Hacer arte es liberador o es una especie de esclavitud?
Creo que puede ser ambas cosas, y me parece positivo admitirlo y hablar sobre ello, porque a veces existe cierta presión para referirse al proceso creativo como algo exclusivamente liberador. Estoy muy agradecida de poder ser un artista, pero la expectativa de que todo lo que vemos y hacemos debe convertirse en una canción, una película o un cuadro puede llegar a ser agotadora. Durante una época pensé que tenía la obligación de reducir todo aquello que sentía, ya no solo a una pieza de arte, sino a una publicación en redes sociales, por ejemplo. Pero creo que ahora esa compulsión está desapareciendo, o quizá he aprendido a controlarla mejor. Puedo experimentar el mundo, vivir en él y simplemente confiar en que cuando esté lista para sentarme y escribir, todo seguirá ahí y podré sacar algo de ello.
Me gustaría terminar recuperando algo que repites en el estribillo de “Lydia Wears A Cross”: ¿de veras que crees que este mundo no tiene oportunidades de mejorar?
[Risas] Sí, sí, ¡claro que podemos mejorar! No sé si la humanidad está pasando por su mejor momento, pero creo que existe mucha bondad, amabilidad y compasión dentro de nosotros... Tan solo me gustaría que fuera más abundante. Sinceramente, poder dar conciertos de nuevo después de pasar dos años atrapada en Internet me ha devuelto la esperanza. Creo que pasan muchas cosas buenas fuera de las redes sociales que quizá no vemos ni apreciamos tan a menudo como lo que ocurre en Internet. Volver a estar rodeada de gente, poder mirarles a los ojos y compartir experiencias está siendo muy reconfortante. Espero que consigamos mejorar, la verdad. ¡El mundo puede ser un lugar maravilloso!
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