Llegar al Teatro Coliseum de Barcelona un lunes por la mañana en tiempos de pandemia significa encontrar un lugar aparentemente cerrado, pero el ambiente es diferente cuando esa noche toca José González. Y más cuando te vas a encontrar con él escaleras arriba. El compositor sueco de origen argentino se encuentra preparando uno de sus primeros shows en varios meses y me recibe cordialmente en un salón inundado de luz natural con la Gran Vía a su derecha.
Después de la publicación de los sencillos “El Invento” (su primera canción en castellano después de más de veinte años de carrera artística) y “Visions”, González se embarca en el lanzamiento de “Local Valley”, un disco que se publicará meses después de que se lleve a cabo nuestra conversación. Hablamos sobre su música, sobre qué pasa por la mente de un autor cuando no se encuentra grabando discos, sobre Junip... Un rato de charla con José González es suficiente para ver que, tras su fachada de tipo sencillo, se encuentra un artista humanista comprometido con los valores en la música y dispuesto a contar algo con su canción.
Publicaste tu último álbum de estudio, “Vestiges & Claws”, en 2015. Desde entonces has seguido haciendo música y te hemos visto en giras y festivales. ¿Cuándo sientes que es momento de sentarse y volver a grabar un disco?
Fue en 2017 más o menos cuando empecé a juntar mis demos y a prepararme para escribir. En octubre de ese año llegó mi hija y cambiaron un poco los ritmos. Pero sí, tuvimos una beca en 2018 con la que fuimos a Australia y Francia, y allí tuve tiempo para empezar a escribir y grabar. Algunas cosas están grabadas en 2020, como “Visions”, el segundo sencillo. El texto lo escribí en febrero de ese año.
"Creo que se nota que este es un disco más melódico y no igual de repetitivo que los otros".
En la última entrevista con Mondo Sonoro hablabas de que en tu caso había desaparecido la presión de lo que van pensar los demás y que, sobre todo, hacías música para ti. ¿Vuelve un poco esa presión externa cuando han pasado seis años desde que vio la luz tu último álbum completo?
Sí, yo siempre tengo mi propia presión interna, pero he hecho cuatro álbumes solo, dos con Junip, he trabajado con la orquesta (The String Theory)... Y siento que ya sé más o menos qué es lo que necesito hacer para que yo esté contento, y eso muchas veces alcanza para que la gente esté contenta. Diría que la presión va disminuyendo con cada disco.
¿Crees que en el último ya te dará igual?
No, pero sé qué es lo que necesito hacer para que la música suene bien, para que los textos sean interesantes… Sobre todo para mí mismo.
¿Te importan las críticas?
En eso he cambiado, he madurado y no me importa igual. Cuando era joven me importaban mucho, pero con los años tienes otras cosas en las que pensar y los gustos son gustos. A veces hay un periodista que no tiene el mismo gusto que tú y así es la vida.
“El Invento” es la primera canción que publicas en castellano durante tu carrera. ¿Por qué hemos esperado tantos años para escuchar un tema tuyo en este idioma?
En cada disco he probado a escribir alguna, pero esta ha sido la primera vez que ha salido. Me acostumbré a escribir en inglés cuando era joven y ahí me quedé pegado. Ahora, hablándole español a mi hija Laura y también pensando en mis raíces culturales sobre de dónde vengo y quién soy, sentí un poco más de presión y pensé “ya es hora de escribir algo en español”.
En “Local Valley” también cantas en tu otra lengua materna, el sueco. ¿Es muy distinto tu proceso mental cuando escribes letras en castellano, en inglés o en sueco?
Sí. Cuando lo he probado otras veces se siente medio incómodo, y creo que tiene que ver con que el sueco y el español se sienten muy directos, mientras que el inglés es mi tercer idioma y con el que tengo el vocabulario más grande. Es como que suena más metafórico. Ese ha sido mi problema, pero una vez empecé a escribir salió y no pensé demasiado. Lo que tuve que hacer es mandar el texto a mi papá y mi mamá para ver si estaba bien, si estaba correcto.
¿Y qué te dijeron?
La palabra “alma” es femenina, aunque se dice “el alma”. Había escrito “un alma curioso”, cuando es “un alma curiosa”. Ahí me corrigieron [ríe].
He leído que “El Invento” estuvo inspirada por tu hija y, de hecho, ella aparece en el videoclip del tema. ¿Ha cambiado tu forma de encarar la música desde que eres padre?
Ha cambiado un poco. Pienso que al cantar mucho dentro de la pequeña familia he empezado a pensar en melodías más de lo normal y he tenido menos tiempo para tocar la guitarra. Así que sí, creo que cuando he estado escribiendo las canciones he pensado más en términos de melodía. Y creo que se nota que este es un disco más melódico y no igual de repetitivo que los otros.
¿Le tocas tus canciones a Laura?
Sí, a la hora de dormir, durante el día... Ella va improvisando también, es muy lindo. Una de las canciones que están en sueco, “Lilla G”, es una de las que le cantaba cuando iba a dormir o le cambiaba los pañales.
"Hace veinte años terminé de estudiar bioquímica después de cinco años en la universidad".
La canción “El Invento” la tocaste en los Premios Nobel el año pasado. ¿Cómo fue aquello?
Fue en tiempos de pandemia, así que fue medio raro y no era el banquete habitual. De todos modos era allí, en la televisión sueca, entrevistando a la gente que había recibido los premios Nobel, solo que no estaban allí. Lindo pero raro, sobre todo para mí. Fue un honor poder tocar en ese sitio con mi interés en la ciencia, en la humanidad y en los descubrimientos. Me interesa mucho.
Este último álbum, “Local Valley”, se va a publicar durante una pandemia mundial. ¿Ha influenciado de alguna forma tu proceso creativo esta nueva forma de vivir?
Yo estaba bastante listo con el disco alrededor de marzo, así que la mayor parte la hice antes de la pandemia, pero al finalizar el álbum sentí que los temas se sentían muy ligados a los tiempos. Pensaba en ello siendo algo global y una de las cosas para las que los científicos habían estado diciendo que debíamos estar preparados y trabajar juntos como población del mundo. Entonces sentí que muchos de los temas tenían esas ideas inspiradas por el altruismo efectivo, esta comunidad de gente que trata de ver los riesgos más grandes del mundo y las posibilidades para mejorar la vida de la gente. La pandemia acentuó todos esos pensamientos.
La canción “Visions” toca un poco esos temas de unión de la humanidad delante del peligro. El otro día te escuchamos tocarla en National Geographic para el Día de la Tierra.
National Geographic me pidió a mí y a diez o veinte artistas que grabaramos en nuestro sitio preferido de la naturaleza. Fue muy lindo estar cerca de la costa de Gotemburgo, la ciudad donde siempre he vivido. Escogí la canción “Visions” pensando en que es una canción dedicada a la humanidad y que propone fijarnos en nuestra historia pero también en dónde estamos ahora: qué cosas nos pueden ayudar en el futuro en términos de herramientas, ideas… Para mí fue perfecto poder tocarla.
Si no estoy equivocado, tú tienes estudios científicos.
Sí, cuando era más joven los cursé. Hace veinte años terminé de estudiar bioquímica después de cinco años en la universidad. Estaba estudiando virus y la replicación del herpesvirus.
¿Crees que tu bagaje científico y el hecho de no venir directamente del ámbito de las humanidades o el arte marcó tu manera de escribir o ver las canciones?
Sí, creo que me ha inspirado mucho y sobre todo lo ha hecho ahora en los últimos discos. Pero siempre trato de encontrar las metáforas, lo poético. No se trata de hablar sobre pipetas y ADN [ríe], sino de tratar temas de humanidad, de quiénes somos nosotros. Ahí sí que tengo un modo científico de ver el mundo que sería la simbiosis.
Es también la idea detrás de “El Invento”, ¿No? De encontrar respuestas más metafísicas.
Claro. Puse ese título porque desde el inicio de los tiempos la gente siempre ha buscado respuestas a estas preguntas existenciales y se las ha inventado. Pero ahora, por primera vez, estamos encontrando respuestas en la naturaleza, respuestas que tienen que ver con la evolución, con temas de física, biología, química…
Dijiste en la actuación para National Geographic que estos años has pasado mucho tiempo en el campo escuchando tus propias demos e ideas. ¿Puedes contarnos un poco cómo es tu proceso de composición y cómo trabajas una vez tienes una idea?
Siempre empiezo buscando temas para la guitarra: arpegios, acordes… Trato de encontrar unos diez o quince y después los guardo en mi móvil para ir caminando y encontrar melodías. Por último voy poniéndole el texto. Así que parte del trabajo lo hago en casa y parte lo hago caminando o corriendo.
"Me gusta tener el tiempo y la sensación de que soy yo el que lo hace todo".
¿Y alguna vez aparecen las letras antes que la música en tu caso?
Sí, la canción que le cantaba a Laura, por ejemplo, “Lilla G”. Con esa fue letra y melodía simultáneamente antes que la música.
Has grabado el álbum en Koltrast Hakefjorden, el estudio que instalaste en una casa familiar. ¿Qué papel juega este lugar en el sonido del álbum?
Lo que he tratado de tener es un estudio móvil. Un ordenador portátil, un micrófono y casi nada más. Decidí ponerle el nombre del lugar en el que estoy, ya que Hakefjorden es donde está la casa de campo. Me encanta poder estar allí, abrir la puerta y estar en la naturaleza. También tiene un sonido de madera que me gusta mucho.
¿Cómo describirías tu trabajo creativo en este lugar?
El proceso ha sido similar al de los otros discos, solo que esta vez traté de ponerle más énfasis a la guitarra y menos a los plugins. En el álbum anterior, sobre todo, estuve demasiado tiempo buscando sonidos y probando reverbs y me faltó un poco la habilidad para tocar la guitarra, así que esta vez ensayé un poco más con el instrumento.
¿Crees que si no trabajaras solo y estuvieras en un estudio convencional el álbum no se respiraría igual?
Estoy seguro de que hubiese sido diferente. Es por eso que todos mis discos trato de tocarlos y grabarlos solo. Me gusta tener el tiempo y la sensación de que soy yo el que lo hace todo. Pienso que “Vestiges & Claws” resultó en un disco medio denso, pero con este nuevo álbum siento que ya aprendí lo suficiente de producción y de mezcla como para abrir un poco más el sonido. Pero sí, las veces que he trabajado con productores sale diferente. Depende mucho del productor, pero es como si formaras un nuevo grupo que te lleva a sitios a los que tú no hubieses ido. Me gusta hacer primero mi disco y después trabajar con gente. Es lo que he hecho con The String Theory y con Brite Lies.
Es interesante que comentes esto porque te quería preguntar por tus proyectos paralelos. ¿Cuándo sientes que has escrito algo que es para ti, Junip o otro proyecto? ¿Es algo que sabes cuando la canción todavía está desnuda de producción?
Muchas veces ya sé que desde un momento en concreto voy a trabajar en mi próximo disco solo y entonces todo lo que grabo es para eso. Es bastante fácil. En la orquesta, por ejemplo, siempre usamos las canciones que ya he escrito, así que no suele ser un problema. Además, con Junip fue hace tiempo, pero cuando trabajábamos tratábamos de hacer todo juntos, así que nunca llegaba yo con una canción muy lista, sino que buscábamos empezar por lo menos con la guitarra, la batería y el teclado juntos. De ese modo también era fácil separar.
Has dicho antes que en este álbum te has centrado mucho más en tu forma de tocar la guitarra (aunque siempre ha sido un instrumento fundamental de tu música). En el disco hay momentos de tranquilidad pero también de movimiento, como en la canción “Swing”. ¿Cuando escribes piensas en qué tipo de canción vas a escribir o simplemente surge?
Esta vez quería mezclar un poco más de variedad y empecé a utilizar cajas de ritmos. Cuando hacía conciertos antes de la pandemia me gustaba mucho cuando hacía canciones y la gente se movía o incluso bailaba. Por eso quise hacer algunas canciones que se pudieran bailar, así que de ahí salieron “Swing”, “Lilla G” y “Tjomme”. Me puse el rol de productor tratando de buscar la variedad en el disco, y es por eso que son trece canciones y es más largo y variado de lo normal.
Publicaste tu primer álbum en solitario, “Veneer”, en 2003, hace dieciocho años. ¿Eres de los artistas a los que les gusta mirar atrás a su propio trabajo?
Creo que soy bastante conservador [ríe]. Sigo estando con mi guitarra acústica-española y con este disco me he fijado en el primero para ver cómo solía sonar así que me inspiré en mí mismo para tratar de hacer canciones cortas. Me acordé de que me solía inspirar en The Beatles, canciones de bossa nova… Canciones de dos minutos muchas veces.
"Me puse el rol de productor tratando de buscar la variedad en el disco, y es por eso que son trece canciones y es más largo y variado de lo normal".
La idea de la canción pop, ¿no? Intentar emocionar en poco tiempo y de manera concisa.
Sí. Así que algunas veces miro hacia adelante como con las cajas de ritmos y a veces miro hacia atrás para ver qué es lo que hacía en ese momento y qué es lo que le gusta también a la gente.
En “Local Valley”, al igual que en tus otros trabajos anteriores, incluyes algunas versiones, como por ejemplo “Line Of Fire”, de tu grupo Junip, o la sueca “En Stund Fa Jorden”. ¿Cuándo sabes cuándo quieres volver a grabar una canción tuya o incluir una versión de otro artista en un nuevo trabajo?
Como son unos tres o cinco años entre cada disco tengo tiempo para pensar. Para “Vestiges & Claws” decidí no incluir ninguna, pero ahora he tocado mucho en vivo “Line Of Fire” y sabía que si la ponía en el disco iba a gustar a la gente y a mi discográfica [ríe]. Con “En Stund Fa Jorden” estaba buscando canciones de temas humanistas y seculares y me gustó mucho la letra del tema, que trata de la muerte. Quería tener esa fase en el álbum, algo que tuviera profundidad y fuera sensato. Es un texto que… Yo no podría escribir algo así. Me gustó mucho poder tomarla y hacer una versión casi lista para tocar en entierros.
¿Significa la versión de Junip que escucharemos algo del grupo pronto?
El proyecto está en hielo profundo, glacial. No hemos hablado de hacer nada nuevo y con este disco ya siento que voy a tener mucho para hacer. No hay planes.
Esta noche tocas en el Teatre Coliseum, aquí en Barcelona. ¿Qué sientes cuando tocas canciones nuevas en directo por primera vez?
Me gusta mucho tocar nuevas canciones, pero los nervios son diferentes con las que no he tocado muchas veces. Algunas las he tocado miles. Pero en el caso de “El Invento” o “Visions” son canciones bastante fáciles de tocar, así que los nervios no van a ser tan molestos. Pero sí, va a ser lindo poder tocar y cantar en español aquí.
¿Hay alguna canción que siempre te gusta incluir en tu setlist que, por algún motivo, no sea una de las favoritas del público pero a ti siempre te hace ilusión tocar?
Sí, tengo algunas de esas con las que sé que las reacciones no son igual de fuertes pero me gustan a mí. Una de ellas es “Abram”, que es una canción corta que tiene un texto con un humor con el que me río internamente. “Killing For Love” le gusta al público pero es una de las canciones que me dan más tiempo para meterme en trance y solo tocar sin cantar en la última parte, que he alargado hace poco.
Con la situación añadida de la pandemia supongo que las vibraciones no suelen ser ahora las mismas. ¿Cómo es tu espectáculo actual?
El show para mí es bastante similar a lo que hacía antes de la pandemia. Decidí que con este disco quería salir solo primero y después ver a quiénes agregaba. La gente que me ha visto años atrás va a reconocer mucho, pero voy a sumar las canciones nuevas. Y quiero probar una nueva canción esta noche, “This Is How We Walk On The Moon”, de Arthur Russell. Quiero ver cómo funciona con la caja de ritmos y mis nervios.
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