A la altura de su quinto disco, Jordan Rakei parece ir acercándose a la forma artística que ha buscado desde su debut, una década atrás. El neozelandés-via-Australia-vía-Londres de voz tan vulnerable como seductora llega a “The Loop” buscando (y logrando) dar un paso de grandilocuencia a su música, un arte que destila sensibilidad y cercanía, pero no duda en exponer intenciones sonoras conmovedoras. Un camino artístico exitoso ayudado por su particular historia de vida: en su sonido está el groove del reggae neozelandés que luego mutó en su sonido personal en la aislada Brisbane, para más tarde crecer sin techo en la multicultural Londres, donde vive hace más de diez años.
"Ahora los estreses de la industria se me hacen divertidos. Cuando tu bebé está enfermo, eso sí es preocupante"
En su hogareño estudio de la capital inglesa el sol se cuela por un gran ventanal haciendo brillar las teclas de un piano en una habitación algo desordenada pero que evidencia ser un espacio de inspiración. Rakei, amable y relajado, reflexiona sobre “The Loop” y su evolución artística “Cada álbum en mi carrera fue ligeramente diferente en lo musical y ‘The Loop’ es mi mayor manifiesto. Lo siento muy natural y orgánico pero también es bastante ambicioso, ya sabes, la orquesta, el coro, la big band. Creo que presenta al Jordan más épico [risas]. Si está marcando mi carrera por algo diría que es porque es un disco ambicioso”. La ambición de la que habla se sintió complacida por el apoyo de Universal, su nuevo sello que lo alejó de las arenas indies de los comienzos. “Lo de estar en una compañía grande es algo que funciona de distintas maneras según el artista y su momento. A mí, ahora que mi nombre ya está más establecido, me sirve tener un equipo más grande, es alucinante tener alcance a nivel mundial. Cuando eres un artista joven quizá no sea la mejor opción firmar con una major, es bueno primero encontrar tu sonido, tu proceso. También es verdad que te fichan para hacer dinero, pero al menos tienen grandes sueños como los míos”.
“The Loop” suena como una continuación de lo propuesto en el sólido “What We Call Life” de 2021. Aunque ambos álbumes se caracterizan por la intimidad de sus composiciones, en “The Loop” la producción crece en exquisitez y detalle. “La idea era que se sienta como una grabación clásica de los sesentas pero con la alta fidelidad moderna, con estética de hip hop. Es como si mezclaras el sonido de Marvin Gaye con el de Kendrick Lamar. Tiene ese sonido fuerte de baterías y también el clásico de las cuerdas. Crecí escuchando hip hop y por eso para mí las baterías tienen que estar bien al frente. Cuando escuchas a Stevie Wonder, Marvin Gaye o a Aretha Franklin, notarás que las baterías son muy tranquilas. Aquí fueron primero las baterías y luego los elementos orquestales”.
Aunque bastante reservado, Rakei es un músico tan sensible como su voz y desde sus letras suele desnudar sus sentimientos con resultados épicos, una característica dualidad que también lo define. “Mi música es muy terapéutica para mí. Es divertido porque yo no soy muy abierto en la vida real, en las conversaciones reales, pero cuando estoy en el estudio puedo escribir lo que quiera y nadie me juzga. Cuando esa música sale de mi sistema es como un alivio. Pero luego hay una segunda ola de miedo sobre que los demás escuchen esto, ya sabes, ‘Eres muy dulce al escribir esto, amo esa canción’ y luego cuando la tienes que mostrar es como ‘Oh, no’ [risas]. Trato de no preocuparme por esto, porque si se siente vulnerable es porque probablemente sea algo bueno ir tan profundo”.
“Hopes And Dreams” es una canción plena de belleza escrita alrededor del nacimiento de su hijo y cómo este evento cambió su eje, y demuestra que tan profundo puede llegar el neozelandés. “Obviamente cambiaron mis prioridades. Antes la música era todo lo que pasaba en mi vida… El estudio, las giras. Ahora los estreses de la industria se me hacen divertidos. Cuando tu bebé está enfermo, eso sí es preocupante. Ya no me importan las redes, las ventas de tickets, los streamings... Son simplemente una broma divertida. Con esa misma mentalidad escribí estas canciones, después de que él naciera. Un joven Jordan, cuando tenía veintidós años por ejemplo, estaba muy encima del tipo de producción, de las letras, o los tipos de procesos de la música, pero ahora la verdad es que me da igual lo que piensen los demás. Tengo un bebé y ya. Es algo que cambia la forma de tu ego, definitivamente”.
2024 no es sólo un gran año para Jordan por este lanzamiento, sino por su flamante residencia en los estudios míticos Abbey Road, evento que hace que al cantante le brillen los ojos. “Tengo este estudio por un año, lo cual es increíble. En los últimos meses escribí mucha música nueva, colaboré con otros músicos, comencé a dar talleres para artistas jóvenes, lo cual es hermoso porque no es nada fácil acceder a Abbey Road cuando eres muy joven. Es un sueño disponer del mejor estudio del mundo. Haremos un video en directo desde una de las salas más famosas que tienen, habrá nueva música, seguramente algo así como una ‘Compilación de Abbey Road’”.
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