Ocurrió que, a partir de “Apollo 18” (Elektra, 92), su fórmula magistral empezó a saber a inmóvil y a repetida. Y, por mucho que lo intentaran con el amago de paso atrás de “John Henry” (Elektra, 94) y sus grabaciones en directo, se los almacenó en el limbo en el que están glorias truncadas como las de Violent Femmes, siempre a punto de estar a la altura de su pasado, con la sospecha de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero frente a los de Gordon Gano, John & John han centuplicado su ritmo de trabajo en los últimos años, sumando Internet a su servicio de escucha telefónica de canciones (dial-a-song), grabando música para series de televisión (“Malcom In The Middle”), para magazines musicales ficticios (“Daily Show”), prestando canciones para películas (“Austin Powers”), publicando un semisecreto álbum de mp3 (“Long Tall Weekend”), e incluso dando salida a “otras músicas” a través de las grabaciones en solitario de John (Linnell) o de John (Flansburgh) (Mono Puff), y, bueno, publicando su álbum más interesante en diez años, “Mink Car”.
“Sabemos que nunca estaremos de moda y el resultado es que ahora, veinte años después, todavía estamos funcionando y no nos hemos tenido que redefinir” |
Veamos entonces cómo se están enfrentando estos regeneradores del pop-rock de finales de los ochenta a las nuevas modas. (John Linnell) “La gente está muy asustada con Internet y los mp3 porque no tienen claro cómo será la relación con este nuevo medio. Para los consumidores es estupenda esa inmediatez, pero recibir ceros y unos por un cable nunca será tan excitante como comprarse un disco. Y las compañías discográficas no alcanzan a entender lo poderoso que puede ser Napster”. Sí, ya, pero TMBG no dejan que se descarguen sus canciones. “Eso es cosa de Elektra, nosotros no lo hubiésemos hecho, porque no somos Metallica. Creemos que la descarga de nuestras canciones nos ayuda mucho más de lo que nos perjudica”. Ya veríamos si pensarían lo mismo si no fuesen tan prolíficos. En cualquier caso, desde que utilizaron el estudio como un instrumento más en 1987, o encajaron una veintena de pistas de compacto como una sola canción en “Apollo 18”, siempre se les ha tratado como un par de tipos extravagantes. “Nunca lo hemos podido evitar, pero te aseguro que no somos tan interesantes, por eso a veces la gente se desilusiona”. Bueno, cabezas privilegiadas sí son, aunque la prensa les diese la espalda cuando dejaron de ser dos en el estudio para grabar “John Henry”. “Se esperaba que siguiéramos un camino muy concreto. Puede que nos estuviésemos volviendo más ordinarios para una banda que había hecho lo que nosotros, pero, aunque no gustase, nuestras intenciones no habían cambiado... lo curioso es que ahora es el disco favorito de mucha gente joven”. Eso quiere decir que su público se ha renovado. “Necesariamente”. O no. “No, necesariamente, porque la gente de nuestra edad ya tiene niños, y sale mucho menos... a pesar de que cuando tocamos con Elvis Costello, vimos que todos sus seguidores eran tipos con el pelo gris”. -Agh, eso ha dolido. Sea como fuere, John (Linnell) tiene una verborrea imparable y el tiempo pasa, y aunque le pregunto sobre el proyecto de documental sobre la banda (“Gigantic”, aunque a Linnell le parecería mejor “Tiny”), me dice que tiene que hacer más entrevistas. Pues venga, “Mink Car”: “La experiencia de este disco ha sido muy distinta para mí, sobre todo porque, aunque hubiésemos trabajado con productores antes, siempre tratábamos de reproducir lo que había en las maquetas, y ahora nos hemos olvidado de ellas para ´Man It´s So Loud In Here´, ´Another First Kiss´ e incluso para ´I´ve Got A Fang´, lo que ha llevado las canciones a direcciones muy distintas, porque John y yo (que no son el mismo) hemos controlado mucho menos la grabación que, en otras ocasiones, y hemos dejado que las cosas sean mucho más libres”. ¡Y fin! No, me resisto, he esperado muchos años para hablar con John (Linnell) o con John (Flansburgh), y lo he podido hacer cuando han conseguido estar a la altura de las circunstancias. ¿Será tal vez que aún hay demasiada nostalgia de “Lincoln” (Elektra, 88)... y que la acidez de Ween no les llega a la suela del zapato? “Hemos decidido no preocuparnos por lo que hacemos, por lo tanto podemos ser y hacer cualquier cosa, y ahora ´Mink Car´ es el resultado. Nunca nos hemos marcado límites, porque sabemos que nunca estaremos de moda y el resultado es que ahora, veinte años después, todavía estamos funcionando y no nos hemos tenido que redefinir, porque eso fue lo primero que hicimos”. Pues eso no lo puede decir cualquiera. Otro día, una entrevista menos apasionada.
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